PRÓLOGO
El reino eterno de Asgard, un lugar mágico, un mito para muchos, una leyenda para otros tantos, una realidad para muy pocos; para mí era mi segundo hogar.
Esta historia comienza muchos años atrás, antes de que yo naciera, incluso antes de que los actuales reyes de los nueve mundos existieran. Esta historia comienza con un Jotun, el primer rey de Jotunheim, Külm ese era mi tátara-abuelo. El día que Külm tuvo hijos, llego a tener gemelos; el mayor Leytal, él era como cualquier Jotun, un gigante de hielo más; pero el segundo Jonna, mi bisabuelo, no era nada parecido a los gigantes de hielo, era muy pequeño para ser hijo de gigantes, su piel muy diferente, era blanca y tersa, cabello blanco como la nieve y sus ojos azules, se podia decir que era lo opuesto a un gigante de hielo, pero mi tátara-abuelo los amo por igual. Al paso de los años cuando ambos crecieron, sus poderes se fueron desarrollando. Mi bisabuelo y mi tío bisabuelo era muy diferentes, como dos copos de nieve, no solo en su físico sino también en forma de ser y claro estaba en sus poderes; Leytal tenía los comunes poderes de un gigante de hielo, pero no Jonna, mi abuelo, él podía hacer mágicas cosas con el hielo y la nieve, él tenía el poder del invierno en sus manos, el invierno fluía por su cuerpo, fue mi bisabuelo Jonna quien creo el cofre de los inviernos pasados, con el creyó que podría ayudar a Jotunheim, no sabría la desgracia que este provocaría después.
En cada historia siempre hay un bueno y un malo, adivinen quien es quien; mi abuelo a pesar de siempre ser rechazo y despreciado por su misma especie, siempre tuvo un corazón noble; mi tío abuelo Leytal siempre tuvo una fuerte envidia sobre los poderes de mi bisabuelo. Los años pasaron hasta el día de la coronación del siguiente rey de Jotunheim, Leytal, por ser el primero en nacer fue quien ascendió y tomo su lugar como rey de Jotunheim. Como lo dije en un principio mi tátara-abuelo amaba demasiado a sus dos hijos, no quiso que ninguno de los dos se quedara sin un trono, así que creo un mundo aparte para que su hijo Jonna gobernara.
—Hijo—dijo mi tátara-abuelo— este es tu mundo, tú lo gobernaras, créalo como tú quieras.
Mi tátara-abuelo se fue dejando a mi bisabuelo en ese nuevo mundo para él. Lo primero que hizo fue, con sus poderes, crear un castillo de hielo tan claro como el cristal; mi bisabuelo nombro aquella tierra como Glerheim, y también se le llego a conocer como el mundo de cristal.
Las diferencias entre Jotunheim y Glerheim, se hacían notar tanto como en los hermanos. Jotunheim era oscura como la noche, la noche con su frio destructor reinaba sobre ese lugar; en cambio Glerheim era tan clara como la luz del día, el sol irradiaba sobre la ciudad de cristal haciéndola brillar solo poco menos que la ciudad dorada de Asgard.
Se dice que cada cierto tiempo-no se sabe con exactitud cuánto- pero dicen que nace una generación diferente de gigantes de hielo, así como le paso a mi tátara-abuelo; desconocemos si esto ha vuelto a ocurrir ya que perdimos toda comunicación con Jotunheim; como había dicho anteriormente, eran reinos muy diferentes, más que nada perdimos el contacto con los Jotuns porque su pueblo siempre vivía en conflicto constante con los nueve mundo, mientras que Glerheim era un reino de absoluta paz, nos gustaba vivir en paz con los nueve mundos, creímos que siempre seria así, pero no lo fue.
El tiempo pasó y nació mi padre Janjic, y su primo Laufey. Laufey, la perdición de Jotunheim. Igual o incluso peor que las antiguas generaciones de gigantes, la maldad corría por sus venas, tenía sed de poder y nada lo saciaba. Esa misma sed de poder fue la que desato la guerra de Jotunheim contra el reino eterno de Asgard; la guerra más cruel que los nueve mundos hayan presenciado jamás. El día que la guerra término, cuando los asgardianos tomaron el cofre de los inviernos pasados; ese día nací yo, Jemma, un niña con cabellos tan blancos como la nieve, piel blanca, mejillas rosadas y ojos azules.
