Los personajes en esta historia pertenecen a Disney y Square Enix

Nota de Autora:

¡Al fin me decidí a comenzar este fic como se debe! Tengo ideas muy buenas para esta historia así que se pondrá interesante a medida que avance.

Si se preguntan que ondas con mis otros fics, ¡no desesperen! Están en Stand by por el momento. No he podido avanzar con ellos por que se me quedaron en la computadora de una amiga desde hace tiempo y no he podido ir por ellos. Pero tan pronto vuelvan a mí, volveré al brainstorming.

Volviendo a la historia, decidí hacerla en un universo alterno, agregando algunos personajes de mi propia cosecha. Tratando, claro, de preservar la esencia del juego. Bueno, pues a ver que sale de esto.


Kingdom Hearts: The Reunion of the Universe

Capítulo 1 'La Tormenta'

"Luz…"

"Oscuridad…"

"Las puertas que las separan se encuentran selladas en un universo dividido desde la creación de todos los mundos. Los hombres han hecho numerosos intentos por encontrarlas a través de la historia, pero nadie lo ha logrado hasta ahora."

"Una de las tantas leyendas que han marcado la historia de varias culturas profesa la llegada de una organización, que en su afán de encontrar lo perdido, provocará el regreso de los mundos a sus mismos inicios, causando caos y destrucción."

"Pero cuando las puertas de luz y oscuridad aparezcan entre el caos, un joven héroe llegará y disipará el mal dentro de las mentes corrompidas por la ambición con la ayuda de un arma mítica, la llave maestra…"

-La llave maestra…- repitió una pequeña niña con asombro mientras abrazaba con fuerza un oso de felpa. -¿Cuándo pasará esto, abuela?- preguntó sentada en su cama.

-Bueno, eso es un misterio, mi pequeña Hally,- respondió una mujer de avanzada edad mientras cerraba un libro que mantenía en su regazo. –Pero no debes preocuparte. Si llegara a ocurrir, ese joven y valiente héroe nos defenderá ¿no es así?- continuó levantándose de la cama mientras alborotaba suavemente el flequillo de la pequeña con una mano.

-Mh-hmm. Es cierto,- dijo Hally acomodándose en su almohada mientras su abuela la cubría con las cobijas.

-Duerme bien, Hally,- dijo ésta caminando hacia la puerta de la habitación donde un joven de ojos azules y cabello alborotado color castaño claro estaba recargado sobre el marco de la misma. Llevaba puesto unos pantalones cargo de color negro con una camisa azul y una hoodie roja sin cerrar.

-¿Otra vez la historia del héroe de las dimensiones, abuela?- preguntó el chico divertido.

-Pero si a ti te encantaba esa historia cuando niño,- le respondió la abuela. –Recuerdo que jugabas a ser ese héroe todo el tiempo.

-Eso fue hace mucho,- dijo el joven sonriendo mientras ponía ambas manos sobre su nuca. –Ya estoy demasiado grande como para creer en eso.

-Vaya. La juventud de hoy,- dijo la abuela con resignación. –Cumplen quince años y ya se creen todo un adulto.

-Sora solo está celoso por que el héroe es muy valiente y él no,- dijo Hally sacando la lengua.

-¡Hey! Yo soy tan valiente como él,- dijo el joven cruzando los brazos y frunciendo el ceño ligeramente.

-Ya, ya, niños. Mañana podrán discutir todo lo que quieran,- dijo la abuela apagando la luz de la habitación. –Vamos, Sora, dejemos a tu hermana dormir.

Ambos salieron de la habitación para que la abuela pudiera cerrar la puerta tras ellos dejándola ligeramente abierta y así permitiendo que un rayo de luz del pasillo entrara en la habitación.

-Iré un rato a la playa,- dijo Sora antes de bajar las escaleras para salir de la casa.

-Vuelve temprano,- le dijo su madre encontrándoselo de paso a la cocina.

-Si,- dijo él saliendo de su casa y cerrando la puerta tras él.

La playa no estaba lejos de ahí. Vivía casi a orillas del mar en una pequeña isla bastante alejada de todo lo demás. Nunca había salido de la isla, y por eso mismo, siempre tuvo una extrema curiosidad por ver lo que había más allá del océano. Se hizo la promesa de que, en cuanto tuviera la oportunidad, él, junto con sus mejores amigos, Riku y Kairi, partiría de la isla para aventurarse en las tierras aun desconocidas para ellos. Incluso le había prometido a su hermana que al volver le traería decenas de fotos y regalos.

