N/A: Naruto no me pertenece. Lástima.

Pareja: Neji/Tenten

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General/Romance

oO Unidos por el destino Oo

Capítulo I

Dilema.

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Se despertó con un espantoso dolor de cabeza.

¿Qué había pasado?

Se incorporó un poco y echó un vistazo a su alrededor.

No estaba solo…

Mejor dicho, solos.

A su lado estaba su compañera de equipo, inconsciente todavía.

Pero lo preocupante era donde estaban y con quienes.

El olor repugnante de la carretilla donde viajan se le colaba por las fosas nasales. Echó un vistazo a la cadena que unía en orden a todas las personas que se encontraban en el carro, para luego mirar su brazo izquierdo. Este estaba unido al brazo de la joven mediante un grillete dorado con unos símbolos extraños.

Iba a despertar a la kunoichi, pero el carro se detuvo.

Intentó usar el byakugan, pero algo no le permitía.

El grillete.

"¿Qué demonios?"

Las personas de su alrededor, todas tapadas con capuchas ocultando su rostro, se lamentaban en un idioma extraño. Era espeluznante aquel panorama.

Una anciana ataviada con ropas gastadas lloraba cubriéndose el rostro con las manos y repetía algo, una vez y otra, como un constante gemido…

Tenía que pensar rápido como salir de aquel extraño lugar… supuso que estarían dirigiéndose a algún sitio… y no quería averiguar cual.

-Tenten… -susurró.

Nada, era como si alguna especie de somnífero la apartaba de la realidad. Permanecía remilgadamente sentada con las rodillas juntas y la espalda erguida.

Empezó a recordar… la misión que Tsunade-sama les había asignado. Se suponía que debía de ser fácil. Tenían que escoltar a un señor feudal, y así lo hicieron. Pero por el camino ocurrió algo. Y allí estaba ahora, encadenado y camino de algún asentamiento de prisioneros o a saber.

Por una vez tuvo golpe de suerte, o así lo quería el destino. El grillete de su derecha estaba roto, cosa que le permitió liberar la mano del extraño ser de al lado.

Perfecto. Ahora solo estaba encadenado a Tenten.

Ahora, cuando el carruaje se detuviese otra vez, tendría una oportunidad de escapar.

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-El emperador se va a poner muy contento… hoy les llevamos mas regalitos que nunca… - masculló el conductor.

-Si, y más cuando vea que le llevamos un hyuga. – respondió el acompañante.

-Jajajajaja! Hoy tendremos paga extra!

Ambos rieron.

-Para, para! – el acompañante señaló a la carretera. – Ay un árbol que nos corta el paso…

-Pché… manda a los prisioneros…

Dicho esto, el acompañante bajó del carro hacía la parte trasera. Varios guardias lo siguieron.

Abrió el cerrojo de la metálica puerta. El repugnante hedor de los prisioneros salió a su encuentro, y se tapó la nariz.

Estos se encogieron ante la luz.

-Atención –dijo.- A aquellos de vosotros que no nos ayuden a apartar el árbol se les cortarán las orejas. ¿Voluntarios?

Los guardias encapuchados, armados con látigos y espadas, se reunieron en torno a la carreta.

El primero en salir fue un muchacho frágil. No le gustaba el sol directo, por lo que se tapó los ojos. Tras él bajó el ninja de konoha, tirando de su acompañante.

Se produjo una pausa.

Sucedía algo extraño, pensó el acompañante del conductor.

La muchacha castaña y el hyuga estaban encadenados entre sí y el hombre mantenía su otro brazo con el grillete vacío.

Neji lo miró a los ojos, y el acompañante percibió el desafío y el odio que el otro le dirigía.

Puso la mano sobre la empuñadura de su arma, pero el ninja fue más rápido.

Neji levantó a la muchacha en brazos que seguía inconsciente y se lanzó por el borde del camino. Los dos se transformaron en una bola y se adentraron en el bosque, rebotando.

Suspiró molesto. Probablemente la muchacha y el hyuga estarían muertos allá abajo debido a tanta altura, pero no podía correr riesgos.

-Vosotros – dijo al tiempo que señalaba a tres guardias.- Buscadlos y traedlos de vuelta, sobre todo el chico.

Los hombres bajaron del camino y comenzaron a descender cuidadosamente.

-Y quitaros esas capuchas imbéciles- añadió. –Resbalareis y os partiréis el cuello.

Los guardias se echaron atrás las capuchas, mostrando sus deformadas caras. Avanzaron por la senda de arbustos y al cabo del tiempo desaparecieron de vista.

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Gracias a los dioses, no se había partido ningún hueso al rodar por la ladera, aunque tenía la ropa hecha jirones. Tampoco la maestra de armas parecía muy lastimada. Sus prendas estaban rajadas, los moños estaban desechos, pero seguía con el pelo recogido y presentaba algunas heridas, pero no sangraba.

La volvió a levantar y empezó a caminar por el desconocido bosque. Por la orientación que este tenía, supuso que andarían muy lejos de las tierras amigas. Lo que tenía que hacer ahora era encontrar alguna aldea y localizarse, para volver a Konoha.

Un gemido le sacó de sus pensamientos.

Tenten se estaba despertando poco a poco.

Este paró y la recostó despacio en el tronco de un árbol.

