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Stiles movió rápidamente su pierna derecha mientras aferraba entre sus brazos la Tablet donde había copia toda la información del USB.

Miro por toda la sala. Deaton se encontraba afuera esperando a que los demás llegaran dejándolo solo con Lydia. Apretó con más fuerza la Tablet, era un truco tonto, él sabía muy bien que el veterinario estaba analizando lo que acababa de ocurrir. Durante un mes todo estuvo de lo más tranquilo, ¿y ahora? Simple, su padre lo molestaba preguntándole sobre si el asesinato de hace una semana tendría algo que ver con lo que él y sus amigos estaban metidos. Al principio creyó que no; no hubo nada ceremonial y el tipo que mataron era solo un vagabundo, lo único raro: lo encontraron si ninguna gota de sangre. Según la mamá de Scott, el vagabundo había sido colgado de los pies y cortado la garganta hasta que la sangre bajo. Una muerte muy parecida a la de los cerdos en el matadero. Si no fuera por la forma en la que Lydia lo abordo hoy en la escuela; como los dos buscaron en el antiguo maletín del darach cuando era la profesora de inglés y encontraron el USB donde menos de 5 minutos después, habían encontrado un libro electrónico con un millón de historias en gaélico.

Por supuesto, llamaron a todos. Y Scott, como el alfa de su curiosa manada, les pidió a todos que se vieran con Deaton. Ni siquiera sabía porque le sorprendió que el buen veterinario no se sorprendiera por el libro y mucho menos se molestara en explicarles a ellos. De sus labios cuando llegaron, solo salió un:

─ Cuando lleguen los demás, hablamos.

Stiles movió su pierna más rápido provocando un ruido con su talón al golpear al suelo. Empezó a morderse la uña de uno de sus dedos.

─ ¿puedes dejar de hacer eso?- pidió Lydia escribiendo en su teléfono.

Stiles trato de no pensar en que le mandaba mensajes a Aiden. Cerró los ojos tratando de pensar en el beso que le dio para parar su ataque de pánico hace un mes.

─ Stiles…

─ Te oí la primera vez- musitó con nervios- ¡estoy nervioso! De esta Tablet depende nuestras vidas.

─ Cálmate, ¿quieres? No he encontrado a ningún muerto en un mes… ni siquiera fui yo quien encontró al vagabundo. El asesino debe ser un sociópata con concepto de vampiro, no tiene nada que ver con esto.

─ Pero no puedes negar que anda volviendo loco al papá de Scott y al de Stiles- dijo Allison entrando junto con los gemelos alfa. – aunque bien puede ser un sociópata con concepto de vampiro.

Ethan traía una mueca en la cara.

─ ¿Hacías algo importante? Digo, tú y Danny…. Cuando te llame… amm,… ¿y cómo está Danny?

─ Déjalo, Stiles. Déjalo- pidió Ethan sentándose alado suyo.

─ Como sea- Stiles suspiro

Allison se a cerco a él y puso su mano en su pierna.

─ Me pones nerviosa- dijo mirándolo fijamente- todo va a estar bien, Stiles. No pasaremos por lo mismo. Darach está muerto. Deucalion se fue y… no ha sucedido nada.

─ ¡Tampoco en el verano! Y empezo el curso y todo se nos vino encima. ¡Como Harry Potter enfrentándose a Voldemort! A él no le pasaban cosas hasta llegar a la escuela. ¡Las escuelas están malditas!

─ Si no se calma, me voy- dijo Cora entrando junto a Isaac. Por su expresión se veía que no le gusto llegar justo en el momento en el que Stiles empezaba a hablar cosas tontas y muy rápidas.

─ ¡Genial! ¿Quién falta? ¿tu hermano esta fuera no? ¡no importa!- Stiles se levantó de un salto y puso la Tablet en la mesa de metal- ¡tenemos que ver esto! ¡Dr. Deaton!

Los adolescentes se miraron, como preguntándose mutuamente: "¿le entendieron?"

─ Si para esto regresamos…- empezo Derek recargándose en la entrada. Tenía sus brazos cruzados y el ceño fruncido- ni siquiera se para que regresamos.