Después de caminar unos cuantos minutos, llegó hasta una cerca puesta en el límite de una pendiente que dividía, a gran diferencia de altura, las residencias de la playa. Las olas iban y venían suavemente a lo lejos dando una sensación de calma. Sora brincó la cerca y se deslizó por la arenosa pendiente llegando a la orilla de la playa. Caminó un poco más acercándose a un pequeño muelle y se tiró sobre la arena boca arriba observando el cielo estrellado.

El viento suave sobre su cara y el ruido de las olas comenzaron a adormecerlo haciéndolo cerrar los ojos y dejándolo completamente ensimismado en un recuerdo lejano.

-Así que viniste,- dijo una voz sacándolo bruscamente de sus pensamientos y haciendo que brincara de sorpresa sentándose con rapidez. -¿No te diste cuenta de que llegué?- volvió a hablar una voz a espalda suya.

-Kairi,- pronunció Sora al ver a una joven muchacha de su edad que lo miraba divertida. Su cabello rojizo meciéndose sobre sus hombros a merced del viento.

-Vaya, Sora. Cada día estás peor de distraído,- dijo la muchacha soltando una risita.

-Yo estaba…

-Soñando despierto. Como siempre,- interrumpió la joven sujetándose el vestido rosa que llevaba para sentarse a su lado.

Ambos se quedaron observando el horizonte sin decir una palabra por varios momentos hasta que ese silencio fue roto por un leve suspiro proveniente de la joven.

-¿En que piensas?- preguntó Sora volteándose a verla.

-Sería genial… salir de esta isla y conocer más personas y otras culturas. ¿No crees?- preguntó Kairi sin quitar la vista del mar.

-Sí,- se limitó a responder él girando nuevamente su cabeza hacia el horizonte.

-Pero, ¿sabes que sería mejor?- dijo Kairi sonriéndole alegremente. –Poder apreciar todo eso… a tu lado.

Inmediatamente de haber terminado la oración Sora se coloró como un tomate y la miró sorprendido.

-¡¿Q-qué?!

-Jajaja, olvida lo que dije,- dijo la joven sin dejar de sonreír. –Ya es muy tarde. ¿Dónde estará Riku?

-Seguramente se quedó dormido,- dijo Sora en burla con una sonrisa.

-Odio decepcionarte, Sora. Pero no soy tan flojo como tú,- dijo una voz a su espalda haciéndolo brincar por segunda vez. Kairi solo se limitó a reír levemente.

-Hola, Riku,- lo saludó Sora con una sonrisa nerviosa volteando su cabeza hacia arriba para poder visualizarlo tras su espalda.

El chico de cabello plateado sonrió confiadamente y comenzó a caminar hacia el muelle. A pesar de que la noche era fresca, Riku solo llevaba puesto un chaleco blanco sobre una camisa de cierre sin mangas y un pantalón cargo color azul.

-Démonos prisa. Iremos en un solo bote para agilizar las cosas,- dijo apuntando hacia una segunda isla de menor tamaño que se encontraba a corta distancia.

Sora asintió levantándose de un brinco y ayudando luego a Kairi a levantarse antes de seguir a Riku.

Los dos muchachos se dedicaron inmediatamente a preparar uno de los tantos botes de remos que se encontraban en el muelle mientras Kairi esperaba sentada a orillas de éste trabajando en lo que parecía ser una artesanía con forma de estrella hecha de conchas.

El cielo rugió levemente a lo lejos llamando la atención de los tres adolescentes, quienes dirigieron la vista hacia un grupo de nubes negras que se amontonaban en el horizonte. Un viento suave comenzó a soplar en su dirección, trayendo consigo la manta negra de nubes que comenzaba a cubrir el cielo cada vez más. Pronto, las primeras gotas de lluvia se precipitaron hacia el océano haciéndose uno con el mar.

-¿Creen que sea buena idea ir esta noche?- preguntó Kairi con expresión nerviosas sin dejar de ver el horizonte. –Parece que será una tormenta.

-Que extraño… me aseguré de revisar el pronóstico para hoy,- comentó Sora recogiendo el remo de uno de los botes.

-Ni siquiera es temporada de…

Un repentino sonido de agua fluyendo rápidamente detuvo a Riku a mitad de la oración. Los tres intercambiaron miradas de confusión. Riku pronto notó que el bote sobre el que en esos momentos se encontraba Sora comenzaba a bajar cada vez más.

