Static Blue

Advertencia: Digimon, Digimon's logo, characters and story are property of TOEI ANIMATION LMTD. Yo solo ocupo sus personajes para crear una historia ficcional que no tiene relación con la trama original.

Personajes principales: Ken Ichijoji, Miyako (Yolei) Inoue.

La historia se centra entre el último año de preparatoria de Ken y 10 años antes del epílogo. Esta historia es 100% Kenyako, aunque también habrá otras parejas, pero en un plano secundario, pues esta historia trata de su vida junto a Yolei y su carrera como policía.


I – Dilemas de Vocación.

Era el año 2009. Era un fría mañana de Octubre y un viernes, el día favorito de los alumnos de la preparatoria de Odaiba porque eso significaban dos cosas: un fin de semana cerca, sin deberes escolares ni preocupaciones, y porque el día de la graduación estaba más cerca y por fin serían libres, libres de los profesores odiosos y libres de usar uniforme.

En el patio, en medio del frio y el viento que les estaba congelando la respiración, las chicas estaban en sus clases de voleibol, mientras los chicos estaban en un partido de soccer. Pelota para allá, pelota para acá, lo importante era moverse, siquiera ganar, era mantenerse en movimiento y no sucumbir al frio. Quién habrá sido el genio que creyó que se podía entrenar en otoño con polera manga corta y shorts.

Suena el silbato. Los alumnos se retiran de la cancha y todos caminan a los camerinos a ducharse y colocarse el uniforme. Toman sus bolsos y se marchan. Todos se ven algo fastidiados, pero en especial uno, tiene cara de tener la más grande de las preocupaciones.

Dentro del camerino, mientras las gotas del agua caliente de la ducha golpean su transpirada piel, un muchacho de ojos tan azules y oscuros como su pelo medita en lo rápido que ha pasado el semestre y en especial el año. Ha comenzado la temporada de postulaciones a las universidades, escoger carrera, de decidir por el futuro. Y Ken sabe lo que quiere, sabe lo que desea para su futuro y sobre todo, sabe con quién lo quiere compartir. Lo único que no sabe es el impacto que sus decisiones puedan causar.

Se seca, se viste, se arregla y parte a su siguiente clase: matemáticas, una de las muchas clases que no le dificultan, aunque a veces por lo mismo, le aburre. Pero qué más da, pronto saldrá de la preparatoria e irá a… ¿la universidad? Si quizá eso sea lo mejor, si, es mejor que lo que realmente quiere… Pero no es lo que le apetece. Siendo sincero.

Luego de 4 horas de enorme tortura, todos los alumnos salen de la escuela. Cuatro chicos, tres hombres y una dama salen caminando tranquilamente hacia sus casas.

—¡QUE FASTIDIO! La profesora Matsumoto volvió a regañarme —reclama a gritos Davis levantando los brazos al cielo como esperando que algún castigo del cielo le cayera encima.

—Eso te pasa por no haber estudiado para el examen —le dice T.K entre burlón y serio—. Sabías perfectamente que Trigonometría sería lo más difícil.

—¡Pero sí estudié T.K.! —Le grita Davis— ¡Estuve estudiando en mi casa toda la noche y toda la semana!

—No le grites a T.K. —le regaña Kari—, él no tiene la culpa. De todos modos, ¿Por qué te fue tan mal? —Esta vez su cara es de preocupación.

—Yo qué sé… Odio la geometría. Prefiero el algebra —Todos comienzan a reír ante el comentario de Davis. Incluso Ken ríe un poco. Pero ahora su mente está en otra cosa. Davis pronto se da cuenta— ¿Estás bien Ken? —Todos voltean a verlo.

—Sí, no te preocupes —le dice Ken. Todos sonríen. Es claro que Ken no ha cambiado mucho. Sigue siendo el mismo chico amable de siempre—. Por cierto ¿Han llenado las fichas de postulación?

— ¿De postulación? —Le preguntan todos.

—La ficha de postulación a la universidad —rememora Ken. Todos abren los ojos sorprendidos.

—¡AAAAHHHH, LO QUE ME FALTABA! ¡LO OLVIDÉ! —Grita Davis más histérico que nunca. Todos se ríen, verlo así es demasiado gracioso como para no reírse.

— Bueno, yo sí la llené —dice Kari triunfante.

— ¿En serio? ¿Y ya elegiste? —Le pregunta T.K. Ellos, podría decirse que llevan un noviazgo desde que nacieron. Siempre juntos. Menos mal, Davis de a poco comenzó a ver a Kari como lo que realmente era: como una gran amiga y aliada, pero nada más.

— ¿Y a donde irás? —Le pregunta Ken.

—A la Universidad de Tokio, a estudiar Educación parvularia.

