¡Hola a todos! Me encontré una historia que había escrito hace tiempo en las profundidades de mi computadora, y la edite (por que créanme... era un completo desastre) y bueno, decidí subirla. Espero que les guste, ya tengo algunos capítulos adelantados, por lo que el próximo se los traeré la semana que viene (claro, si la historia es de su agrado) sin mas que decir, espero que disfruten este primer capitulo (:
Simbología
—dialogo
Cursiva: lo que piensa la protagonista
"" una exageración o una cita que se repite tal cual.
Disclaimer: Todos los personajes del Anime/Manga Bleach son propiedad de Tite Kubo, yo solo tome los personajes para adaptarlos a mi historia.
La historia es un mundo alterno.
Capitulo 1: Ojos Dorados
Abrí mis ojos y me levante de la cama con pereza. Me senté en ella, esperando a que mi cerebro acabara de enchufar todos los cables y diera las órdenes correctas a mi cuerpo. Frote mis ojos con mis manos de manera suave, parpadeando constantemente con los ojos entrecerrados y dando el primer bostezo del día.
Después, camine hacia el baño y moje mi cara con agua fría; este había sido el golpe letal a mi estado adormilado. Tome una toalla y seque mi rostro. Era mi ritual de todos los días… nada en especial.
Me dirigí hacia el balcón del apartamento, corrí la puerta maciza de cristal y me recargue en el barandal con ambos codos sobre él. Me encantaba la vista que tenía… podía ver todo Tokio desde allí. Permanecí uno cuantos minutos hay, sin hacer nada, ni decir nada, solo me dedicaba a observar el buen panorama de la ciudad.
(Bip, bip, bip) (NA: Lo sé, terribles efectos xD)
Tuve que volver dentro, la alarma de mi celular que había olvidado apagar al despertar, había sonado.
—Buenos días, Rukia-chan— Saludo Orihime, alzando ambos brazos y desperezándose.
Inoue Orihime, ella era mi mejor amiga de la infancia, nos habíamos conocido en el primer año de primaria, en una escuela privada de Tokio. Por aquel entonces teníamos la edad de 6 años, la conocí un día que yo había olvidado mi almuerzo en el salón, regrese por él y cuando entre, la encontré a ella en el piso buscando algo con mucha desesperación.
—No está… no la veo— Decía una pequeña con lagrimas en los ojos.
— ¿Qué…que es lo que… estas buscando? — Pregunte con timidez, posicionándome frente a ella
—Mi… horquilla se me callo— Dijo tristemente cabizbaja— Y ahora… no puedo encontrarla— Llevo sus pequeñas manos a su rostro y comenzó a llorar desconsoladamente.
—N-no llores— Dije sin saber como detener su llanto— Te ayudare a buscarla
— ¿En-enserio? — Pregunto entre sollozos.
—Sí, te ayudare— Dije con determinación— ¿Cómo te llamas? — Pregunte.
—Me llamo Orihime… Orihime Inoue— Dijo secándose las lágrimas— ¿Y tú?
—Rukia… Kuchiki Rukia— Conteste. — Entonces… ¿Cómo es tu horquilla? — Pregunte tratando de formar alguna imagen de ella en mi cabeza.
—Es como esta— Dijo mostrándome una horquilla en forma de flor con 6 pétalos, tenía un lindo color azul — Solo tengo un par… mi hermano me las regalo cuando cumplí 6 años
—Entiendo, no te preocupes, seguro que la encontraremos— Dije dándole una pequeña palmada en su hombro— Ya lo veras.
— ¡Sí! — Dijo un poco más alegre.
Pasamos la mayor parte del recreo buscando la horquilla, movíamos pupitres, mochilas, sillas, y no lo lográbamos encontrarla. Hasta que pude ver un pequeño destello junto al escritorio.
—Orihime… ¿Dónde me dijiste que la habías perdido? — Pregunte levantándome del piso y sacudiéndome el polvo del uniforme.
—Cerca del escritorio— Contesto— Pero ya la busque por ahí.
Me acerque al escritorio y allí estaba… la horquilla con forma de flor y 6 pétalos… al fin.
—Orihime— Le llame
— ¿Qué pasa? ¿La has encontrado? — cuestiono esperanzada.
—Sí, la eh encontrado— Dije mostrándole la horquilla en mi mano— Toma, no la vuelvas a perder, debes cuidarla como un tesoro.