─ Regresaron porque hay muchas cosas que arreglar- dijo el Dr. Deaton empujando un poco a Derek para entrar- la puerta se abrió y, como les dije hace un mes, el nemeton es un imán sobrenatural. Ustedes lo sentían, ¿no?- pregunto viendo a Derek y Cora.- sin importar la distancia sentían su poder llamándolos. Seduciéndolos a volver.

Ninguno de los hermano Hale hablo. Era verdad. Los dos, aun estando a tantos kilómetros, sintieron que algo los llamaba de vuelta a Beacon Hills. Lo ignoraron por todo ese mes, pero la llamada de Scott, el nuevo alfa que ninguno de los dos ha aceptado como su líder, los sedujo realmente a volver. De todos modos, se pasaba algo seria su culpa.

El Dr. Deaton sonrió. Conocía la respuesta; no necesitaba que ellos hablaran.

─ Bueno, hijo, ¿Por qué no nos muestras lo que encontraste?

─ Esperen… ¿Y Lydia? ¿y Scott?

─ Llame a Scott. Fue al hospital a llevarle comida a Melissa. Pidió que empezáramos sin él. Lydia acaba de salir al baño. ¿Y su padre?- pregunto el veterinario mirando a Allison.

─ Tenía algo que hacer… Yo le diré todo.

─ Bien. Stiles…

─ ¿Empezar? ¡Claro!- exclamó rápidamente, Stiles- bien. Lydia ya sabe lo que hay aquí y cuanto con que te allá contado un poco Aiden- el hombre lobo sonrió afirmándolo.- realmente no me importa. ¡solo escuchen! El archivo está en gaélico, pero con un programa que me vendió Danny pude traducirlo. Una página en especial me llamo la atención. Hablaba de sacrificios donde se le drenaba la sangre y con ella dibujaban raros símbolos y runas para llamar a los dioses malignos para obtener el mana… posiblemente para regalarles poder. Una de las imágenes describía la forma en la que murió el vagabundo.

─ ¿el mana?- interrumpió Derek- ¿la fuerza vital de los seres vivos? No se supone que eso es bueno.

Stiles miro al techo y luego de nuevo a la Tablet, moviendo el dedo por toda la superficie.

─ El mana no es malo ni bueno- asintió el Dr. Deaton- Es una energía totalmente neutra. La persona que lo quite es libre de usarlo como mejor le parezca. Lo cual no creo que sea Stiles. Si alguien te quita mana no mueres. No necesitas morir. Sólo darlo, sea o no voluntario. La persona se desmaya por algunas horas y cuando despierta el mana se vuelve a formar. Antiguas culturas la usaban para ritos protectores o los chamanes para curar las enfermedades. El mana no tiene nada que ver con los dioses oscuros. Y aunque sea una parte de nemeton, no tiene nada que ver con su magia. Es sólo nuestra esencia.

─ Entonces… -musitó Aiden- ¿dice que Stiles nos citó por nada?

─ Óyeme- Stiles hizo un ademan de alto con la mano- fue Lydia quien me abordo y llevo a rastras a buscar el maletín de Jennifer. Si no confías en mí; confía en los poderes de banshee.

─ Poderes que han estado congelados todo un mes- dijo Isaac sacando y metiendo las garras- lo cual… no es muy alentador.

─ ¿de qué lado estás?- pregunto Stiles con una expresión que mostraba las ganas que tenía de lanzársele encima- del mío no, obviamente… pero la experiencia nos dice que… ¡deja de hacer eso con las uñas!

Isaac se detuvo mirándolo con una ceja arqueada.

─ ¡Jesús! Me recuerdas a cuando Killa fabrico un guante de Freddy Krueger con navajas de afeitar y las chasqueaba cuando yo y Scott dormíamos.

─ ¿Killa? ¿ese siquiera es un nombre?

─ Si. Quichua al parecer. No tengo la menor idea que significa, solo sé que te da un cosquilleo en la garganta cada vez que pronuncias la "i". y es la prima de Scott…. Año mayor que nosotros.

─ ¿Es linda?- pregunto Isaac con una sonrisa petulante

─ ¿quieres tener a un hombre lobo mordiendo tu yugular o yo golpeándote con un bat de plata? Tengo uno, por si preguntas.

─ ¿Scott tiene una prima?- preguntó Allison- no sabía que tenía una prima.