-Mm... Neji? – susurró y echó una ojeada a su alrededor… - ¿Donde estamos?

-No lo se…

Ella no parecía aterrorizada. Se limitó a levantarse y a él le pareció que en sus labios incluso aparecía una leve sonrisa. Pero se desvaneció al notar como algo tiraba de ella.

Y lo vio. Vio el grillete que lo unía a el.

-¡¿Qué es esto Neji?! – empezó a preocuparse.

-Unos grilletes. – contestó secamente.

-¡Eso ya lo sé! Pero que demonios hago encadenada a ti!

-Tenten, tranquilízate, me he despertado en un apestoso carro lleno de gente rara, he visto caras horribles, he tenido que saltar ladera abajo, y he tenido que cargar contigo. – Calló por un momento.- No me preguntes porqué estamos así porque yo tampoco tengo idea. – puso una mueca de irritación. El no comprender la mayoría de cosas le molestaba.

La castaña guardó silencio. Y se percató de las ropas de Neji, y de la herida.

-Cielos Neji! Estas sangrando!

-Hn… no es nada Tenten.

-Si, si que lo es! Habrá que cerrarte esa herida o perderás mucha san...

Neji le tapó la boca con la mano libre.

-Shh… se acerca alguien. – la aferró la muñeca. La cadena tintineó y el tiró de la misma. - ¿Podrás saltar a ese árbol?

-Por supuesto. – respondió ella con un bufido.

-Ahora rápido

Él se lanzó de un salto, al mismo tiempo que ella. Ahora ambos estaban a salvo en lo alto, pero ella no comprendía porqué se escondían.

-Por qué no luchamos? – preguntó ella al mismo tiempo en que los cara deformadas aparecieron por la zona.

-Porque esto no me lo permite… - señaló a su grillete.

Vio la cadena que pendía entre las muñecas de ambos y advirtió algo extraño en los grilletes. El suyo era de hierro normal, el de él era diferente, pues era de un extraño color dorado, con símbolos de una lengua extranjera.

Neji se de dio cuanta que gracias a esa cadena, sus técnicas no sirven de nada.

Pero ella entendió algo.

-Yo si puedo luchar. – susurró a su oído.

Él la miró extrañado. En parte tenía razón. Ella era experta en armas.

La muchacha posó una mano sobre la de él, sintiendo el contacto y él le hizo un decidido gesto de asentimiento con la cabeza. Le costó un poco comprender que pretendía, pero al fin comprendió.

Juntos, saltaron de la rama y cayeron sobre uno de los guardias, que profirió un grito, pero él le tapó la boca con la mano libre. Le rodeó el cuello con la cadena que los unía y ambos tiraron de la misma. Ahorcándolo.

A Neji le dolía la muñeca, pero continuó tirando de la cadena mientras la muchacha sacó un pergamino pequeño aprovechando para lanzar una arma explosiva a otro de los guardias que estaba a unos cuantos metros, ajeno de lo que pasaba.

Dos menos, pensaron. Apartaron la cadena del ya guardia muerto, para correr hacía el tercer guardia armado.

Tenten le hizo una mueca para que agarrara al guardia.

Neji le sujetó la cara, mientras Tenten hundía el kunai en su estómago.

-Uff…- suspiró la chica.

Neji no dijo nada. Esa cadena iba a molestar más de lo que pensaba. Se sentía inútil.

-Tenemos que hacer algo con esto… - prosiguió la castaña. Se acercó al guardia muerto y le arrebató la espada. Neji la miró con una ceja levantada mientras era arrastrado.

Atrajo la mano de él y depositaron los cardenales sobre una roca.

Neji ya sabía lo que se proponía.

-Eso no...

Tenten descargó la espada sobre la cadena. La espada rebotó e hizo saltar chispas del grillete acolchado.

-…servirá de nada.- finalizó Neji.

-Que!? ¿Cómo es posible?

-Estos grilletes tienen una especie de hechizo… así no podremos liberarnos de ellos.

Perfecto. Tenten carraspeó. ¿Ahora que se suponía que tenía que hacer? ¿Estar encadenada con su compañero, hasta que lleguen a Konoha? Suspiró, como si se impacientara.

-Lo primero de todo tenemos que buscar una aldea… - continuó el hyuga.

Aquí empezaban la pesadilla de ambos. A ninguno le hacía gracia estar en esa situación…

Neji maldijo la hora en que bajó la guardia.

Tenten maldijo a los grilletes.

-Neji…- se sonrojó.

-¿Qué pasa Tenten? – este no la miró.

-…. Bueno… yo…

El genio se impacientaba.

-Veras…

-¿?

-… Como tú ya sabes... las personas tenemos… "necesidades"…- la castaña estaba totalmente roja.

-Que dices Tenten?…- dijo despistado.

-Leches Neji! Que me estoy meando! – un poco más y se desmaya.

"Oh..." pensó.

Ahí estaba él. Envuelto en un dilema.

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N/A: Nunca habían pensado, que pasaría si Neji y Tenten estuvieran unidos por unas cadenas? Yo si juas juas ¡Mmm perversiones!

No me ha convencido mucho este capítulo ¬¬ Intentaré hacer mejor los próximos...

Hasta el siguiente capi! Gracias por leer.