Cuando llegue a la edad de cinco años, la paz que se conocía en Glerheim desapareció. Una especie desconocida ataco sin razón alguna a Glerheim, mi padre lo que hizo fue pensar en la protección de mi madre y la mía; fue hasta Odín pedirle por la protección de nosotras, el rey accedió y además le envió la ayuda con una parte de sus ejércitos. Creímos que la guerra duraría solo unos días o pocos meses, pero esto no fue así, fue la guerra más larga en todos los nueve reinos.
Mi madre y yo viajamos a través del Bifrost para llegar a Asgard, ahí en el puente guardias ya nos esperaban para escoltarnos hasta el palacio, De camino yo iba asombrada por la ciudad de Asgard en realidad era muy bella. Al llegar al castillo la reina Frigga nos recibió de manera amable, nos mostró nuestras respectivas habitaciones, mi habitación era enorme y era solo para mí.
—Les presentaría a mis hijos ahora—dijo la reina—pero están en clases ¿te gustaría ir Jemma? —pregunto ella volteándome a ver con una dulce mirada en sus ojos azules.
— ¿Qué dices cariño? —pregunto mi madre.
—No sé—conteste en voz baja, tenía miedo, todo era nuevo para mí.
—Bueno—Frigga se puso a mi altura viéndome a los ojos— ¿te parece si te llevamos a las clases y al final del día nos cuentas si te gusto o no? — yo solo me limite a asentir- perfecto-me sonrió de manera dulce.
Salimos del castillo, caminamos un poco por las calles de Asgard. Llegamos a un pequeño lugar muy cerca del palacio, entramos y caminamos por un pequeño corredor que tenía unas pocas habitaciones; nos paramos frente a una puerta, la reina toco con sus nudillos la puerta y de momento salió una joven de la habitación.
—Mi reina—la joven hizo una reverencia— ¿desea hablar con los príncipes?
—No, te he traído a una nueva niña, ella es Jemma, princesa de Glerheim, así que por favor hazla sentar con mis hijos.
—Así será mi reina, ven cariño—la joven me ofreció su mano y yo la tomé—te presentare a tus nuevos amigos.
Al entrar a la habitación la puerta se cerró detrás de nosotras, sentí un nudo en el estómago, estaba nerviosa, no sabía que pasaría; en la habitación había niños sentados en pequeñas sillas de colores frente a mesas redondas, y en cada mesa había 5 niños, menos en una que estaba en el centro ahí solo había dos niños; varios pares de ojos me veían con curiosidad, nos detuvimos cuando llegamos al frente.
—Niños—hablo la joven—ella es Jemma, y será su nueva compañera.
— ¡¿Por qué tiene el cabello blanco?! — grito un niño al fondo.
—Sí, es rara—dijo una niña.
Todos comenzaron a reír ante el comentario menos los dos niños solos, comencé a sentir un calor en mis ojos, veía borroso, en eso las lágrimas salieron, nunca se habían burlado de mí.
— ¡SILENCIO! —grito la joven, todos quedaron en absoluto silencio—ven cariño, me guío hasta la mesa donde estaban los dos niños solos—siéntate aquí— por la orden que dio la reina, creo que ellos eran sus hijos, ambos niños se me quedaron viendo, uno era más grande, de cuerpo un poco corpulento, tenía el cabello rubio, ojos muy azules, y el otro niño tenía el cabello negro y unos ojos verdes esmeralda, era un poco más pequeño y delgado que su hermano, pero a diferencia del rubio, el de cabellos azabaches me miraba con más atención y con una mirada penetrante—bien niños—llamo la atención de todos la joven— ¿en qué nos quedamos? —todos la voltearon a ver menos el niño de cabello negro él seguía mirándome—ah ya recordé, la historia de Yggdrasil.