Sora, sin soltar el remo que cargaba en sus manos, observó como la orilla se iba descubriendo rápidamente hasta que el bote mismo pegó contra la arena haciendo que casi perdiera el equilibrio en el momento en que el bote quedó encallado.

El trío dirigió entonces la mirada hacia mar abierto; el agua se alejaba cada vez más dejando al descubierto gran parte de la playa.

-Esto es…

Sorpresivamente, una ráfaga de viento los golpeó con fuerza obligándolos a sujetarse de lo que pudieran para no caer. Kairi estando a orillas del muelle, aferró sus manos a la madera evitando caer contra la arena y soltando en su descuido, el objeto en el que estaba trabajando.

-¡Mi amuleto de conchas de Thalassa!- exclamó apunto de tirarse del muelle para ir por él.

-¡Espera! Yo lo traeré,- exclamó Sora entre el viento y la lluvia saltando fuera del bote y corriendo hacia el ahora descubierto mar de arena.

Después de unos segundos de buscarlo con la vista, Sora lo localizó a unos metros del muelle y corrió a recogerlo preguntándose como había llegado tan lejos. Teniéndolo ya en sus manos, volteó hacia el muelle levantándolo en el aire.

-¡Lo tengo!

-Sora, será mejor que te des prisa,- le advirtió Riku con la mirada fija en el horizonte. Su rostro expresando gran asombro, al igual que el de Kairi.

Sora volteó tras su espalda extrañado. Lo que vio lo dejó en estado de shock por unos segundos haciéndolo retroceder automáticamente unos pasos. A lo lejos se comenzó a formar una ola de gran tamaño que se dirigía hacia ellos a una velocidad impresionante. Sora volvió en sí casi en seguida y guardándose el amuleto en la bolsa del pantalón corrió hacia el muelle lo más rápido que pudo.

-¡Corran!- gritó Sora haciendo un ademán con la mano. -Yo los alcanzo.

Riku solo asintió. Kairi estuvo apunto de reprochar pero se detuvo en seco al sentir una mano sobre su hombro.

-¡Ahí! Es el punto más alto y cercano al que podemos ir,- le dijo Riku señalando una palmera de gran tamaño no muy lejos de ellos.

Sin perder tiempo, la tomó del brazo y corrió hacia la palmera. Al llegar, ayudó a Kairi a subir hasta la parte más alta y luego bajó hacia la base dirigiendo su mirada expectativa hacia el mar en busca de su amigo. Sora ya había escalado el muelle y ahora venía corriendo hacia ellos. La ola a pocos metros de distancia.

-¡Date prisa!- lo apresuró Riku extendiéndole una mano mientras se sujetaba de la palmera con la otra.

Sora inmediatamente tomó la mano de su amigo al llegar junto a la palmera y con su ayuda logró impulsarse hacia arriba con mayor rapidez. Estando en un punto alto, observaron como la ola rompía contra la playa inundando todo a su paso. La fuerza de la ola fue tal, que la tierra tembló en reacción al impacto provocando que el trío se aferrara con mayor fuerza a la palmera que amenazaba con romperse en dos.

-¡¿Qué vamos a hacer?!- preguntó Kairi aterrada viendo que no tenían salida alguna.

-Tendremos que esperar a que el agua se retire otra vez para correr hacía la cerca,- Riku se hizo oír entre el viento señalando los límites de la playa. Al parecer, la pendiente había sido lo suficientemente alta para evitar que el agua arrasara con las residencias.

-Es un buen plan, Riku. Pero ¿Cómo nos protegemos de eso?

El joven de cabello plateado volteó hacia donde Sora estaba señalando. El viento se había vuelto cada vez más agresivo y ahora había formado un huracán que aumentaba en fuerza y tamaño a medida que se acercaba. Los tres se quedaron viendo horrorizados aquel fenómeno que amenazaba con arrasar la isla entera sin poder mover ni un músculo. Los ventarrones que azotaban la palmera no cesaban de soplar con gran fuerza haciéndoles más difícil poder mantener el soporte. Justo en ese momento, parte de la palmera en la que se sujetaba Sora se rompió haciéndolo resbalar. El chico intentó aferrarse fuertemente para detener la caída. Un dolor punzante en ambas manos lo obligó a cerrar los ojos con fuerza.

-¡Sora!