— ¡Lo hare! — Dijo alegremente— ¡Muchas Gracias, Rukia-chan!
Desde ese momento nos volvimos inseparables, terminamos primaria juntas, después fuimos a la secundaria juntas y también al instituto. Ahora cursaríamos la universidad y esta vez… también lo haríamos juntas.
—Buenos días Orihime, lamento que la alarma te haya despertado a esta hora— Dije un poco apenada— Olvide quitarla ayer.
—Hmm. — Musito negando con la cabeza— Ya estaba por despertar, no te preocupes—Sonrío gentil.
—Bien—Dije devolviéndole la sonrisa— Entonces… ¿Desayunamos fuera? — Pregunte tomando asiento en el borde de la cama y cambiando de tema; tenia muchísima hambre. Desde que vivíamos solas, mis necesidades alimentarias habían tomado otro orden; comía a deshoras.
— ¿En el lugar de siempre?
—Claro, en el lugar de siempre— Conteste
—Bien, me cambiare— Dijo levantándose de la cama — ¡No tardo! — Grito cerrando la puerta del baño.
Tardamos alrededor de 15 minutos en estar listas. Antes de irnos nos aseguramos de que habíamos cerrado bien las puertas, cosa que no que era muy necesaria, ya que a fin de cuentas; la seguridad de este edificio era demasiado buena, pero aun así, nos gustaba poner de nuestra parte y cerrar bien siempre que salíamos.
—Vamos— Entramos al elevador.
Vivíamos en el noveno piso, por lo que raramente usábamos las escaleras (Solo lo hicimos una vez, jugando carreritas)
Llegamos al primer piso y bajamos del elevador. Caminamos por el pasillo de la planta baja. Los empleados del servicio de limpieza ya se encontraban en su rutina diaria; aspirar alfombras, limpiar mesas, aspirar sillones, regar plantas, limpiar vidrios, etc. Debes en cuando Orihime les echaba una mano regando las plantas; al principio ellos se negaron en recibir ayuda de un habitante del edificio, pero con el paso del tiempo, Orihime se convirtió en amiga de muchos de ellos, por lo que ahora su presencia les era grata y alegraba sus mañanas, ya que la personalidad de Orihime era alegre y jovial.
— ¡Chicos, buenos días! — Saludo Orihime con alegría.
— ¡Inoue-sama! ¡Buenos días! — Saludaron al unísono— ¿Va de salida señorita? — Pregunto uno de ellos, quien aspiraba las alfombras.
—Si, vamos a desayunar. ¿Desean que les traiga algo? — A veces Orihime era tan despistada, que olvidaba que ahora nos manteníamos por nosotras mismas… debería recordárselo luego.
— ¡Oh, muchas gracias por su ofrecimiento señorita Inoue!, pero hemos traído nuestros desayunos preparados en casa…— Rechazo apenado; que suerte…
—Oh vaya… bueno, tal vez sea la próxima, ¡Nos vemos chicos! — Se despidió Orihime, a lo que todos respondieron con un "Que tenga un buen día".
Ya me he acostumbrado a ser la sombra de Orihime. Encuentro desgastante ser tan alegre y social con todo el mundo, por lo que procuro el serlo. Por ello mismo, no me molesto en tratar de ser amable y caer bien a todos; no soy Orihime, después de todo.
—Buenos días, señoritas, ¿Desean que llame pedir sus coches? —Saludo el botón del edificio.
—Buenos días Takeru-san— Saludamos— No, hoy no señor Takeru-san, iremos andando. — Dije
—Muy bien señoritas, que tengan un buen día— Agrego con una sonrisa.
—Lo mismo va para usted. —Salimos del edificio.
Un motivo aparte por el que habíamos optado por andar, era por que lo coches que teníamos, de cierta forma eran muy llamativos, habían sido "Pequeños obsequios" por parte de nuestros consentidores hermanos.
Así que desde un tiempo para acá, ir caminando se había vuelto el modo en el que nos trasladábamos a donde fuera que quisiéramos ir. Claro, añadiendo el hecho de que la gasolina iba pagada ahora de nuestros bolsos. Por ellos mismo, cuando íbamos a distancias que quedaban cerca de nuestro edificio, como lo era el lugar a donde nos dirigíamos, que quedaba a menos de 10 minutos andando, optábamos por caminar.
