Rumbo al Sur

I. Dos mulas

El Sol brillaba en todo su esplendor, el calor era asfixiante y sobre todo por el hecho de cruzar las montañas en a caballo, para llega a un pueblo, en el que solo se llega de esta forma. Mientras aquel hombre cabalgaba, a lo lejos escucho gritos

-¡No! ¡Por favor no! ¡Suéltenme!

-JAjaja

-Eres una mujer hermosa

-Jejeje

-¡No! ¡Por favor no!

-Acércate. Vas a conocer a un hombre

-Jajaja

Aquel hombre desmonto y se dirigió a donde provenían los gritos. Era una pequeña cañada; pudo observar a una mujer semidesnuda que forcejeaba para que tres hombres no le quitaran el último trozo de tela que cubría su blanca piel

-Te vamos a tratar bien cariño

-Vamos a aportar a ver quien se la queda

-¡no!

-¡Vamos a divertirnos! ¡Vamos a divertirnos!-Cantaban los ebrios hombres alrededor de la aterrada mujer, de pronto, escucharon un disparo y una voz que les decía

-Se acabo la fiesta.- Después del silencio, uno de los tres hombres dijo

-¡Oye! No se quien rayos eres, pero no arruines la diversión. ¿Seguro puedes con los tres?

-Aquí tenemos una botella de buen wisky esperando por ti, y además…-Dijo el otro, en el momento en que el tercero se escondía tras unos matorrales para disparar su arma. Pero aquel hombre era más rápido de lo que creían, disparo y mato a dos de ellos. El tercero al ver lo sucedido, tomo por el cuello a la mujer y le apunto a la cien diciendo:

-¿Ahora que vas a hacer? Tal vez me mates, pero te aseguro que no vas a poder disfrutarla…a menos que te guste divertirte con un cadáver.- Al no obtener respuesta alguna, disparo hacia una enorme roca tras la cual se encontraba aquel desconocido. Inmediatamente cayó a sus pies un cartucho de dinamita. El hombre soltó a su presa, y corrió para tratar de protegerse de la explosión. Pero fue inútil, ya que aquel hombre salio de su "escondite" y dio tres disparos. El hombre callo fulminado a un costado de la mujer. Mientras ella veía al hombre que expiraba, el otro llego hasta ella y apago la dinamita. La asustada mujer retrocedió

-Será mejor que se vista…oh el sol la va a quemar-Dijo él

-E-ellos, Ellos dijeron que me matarían.-Dijo llorando la mujer.-Que me matarían si los acusaba.- Mientras ella decía esto, aquel hombre se acerba a ella.

-Bueno, ahora ya no podrán decir nada. Vístase.- Dijo el mientras caminaba hacia los cuerpos tendidos en el suelo. Reviso sus pertenencias. Tomo cigarrillos y recargas para las armas que llevaban en sus vestiduras. Tomo la botella de vino y dio un trago, cuando escucho

-Es un buen hombre.-Cuando escucho esto volteo hacia quien le hablaba, su rostro se desencajo totalmente.-Toda mi vida le pediré al Señor que lo proteja de todo mal…

-Santo…cielo.-Dijo el

-También pediré que durante toda su vida obtenga lo que quiere.-Dijo ella mientras se acercaba. El hombre bajo la botella de vino y la observo de arriba abajo. Vestía hábitos, negros con blancos y una reluciente cruz que bien podría ser de oro en la cintura.

-Por todos los diablos… ¿pero que rayos hace una monja aquí?

-Tengo una misión. En las afueras una monja esta salvo entre matones y ladrones. Pude haber evitado a esos hombres pero decidí pedirles comida-Dijo ella

-Y… ¿se la ofrecieron?

-No.-Dijo ella negando con la cabeza

-Debieron quedar algunas sobras…

-No. NO podría comer en estos momentos

-Pero…Seguro le caería bien un poco de wiskey.-Dijo el ofreciéndole la botella

-¿Whiskey…? ¿Yo? Gracias, pero no. No puedo

-Ah…bien. ¿Es su mula?-Pregunto el señalando al animal atado a un árbol

-Si

-Sin provisiones, casi sin agua… ¿Cómo esperaba resistir?

-Tenia esperanza en que el señor proveería

-¿Qué? ¿De tipos como estos?

-También lo trajo a usted.- El hombre la vio por debajo de la pestaña del sombrero

-¿ donde se dirige?

-Al norte

-¿Al norte?

-Bueno pues… yo voy al sur. Así que preparare los caballos y me iré.-Dijo dirigiéndose hacia sus animales

-Pero…Pero primero debemos sepultarlos.-Dijo ella tras de el.-No podemos abandonarlos sin darles una cristiana sepultura

-Ja. Después de cómo la trataron siente que lo merecen

-claro que si

-Hay, esta mal de la cabeza

-¿Tiene una pala?

- Hermana, eleve sus ojos al cielo-Dijo el viendo un par de zopilotes que surcaban por los aires.-Dígame si ellos son o no criaturas del Señor.

-Por supuesto que si

-Entonces porque quiere privarlos de su alimento…

-¿Tiene una pala?-volvió a preguntar

-Si. En mi mochila en la colina

-Entonces, ¿Podría cubrirlos por favor? Por mi tranquilidad, si no le es molesto

-Hermana, no me importo matarlos por usted, pero ni piense que voy a ensuciarme por ellos

-Es terco como mi mula ¿lo sabe?

El asintió con la cabeza y dijo.-Peor.-Y subió a la colina. Sentones en una piedra y observo como la hermana se daba a la tarea de cubrir con piedras los cuerpos inertes de sus agresores.

-¿Le salieron ampollas?-Pregunto mientras la hermana se acercaba a él

-Hay cosas que han dolido más. Gracias hermano.-Dijo entregándole la pala

-Me llamo Darien. Darien Chiba.-Dijo el recibiendo la pala y colocándola en el suelo

-Soy la hermana Serena.

-Bien Hermana Serena, si se aburre de ser monja, podría obtener trabajo como sepulturera. Como algo-Dijo ofreciéndole un trozo de pan con carne.-Esos hombres no sabían pelear, pero uno era un buen cocinero.

-No podría comer nada de ellos. Pero si beber un poco de agua

-Mm. Como guste-Dijo dándole un cantimplora. Ella la tomo y bebió. Bajo con la cantimplora en mano. Llego hasta las tumbas que había erigido y las roció con el vital líquido en forma de bendición. Darien, al ver esto, bajo corriendo y le quito la cantimplora a la Hermana

-¡Usted si que esta loca!

-Déme eso por favor

-Escúcheme bien, si quiere bendecirlos hágalo en seco. No estoy obligado a nada más con usted. Así que ahora…tengo que irme. Aléjese del sol ¿de acuerdo? Oh se vera en problemas.-Dijo el ante la atónita mirada de la hermana

-Adiós, muchas gracias. Valla con Dios.-Dijo ella, a lo que el solo agradeció con el sombrero. Ella se dirigió a su mula, la desato y subió para tomar de nuevo el sendero. Darien todavía estaba preparando a sus bestias,

-Oiga, parece que tiene suerte, la caballería viene hacia acá.-Dijo mostrando un grupo que se veía a lo lejos.- Seguramente podrá viajar con ellos.

-NO

-¿no?

-No. Ellos me buscan.

-¿la buscan? ¿Porque?

-Pedí un préstamo para los rebeldes. Los descubrieron y me vi obligada a huir.

-¿Qué?

-Ayúdeme por favor….

-Rayos…Si no fuera una monja, dejaría que sola se salvara.