— ¡Que bien, Kari! Yo también quiero ir allá —dice Davis. Kari lo mira extrañada, ya no le molesta que la siga, pero le pregunta con la mirada qué hará—. Aunque también postule a Kioto. O tal vez me vaya a Nueva York, En cualquiera de los casos, quiero estudiar Administración de empresas.

—Pero ¿No querías ser dueño de un restaurante? —Le pregunta Ken.

—Sí, mi amigo, pero para ser dueño de una empresa, sea cual sea, primero debo saber cómo administrarla. No puedo llegar y crear una sin saber siquiera como hacerlo ni cómo gestionarla correctamente —Davis dijo todo esto con un tono tan seguro y convincente que sus amigos quedaron sorprendidos.

—¿Y ahora qué les pasa? ¿Por qué me miran así? —Les pregunta Davis algo avergonzado.

—Nada, nada —le dice T.K. en tono conciliador—. Es sólo que… te oyes tan seguro. Todavía no salimos de la Preparatoria y ya te oyes como un experto —todos se voltean a Davis y le sonríen.

—Ah… Jajajaja… No exageren amigos —dice Davis sonrojado pero feliz. Todos ríen, incluso Ken, aunque en el fondo, reconoce que le tiene cierto grado de envidia. No es de malo, todo lo contrario. Davis es y siempre será su mejor amigo y siempre lo apoyará. Es solo que… Davis, tan seguro de sí, seguro de lo que quiere y sin temor de decirlo, sin temor de luchar por ello. En cambio él… No es que tenga miedo a decir lo que quiere en verdad, pero… ¿Qué es lo que dirían sus padres? Aun no les había dicho nada. Les dijo que entraría a estudiar a la Universidad, pero eso era una vil mentira y se sentía mal por mentirles así.

Estaba en sus pensamientos cuando el celular sonó y Ken contestó. Apenas oyó su voz, se sintió en el cielo. El cielo de los malvaviscos. Bueno, ella siempre fue un malvavisco, un delicioso y dulce malvavisco con salsa de chocolate que a él le encantaría probar algún día.

—Hola amor, ¿Cómo estás? —Pregunta Yolei desde el otro lado de la línea. Su voz es pura alegría. Una alegría contagiosa que hace que el serio Ken sonría.

—Yo bien, cariño, ¿y tú? ¿Qué tal te fue el día de hoy? —Le pregunta con un tono de voz tan cariñoso que los chicos sonríen al verlo tan feliz, aunque Davis, para variar, lo molesta gritando ¡UUUUYYYY! Pero ya lo tiene acostumbrado.

—Bien, hoy salí más temprano de clase. ¿Te apetece si nos juntamos en el centro comercial? —Le pregunta Yolei.

—Sería estupendo. Iremos a tomar unas gaseosas, ¿te parece? Hoy no está el día para helados —le dice Ken.

— ¡Bingo! Entonces en el centro comercial a las 3 de la tarde. Te espero mi amor —le responde Yolei con una voz muy coqueta.

— Nos vemos allá entonces a las 3. Te amo –Ken no puede evitar sonrojarse cuando le dice que la ama. Y con razón. Ella es la primera novia que ha tenido en su vida. Y de corazón espera, que ella sea la única.

—Yo también te amo. ¡Nos vemos!—Dice Yolei antes de colgar. Ken le echa un vistazo a su reloj: es la 1 de la tarde. Le quedan dos horas para tomar el tren, llegar a casa, cambiarse de ropa, almorzar, volver a tomar el tren y estar en el centro a tiempo.

Mira a sus amigos, ellos lo miran a él. Se ve que está ansioso por irse.

— ¿Cómo está Yolei? —Pregunta Davis.

—Muy bien, salió de la universidad más temprano que de costumbre –comenta un muy contento y sonriente Ken—. Chicos, si no les incomoda, me debo ir.

—Esta bien Ken, alcánzala. Luego nos cuentas —le dice Kari. Ken se despide cortésmente y se va corriendo como Usain Bolt a la estación de trenes.

—Ese Ken… se nota que está muy enamorado —Davis se oye entre feliz y nostálgico al decir eso. Todos lo miran—. Me alegro por él, me alegro de que él haya encontrado alguien que lo rescate de esa soledad en la que estaba —lo dice por Ken y Yolei, aunque quizás se lo decía más para sí mismo. El aunque no lo dijera, también esperaba su turno de encontrar el amor.

— No te preocupes Davis. Tú también encontraras tu media naranja algún día —dice Kari con tono convincente. Davis le sonríe.

Mientras tanto, Ken, ya a bordo del tren en dirección a Tamachi, pensaba en conversarle su problema a Yolei. Sabía que ella era la única que lo podría orientar, que ella le daría un consejo adecuado. Sabía que podía confiar plenamente en ella. Se sinceraría con ella, con su novia. Si. Eso hará.


****Corregido y actualizado.****