─ Si hubieras estado más tiempo con nosotros este mes, sabrías que casi todos los días a la hora del almuerzo, Scott recibe una video llamada de ella. Hasta Lydia presencio una. Santo cielo, hasta Aiden la conoció- dijo señalando al hombre lobo, quien rodo los ojos- deberías pasar menos tiempo con Isaac y más con nosotros.

─ ¿Es un regaño?

─ Por supuesto que no.

─ Pues sonó como un regaño.

─ Mis palabras suelen sonar como regaños.

─ 10 dólares a que Allison le patea el trasero- susurro Cora a Isaac

─ ¿Hablas enserio? El resultado es obvio. No perderé mi dinero.

─ Cobarde.

Isaac la fulminó con la mirada. Desde que ella había regresado, no había dejado de molestarlo con comentarios "especiales". Eso le hizo ver que la mujer lobo se estaba comportando cada vez más como una adolescente. Lo peor es que aquello le molestaba.

─ ¡Pueden callarse!- gritó Derek. Oír a unos adolescentes con una pelea tan estúpida de "¿Quién regaña a quién?" o "¿Quién abandona a quién?", era algo que levantaba los nervios de cualquiera.

Esa pequeña conducta era prueba clara de que a Stiles no le gustaba mucho como Allison iba desplazando a su amigo por Isaac. Aunque los dos eran sus amigos, su lealtad siempre estaba con Scott y sus "me molesta" silenciosos.

─ No conduje 1000 kilómetros sólo para oír una discusión de adolescentes. ¿Esto por lo menos es importante? Beacon Hills es un foco de cosas sobrenaturales, pero, ¿realmente tenemos frente a nosotros algo peligroso?

─ Estoy de acuerdo- secundo Allison- ¿pasa algo? Aparte de un homicidio sin ningún indicio sobrenatural y un hombre lobo quedándose en un motel de paso.

─ Pero aquí lo dice- insistió Stiles señalando la Tablet.

El Dr. Deaton se la quitó y empezo a leer una parte de la que Stiles estaba tan interesado. Frunció el ceño. Stiles ni siquiera sabía lo que realmente decía, pero debía de aceptar que era algo bastante preocupante.

─ Hablan sobre el mana. El Darach… un nuevo Darach. El nemeton y sacrificios a los dioses oscuros y un rito de sangre. Todo está aquí.

─ No- dijo Ethan.- todo está en tú cabeza. No porque un homicidio raro suceda en Beacon Hills, automáticamente eso es culpa de algo sobrenatural.

─ Repito, no fui yo. Fue Lydia. Yo le asegure a mi papá que no tenía nada que ver con la invocación de fuerzas oscuras. Y Lydia me mostro lo contrario.

─ Lydia es la única razón por la que no te golpeo- señalo Cora- por lo que me cuentan y he visto…- la mujer lobo hizo una mueca.- sus presentimientos se hacen realidad.

─ Yo pensaba que era por el momento que tuvimos en la ambulancia. Creía que hubo un conexión- Stiles se detuvo al ver la mirada fulminante de Derek- tu entiendes. No ese tipo de conexión Derek. Una…- carraspeó- amistosa.

Stiles trago con fuerza.

Miro a todos esperando a que dijeran algo. El silencio incomodo, combinado con la mirada de Derek no le ayudaba a concentrarse. Y el ruido de Deaton pasando las paginas por la pantalla táctil no le ayudaba. Se prometió matar a Scott en cuanto llegara. ¿Por qué lo dejo sólo con eso? Era el contra 5 hombre lobo y una cazadora. ¿En qué mundo el podría con eso?... en ese silencio incomodo paso lo imposible; deseo que Peter con sus comentarios sabiondos y falsos estuviera ahí.

Se oyó un fuerte suspiro.

Ethan se dio cuenta de los nervios y miedo que mostraba Stiles y también como todos parecían divertirse con eso. También a él le divertía, ni para qué negarlo, pero ya le empezaba a dar lastima. ¡Stiles empezaba a suda! Ese de seguro era el indicio de que en momentos se haría pipi en los pantalones. Decidió intervenir, pero el veterinario hablo antes:

─ ¿Aparte del corte en el cuello, el vagabundo tenía otra herida? ¿O algo en su sistema?