Pudo escuchar el grito desvanecido como si proviniese de un lugar muy lejano. Pronto se dio cuenta que el ruido de los truenos, el viento y el agua fluyendo con fiereza se había desvanecido de la misma forma. Ahora lo acompañaba un silencio absoluto. Sora abrió los ojos confundido encontrándose en completa oscuridad.

-¿Eh? ¿Dónde…?

En un súbito flash, una espada brillante en forma de llave apareció frente a él. Se quedó completamente ensimismado con la extraña y misteriosa apariencia del arma que ahora levitaba a su alrededor.

-'El tiempo se acerca,'- pronunció una voz.

-¿El… tiempo…?- aun con la mirada perdida, Sora levantó lentamente una mano hacia la llave ahora detenida frente a él. A centímetros de tocarla, una luz cegadora la rodeó por completo y toda la oscuridad se desvaneció en un destello.

-¡Sora resiste!

Al volver en si, todos sus sentidos regresaron de golpe. Volteó hacia arriba encontrando la mano de Riku sosteniéndolo del brazo. Sus manos aun fuertemente aferradas al tronco de la palmera.

-¿Puedes sostenerte?- le preguntó Riku dándose cuenta de que las manos de Sora estaban ligeramente ensangrentadas.

Sora asintió con seguridad ignorando el dolor en sus manos. Cuando se hubo asegurado de que había reforzado su agarre, Riku lo soltó lentamente volviendo a sujetarse a la palmera.

-¡Sora!

El muchacho giró su cabeza para todos lados buscando a quien le había llamado hasta que al voltear hacia los límites de la playa, divisó a tres personas paradas tras la cerca, distinguiendo a una como su madre. Sus rostros expresaban gran desesperación al no poder ayudarlos.

-¡Nana!- grito Kairi reconociendo a una de las otras dos personas.

-¡Mi querida niña, sostente fuerte!- le grito ella.

Pronto, las sombras cayeron sobre la isla al mismo tiempo que una atmósfera fría y sofocante la envolvía. Todo parecía estar más oscuro de lo que la misma noche había podido hacer.

-¿Qué está sucediendo?- preguntó Kairi cubriéndose del viento con un brazo sin soltarse.

Repentinamente, una sombra oscura se formo en la palmera justo a lado de Sora cobrando la forma de una extraña criatura negra con enormes ojos amarillos y antenas en forma de zigzag.

-¡Whoa!- Sora se sobresaltó perdiendo el soporte por unos segundos, pero, logró recuperarse rápidamente y subió un poco más para alejarse de la criatura.

-¡Cuidado!- exclamó Kairi al mismo tiempo que más de esas extrañas criaturas se formaban en la palmera. Una de ellas abalanzándose sobre Riku y sujetándolo por el cuello.

-¡Agh!

-¡¿Que son esas cosas?!- exclamó un hombre de cabello corto y plateado desde la cerca al darse cuenta de que comenzaban a aparecer por todas partes de la isla. Inmediatamente se colocó frente a las dos personas que lo acompañaban de manera defensiva.

Los tres adolescentes lucharon por deshacerse de aquellas criaturas, pero éstas siguieron aumentando en número poniendo aun mas peso sobre la palmera.

-Fuera… de… mi vista,- dijo Riku quitándose una de encima, pero una más apareció justo frente a él haciéndole perder el equilibrio y provocando que se soltara. Sora había pateado otro de aquellos seres fuera del camino cuando vio lo sucedido y reaccionó con rapidez sujetando la mano de su amigo antes de que cayera al agua.

-No podré… sujetarme…- pronunció Riku resbalándose lentamente.

-¡No te rindas!- exclamó Sora haciendo un tremendo esfuerzo por subirlo mientras intentaba sujetarse de la palmera. Un sonido de madera desgarrándose comenzó a escucharse levemente.

-¡Es demasiado peso! ¡Caeremos los dos si no me sueltas!

-¡No seas tonto, Riku! ¡De ninguna manera te soltaré!

El viento empeoró considerablemente haciendo volar toda clase de objetos por todas direcciones. Riku pronto comenzó a elevarse a la altura de Sora sintiendo la fuerza del viento que trataba de llevárselo hacia mar abierto. Dos criaturas se aferraron inmediatamente a los tobillos de Sora jalándolo hacía arriba y provocando que el viento lo elevara de la misma forma, quedando sujeto a la palmera con una sola mano. Las dos criaturas no pudieron contra el viento y se soltaron de Sora saliendo volando hacia el huracán que ahora parecía haberse quedado en un mismo punto justo sobre la pequeña isla.