Orihime y yo vivíamos solas, en un edificio de apartamentos de la ciudad de Tokyo, ambas nos habíamos emancipado a la edad de 17 años. Nuestras familias, eran de las más adineradas y reconocidas de Japón, por lo que había sido un poco difícil el hacerlo, mas aun, cuando éramos las hijas menores de ambos matrimonios.
La única forma de que nuestros padres accedieran a tal petición, había sido el que ellos eligieran el lugar en el que viviríamos. Estuvimos de acuerdo en ello, a pesar de que sabíamos que elegirían alguno de los edificios más caros de la ciudad. Y así fue, terminamos en uno de los mejores edificios de apartamentos de la ciudad, aun cuando nosotras al principio habíamos decidido elegir algo modesto y económico.
No era que tuviéramos algo en contra de nuestras familias y por eso hayamos decidido irnos de casa, definitivamente no era ese el motivo. Nosotras teníamos un objetivo; queríamos madurar y crecer como personas y eso solo lograríamos emancipándonos de nuestros padres.
— ¡Pero que cola! — Exclamo Orihime observando la cola que se había formado para entrar al restaurante.
—Es un lugar muy popular, no es de extrañar que este lleno desde temprano
— ¿Deberíamos hacer cola como todos los demás, Rukia-chan? —
He aquí un punto a favor de nuestras familias o mejor dicho, de nuestros apellidos, recibíamos un trato especial en lugares de concurridos como este. Las filas no eran problemas para nosotros, teníamos acceso a las zonas de clientes VIP, íbamos a las mejores fiestas y recibíamos las mejores atenciones y servicios. Por ese lado no podíamos quejarnos, pero la verdad, es que ya estábamos un poco hartas de tantos beneficios, queríamos conseguir las cosas por nuestro propio merito, y no por nuestros apellidos.
—No será necesario, ¿Olvidas que saben nuestros nombres completos? — Bueno, algunas veces era bueno hacer uso de esos beneficios…
— ¡Que bueno! Aun que me siento mal por los demás… — Susurro con pena
—N-no es… como si lo hiciéramos siempre— Dije en un intento de hacer sentir mejor a Orihime; se me daba pésimo. Mi personalidad era más bien fría, era de familia. Nosotros los Kuchiki, éramos conocidos por mostrarnos fríos y distantes a las personas. Nuestro círculo de amistades y allegados, era muy selectivo, y solo con ellos nos permitíamos mostrarnos amigables. Entre ellos se encontraban los Inoue, quienes caso contrario a nosotros, era una familia muy alegre y cálida.
Nuestras familias, se habían vuelto cercanas desde el día en que Orihime y yo comenzamos a ser amigas en la primaria. — Así que… n-no te sientas mal…— Aun que fuera difícil de creer, había dado mi mejor esfuerzo en aquellas palabras.
—Rukia-chan…— Susurro
—Además, pagaremos por la comida, así que no estamos haciendo nada malo, mas que no hacer cola…— Agregue diciendo lo último entre dientes.
—Tienes razón Rukia-chan— Sonrió y luego miro al encargado de recepción que daba el pase a las personas— Ojala nos deje pasar.
Llegamos hasta la fachada del lugar, situándonos justo al lado del empleado. Parecía un tipo distinguido, poseía una mirada amable pero a la vez despreciativa. Enseguida poso sus ojos en nosotras, mirándonos de arriba abajo como un escáner. Alzo sus cejas con interés después de haber dado su recorrido por nuestro cuerpo. Hizo un ademan a un cliente de "en un momento te atiendo" y toda su atención ahora parecía estar de nuestro lado.
—Señoritas, la fila esta por haya— Nos dedico una sonrisa falsa y luego señalo el final de la fila.
—Que observador es usted— Dije empleando un tono de voz neutro. Tono que había adquirido después de observar y convivir durante 17 años con mi hermano mayor, quien era un experto en ocultar sus emociones.
Orihime tomo mi brazo, en señal de que no llevara esto a una discusión y relajara la situación, que a juzgar por la cara de disgusto del hombre ante mi comentario, se había puesto un poco tensa.
—Señoritas, tienen que hacer fila como todos los demás clientes, ¿O es que acaso vas a decirme que gozan de privilegios? — Cuestiono sarcásticamente, formando una sonrisa de incredulidad en su rostro.
—Exactamente— Dije cruzándome de brazos.