La joven contaba con esmero la historia, al término de esta nos dio hojas y colores para que dibujáramos a Yggdrasil. Yo estaba muy concentrada en mi dibujo, pero la mirada de aquel niño seguía ahí y comenzaba a incomodarme.
— ¿Te estoy molestando? —pregunto el moreno.
— ¿Disculpa? —su pregunta me confundió un poco parecía haber leído mi mente.
—Por supuesto que sí—contesto el rubio— disculpa a mi hermano—se dirigió hacia mí—mi nombre es Thor príncipe de Asgard y el pequeño tonto que te acosa…
— ¡Oye! —Alzo la voz molesto el de ojos verdes—yo puedo presentarme solo Thor, mi nombre es Loki—tomo mi mano y deposito un pequeño beso, rápidamente el color subió a mis mejillas —príncipe de Asgard—me miró fijamente a mis ojos, sus ojos tenían un brillo especial que los de Thor no poseían.
—Mi nombre es Jemma, princesa de Glerheim. —dije aun con mi rostro lleno de rubor.
—Eso explica todo sobre ti—dijo el de ojos azules.
— ¿Tu eres la princesa que se quedara con nosotros en el castillo? —pregunto Loki.
—Si—dije sonriendo.
—-Qué suerte que la princesa sea muy bonita—dijo Loki haciendo que mis mejillas ardieran, en eso me di cuenta de que aún no me había soltado la mano, nos soltamos y nos pusimos a terminar el dibujo.
La hora de salir a jugar llego, la maestra nos dejó salir a un pequeño jardín, ahí pude ver a las niñas asgardianas jugar con sus muñecas de trapo, los niños asgardianos jugaban con palos de madera simulando ser espadas, como si fueran guerreros; entre ellos había una niña que también quería jugar a ser guerrera, pero no la dejaban, solo tres niños la dejaron jugar con ellos. Thor salió corriendo en dirección de los tres niños con la niña. Loki se paró a mi lado y dio un profundo suspiro.
— ¿No te gusta jugar con tu hermano? —le pregunte a Loki.
—Sí—contesto con una pequeña sonrisa y luego desapareció—pero no cuando está con ellos—vi en sus ojos tristeza y no quise preguntar más sobre ellos.
— ¿Qué es lo que haces si no juegas con ellos?
—A veces me pongo a leer un libro de hechizos básicos que mi mamá me enseña, pero hoy lo olvide en casa.
— ¿Sabes hacer magia? ¿Qué puedes hacer?
—Pues aun no mucho, apenas estoy aprendiendo ¿y tú? —me regreso la pregunta.
— ¿Yo? —pregunte confusa.
—Si—me volteo a ver y sonrió— ¿tiene algún poder? He oído que los Gler poseen poderes especiales ¿Qué poder tienes?
—Bueno yo, ammm… puedo crear nieve y congelar cosas.
- ¿En serio? -preguntó con asombro el pelo negro azabache.
—Sí, mira—tome una rama seca entre mis manos, sentí el frio en mis venas y de pronto la rama se congelo en mis manos.
- ¡Guau! -exclamo Loki.
—Y puedo hacer que caiga nieve, pero mi mamá aun no me deja hacerlo fuera de la casa.
—Llegando al palacio lo haces—me sonrió y sus ojos brillaron más por la emoción.
Claro que me Thrill al El ver cómo se asombraba ante mis poderes.
—Miren a quien tenemos aquí—dijo un niño alto de cabello café y ojos negros—los niños más raros de la escuela, juntos.
—Déjanos en paz Brant, no te estamos molestando—dijo Loki.
—No me importa—el niño de ojos negros nos miraba con enojo y desprecio—no me caes bien— Brant le dio un puñetazo a Loki en el rostro, dicho golpe lo tumbo al suelo noqueándolo.
— ¡Loki! —Corrí hacia él para ver si se encontraba bien, me arrodille a un lado— ¿estás bien? —vi que solo tenía el labio partido, los niños se acercaron peligrosamente a nosotros— ¡largo, aléjense! —al mismo tiempo que dije esas palabras moví mi brazo y sentí el frio correr por mi brazo, al instante hielo en forma de picos apareció entre nosotros y los niños, los cuales asustados corrieron por no saber que paso, en eso Loki abrió los ojos— ¡Loki! ¿Estás bien?