-¡Sora, no vale la pena que te arriesgues!- exclamó Riku. -¡Suéltame y ponte a salvo!

Riku dijo esto ultimo soltando la mano de Sora, pero él solo presiono con mas fuerza la suya.

-¡No! ¡Saldremos de esto juntos!- le respondió con tal seriedad que Riku solo se quedo viéndolo sin responder.

Kairi logró hacerse camino hacia ellos, deshaciéndose de algunas criaturas con patadas o agarrándolas de las antenas y lanzándolas al agua. Al llegar, se deshizo de una última criatura que amenazaba con abalanzarse sobre Sora y lo sujetó con fuerza del brazo. Sora le sonrió agradecido con expresión cansada.

Con un súbito flash, una sombra cayó sobre ellos. Los tres voltearon sobre sus cabezas encontrándose con un monstruo enorme que tenía la misma esencia oscura que la de las pequeñas criaturas. En lugar de antenas, tenía lo que parecían cabellos largos hechos de sombras que se movían como serpientes independientemente del viento. Probablemente lo más extraño de todo era el agujero enorme en forma de corazón que tenía justo en el estomago. Ahogaron un grito ante aquella aparición. El monstruo levantó lentamente una de sus garras en su dirección con la intención de capturarlos. Justo en ese instante, la parte de la palmera en la que se aferraba Sora se venció con un crujido haciendo que Kairi, aun sosteniendo el brazo de Sora, se soltara del tronco para sujetarlo con ambas manos. El viento elevó al trío varios metros enviándolos hacia el origen del huracán.

Los gritos a lo lejos llamaron la atención de los adultos que intentaban defenderse de las criaturas con pedazos de madera que habían caído a su alrededor. Al dirigir la vista hacia el lugar donde debían estar los jóvenes, encontraron la palmera partida en dos bajo la garra de la sombra gigante.

-¡¿D-Dónde están?!- preguntó frenética la madre de Sora corriendo hacia la cerca y apoyándose en ella para buscarlos entre las turbulentas aguas.

Un grito proveniente de Kairi los hizo voltearse hacia el cielo encontrando a los tres, aun agarrados el uno al otro, siendo alejados de la isla por la fuerza del huracán.

-¡No!- los tres adultos se quedaron paralizados con miradas de shock sintiendo gran impotencia.

-¡Riku! ¡Sora! - gritó Kairi entre el viento.

-¡No te sueltes!- exclamó Sora.

Diferentes objetos pasaban volando a centímetros de ellos a gran velocidad. La isla pequeña cada vez se veía más claramente conforme se acercaban al huracán.

-¡El viento nos está llevando hacía la isla! ¡Y no creo que sea coincidencia!- exclamó Riku percatándose de algo.

-¡¿Qué quieres decir?!- preguntó Sora.

-¡Vean la base del árbol más grande!

A pesar de las fuertes corrientes de viento, lograron dirigir la vista hacía donde Riku había señalado. Una extraña ráfaga de viento negra salía de entre la base de un árbol enorme y una pequeña cascada.

-¡Es… el lugar secreto!- exclamó Sora reconociendo aquella abertura como la cueva a la que siempre iban a jugar cuando chicos.

-¡Si el viento nos acerca lo suficiente, podremos…!

-¡Gnhhh…aaaah!

Riku volteó al oír el grito de Sora, sus ojos se abrieron en completa sorpresa al ver que la enorme criatura oscura, ahora también a merced del viento, de alguna manera había extendido su brazo logrando aprisionar a Sora del torso entre su garra. Sora trató de liberarse comenzando a faltarle el aire, pero al ver que le era imposible cerró los ojos con fuerza gruñendo en frustración. Al volverlos a abrir, notó que su visión se estaba volviendo borrosa y comenzó a respirar pesadamente sintiendo que perdía fuerzas.

-No… puedo… ¡gnh!

En el momento en que el viento cambió bruscamente de dirección, el monstruo jaló a Sora hacia él obligándolo a soltarse.

-¡Sora, no!- Kairi trató de sujetarse con mayor fuerza pero la agresividad del viento era demasiado para ella sola y la mano de Sora resbaló entre las suyas.

