Todo comenzó con un cuervo enviado desde Rocadragrón, firmada por Tyrion Lannister, Mano de la Reina Daenerys Targaryen.

- Es nuestra oportunidad. – dijo Sansa – Podemos acabar con Cersei y todo su ejercito.

- No creo que se tan fácil.- le respondió Jon.

- ¿A que te refieres?

- Se solicita que el Rey en el Norte vaya a Rocadragón para establecer una alianza con la Reina Daenerys. Ella reclama los Siete Reinos y el Norte es uno de esos reinos. ¿Cómo sabemos si nada más conocerla no me pedirá que hinque la rodilla? - le soltó Jon con brusquedad. – Y además, el Rey en el Norte tiene que estar con los norteños.

Jon y Sansa se quedaron pensativos un instante. Pero a Sansa se le ocurrió una idea.

- Envíame a mi

- ¿ Qué dices?

- Como emisaria. Le diré que el Rey tenia asuntos importantes que atender.- Le respondió Sansa.

- No es mala idea. Pero Ser Davos te acompañara.

Días después Sansa, Davos y la comitiva norteña llegaron a las costas de Rocadragón. De la gente que había en la playa, Sansa solo reconoció a Tyrion Lannister. Le acompañaba una mujer de piel oscura y lo que parecía un grupo de Dothrakis. Al desembarcar, Tyrion se quedó extrañado.

-¡Lady Sansa! No es que no me agrade veros pero esperábamos a vuestro hermano.- Le dijo Tyrion intrigado.

-Lamentable, el Rey en el Norte tenía asuntos que tratar y no ha podido venir. Me dijo que os diera recuerdos.

- Jon Nieve, leal a su pueblo. Igual que en mis recuerdos.- Tyrion se giró hacia la mujer de piel oscura.- Ella es Missandei de Narth, fiel consejera de la Reina Daenerys.

- Encantada de conoceros, mi señora.- dijo Missandei

Sansa presentó a Davos. Tyrion dijo que lucharon en la batalla del Aguasnegras. Mientras subían las escaleras, Davos inició una conversación con Missandei, pero Sansa se acercó al Lannister.

-Hace una eternidad desde nuestra boda. Si es que le puede llamar así. Quien diría que acabariais sirviendo a una Targaryen.

-Es una larga historia, aunque para ser sinceros estuve borracho la mayor parte del tiempo.

Sansa se rió, pero cuando quiso reanudar la conversación, un dragón voló muy cerca de ellos. Davos y Sansa se agacharon para esquivarlo. Tras el paso del dragón, Tyrion ayudó a Sansa a levantarse. Le explicó que él tampoco se ha acostumbrado.

Al terminar de subir las escaleras, un grupo de Inmaculados abrió las puertas del palacio.

-Esto ha cambiado mucho desde la última vez que estuve aquí.- Se asombró Davos.

Al llegar a la sala del trono, Tyrion y Missandei se acercaron a la mujer sentada en él.

-Lady Sansa, Ser Davos, he aquí Daenerys de la Tormenta de la casa Targaryen…- La presentaba Missandei, pero Sansa no hacia caso. La norteña se sorprendió de la belleza de la Reina. Pero no solo era sorpresa lo que Sansa sentía, era algo más. Era una sensación que Sansa no tenia desde hacia años, cuando, para su desgracia, estaba profundamente enamorada del príncipe Joffrey. Cuando Missandei terminó, Davos presentó a Sansa.

-Majestad, os presento a Lady Sansa de la casa Stark, señora de Invernalia, hermanastra de Jon Nieve, el Rey en el Norte.

-Creo que en el mensaje que envió mi Mano se solicitaba la presencia de vuestro hermano, Lady Sansa- dijo Daenerys con cierto enfado.

-Así es Majestad,- explicó Sansa- pero mi hermano tiene asuntos muy importantes que tratar en el Norte, ahora que ha llegado el invierno. Pero puedo negociar en su nombre.

La Reina Dragón se levantó del trono y se acercó a Sansa. – Lord Tyrion me dijo os conocéis desde hace tiempo.

-Y no se equivoca Majestad.- Le respondió Sansa.-Convivimos varios años en Desembarco e incluso contragimos matrimonio.

Hubo unas cuantas miradas de asombro hacia Tyrion y Sansa.- Era puro juego político. Se suponía que era una forma de asegurar el Norte. O eso creía Lord Tywin.- continuo Sansa.- Nos separamos cuando nos acusaron a ambos de la muerte del Rey Joffrey.

-Por eso os he llamado. Para establecer una alianza contra la familia que asesinó a la vuestra.- Mientras lo decía, Daenerys se iba acercando más tanto que Sansa podía ver su reflejo en los ojos de la Reina .- Sois una luchadora, al igual que yo. Lo veo en vuestros ojos. Dos mujeres abriéndose paso en un mundo de hombres que, las utilizaron a su antojo pero, que han aprendido a ser poderosas.

Sansa se sorprendió con la forma de hablar de la Reina. No supo que decir. Por un lado , seguía cautivada por la belleza de la Targaryen y por otro, porque tenía razón. Cuando la Reina Dragón se giró de vuelta a su trono, Sansa creyó que le había guiñado un ojo.

- Seguro que estaréis cansados del viaje. Haré que os preparen unos aposentos.

Durante la noche, Sansa seguía pensando en la Reina. ¿ Por qué no podía quitársela de la cabeza?. Sansa se inquietaba todavía más si recordaba el guiño que Daenerys le echó. Tenía que ser una coincidencia. ¿O no?