—S-sí, un poco adolorido es todo.
—Ven, vámonos.
Lo ayude a levantarse y nos fuimos a esconder detrás de unos arbustos para que los niños ya no nos molestaran.
— ¡Tu labio sangra! —dije apuntándolo con mi dedo índice.
—Oh, sí—puso sus dedos sobre su labio partido, de sus dedos irradio una pequeña luz verde, al quitar su mano ya no tenía la herida.
—¡¿Cómo lo hiciste?! —pregunte con asombro.
—Bueno, no es la primera vez que me hacen algo como esto, de hecho me han hecho peores pero Thor me ha defendido, pero bueno la primera vez que llegue así y mi mamá me vio fue entonces que me empezó a enseñar a cómo defenderme con magia, pero mientras aprendía me enseño este sencillo hechizo para heridas—nos quedamos en silencio por unos minutos—y… ¿Qué paso después de que me golpearon?
—Corrí a ayudarte y…
- ¿Qué? Me pregunto por animarme a continuar.
—Se iban acercando más para hacernos daño y antes de que se acercaran—suspire—hice una franja de hielo en forma de picos.
— ¿De verdad?
—Sí—dije un tanto apenada.
—Me protegiste—dijo Loki en un susurro meditando la situación.
—Bueno, más bien…—me interrumpió dándome un abrazo.
—Gracias—susurro en mi oído.
El rubor se posó sobre mis mejillas, nos soltamos de tan tierno abrazo y al enderezarme una rama traviesa con espinas raspo mi mejilla haciéndola sangrar un poco.
—Auch—me queje poniendo mi mano sobre mi mejilla herida.
—Déjame ver—Loki quito mi mano—es solo una pequeña herida— puso su mano sobre mi mejilla, de reojo mire su mano brillar otra vez en ese color verde esmeralda, sentí un calor en mi mejilla y un pequeño ardor en ella, cuando el calor y el ardor cesaron Loki quito su mano—listo, ya no tienes nada—toque mi mejilla y así era.
—Ahora tú me salvaste.
—Bueno… no fue para tanto…
—Gracias—lo abrace y él me correspondió el abrazo.
Después de aquel día Loki y yo fuimos amigos, también me hice amiga de Thor y de sus amigos que eran Sif, Frandal, Volstagg y Hogun, pero mi mejor amigo era Loki; el confiaba en mí y yo confiaba ciegamente en él. En el castillo solía jugar con Thor y Loki, pero cuando Thor llegaba a salir con sus amigos, y Loki no tenía humor para estar con ellos yo me quedaba con él, me encantaba estar con él; a veces yo congelaba mi cuarto o el cuarto de Loki y jugábamos en la nieve, o si no el me enseñaba alguno de los trucos nuevos que aprendía con su madre. Un día como cualquiera a ambos se nos ocurrió congelar el salón del trono, queríamos solo un lugar más amplio para jugar, aprovechamos que Odín tuvo una salida, así que nos escabullimos y cerramos la puerta y la magia comenzó, jugamos por un buen rato nos deslizábamos desde el trono por todas las escaleras congelas como si fuera una resbaladero de hielo; lamentablemente perdimos la noción del tiempo y no nos percatamos de la llegada de Odín, nos castigaron fuerte, yo no podía usar mis poderes por un buen tiempo.
Los años en el palacio pasaron, la guerra seguía en casa, así que madre y yo no podíamos volver, mi infancia la pasé en Asgard. Cuando Loki y yo cumplimos 10 años, Odín lo mando llamar junto con Thor a la cámara de armas; Loki me dijo que lo esperara en el jardín que no iba a tardar mucho. Después de varios minutos de espera escuche pasos y una voz que gritaba mi nombre.
— ¡Jemma! —voltee y vi que Loki venia corriendo hacia mí— ¡Ven!
Paso a un lado mío corriendo y tomó mi mano, con rapidez me levanto y me llevo corriendo tras él, nos detuvimos a la mitad del jardín con la respiración un poco agitada.
