-¿Oshuu? ¿Por qué a Oshuu? Está muy lejos…-
-Porque en Oshuu están reclutando samuráis… si trabajo duro, podré convertirme en un General…-
-Masamune… - dijo el menor con lágrimas en los ojos
El susodicho lo miró y le sonrió.
-Regresaré… Yukimura…- después se acercó a él y le dio un suave y tierno beso en los labios.
Yukimura amarró sus brazos alrededor del cuello del mas alto, con intenciones de prolongar aquél beso, cosa que Masamune no impidió. Se abrazaron en aquella habitación, la habitación del de cabello negro, una habitación que era la única testigo de todas aquellas veces que se habían entregado, a pesar de tener solo 16 años.
Los besos continuaron, cada vez más largos y más salvajes. Hasta que llegaron a un punto donde ya no podían parar.
Masamune depositó con dulzura a Yukimura en el futón y comenzó a desnudarlo. Lamió su oreja, pues sabía que esa era una de las partes más sensibles en su cuerpo. Sonrió con satisfacción al sentir las manos del menor agarrándose a su espalda y escucharlo gemir su nombre.
Bajó hasta su pecho y lamió uno de sus pezones, usando su mano izquierda para estimular el otro. Podía sentir a Yukimura respirando con dificultad debajo suyo, gimiendo y jadeando.
Le abrió el yukata por completo, dejándolo completamente indefenso a su merced. Se acercó a su entrepierna y tomó el miembro del otro con su mano, comenzando a frotarlo lentamente. Depositó un beso en la punta y después se lo metió a la boca. Sintió como Yukimura ponía sus manos sobre su cabeza, jalando sus cabellos, completamente sumergido en el placer.
Masamune lo miró de reojo, sin dejar de hacer su trabajo. Yukimura estaba completamente sonrojado, con los ojos cerrados, sudando y gimiendo palabras incomprensibles.
Lo dejó.
Masamune se desnudó por completo y separó las piernas de Yukimura, posicionándolas a sus costados. Metió un dedo que exaltó al castaño, pero se calmó cuando Masamune besó su frente tiernamente.
Dos dedos. Yukimura apretó las sábanas debajo suyo y dejó caer un par de lágrimas.
-Masa… Masamune…- lloró su nombre y después lo abrazó -…Te amo…-
Al escuchar tales palabras, Masamune no se contuvo más. Sacó los dedos de una forma un poco brusca, y los sustituyó con su propio miembro.
-¡Ah!- gimió Yukimura, arañando los fuertes brazos del otro.
Masamune entró poco a poco, hasta que llegó al fondo.
-Yukimura- soltó en un suspiró, y se agachó para besarlo apasionadamente.
Mientras ambos estaban sumergidos en aquél beso, Masamune aprovechó para comenzar sus embestidas. Suaves al principio, pero comenzaron a subir de nivel. Incapaces de continuar haciendo ambas cosas al mismo tiempo, se separaron. Yukimura arañó la espalda de Masamune inconscientemente y amarró sus piernas alrededor de su cintura, deseando sentir más, mientras lloraba y gemía en su hombro.
-Te amo, te amo- decía el menor entre cada estocada.
-Yukimura…-
Entonces Masamune tocó aquél punto en el interior de Yukimura que lo forzó a correrse. Debido a las contracciones apretó a Masamune hasta que ambos llegaron al clímax casi al mismo tiempo. Yukimura en el vientre de ambos y Masamune en su interior.
Se quedaron en la misma posición tratando de controlar sus respiraciones. Masamune salió del interior de Yukimura y éste lo miró, con el rostro aún sonrojado y sin dejar de llorar.
-… Regresa pronto… Masamune…- no esperaba una respuesta ni nada por el estilo. Cayó dormido de inmediato.
Masamune lo miró con tristeza. Acarició su cabello y su rostro con suavidad, como siempre solía hacerlo. Y juntó sus labios, fue apenas un pequeño roce en el que trató de transmitirle sus más profundos sentimientos. Aquellos que nunca había dicho y aquellos que nunca diría.
-Adiós, Yukimura…-
Se levantó de la cama y se limpió con un pañuelo la semilla de Yukimura que había caído en su vientre. Después se acercó al menor e hizo lo mismo. Luego lo cubrió con las sábanas suavemente, sin querer despertarlo. Se visitó y salió del lugar, dejando como recuerdo un brazalete en el futón, al lado de su amante.
