¡Quizá sí!

Un escalofrió recorrió la espalda de Naruto sin que pudiera evitarlo, y un sonrojo se apoderó de sus mejillas ante la vista frente a él.

Todos los miércoles, viernes y sábados pasaba exactamente lo mismo. Los entrenamientos del equipo de natación eran increíblemente agotadores, pero a pesar de ello, aún era capaz de notar lo maravillosamente sexy que era ver a Sasuke Uchiha.

Bien, él no era gay ¡Ni de cerca! Pero era imposible no notarlo.

El traje de baño se ajustaba perfectamente a su… Bueno, el punto era que se ajustaba muy bien.

Su piel estaba ligeramente bronceada por tanto tiempo al sol debido a las prácticas, su abdomen estaba perfectamente marcado, las gotas de agua rodaban y se perdían en un camino feliz que a él no le importaría seguir con su lengua… ¡Pero juraba que no era gay! Además ¿Quién se resistiría a esa increíble cabellera negra siempre mojada y despeinada en esa manera que le recordaba siempre a sexo? ¡Insistía! No-era-gay.

Sacudió la cabeza y clavó la mirada en sus pies descalzos que jugaban con el agua mientras estaba sentado en la orilla. Era ridículo y casi… ¿patético?

¿Qué podía decir? Era único, solo eso.

Podía jurar que era el único espécimen de alguna extraña raza nunca descubierta.

─ ¡Hey, dobe! ─gritó Sasuke del otro lado de la piscina.

Como si una corriente eléctrica lo recorriera sus ojos se elevaron y se clavaron en los oscuros ojos negros del Uchiha, mientras una sonrisa bobalicona se formaba en sus labios.

─ ¿Qué sucede, teme? ─su voz sonó alegre y por un segundo se reprendió mentalmente por ello, pero al ver como se elevaba ligeramente la comisura de los labios de su amigo pensó que no importaba.

─ ¿Vas a entrenar o qué?

Sin pensarlo un segundo se levantó de un salto y corrió hacía Sasuke.

¡Mierda! ¡Quizá sí era gay!