─ Nada- respondió Stiles. En su voz se notaba el alivio- aunque, según la mamá de Scott su adrenalina estaba… demasiado alta. Quizás corrió o le hizo unas cuantas llaves de lucha a una rata para que no se llevara su galleta.

─ ¿el sarcasmo es necesario?- pregunto Cora

─ Cuando eres yo, sí. No tengo miradas matadoras o garras o soy versión de Robín Hood adolescente, como ustedes.

─ ¡Stiles!- llamo Deaton- tienes razón. Sucede algo.

─ ¡Se los dije!- grito el adolescente victorioso. Sus brazos levantados mostraban su sentimiento- ¡sabía que Jennifer seguía viva!

─ No- corto el veterinario- la traducción está mal. En ninguna parte dice Darach. Se repite mucho "Sagart"…. Sacerdote. Y también "Talamh"… tierra. Descontando la explicación de algunas palabras, dice "sacerdote de la tierra"

─ ¿y eso qué es? ¿otra forma de llamar a un druida oscuro?

El veterinario abrió la boca para responderle, pero una acción los detuvo:

Los hombres lobos empezaron a taparse los oídos.

─ ¡Lydia!- grito Stiles dándose cuenta de lo que significaba.

Stiles salió rápido de la sala y fue corriendo al baño. Ahí, se encontró con Lydia cohibida en un rincón y llorando algo sobre un auto. Cuando vio a Stiles, se lanzó a él en un abrazo posesivo. Siguió gimiendo cosas sobre un auto, fuego y rugidos de tigre.

Stiles, consciente de que todos estaban en la puerta observándolos, estaba por preguntarle de que hablaba, cuando su teléfono empezo a sonar.

Era Scott. Y la noticia que le daría, no era muy buena.

Momentos antes de que Lydia empezara a oír autos chocando; sentir el calor abrasador; oír gritos y rugidos de felinos, a las afuera de Beacon Hills, un auto Dodge Ram Power Wagon color negro, subía la velocidad a 80 Km por hora y pasaba la señal donde se leía:

"Bienvenidos a Beacon Hills"

Uno de los pasajeros – que estaba de copiloto- era una chica de cabellos castaños, unos ojos de un color verde miel y con piel tan pálida que le daba un aspecto un poco enfermizo. La chica se llamaba Killa… Killa McCall. Quien regresaba al pueblo donde creció después de no a ver pisado el lugar en más de 3 años. Suspiro, en los últimos 3 años Scott, Melissa y Stiles iban a verla a San Francisco por su delicado estado de salud, que le imposibilitaba a viajar; prácticamente ellos 3 le tenían prohibido pisar el pueblo a menos de que su doctor leds mantuviera un memo donde lo autorizaba. Pero como toda persona que extraña su lugar de origen, hoy regresaba a ver el pueblo donde creció. Había que aprovechar su fuerza y que su escuela estaba oficialmente cerrada por dos semanas.

El auto dio un salto y Killa se agarró fuerte del cinturón. Odiaba cuando Linus conducía de esa manera. Pero, ¿Qué podía hacer? la última vez que se quejó, fue ayer cuando pasaron un motel con un señora con tapón en el cuello, mostrando que le abrieron la tráquea para que pudiera respirar (verla le trajo recuerdos que odiaba) y aparte del terror que sintió al saber el número de suicidios en ese lugar, tuvo que soportar la amenaza de su mejor amigo de lanzarla por la ventana, con el auto a 120 km por hora, si se atrevía a quejarse de su manera de conducir. Tenía suerte. El 80 no era malo. Con un tipo que le gustaba conducir a 100 km/h. Aun así; deseo no a verse quedado dormida y perder el autobús. Deseo que Linus la hubiera dejado tomar otro. Por supuesto, su amigo afroamericano temía lo que pudiera ocurrirle en el autobús.

─ ¡Patrañas!- le había gritado cuando se paró frente a ella en la banca donde esperaba otro autobús que la llevara Beacon Hills- es un viaje de 1 hora… hora y media si acaso. Dudo que con ese tiempo empiece a salirme sangre de la nariz tan rápido como se derrama la sopa de tomate.

─ Mi escenario era tu tirada en el suelo…. Pero gracias por darme algo más relista- había mascullado su amigo con los brazos cruzados.