— ¿Qué-que paso Loki? ¿Qué te dijo tu pa-padre? —pregunte tratando a la vez de recuperar mi aliento.
—Bueno…—tomo aire y se recuperó—nos contó la historia de la batalla de Jotunheim contra Asgard, nos habló de la paz de Asgard y que algún día—sus ojos comenzaron a brillar por la emoción—Thor o yo seremos reyes de Asgard, pero que los dos nacimos para ser reyes.
—Yo sé que tú serás el rey de Asgard.
—Eso espero…
Los días que siguieron después de la plática que Odín tuvo con sus hijos, no fueron muy gratos para el pobre Loki. Cada noche él tenía pesadillas sobre los gigantes de hielo. Una noche llego Loki a mi habitación.
—Jemma—dijo en un susurro el ojiverde moviéndome un poco sus manos para que me levantara.
Con una de mis manos me talle los ojos, voltee a ver a Loki
— ¿Qué te pasa Loki? —mis ojos se acostumbraron a la oscuridad de la habitación y pude enfocar al pequeño niño de cabellos negros, en una mano traía su manta favorita de color verde, mire sus ojos y el brillo característico de sus ojos estaba empañado por lagrimas, Loki estuvo llorando.
—Tengo miedo—me susurro.
—Ven sube—me moví a un lado para hacerle algo de espacio a Loki, él subió a mi cama y nos abrazamos, podia escuchar pequeños sollozos salir de los labios del moreno, acaricie su mejilla y dicho gesto lo hizo abrir los ojos, mire sus ojos verde esmeralda y limpie las lagrimas traviesas que corrían por sus mejillas.
—Todos me abandonaban—Loki hablo de repente—estaba solo… gritaba tu nombre y el de Thor, nadie me respondía, en eso moría congelado… solo en Jotunheim—las lagrimas volvieron a brotar; yo continuaba limpiando las lagrimas de su rostro—Jemma—Loki susurro mi nombre con voz quebrada—no me dejes solo—acaricie su mejilla, le di una pequeña sonrisa y lo vi directo a los ojos.
—Nunca… te dejare solo.
— ¿Lo prometes?
—Te…te lo prometo, ya hay que dormir.
— ¿Y si vuelvo a soñar con los gigantes? —sus ojos se abrieron con miedo y preocupación.
—Yo estaré aquí para ti—en eso comencé a cantar una canción de cuna que mi mamá solía cantar para mí cuando tenía pesadillas—solo cierra tus ojos, el sol se está poniendo, tu estarás bien, nadie puede herirte ahora, ven luz del día, tu y yo estaremos sanos y salvos.
El se quedo profundamente dormido cuando termine de cantar, bese su frente y me dormí con él. Esa no fue ni la primera ni la última vez que Loki llego a tener pesadillas como esas, a veces venía conmigo, otras con Frigga y muchas otras veces iba con Thor. Fue ahí que pude ver que sus lazos de hermandad eran muy fuertes, demasiado fuertes como para romperse… o al menos era lo que yo creía.
Nuestra adolescencia fue muy diferente a nuestra niñez, de no ser tomados en cuenta pasamos a llamar la atención. Así es, habíamos crecido; a mi edad las chicas en Glerheim son muy hermosas, y yo, no era la excepción de la regla, Loki también se puso muy guapo, para no tener un cuerpo fornido y musculoso con el de Thor, Loki era guapo y tenía su encanto; aun que claro está que el preferido de todos y todas era Thor.
Recuerdo una vez que la chica que mas me caía mal beso a Loki, el primer beso de Loki fue robado, él no hizo nada para evitarlo; todo paso frente a mis ojos, tan rápido y la vez tan lento, sentí un dolor en el pecho, algo que me desgarraba por dentro, fue entonces que descubrí que mi amistad con Loki ya no sería igual, había descubierto que me había enamorado de mi mejor amigo. Desde aquel beso robado yo fui distante con Loki, él rápidamente se dio cuenta de mi extraña actitud. Un día cansado de todo esto me llevo hasta el centro del jardín, a empujones, jalones y a regañadientes me llevo a ese lugar.
