Disclaimer:Los personajes y muchos de los ambientes en esta historia pertenecen a Warner y J.K


Antes que todo, en serio, lamento con todo mi corazón la demora en actualizar este fic, mi inspiración ha estado trabajando en otras cosas y lo que tenía adelantado se fue a la basura cuando arreglaron mi computadora —De nuevo—. Adicional que he comenzado la universidad y digamos que no es mi mejor momento. He tomado mi tiempo para reelerla y me di cuenta que hay muchas cosas que arreglar, así que entre hoy y mañana estaré subiendo los capítulos reeditados junto con el nuevo capítulo. Repito, en serio lamento la demora y espero que no me lancen muchos Crucios.


Introducción


El colegio Hogwarts de magia y hechicería se encontraba con la atmosfera pesada y en ruinas, había cuerpos sin vidas esparcidos por todo el lugar, cuatro jóvenes corrían tratando de escapar de la horda de mortífagos que iban tras ellos.

—Maldita sea, debería estar justo aquí —exclamo en un susurro la castaña, mientras que unos ojos verdes la miraban con desesperación y un blondo quien se escondía detrás de lo que antes fue una pared, echando miradas de soslayo de vez en cuando.

—Granger, no es por ser impaciente, pero ¡¿Podrías darte prisa de una maldita vez?!— Su mirada se clavó en la espalda de la Gryffindor quien ignoro al único sobreviviente de la dinastía Malfoy.

La bruja no lo culpaba, sus corazones se habían aferrado a la posibilidad de ganar la batalla, eso conllevaría restaurar la paz en el mundo mágico, pero no, eso nunca pasó.

Ellos habían perdido.

— ¡Aquí, Hermione!— Ginny Weasley se había separado de sus amigos para buscar más adelante lo que tenía entendido seria, su única salvación.

La castaña sonrió a su amiga y con una sola mirada a los dos chicos salieron corriendo y escondiéndose de vez en cuando para no ser vistos por nadie.

—Muy bien, sigo sin ver aquello que nos salvara, Granger, Weasley, Potter… Por si no se han enterado ¡Tenemos a los malditos mortífagos detrás de nuestros malditos rastros y ustedes están buscando algo que dudo que pueda salvar nuestro jodido pellejo!—Exploto Draco mirando iracundo a los tres amigos. —Merlín bendito, estamos muertos. — Termino con pesadez, Harry Potter puso una mano en sus hombros y señalo a la castaña que apuntaba con su varita al suelo.

—Aperite portas— La tierra se abrió lentamente, dando paso a unas escaleras. —Vamos, no hay tiempo que perder. —Hermione no miro a nadie, solo se apresuró a bajar aquellas escaleras, para ponerse al fin a salvos.

— ¿Pero qué mie…?—La pregunta del rubio se cortó de raíz cuando oyó pasos y no tardo en entrar al oír la voz de su querida tía.

Hermione murmuro un Finite Incantatem, se dio vuelta cuando pudo asegurarse que nada los descubriría, pero para no arriesgarse, lanzó un hechizo silenciador.

Los demás se encontraban ocupados curioseando el lugar, la castaña se dejó caer, procesando todo lo ocurrido, las perdidas, cada miembro de la orden del fénix, de la ED cayendo uno a uno, a Ron… Ron.

Tapó su boca con las manos, no quería que los otros la vieran destruida, pero no podía pasar otro minuto sin llorar la pérdida de su amigo, de su hermano.

Ron había dado la vida por ella, se había interpuesto entre un imperdonable y ella.

Su corazón y alma dolían, dolían cada vez más recordando las aventuras, los días que pasaron en la Madriguera, incluso cada pelea y reconciliación.

Ginny Weasley se había dado vuelta para preguntarle a la castaña sobre lo que harían ahora; no pudo evitar que las lágrimas salieran si poder ser controladas al ver a su amiga llorando silenciosamente, se acercó lentamente y la abrazo llorando por la pérdida que habían tenido, la abrazo por todo lo que habían perdido en esa guerra, por todos sus amigos muertos, Luna, Neville, Dean, Nymphadora, Remus… La lista era larga. Todos allí habían perdido a su familia, solo estaban ellos para apoyarse mutuamente.

Los chicos miraban con pena a las dos amigas abrazadas cual naufrago a su salvavidas, ellos no lloraron.

Ellos no botaron ni una lagrima.