Riku también fue tomado por sorpresa y perdió el agarre comenzando a alejarse en la dirección contraria. Dirigió su vista hacia Kairi quien gritaba aterrada mientras una de las corrientes de viento la enviaba directamente hacia la pequeña isla. Riku estiró su brazo hacia ella tratando de seguirla pero la corriente en la que quedó atrapado lo llevó en otra dirección y terminó perdiéndola de vista.

-Sht,- murmuró frustrado buscando a Sora con la vista no encontrándolo por ningún lado.

Cerca del ojo de la tormenta, con la criatura aun sujetándolo fuertemente, Sora siguió sus intentos por liberarse con las pocas fuerzas que le quedaban, sin resultado. Comenzando a perder conciencia, dejó caer sus brazos sobre la garra y recargó su cabeza sobre el antebrazo derecho jadeando con lentitud. Entre los constantes rayos que iluminaban el cielo por unos segundos, Sora pudo ver una sombra caer sobre él. Levantó la vista con los ojos entre cerrados. El monstruo mantuvo su otro brazo levantado con la garra abierta unos segundos antes de lanzar un zarpaso en dirección a Sora.

Una completa oscuridad lo invadió por segunda vez dejándolo confundido. Pronto un pequeño rayo de luz cayó sobre él desde lo alto. Cubrió sus ojos con una mano, no estando acostumbrado a la intensidad de aquel brillo, antes de levantarse y abrir por completo los ojos.

-Tú… serás la llave…- escuchó una voz imponente pero calmada a la vez.

-¿Q-quién es?- dijo Sora con un tono nervioso en su voz.

-No tengas miedo… tu destino…

-¿Mi destino?- preguntó Sora sin entender. -¿Qué quieres de…?

Antes de poder terminar la pregunta, todo a su alrededor se desvaneció en un flash una vez más, recuperando los sentidos. Todavía podía sentir la garra presionándolo fuertemente, pero sus fuerzas habían regresado. Levantó la vista quedando sorprendido de ver que el ataque de la criatura había sido detenido por una llave gigante que ahora tenía sujeta entre sus manos… ¿o acaso era una espada con forma de llave? Dejando la pregunta de lado, Sora empujó con todas sus fuerzas la garra de la criatura con ayuda de su nueva arma logrando mandarla hacia atrás. Sin perder más tiempo, volteó hacia los ojos de la criatura y aventó el arma hacia aquella dirección, dando de lleno en la frente del monstruo. La cabeza de éste se inclinó hacia arriba por la fuerza del golpe provocando que lo soltara. Después de haber dado en su objetivo, el arma voló girando de regreso a las manos de Sora, quien ahora salía despedido lejos de la criatura sin saber a donde lo llevaría el viento. Observó unos segundos el arma en su mano viniendo súbitamente a él el nombre de ésta:

'Keyblade…'

-Key… blade…- repitió Sora en un susurro admirando la misteriosa arma de la leyenda.

Segundos después el arma pareció perder peso y comenzó a desvanecerse intermitentemente hasta desintegrarse en varias esferas de luz. En ese mismo instante, la energía abandonó a Sora como si se hubiera desvanecido con la llave y no pudiendo más contra el cansancio, cerró los ojos perdiendo el conocimiento.

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-'Tú serás la llave…'

Se despertó sentándose de golpe con la respiración agitada. Todo parecía haber sido un sueño. Observó a su alrededor. Ya no se encontraba en la isla. Ni siquiera parecía estar cerca del mar. Se encontraba en un espacio reducido con paredes, techo y piso metálicos. Frente a él, había dos asientos de espaldas justo enfrente de un tablero con gran variedad de botones y extraños controles.

-¿Estás bien, compañero?- preguntó una voz a lado suyo sobresaltándolo.

Al voltear, se percató por primera vez de la presencia de dos individuos que lo miraban con curiosidad. Al observar su extraño aspecto, no pudo evitar emitir una interjección de asombro alejándose un poco de ellos.

-¿Qué tengo algo en la cara?- dijo uno de ellos a manera de reproche. Parecía ser un pato vestido de azul con ropas extrañas.

-Garsh. No seas duro con el chico, Donald,- le dijo el otro que tenía la apariencia de un perro parado sobre dos patas vestido con una armadura. –Parece que tuviste un mal día. ¿Recuerdas lo que pasó?

-Yo…- Sora no supo que decir. Recuerdos borrosos de lo sucedido pasaron por su mente en un súbito flash. No podía dejar de pensar en su familia… en Riku… en Kairi. ¿Qué había pasado con ellos? Tenía que saber si se encontraban bien. -¿C-cómo llegué aquí?- preguntó levantándose de pronto.