— ¡¿Qué rayos te pasa?! —Pregunto muy molesto Loki, jamás se había comportado así conmigo— ¡¿Por qué te estás comportando de esa manera?!
— ¡¿De qué manera?! —pregunte en su mismo tono de voz, estaba realmente molesta porque no impidió lo que le paso.
— ¡ASÍ! —Dijo exaltado— ¡Estas distanciada, extraña y ahora sales con que no tienes tiempo para nosotros! ¡¿Cómo era que antes si tenías tiempo?!
—Bueno…—tenía miedo que descubriera la verdad—es que con los entrenamientos ya no tengo tiempo—me excuse.
—No me mientas Jemma, sabes que eres mala para eso—él tenía razón, Loki era demasiado bueno para mentir, si no era porque lo conocía bien no sabría diferenciar entre sus verdades y sus mentiras.
—Bueno yo…—no sabía que decir, me había acorralado.
—Jemma, estoy perdiendo la paciencia y sabes que no es agradable cuando eso paso ¿me vas a decir? —tenía razón, el hacerle perder la paciencia no era nada bueno, pero mi miedo a ser descubierta era mayor así que lo rete.
— ¿Para qué?
—Está bien, me canse, no había querido usar mis poderes en ti esperando que me dijeras que te pasa, pero viendo que no quieres…no me dejas otra alternativa—no sabía que poder iba a usar, sentía que por dentro temblaba como una hoja, Loki me miraba de una manera penetrante con sus ojos verdes, en eso ¡boom! Lo sentí entrar en mi mente ¡El iba a leer mis pensamientos! Rápidamente intente ocultar aquella información dentro mi mente, era como jugar al gato y al ratón, pero al final de cuentas el gato atrapo al ratón, al ver que era lo que me tenía así sus ojos se abrieron como dos platos y una pequeña sonrisa burlona se poso en sus labios— ¿Era eso?
—Por eso no te quería decir—cruce mis brazos molesta—sabía que te burlarías de mí, y no pienso aguantar tu humillación—cuando Loki se proponía humillara alguien llegaba a ser muy cruel y yo no quería ser parte de eso—me voy—me di media vuelta y antes de comenzar a andar, Loki tomó mi brazo, me volteo y me pego a él, sentía su corazón latir fuertemente en su pecho, nuestras respiraciones chocaban, no lo quería ver a los ojos, en eso tomo mi barbilla y me hizo verlo directo a los ojos, esos ojos que tenía una intensidad de mil soles.
—Sabes…—su aliento roso mis labios—ese fue el beso mas asqueroso que me han dado… y eso que es el único beso que me han dado, imagínate que tan mal tuvo que haber estado—ambos soltamos unas pequeñas risitas, luego él se torno serio y profundizo su mirada—Jemma…—mi nombre se oía perfecto en sus labios—los únicos labios que siempre me he muerto por probar son los tuyos—mis ojos se abrieron en gran tamaño al escuchar esa declaración y mi corazón se acelero—pero nunca me había atrevido a besarte por que no sabía tu reacción—su dedo pulgar acaricio mis labios con delicadeza, su mirada se poso sobre mis labios—no sabría si te agradaría o… dejaríamos de ser amigos, tenía miedo, prefería conservar tu amistad a perderla—su mano que sostenía mi barbilla camino lentamente hasta mi nuca acariciando mi piel haciendo que la electricidad y los vellos de mi piel se erizaran—pero ya no tengo miedo.
Dicho esto me atrajo hacia él acortando la pequeña distancia que queda entre nuestros labios, sus labios se posaron sobre los míos de una manera tierna, la danza entre nuestros labios comenzó, al principio comenzamos a besarnos con la timidez de dos adolescentes, con el miedo de no querer estropear tan bello momento, en eso el poso una de sus manos en mi cintura pegándome aun más a él, me comenzó a besar con más confianza, era un beso muy tierno, yo coloque una mano alrededor de su cuello atrayéndolo más hacia mí, había probado los labios de Loki, eran tan dulces y adictivos, con un beso tuve para no quererme separar jamás de él, mi otra mano traviesamente jugaba con sus cabellos negros, no nos queríamos separar, ambos habíamos anhelado tanto este momento que no lo queríamos arruinar con una pequeña separación para tomar aire.