—Vaya, entonces díganme, ¿Cuáles son sus nombre? — Pregunto curioso, ansioso por dejarnos en ridículo.
—Inoue Orihime y Kuchiki Rukia—
En cuanto mencione nuestros nombres, la expresión que había en su cara hace unos segundos, se había descompuesto, cambiando a una de arrepentimiento y vergüenza.
— ¡Cuánto lo siento! ¡De verdad que no las reconocí! — Se disculpo apresuradamente inclinando su cabeza— ¡Mis más sinceras disculpas!
Las personas de la fila, comenzaban a alborotarse, mostrando su inquietud en gritos y empujones. Orihime dijo al empleado que no se disculpara más y volviera a hacer su trabajo. El hombre, dejo su puesto un momento y el personalmente nos guio hasta la zona VIP del restaurante, ordeno que se nos diera el mejor servicio e incluso, que nos hiciera un descuento por el tiempo que habíamos estado esperando afuera.
—Bueno, no ha sido exactamente la entrada que tenía en mente— Dije, ya estando en la mesa.
— ¡En absoluto! — Rio ligeramente— ¡Pero mira! ¡Nos harán descuento!
—Si, es genial— Sonreí.
El mesero coloco nuestras órdenes sobre la mesa y luego se retiro.
—Rukia-chan—
—Hmm— Musite mientras separaba los palillos— ¿Qué pasa?
—Dime, ¿No estas ansiosa por entrar a la universidad? — Hablo dejando escuchar el entusiasmo y emoción en su pregunta.
—No en realidad— La mire fugazmente y volví mi mirada a la comida que tenia frente a mi— Es una etapa como cualquier otra, no espero mucho a decir verdad…
Orihime rio ante mi respuesta.
—Imagine que algo así dirías, Rukia-chan— Sonrió con alegría
—Si bueno… ya me conoces— Dije apenada— ¿Tu que me dices?
— ¡Yo no puedo esperar! Y pensar que mañana será nuestro primer día de clases…— Junto las palmas de sus manos— ¡Sera divertido!
Reí ligeramente.
—Ya lo creo— Dije
En efecto, la idea de ingresar a la universidad, no me emocionaba tanto como a Orihime. En mis etapas anteriores de escolaridad, siempre me había caracterizado por ser una alumna de elite; mejores apuntes, mejores calificaciones, mejor relación con los profesores, mejor presentación. Lo único que no había logrado conseguir, o mejor dicho, no me había preocupado por conseguir, era una buena relación con mis compañeros, que a decir verdad no era mala, pero procuraba el no tener más que un simple vinculo de compañeros. A diferencia de Orihime, quien era la única persona a quien podía llamar amiga en ese lugar. Ambas éramos populares, pero nuestras popularidades eran diferentes. La mía, era por pertenecer a la familia Kuchiki y ser una estudiante destacada. Mientras que la de Orihime, era por mantener una buena relación con todos, ser buena alumna y pertenecer a la familia Inoue.
Seguramente la universidad seria igual a las anteriores, un lugar en donde mi única amiga seria Inoue y mi objetivo dentro de ella se centraría en ser la mejor.
Permanecimos alrededor de una hora en el restaurante. Una vez que terminamos de comer, pagamos nuestras cuentas y tomamos camino de vuelta a casa.
—Vaya, la comida ha estado deliciosa— Dije palpando mi estomago con mis manos.
—Si, deberíamos ir mas seguido— Agrego con una sonrisa
Caminábamos a paso lento por las calles de Tokio, el aglutinamiento de las personas en las banquetas y cruceros era muy normal en la ciudad. Orihime y yo, acostumbrábamos caminar tomadas de las manos, dado que a un no nos acostumbrábamos al ajetreo que se formaba en las calles; era una forma de no separarnos ni perdernos de vista.
— ¡Kya! — Grito Orihime.
— ¿Qué pasa Orihime? —Pregunte angustiada, detenido nuestro andar y observándola.
—Alguien… me ha tocado— Un sonrojo de formo en sus mejillas. Llevo su mano a la parte que había sido tocada por alguien. Palpo varias veces el mismo lugar y ensancho sus ojos preocupada— Mi monedero… no esta…
— ¿Qué? — Solté su mano y me coloque frente a ella— ¡Esos malditos! ¡Se lo robaron! —Grite dejando que el coraje e indignación se hicieran notar en mi voz.