-Te vimos caer del cielo directo al océano,- explicó el caballero.

Sora lo miró confundido unos segundos y luego corrió hacia una de las ventanas observando el océano a unos cuantos metros debajo de ellos. Así fue como se dio cuenta de que se encontraba en una especie de nave futurista.

-¿Cómo te llamas?- preguntó Donald con curiosidad.

-Em… soy Sora,- respondió el joven observándolo con cierta desconfianza esperando que siguiera dormido y que todo fuera una horrible pesadilla.

-A-hyuck, mucho gusto, Sora,- le dijo el caballero extendiéndole una mano amablemente. –Mi nombre es Goofy.

Sora lo miró por unos segundos calmándose un poco antes de estrecharle la mano con una sonrisa.

Justo en esos instantes, la nave se sacudió bruscamente casi tirándolos al piso y una alarma de alerta comenzó a sonar escandalosamente.

-¡¿Qué sucede?!- exclamó el joven desconcertado.

En ese momento, unas sombras comenzaron a formarse en el piso de la nave y tomaron la apariencia de pequeñas criaturas oscuras con ojos amarillos y antenas.

-¡Esas cosas estaban…!

-¡Los Heartless!- exclamaron Donald y Goofy a la vez.

-¿Los qué?- preguntó Sora sin entender, pero pronto se quedó inmovilizado con la mirada perdida en el vacío. En su mente apareció una vez más la imagen del arma que usó contra el enorme monstruo. Flotaba a su alrededor como si esperara ansiosa a que Sora la agarrara.

-¡Sora!- repentinamente, alguien le llegó por el costado derribándolo haciendo que recuperara los sentidos.

Las criaturas habían aumentado en número. Goofy se había arrojado sobre él evitando que los heartless lo atacaran y ahora se encontraba defendiéndolo con un pequeño escudo con le que repelía a aquello seres. Donald por su parte, había sacado un extraño báculo y se encontraba lanzando conjuros contra las criaturas causando que desaparecieran. Sora se levantó rápidamente tomando un tubo de fierro que se encontraba tirado en el proceso. Los heartless parecían tener una curiosa atracción hacia él ya que solo se dirigían hacia él con intenciones de atacarlo. Sujetó el tubo con fuerza y comenzó a golpear a las criaturas que se le acercaban demasiado como si se trataran de pelotas de baseball.

Poco a poco, la cantidad de ellas disminuyó hasta que simplemente se retiraron, desapareciendo de la misma manera en la que habían aparecido, y la calma volvió a la nave.

-¿Todos están bien?- preguntó Donald refiriéndose tanto a ellos como a la nave.

-El piloto automático se descompuso,- respondió Goofy quien había corrido hacia el tablero y ahora se encontraba sentado en uno de los asientos tomando el control de la nave.

-¿Qué ha sido todo eso?- preguntó Sora aun con el tubo en sus manos.

-Los heartless parecían demasiado interesados en ti,- comentó Donald frunciendo el ceño pensativo.

-¿Crees que él sea quien hemos estado buscando?- preguntó Goofy.

-¿Que yo qué? Alguien dígame que sucede,- dijo Sora más que harto de no recibir respuesta.

-Luego podremos explicártelo todo. Estamos por llegar a nuestro destino y tenemos que encontrar a Leon para hablar con él cuanto antes,- dijo Donald caminando hacia el segundo asiento.

Sora solo frunció el ceño molesto sentándose en el piso con piernas y brazos cruzados. Estaba muy confundido. Solo quería llegar a su casa y asegurarse de que su familia y amigos estuvieran bien. Pero ahora, parecía estar atrapado en una nave con un par muy extraño sin saber a donde iría ni que sería de él.


Nota de Autora:

Y aquí termina el primer capítulo.

Mmm… ¿Lo esperaban mejor?... yo también. ¬¬

¡En fin! Me esforzaré más en el siguiente capítulo. ¡Espero que sigan la historia atentos y aguanten mi lenta manera de actualizar! Y no se detengan de criticarme lo más feamente posible… bueno… los invito a ser sutiles. . No estoy en mi mejor momento X_x.

¡Ah, por cierto, antes de que se me olvide! Hice un sketch rápido de Sora con respecto a la historia. Si quieren checarlo solo busquen el link en mi perfil.