Harry Potter había llorado tanto sobre el cuerpo de su amigo que no se sorprendió cuando ni su quiera sus ojos se cristalizaron al recordarlo, pero su alma se desangraba al verse sin su amigo, sin malhumor de las mañanas o de su casi infinito apetito.

Draco Malfoy era otra historia, él había sentido clara tristeza al saber sobre la muerte del pelirrojo, no habían sido amigos, pero se trataban con cordialidad los meses que trabajaron juntos. Lastimosamente, el Slytherin ya había perdido más aquel día.

En la mente de los cuatro amigos no había rastro alguno de alivio, aun estando escondidos y a salvos. En sus ojos solo había cansancio a causa de una guerra que habían perdido.

— ¿Qué haremos?—Harry Potter miro a Hermione con intensidad. Tenían que salir vivos de aquel lugar y en una sola pieza, no se iban a dar por vencidos y todos allí lo sabían.

—Dumbledore… Malfoy y yo planteamos la posibilidad de perder la guerra…— La aguerrida Gryffindor carraspeo para hacer su voz más clara— expusimos muchas ideas, formas de escapar… Solo una puede salvarnos y hacer que terminemos con esto desde la raíz. No hay pruebas que nos digan si esto funcionara, —aclaró—hay muchas cosas en riesgo, podemos perder la vida…—La castaña empezó hablar de forma tan rápido que empezó a balbucear.

—Hay un hechizo. Un hechizo que hará que podamos tener una nueva oportunidad. — Dijo el Draco escuetamente llevándose consigo la mirada asesina de Hermione y la de sorpresa ligada con esperanza de Harry y Ginny.

—Entonces, ¿Qué esperamos? ¡Hagámoslo!— Exclamo Harry.

Hermione se mordió el labio y respiro profundamente, estaba muerta de los nervios. —La cosa no están fácil Harry…

— ¡Mione tenemos una oportunidad de vencer a Lord Voldemort! ¡No le veo nada complicado!— Interrumpió Harry.

—Si no funciona y morimos… —Hermione iba a comenzar y hablar cuando se vio nuevamente interrumpida.

—Potter, Weasley… Este hechizo hará que todo lo que conocemos cambie, tendremos una oportunidad, si… Pero también hay un alto grado de posibilidades de que terminemos empeorando la situación. — Nadie se atrevió a pronunciar palabra alguna dejando que el rubio prosiguiera—Dumbledore no explicó cómo funcionaba el maldito hechizo, solo dijo que nos daría una nueva oportunidad.

"Una oportunidad para que estos errores no se vuelva a cometer, una oportunidad para que muchas personas lleguen a redimirse" Eso les había dicho el difunto director.

—Nos explicó que crearemos una especie de realidad alterna, esta realidad quedara congelada, hasta que aquella que nosotros creamos sea, de alguna forma más fuerte que esta y termine siendo aquella la principal, como lo lograremos… No lo sé.

Hubo un mutismo por varios minutos, Ginny y Harry procesaban todo, mientras que Draco y Hermione barajeaban los pros y los contras sobre el resultado del hechizo.

— Yo voto por llevar a cabo el hechizo, las cosas aquí no están yendo a nuestro favor y más tarde que nunca todos moriremos. No tenemos nada que perder. — Draco expuso sus pensamientos, sorprendiéndose por ser apoyado con un asentimiento de cabeza de Ginny y Hermione. Siendo ambas de Gryffindor supuso que dirían algo de luchar hasta morir o alguna de esas estupideces de su casa.

Supuso que la guerra las había cambiado lo suficiente para llegar a pensar mas como un Slytherin.

—Hagámoslo. —La fuerte y clara voz del niño que vivió resonó por el lugar. Al final Hermione asintió y empezó a preparase para lo que haría.

La gente cree que el destino es como un río que fluye en una sola dirección. Pero es como un océano en la tormenta, no existe la casualidad y lo que nos parece un mero accidente, surge de la más profunda fuente del destino.

El destino es toda tu vida, todas tus acciones. Cuando crees que lo estás burlando simplemente estás confirmando lo escrito.

Tomando el trozo de papel que Dumbledore le dio, Hermione Granger recito palabra por palabra con determinación, congelando así, la victoria de Lord Voldemort y creando una realidad que a pesar de sus suposiciones, les tomaría de sorpresa.

"He comprendido que somos sordos y ciegos, que venimos de la noche para volver a la noche sin saber nada de nuestro destino."

La frase resonó en la mente de Hermione mientras la oscuridad tomaba el control de su conciencia.