— ¡Iré tras ellos! ¡No deben andar muy lejos! — Hablo mientras comenzaba a correr y abrirse paso entre la gente— ¡Espérame aquí Rukia-chan!
— ¡Orihime! ¡Espera! — Corrí tras ella abriéndome paso igualmente entre la gente.
A decir verdad, cuando Orihime se lo proponía podía llegar a ser bastante rápida. Ahora mismo no me explicaba por qué siempre llegaba en últimos lugares durante los maratones escolares.
Mis ojos no lograban encontrarla, no sabia que dirección había tomado, ¿Dónde debería buscar? Mi estatura no me permitía mirar por encima de las cabezas de las personas, ¡Maldición!
Fue entonces cuando escuche el derrape de las llantas de un coche. Gire mi cabeza en dirección de donde había provenido el sonido. Conforme me iba a cercando, las personas se iban acomodando alrededor de donde había ocurrido lo que al parecer, era un accidente.
—No creo que sobreviva al golpe, pobre chica— Dijo una mujer a otra, quienes sostenían bolsas del mandando en ambas manos.
—Parece que ella ha tenido la culpa, cruzo corriendo la calle cuando el semáforo estaba en verde—
¿Qué? No pude ser que Orihime…
Me abría paso entre las personas lo más rápido que podía. Incluso algunas volteaban a verme molestas ante mi agresividad al abrirme paso, pero en este momento, poco me importaba que me fulminaran con la mirada.
—Deberían llamar una ambulancia…
¡Maldita sea! ¡Esto no puede estar pasando!
Finalmente me coloque por delante de todas las personas. Ahora podía ver todo el panorama sin ningún impedimento.
El coche, se había estampado en poste del semáforo, semáforo que había quedado completamente doblado. Había vidrios por todos lados y un humo espeso que salía del automóvil.
—Orihime…—Llame asustada mientras caminaba con cuidado por el pavimento lleno de vidrios y cubría mi boca y nariz de aspirar el humo.
— ¿Rukia? —
Nada mas escuchar la voz de Orihime, comencé a correr prestando poca atención a los vidrios y humo. Me detuve al verla, abrazada al cuerpo de un chico en el suelo.
1…
2…
3…
4…
5…
¡Queeeeeeeeeeeee!
— ¿O-orihime? — Pronuncie con un tic en mi ojo— S-sé que no… es momento para preguntas, pero… dime una cosa, ¿Por tu estas…—
— ¡N-n-no pienses mal! El… me salvo la vida— Dijo aclarando la escena.
De repente, el chico comenzó a mover su cuerpo, apartándose de Orihime.
— ¿Estas bien? —Su voz sonaba áspera y juvenil.
—Hmm— Musito a modo de afirmación, sin quitarle la mirada de encima.
—Bien— Incorporo su cuerpo, dejando ver que poseía una buena estructura anatómica. — Sera mejor que tu no te muevas hasta que te cheque un medico— Aconsejo cuando vio que Orihime trato de ponerse en pie. Orihime parecía estar en automático, pues obedeció al instante y permaneció en la posición en la que se encontraba.
—Disculpa— Le llame. Giro su barbilla sobre su hombro, dejándome sus ojos color miel— ¿Tú… te encuentras bien?
—Si, lo estoy— Sacudió el polvo de su ropa y por ultima vez me miro con aquel color de ojos casi dorado— Tengo que irme, adiós.
— ¡Esp…— comenzó a alejarse antes de que pudiera terminar la frase.
No me dejo preguntar… cual era su nombre.
Dirigí mi mirada a Orihime, quien seguía con su vista en la dirección que había tomado aquel sujeto.
Sera posible que…
— ¡Orihime! ¿Te encuentras bien? — Pregunte colocándome en canclillas a su costado.
—Rukia-chan… ¿Quién… Quien era ese chico? — Su mirada, esa mirada… —Quien quiera que sea… deseo volver a verlo.
Me quede en silencio. Sabía que significaba la mirada de Orihime… se había enamorado a primera vista de aquel chico que le había salvado la vida.
—Yo también— Pause— Yo también… deseo que vuelvas a verlo.
Yo también eh…
Bueno, ese ha sido el primer capitulo.
¡No olviden dejar sus reviews! Dejenme saber si mi historia ha sido de su agrado (:
¡Les deseo bonito fin de semana! ¡Chau!