— ¡Vaya, vaya! —una voz familiar para ambos resonó detrás de Loki, abrí mis ojos de la impresión y ambos nos separamos de la impresión—que guardado se lo tenían.
— ¡Thor! —dijo molesto Loki— ¿Qué haces aquí? —bajo su voz para no armar escándalo.
—Me mandaron a buscarlos, pero tranquilos—alzo Thor las manos como mostrando rendirse—no diré nada—Thor se fue dando la media vuelta dejándonos solos—solo no se tarden tortolitos o el siguiente en venir a buscarlos será padre.
Desde aquel día mi amistad con Loki ya no fue igual, fuimos más que amigos; pero nadie lo sabía a excepción de Thor.
En mi adolescencia, la reina Frigga hizo que me dieran entrenamientos para pelear, para ser una guerrera asgardiana; Sif y yo éramos las únicas mujeres en los entrenamientos, pero ambas éramos las más salvajes guerreras de Asgard. Mi madre no estuvo muy de acuerdo con los entrenamientos, ella defendía que como las Gler que éramos debíamos ser pacificistas y nos buscar la guerra, pero la reina Frigga llego a convencer a mi madre que no era para buscar guerra era para mi propia defensa personal, que no podía andar congelando a cualquiera que me quisiera hacer daño, mi madre llego a aceptar y hasta ella termino aprendiendo unos cuantos movimientos que Frigga le enseño.
Sobre mi relación con Loki, nadie se entero, todos creían que seguimos siendo simplemente amigos, bueno todos menos Thor. Ocultábamos nuestra relación ya que a mi madre nunca le cayó bien Loki y nunca me quiso decir el por qué; muy apenas me dejaba ser su amiga.
Al crecer un poco mas y llegar a una edad más madura Odín nos llegaba a mandar a la guerra a los tres guerreros-Volstagg, Hogun y Frandal-a Lady Sif, a Thor, a Loki y a mí. Thor tuvo que pasar varias pruebas para demostrar que era digno de obtener un martillo llamado Mjolnir. Al final, a Thor se le fue concedido el mágico y poderoso martillo Mjolnir, el cual tenía el poder de invocar rayos, truenos, etc. Debo admitir que a mi querido amigo Thor el ego se le subió un poco, está bien mucho, ahora era un joven necio, soberbio, egoísta, buscaba ser alabado siempre por sus numerosas hazañas, solo quería recibir el galardón él, y lo recibía, no importaba que los demás también hubiéramos colaborado con él, e incluso haciendo el trabajo más pesado mientras él salía a relucir como el "héroe", pero mi querido amigo rubio cabeza hueca era quien en primer lugar nos metía en grandes aprietos, pero Loki siempre tenía que salir a remendar los errores de su hermano, pero al parecer nadie notaba el esfuerzo de Loki, solo yo y todo volvió a ser como en nuestra infancia. Loki a pesar de tener magníficos poderes con su magia nadie lo notaba, todos solo veía a Thor empuñando a Mjolnir. A Loki y a mí nos disgustaba que nadie se diese cuenta de la verdad; si Frigga, Loki o yo llegábamos a tratar de hacer ver que Loki fue quien había salvado el día Thor solo salía con su molesta frase: "Unos luchan y otros solo hacen trucos", era molesto, pero al parecer al padre de todo no le importaba, el estaba orgulloso del bravo y cabeza hueca de su hijo. Quiero mucho a Thor, es mi amigo y cuñado, pero últimamente con su ego fuera de control me sacaba de quicio.