Killa siempre había admirado como en todo momento su amigo mantenía una expresión condescendiente.

─ Te llevare, es mi última palabra- sentenció Linus poniéndose su gorra de los Gigantes de San Francisco.

─ Si me subo a un auto contigo, ¡si me pasara algo!

Linus la ignoro. Como en otras ocasiones, él la cargo en su hombro como si pesara lo mismo que una pluma, tomo su maleta y se volvió caminando hacia su coche como si las patadas, gritos y manotazos que ella daba no le incomodaran en absoluto.

A pesar de estar consciente de las miradas de los peatones, no le importo en lo absoluto estar haciendo una escena de ese tipo.

─ Ya voy lento- musito Linus empujándola fuera de su recuerdo. Ella hizo un amago de sonrisa- deja de aferrarte al cinturón como si fueras a salir expulsada por la ventana.

Lo miro incrédula. ¿Desde cuándo 80 km/hr contaba como lento?

Linus - su amigo- era un chico de 1.75; negro con ojos café claro y casi siempre tenía la cabeza rapada, siguiendo con el cliché de todas las personas de color. Tenía los brazos ni muy musculosos ni muy delgados, dándole una imagen de poder dejarte un moretón, pero hasta ahí; la realidad era que sus brazos podían romper más de un hueso en menos de un segundo. Ella lo comprobó más de una vez.

Era sólo dos años mayor que ella y, a pesar de eso, iba a algunas clases del instituto por falta de créditos para entrar a la universidad. Estaba consiente que no era su culpa, Linus era un maestro haciendo que los profesores lo odiaran y le bajaran puntos cada cinco minutos. Su madre le había propuesto que se mudara con ellos y allá terminara los créditos pero él se negó. Lo sabía; no quera dejarla sola. Sólo tomaba la mitad de las clases y aun así todos los días en el almuerzo se lo encontraba comiendo una manzana en el patio de su escuela o jugando algún deporte con los alumnos de último año; siempre esperándola. Estaban casi todo el día juntos, y su amigo parecía imposibilitado de pasar 8 horas lejos de ella. Suspiro. No podía culparlo. Desde hace 3 años se había tomado muy enserio protegerla. Ser su perro guardián (o gato guardián. Un chiste personal) para protegerla de los hombres que trataban de propasarse con ella. Como Jack, el novio que menos ganas tuvo Linus de estrangular y el peor de todos. Se tocó la muñeca recordando lo que ocurrió el año pasado y lo que provoco que su loco amigo decidiera protegerla más que antes. Sólo ella tenía una suerte así.

Sólo ella era el enemigo número uno del universo.

Suspiro y mirando al paisaje. Mientras la carretera desaparecía, iban dejando los árboles. Esos árboles le recordaba a aquellos años en los que, retada por Stiles, se subía a los más altos para probar si desde la copa se veía toda la ciudad.

─ Killa…

─ Estoy bien- corto rápidamente- y… 80 km/h no es realmente lento.

─ Para un negro si- rio Linus sobre marcando la cicatriz que tenía bajo la barbilla.

Lo único que le dejo Jack, se dijo con una mueca.

─ Claro- Killa lanzo una risa sarcástica- recuérdame hacer una encuesta a todos los hombres de color que conozca. Uno donde pregunte cuál es su percepción de lento y rápido.

─ Puedes apostarlo, hermosa- y con esa simple frase entendió lo que quiso decir.

Killa rodo los ojos y de sus labios salió un: "hum". Se fijó en su teléfono. Llevaba toda la tarde tratando de hablar con Scott o Stiles, pero ninguno le contestaba sus llamadas. Por lo menos Melissa le contesto (quien a pesar de saber que tardaron más de un día porque Linus la obligo a descansar en un hotel de paso; y de saber que sus doctores le autorizaron el viaje, le dio un largo sermón) sino se hubiera visto a la necesidad de hablarle a su tío y eso no lo haría a menos que fuera estrictamente necesario.

Bajo la cabeza y puso su mano en la frente. Provocando que su celular chocara contra su frente, pero no le importo. El mareo que la aquejaba era mayor prioridad que un círculo rojo en su frente. Aparte, este no se notaría por el fleco.

