¿Nunca lo habíais oído? La leyenda del colegio de primaria, Heavenly Host. Al parecer, hubo muchos casos de secuestro y asesinato. Y todos los niños pertenecían al mismo colegio.
¿Extraño, no?
Debido a los rumores de que el colegio estaba maldito, tuvieron que cerrar.
El director estaba abatido. El día del cierre escaló al tejado del edificio, y se suicidó. Él quería mucho a sus niños y a su colegio. No podía soportar el perderlos...

Dicen que el alma del Director sigue andando por los colegios e institutos de Francia. Siempre que un niño se queda hasta tarde, alguien llama a la puerta.
Knock, Knock
Entonces, la voz del hombre suena lentamente...
"¿Aún hay alguien ahí?" Pregunta con voz grave.

Y... entonces...

El niño de pelo rosa, sólo iluminado por una vela tuvo que detener su historia. Alguien estaba llamando a la puerta...
Algunos alumnos del Instituto L'oubli se habían quedado a limpiar la clase de primer grado de Bachillerato, tras una pequeña fiesta de despedida del curso, ya que era el último día antes de las vacaciones de verano.
Pero, ahora todos miraban a la puerta blancos como la leche.
-...Piggeh... N-no tiene gracia... -Susurró un chico rubio que le agarraba la mano con fuerza a otro rubio más alto que tenía al lado. Parecía intentar deshacerse de la mano del primero, pero tampoco ponía mucho empeño.
-Oye... Yo no he hecho nada. ¿No ves que estoy aquí? -El que relataba la historia hizo una mueca, y se alejó un poco de la puerta.
Todos volvieron su mirada a la fuerte del sonido, asustados.
-¿A Ú N... H A Y... A L... G U I... E N... A H Í? -Una voz grave y lenta resonó por toda la habitación.
-¡Eek! -Una chica morena se lanzó a abrazar al rubio más bajito. Se hubiera encargado de desahacerse de ella como siempre, pero parecía a punto de llorar, así que se lo permitió.
-Oye... Pewds... Abre la puerta... -Susurró Piggeh mordiendose el labio inferior.
-¿¡Huh!? -El rubio se levantó lentamente. -¿P-por qué yo...?
-¡Porque nadie más se atreve! -Aprovechando que se había puesto en pie, le empujó hacía la puerta, no muy fuerte.
Pewds se acercó lentamente, y puso la mano en el pomo. Fue a girarlo cuando...
-I D... A... C A S A...
La puerta se abrió de un golpe, y Pewds cayó al suelo, tras un grito femenino. Alzó la vista, y alguien encendió la luz, lo cual le cegó.
Oyó la risa de Piggeh, y de alguien más. Y tras acostumbrarse la vista, pudo ver de quien se trataba.
-Craig... -Susurró con desprecio.

-¡Wahahahaha! Tendriais que haberos visto la cara. -Craig y Piggeh chocaron las palmas, sin dejar de reir.
-¿Qué haces aquí, Craig? -Dijo Stephano, ayudando a PewDie a levantarse.
-¡Yo le he invitado! Ha sido divertido, ¿verdad? -El pelirrosa sonrió ampliamente.
-Bueno... La reacción de PewDie ha sido muy graciosa... -Rió un poco Jennifer. Hasta que al final, todos acabaron riendo excepto los dos rubios.
-Vale, vale, como sea. Ya hemos acabado de recoger asi que es hora de volver a casa. -Dijo Mr. Chair, limpiándose las gafas.

Todos se prepararon para marcharse, pero Piggeh los paró.
-¡Esperad, esperad, esperad! Hay algo mas que hacer.
Los demás le miraron mientras sacaba un muñeco de papel.
-¿Uh? ¿Y esto? -Skully lo examinó con la mirada. -Parece estúpido.
-¡No lo es! Es un amuleto. Ya sabeis que Skully, Mr. Chait y Stephano se marchan este año del Instituto, ¿Verdad? -Piggeh comenzó a explicar. -Pues este es un amuleto que he encontrado en Internet. El Amuleto "Para Siempre de Sachiko"
-Amuleto Para Siempre de Sa... Sa... -Jennifer intentó repetirlo.
-Sachiko. -Rió. -Todos nos reunimos en círculo, y decimos "Sachiko te lo rogamos" por cada persona presente... -Comenzó a contar con los dedos. -Siete actualmente. Skully, Pewds, Mr. Chair, Stephano, Craig, Jennifer y yo.
-¿Y entonces estaremos juntos para siempre? -A Pewdie comenzó a entusiasmarle la idea.
-Eso dice -Sonrió el pelirosa.
-¡Entonces hagámoslo! -Al principio los demás no se veían muy convencidos, pero pronto la energía y emoción del rubio les acabó convenciendo.

Los siete hicieron un círculo.
-Muy bien. "Sachiko te lo rogamos" siete veces. Ni una mas. Ni una menos. Si no el amuleto fallará.
-Y... ¿Qué pasa si falla? -Preguntó la única chica del grupo. Piggeh sonrió siniestramente.
-Fallar no es una opción.
Todos tragaron saliva, y procedieron al ritual.

Sachiko, te lo rogamos.
Sachiko, te lo rogamos.
Sachiko, te lo rogamos.
Sachiko, te lo rogamos.
Sachiko, te lo rogamos.
Sachiko, te lo rogamos.
Sachiko, te lo rogamos.

-Muy bien... ¿Habéis acabado? -El grupo asintió. -Ahora agarrad este muñeco de papel. A la de tres tiraremos, y cada uno se llevara una parte. Debéis guardar esa parte con vuestra vida. Será el amuleto.

Una...

Dos...

¡Tres!

En el momento en el que el papel se rompió, Piggeh notó un gran dolor de cabeza.
Oyó gritos de sus amigos, y todo se volvió blanco. Como si se hubiera levantado muy rápido de una silla. Notó un gran golpe, y dolor en sus costillas. Pero después de eso, no notó nada más.
¿Se había caído?
Ya no oía a los demás, sólo un silencio aterrador.

Abrió los ojos lentamente, y se dió cuenta de que estaba a oscuras.
Cuando sus ojos grises se acostumbraron a la oscuridad, notó grandes agujeros en el suelo. Las mesas eran más pequeñas, y había sangre en sitios aleatorios.
Se intentó levantar, pero le dolía demasiado el pecho.
¿Eso que salía de su boca era sangre?
Pero... ¿Dónde demonios estaba? Ese sitio ya no era el Instituto L'oubli. Estaba seguro.
¿Entonces...?
Se fijó en un papel del suelo, y estiro la mano para alcanzarlo.

"A TODOS LOS ALUMNOS DEL HEAVENLY HOST.
SE LES INFORMA QUE UN SECUESTRADOR SE ENCUENTRA POR LOS ALREDEDORES. TENGAN CUIDADO A LA VUELTA DE CASA.
YA HAN DESAPARECIDO -"

El resto del papel estaba roto, y ensangrentado.
-Un momento... -Susurró el pelirrosa. -Heavenly... Heavenly... -Su piel palideció por completo. Comenzó a toser, pero sólo salía más sangre. -No puede ser...
Su respiración se agitó, y comenzó a hiperventilar.
-¡NO PUEDE SER!