Nota: Aquí empieza todo. Este capítulo es el primero en el tiempo. Cuando termine la historia, será el capítulo uno. Es bastante corto.

Capítulo Menos Nueve. Al alba.

La luz del alba me despertó. Ella dormía a mi lado. La besé otra vez mas.

"Ha sido como si fuera la última vez."

Flotaba un mal presagio en el aire.

Para alejar esa sensación recordé todo lo que había pasado esa noche.

Ella había conseguido unas entradas para un concierto al que sus padres no podían dejar de asistir. Quedamos después que pasarían la noche en mi casa de Londres. Estábamos solos en casa. Bueno, no exactamente solos, estabamos en la casa con otra pareja. Pero tanto unos como otros no estábamos por lo que hacían los otros. Ella me tomó la mano.

- Vamos a mi habitación.

Subimos.

- Quiero que lo hagamos. No puedo esperar mas. Quiero ser tu mujer de una vez.

- ¿Segura?

- Segura.

En la habitación nos besamos en el cuello, en la boca, en los ojos, nos mordíamos las orejas.

La ropa había volado en un momento. Nos sentamos en su cama y le acaricié el pecho con los labios. Estaban hinchados y los pezones muy duros.

Nos tendimos y exploramos nuestros cuerpos con manos y labios inexpertos, probando y volviendo a probar, ocupados en darnos placer.

Cuando ella notó que estaba a punto, se colocó frente a mí, levanté sus piernas y sin dejar de mirarla con deseo, busqué la entrada de su vagina. La froté con cuidado y entré suavemente. Era nuestra primera vez.

Sentí un leve desgarro dentro de ella. Sentí que le dolía un poco. Me detuve peró ella me mordió y me pidió que siguiera. La acaricié para borrarle el dolor. Ella se movió conmigo, empezando a disfrutar, sin dejar de mirarme y de besarme. Sentía el placer en oleadas como las olas del mar.

Continuamos en nuestro propio mundo cada vez más acelerados. Ella se vino en un suspiro. Sentí que no podía aguantar más, salí de ella y eyaculé sobre su pecho.

- Ginny, amor mío. Estaría así siempre.

- Te quiero, Harry.

Nos abrazamos.

Las sábanas tenían unas leves manchas rojas.


"Al alba" Este poema inspiró toda la historia. Ese día tenía una idea trágica que he ido modulando.

Si te dijera, amor mío que temo a la madrugada, no sé qué estrellas son estas que hieren como amenazas,
ni sé qué sangra la luna al filo de su guadaña.

Presiento que tras la noche vendrá la noche más larga, quiero que no me abandones amor mío, al alba.

Los hijos que no tuvimos se esconden en las cloacas, comen las últimas flores parece que adivinaran que el día que se avecina viene con hambre atrasada.

Presiento que tras la noche vendrá la noche más larga, quiero que no me abandones amor mío, al alba.

Miles de buitres callados van extendiendo sus alas, no te destroza, amor mío esta silenciosa danza, maldito baile de muertos pólvora de la mañana.

Presiento que tras la noche vendrá la noche más larga...

Si alguien tiene más interés, que tire de Google