Tomo grandes bocanadas de aire. No podía ignorar el mareo por mucho tiempo. Ese mareo lo tenía desde que salieron del motel y a minuto que pasaba, el malestar aumentaba. Se sorprendía que pudiera hablar sin que el vómito desplazara sus palabras.

─ ¿estás bien?- preguntó Linus. En su voz se denotaba la preocupación; una que Killa siempre oía.

─ Ya paso- respondió con una sonrisa fallida.

Sintió el vómito atorado en su garganta.

Linus observo por el rabillo del ojo como a un tenía la cabeza agachada. Obviamente le estaba mintiendo.

─ Un momento… necesito un momento.

─ Mejor me detengo- dijo Linus dando vuelta al volante; reduciendo a velocidad y buscando la mejor esquina para estacionarse.

La luz de sus farolas sólo mostraba lugares muy angostos para un auto como el suyo.

─ ¡no hace falta!

─ Oooh, claro que hace falta- aseguró el morocho tratando de encontrar un lugar. Con la oscuridad, le era difícil.

─ Linus…

─ ¡estás sudando en frio, Killa! Peterson dijo que no estabas en condiciones para un viaje y como siempre lo ignoraste. ¡Le mentiste a la señora McCall!

─ No metas a mamá Melissa en todo esto….- Killa se detuvo de golpe. Su boca le sabia a acido. Era una señal; estaba por vomitar en sus pies. Tomo aire- ¿por eso me acompañas? Para… para explicarles porque en plena sala caigo muerta o me desangro frente a sus ojos, cuando ellos creen que estoy ganando…. Ellos ya me han visto así. Vivieron mi primera batalla. Scott tiro más de una vez camisetas porque terminaba manchándolas de sangre.

─ Eso no es… Killa… ¡quiero protegerte! ¡es mi deber protegerte! Y mis instintos dicen que algo malo te ocurrirá. No tiene nada que… ¡Porque rayos no hay un lugar suficientemente grande para detenerme!

─ Están remodelando las calles- explico Killa y sintió otro mareo- Linus por favor. Sólo quiero llegar a casa rápido.

─ ¿se los dirás?- pregunto Linus ignorando su suplica- ¿les dirás que estas muriendo, Killa?

─ Quien va a morir serás tú, si sigues hostigándome.- gruño con toda la fuerza que tenía- Recuerda que conozco todas tus debilidades y que soy yo quien te da de comer.

Linus quito su vista del camino para mirarla a ella. ¿Por qué era tan difícil hacerla entender? Ella no entendía el dolor que le causaba a todas las personas que amaba al ocultarle que estaba sentenciada a muerte. Nadie quería verla en un ataúd fría y sin vida. Y él no quería perder a la única mujer que lo entendía y lo aceptaba como era… la única que no utilizaba para un par de noches de placer.

─ ¡CUIDADO!

El grito de Killa lo sobresalto y aviso de lo que pasaba. Un animal salto encima del auto, golpeando el parabrisas.

Hombre lobo gruño en su mente. Y sintió su sangre hervir. Sus instintos florar.

Movió el volante tratando de arruinar el equilibrio de la bestia; él hombre lobo rio, golpeo el parabrisas rompiendo el vidrio, provocando que este se rompiera en muchos pedazos.

─ ¡Cierras los ojos!- grito Linus a Killa.

Killa gimió, sintiendo sus mejillas arder por los cortes de vidrio. Grito y deseo que de sus labios salieran lo que pensaba: ¿Qué rayos estaba pasando?

La bestia se inclinó para hacia adelante con tan fuerza que, combinado con los movimientos de Linus, el control de auto se vio afectado. Linus movió el volante tratando de estabilizarlo. Tratando de que el auto volviera a sostenerse en todas las ruedas. Fue inútil. El auto se volcó y rodo a varios metros.

Linus sólo pensaba en dos cosas: matar con sus propias manos a esa criatura y proteger del impacto a Killa.

Killa grito. Antes de que el auto dejara de rodar, Linus rompió el cinturón y puso su cuerpo sobre el de ella. Lanzo una maldición… el auto se detuvo después de rodar varios metros y antes de que perdieran el conocimiento, lo único que oyeron los dos fue un rugido y el persistente olor a gasolina derramada.


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