Los años siguieron transcurriendo, la guerra en casa nunca ceso… temía nunca volver a casa, temía por la vida de mi padre; lo único que me reconfortaba era que Asgard era como un segundo hogar para mí y que Loki estaba a mi lado. A veces para no aburrirnos, Loki y yo hacíamos travesuras, debo admitir que eran más travesuras de él que mías, yo era muy mala para eso, yo solo lo ayudaba. Él era tan bueno haciendo travesuras que lo llegaron a apodar "el dios de las travesuras"; hacíamos travesuras sin ser vistos por Heimdall, Loki era muy hábil con su magia así que escondernos era pan comido, viajábamos por los nueve mundo haciendo travesuras de aquí para allá. Un día nos llegamos a meter en un lío muy grande en Vanaheim, Odín tuvo que ir a resolver nuestra travesura; por poco casi nos separaba, pero Frigga abogo por nosotros, al igual que Thor, y así que el padre de todo no nos separo; Loki y yo decidimos solo bajarle el nivel a las bromas y no hacerlas ya en los nueve mundos.
Una mañana, me encontraba entrenando con Sif, cuando Loki llego corriendo.
—Jemma, padre te busca—dijo con la respiración alterada el ojiverde.
Voltee para ver Sif.
—Anda ve con él—me dijo Sif.
—Gracias—le sonreí.
Loki y yo nos fuimos corriendo por todo el palacio, nos detuvimos al llegar a la puerta del salón del trono, al entrar hicimos una reverencia al padre de todo.
—Qué bueno que llegan—la voz de Odín resonó por todo el salón, ahí se encontraban también, Thor, Frigga y mi madre—Hace unas horas un mensajero de Glerheim llego con una noticia…—mi corazón se acelero—la batalla en Glerheim… ha terminado-di un suspiro de alivio y todos sonreímos.
— ¡¿Esto cierto padre de todo?! —le pregunte emocionada por la noticia.
—Así es Lady Jemma—dijo Odín con su voz calmada y autoritaria.
— ¿Cómo se encuentra mi esposo? —pregunto mi madre con preocupación en sus ojos.
—El rey Janjic se encuentra bien, cansado por la larga batalla, pero las espera a ambas, dijo que podía regresar cuando gusten.
—Queremos regresar hoy mismo—dijo mi madre y mi corazón se partió, quería ir a casa ver a mi padre, pero no quería dejar a Loki, no aún.
— ¿Ahora? —pregunte yo— pero madre, mañana es la coronación de los príncipes.
—Cierto—gracias a Yggdrasil que mi madre entro en razón y acepto mi excusa—bueno nos iremos al terminar la celebración.
—Como deseen—dijo Odín—pueden retirarse— nos ordeno.
Al salir de aquel lugar, Loki, Thor, los tres guerreros, Lady Sif y yo nos fuimos a festejar la buena noticia en la ciudad de Asgard.
Al caer la noche sobre Asgard, salí a caminar al jardín, no podía dormir; al llegar a la mitad de dicho lugar me encontré con alguien más que tampoco podía conciliar el sueño… era Loki.
— ¿No puedes dormir? —le pregunte y el volteo a verme.
—Tuve una pesadilla que hace tiempo no tenía—se acerco a mí, tomo mis manos y deposito un beso en cada una—me dejabas, estaba completamente solo, gritaba tu nombre y el de Thor, pero ninguno de los dos venía, vi mi piel comenzar a ponerse azul, grite… sentí algo que me apuñalo el estomago, mi sangre caía sobre la nieve y moría…—beso mi frente y me miro directo a los ojos, sus bellos ojos color esmeralda se cristalizaron, hace tiempo que no veía a Loki llorar—Jemma… no me dejes solo—dijo con un nudo en la garganta, comenzó a acariciar mi mejilla—promételo.
—Te prometo que… nunca te dejare solo—limpie la lagrima que comenzaba a caer por su mejilla, bese su mejilla y después nos dimos un tierno beso en los labios.
Nos recostamos sobre el pasto para contemplar las bellas estrellas que iluminaban la ciudad dorada de Asgard, Loki recargo su cabeza sobre mi pecho, yo comencé a acariciar sus cabellos negros y volví a cantar aquella canción de cuna…
—Solo cierra tus ojos, el sol se está poniendo, tu estarás bien, nadie puede herirte ahora, ven luz del día, tu yo estaremos sanos y salvos.
