Dedicado a Lin, con todo el cariño del Medium.

Disclaimer: ¡Libre soy! ¡Libre soy! No puedo ocultarlo más. El frío es parte también de mí... Pero no Homestuck, eso es de Andrew Hussie.


Tu nombre es John Egbert y hoy es tu diecisieteavo cumpleaños. Tu mejor amigo te ha preparado una fiesta sorpresa en un lugar sorpresa con algunos invitados sorpresa. Lo único no-sorpresa es el hecho de la fiesta en sí; tu primo no ha sabido cerrar su caballerosa boca y has terminado por enterarte.

En este momento te encuentras en tu habitación a la espera de que Strider llegue a recogerte para llevarte a la fiesta sorpresa. Por supuesto, él no sabe que tú sabes que la fiesta sorpresa ya no es sorpresa porque tu primo te hizo prometer (con ojitos de cachorro y un nuevo poster de Supernatural) que fingirías no saber nada y luego estar sorprendido. Pero bueno, detalles, detalles.

Ahora, John, ¿en qué ocuparás tu tiempo mientras esperas?

Un olor dulce llega a la habitación haciéndote recordar que Papá se ha ido a atender algunos asuntos en la tienda y probablemente ha dejado otro pastel en el horno. Decides bajar y desmantelar esa cosa, no necesitas otro jodido pastel hasta, déjame pensar, el fin del mundo.

Por desgracia, al llegar a la cocina tus planes quedan arruinados por algo peor que el pastel en sí. Peor que el hecho de que sea un horrendo pastel de Crockercorp. Peor que el hecho de que esté, a propósito, cubierto del maní que te causa tan severas alergias. Es una nota con caligrafía en azul adherida a la puerta del horno:

¡Hola, John, espero que estés pasando un feliz cumpleaños! :B

Sé que estás cansado de los pasteles, así que no hay razón para preocuparse porque este no es para ti (no te voy a dar algo con maní sabiendo que podría matarte, duh). Lo hice para la 'cita' de esta noche con Jake, si sabes a lo que me refiero ;) Así que, por favor, abstente de intentar ponerle un dedo encima.

Ah, y apaga el horno antes de irte.

Con cariño, JC.

Te alejas del horno como si estuviese poseído. Maldita sea, Jane. Papá no suele colocar trampas en la cocina (vamos, es un adulto responsable), pero tu hermanastra es otra historia. Si ella dice 'no te acerques al pastel' tú obedeces sin rechistar porque sabes que el maní es lo menos peligroso en esa cosa.

Oh, hay una posdata en la parte de atrás de la nota:

PD: ¡Muchas, muchas gracias por el regalo! :B Dios, sé que pediste en tu nota que no preguntara, ¿pero cómo conseguiste el abrigo y la bufanda que usa Sherlock en la serie de BBC? ¡Aún me cuesta creer que tengo algo tan genial en mi armario! De verdad, hermano, ¡gracias! Te daré tu regalo (aunque no es tan genial) más tarde ;)

Te alegra que le haya gustado (sabías desde un principio que la iba a volver loca), pero nunca revelarás tu secreto. Suspiras. Fangirls. Por otra parte, estás ansioso por saber qué te dará ella. Y, por otra parte, a pesar de los años que llevan siendo familia todavía se siente extraño que sus cumpleaños sean el mismo día. Te preguntas si la fiesta sorpresa es sólo para ti o también para ella, y no puedes evitar sentir algo de celos porque a veces te molesta compartir a tus amigos con Jane.

Como sea, te sientes en la responsabilidad de avisar a tu primo que su novia quiere envenenarlo. De nuevo. Le envías un mensaje por celular a Jake advirtiéndole sobre el pastel de maní y esperas un par de minutos por su respuesta. No llega.

Pero sí llega el mensaje de tu mejor amigo. "TT: Estoy afuera". Rápidos y directos 13: Strider y su Pinkie Pie.

Apagas el horno con cuidado y dejas una pequeña nota para Papá (avisándole que te fuiste y que debe ser precavido con el pastel de Jane) antes de salir.

"Hola, Dirk", saludas con una sonrisa de oreja a oreja.

"Jake te dijo, ¿verdad?", pregunta mientras te subes al auto deportivo pintado, en esta ocasión, de un irónico rosa brillante.

"Sip."

"Lo sabía," suspira y pone los ojos en blanco, "nunca más volveré a confiarle un secreto."

"Oh, vamos, tampoco es un gran dilema. No me dijo dónde era ni quiénes iban a ir, así que técnicamente sigue siendo una sorpresa."

"Ya. Entonces, ¿qué te prometió a cambio de no decirme?"

"Un poster de Supernatural."

"Debiste haber pedido algo mejor."

"Hablas como si fuera basura," lo miras frunciendo los labios.

Él suelta una pequeña risa y levanta su mano para revolverte el cabello.

"Oye, Dirk."

"¿Sí?"

"¿La fiesta también es para Jane?"

"No."

"¿No?"

"Dijo que no hacía falta. Creo que ella se conforma con hacer esta noche algo especial con English."

"Oh, ya veo…" Evitas profundizar más en el asunto, es delicado.

No preguntas hacia dónde se dirigen porque sabes que tu amigo te dirá que es sorpresa, y tampoco pones atención al recorrido. Lo que hablan durante el viaje es muy poco; Dirk no parece con ganas de charlar y, sabiendo que tu amigo tiene sus momentos, respetas el silencio cómodo que se forma entre ustedes.

Cuando el auto se detiene te encuentras frente a un edificio blanco de dieciséis pisos y aspecto lujoso. Antes de bajarse Dirk te venda los ojos, de manera que tiene que conducirte todo el camino abrazándote por los hombros. Incómodo.

No te das cuenta de mucho (sólo unas cuántas escaleras, un ascensor con música irritante, el olor del aire acondicionado y la constante presión de la mano de tu mejor amigo) hasta que el rubio anuncia que es el último piso y las puertas del elevador se abren. Entonces la venda desaparece y puedes ver de nuevo.

¿Estás emocionado, John? Conmocionado, mejor dicho.

Ninguno de los presentes en lo que parece ser un Gran Comedor exclama '¡Sorpresa!', y tú ni siquiera te mueves para abrazarlos a todos como quieres hacerlo. Tienes un mal, mal presentimiento.

¿John?

Una voz extraña llega a tus oídos, pronunciando tu nombre en un susurro. A partir de ahí todo se vuelve borroso y una sensación de estar viviendo algo en cámara lenta y rápida a la vez te revuelve el estómago.

Veinte miradas, incluyendo la tuya, se posan en el sujeto de vestimenta oscura que se encuentra detrás de una mesa situada en la tarima. Unas palabras, varios gritos en protesta, movimientos agresivos, órdenes, llanto, negaciones, muchas voces. Crees oír tu propia voz también, pero nada tiene sentido. Tu cerebro simplemente no puede procesar nada de lo que está sucediendo, y eso te frustra más que los arlequines de Papá.

Lo último que sabes es que todo está cubierto en llamas azules y de repente despiertas asustado y confundido en medio de una ciudad abandonada. Solo.