La brisa primaveral o tal vez el rechazo era el que causaba los escalofríos en su cuerpo. Dolía más que nada, quemaba más que el mismo infierno y de todas maneras se plantearía la forma de como su querida Ladybug tomará en cuenta sus sentimientos.

Masoquista, eso le dijo una vez Plagg.

-¿Sabías que nueve de cada diez gatos prefieren whiskas? Pues yo prefiero a Ladybug- mencionó con aire meloso.

-Masoquista y ciego- decía Plagg, mientras seguía comiendo su queso.

Sí, ciego por no ver la verdad, por no ver a la verdadera muchacha, por no ver a su verdadero amor. Tan sólo era cuestión de otro rechazo para que su corazón buscará consuelo en otro lugar. Tan sólo era otro rechazo más.


¿Cuántas veces te ibas a rebajar a ser rechazado, minino? ¿Por qué no mejor buscas el amor en otra parte? Pero no, eres igual de terco que Marinette y su amor (obsesión) por Adrien. ¿Cuál de los dos era más ciego? ¿Cuál de los dos era más tonto? Nueve de cada diez gatos se rendiría al no atrapar a su presa, sin embargo tú sigues luchando, y luchando, gastando tiempo y energía.

Pero no eras el único, la azabache detrás de la mascaras estaba en la misma situación, sin embargo ella no es como tú, ella no es tan fuerte, y le duele en lo más profundo de su alma cada rechazo. Tan sólo era cuestión de que dijeras esas cortas palabras para que cayera en la absoluta depresión.

-My lady... yo... yo la amo- confeso Chat Noir, aquella noche tan oscura como el cabello de su amada.

-Lo siento Chat, no puedo corresponder tus sentimientos-

El gato asintió con tristeza, pero como siempre, fingió estar bien. ¿Sabes que es mejor exponer tu dolor que guardártelo? ¿Por qué no mejor buscas una persona que comparta tu dolor? Creo que esa era solución del problema. Siempre lo fue.

-Adrien... yo... t-te amo- confeso Marinette, con las pequeña esperanza en su corazón, pero la realidad la golpeo.

-Lo siento Marinette, yo no te veo más que una amiga- el rubio se marchó rápidamente, quizá por cobarde o porque realmente no quería ver el dolor de su amiga. Pero él no era sordo. Nunca lo fue, y los sollozos de Marinette le dolieron hasta el alma.

Si tan sólo la pudiera ayudar, si tan sólo sonriera una vez más. Esos fueron tus pensamientos, demasiado caballero para el gusto de todos, siempre ocultando tu dolor para que los demás fueron felices, sacrificando tu felicidad por los otros. Sin embargo Marinette se lo merecía, se merecía que fingieras una vez más que todo estuviera bien y que la apoyaras, quizás de esa forma también lograrás sanar tu corazón roto.


Las horas desaparecen con el color del cielo. La oscuridad inminente frente a las luces de París hacía de tu paseo más ameno ¿no es así, minino? Pero la culpa no te dejaba tranquilo, tu consciencia te hacía mártir de la situación, de que la sonrisa de Marinette se haya desvanecido junto al calor del verano, que al parecer se estaba volviendo fría, como el invierno.

Pero no es tu culpa, ni de nadie. La culpa es de uno por caer enamorado, y caer profundamente ante aquel abismo de locura. Aunque el remordimiento siempre estará contigo, susurrando en tu oído y no era Plagg exigiendo su queso. Los copos de nieve comenzaba a caer y todo el paisaje se volvía inhóspito. ¿Sabías que nueve de cada diez gatos detestan el frío? Pero tú no, tú no eras así. Con desesperación deseabas llegar a la casa de la muchacha, que te recibiera con aquella sonrisa cálida. Que tan sólo volviera ser la chica que te encantaba. Que tan sólo te diera cinco minutos para que la hicieras feliz.

-My princess-

-Eres un gato tonto, no debes salir con este clima-.

Era tan sólo que abriera su ventana y la hicieras feliz, que fueran felices.


¿Cuántas noches llevabas frecuentando aquella casa? Muchas, tantas que tanto tú como ella perdieron la cuenta. Sin embargo tu corazón se sentía pleno, el que ella volviera ser la misma. Sabías que ya no era necesario volver, todo se había solucionado. Pero algo te lo impedía. ¿Sabías que nueve de cada diez gatos son traicioneros? Sólo velan por su seguridad, pero tú no eras así. Eras fiel, y un tonto. Porque estabas volviendo a cometer el error. Estaban cayendo sobre aquel abismo adictivo. Aquel círculo vicioso del cual nunca podrían salir, no importa si fuera Adrien o Chat Noir, volvías entregar tu corazón y sin más vuelves caer en las manos de Marinette, claramente sin tu conocimiento.


Dolor, dolor en tu corazón, dolor en su corazón. Había dolor en el mundo. Ladybug había desaparecido, nadie sabía el por qué, tu no sabías que había sucedido. Si bien ya no era tu amor, tú más que nadie sabía que un clavo no saca a otro clavo y Marinette no era un objeto de uso. ¿Sabías que nueve de cada diez gatos se marchan cuando sus dueños mueren? Ella no lo estaba ni tampoco era tu dueña, pero como ya te lo había dicho, eras fiel y tonto. Y la preocupación caló hasta tus huesos.

-Quizás necesita tiempo- mencionó su nueva azabache favorita.

-Créeme que el tiempo no se recupera My princess- dijiste antes de marchar. Volviendo a cometer un error.


¿Sabías que nueve de cada diez gatos poseen una gran vista? Pero eres todo un fenómeno minino, eres más ciego que humano en oscuridad. No logras ver ni entender el dolor de Marinette, pero es que no hay ser más torpes que ustedes dos. Que viven lastimándose.

Ella se encuentra renuente de abrirte la ventana y tú estás empecinado en querer entrar, de querer estar a su lado, de que no te abandoné. Tienes miedo finalmente, gatito. Tienes miedo de perderla.

-Marinette, por favor, déjame pasar-

-Vete, Chat-

-No, hasta que me expliques que te sucede-

-Ladybug, eso es lo que sucede-.

Fue un golpe en tu corazón, que ese nombre saliera de sus labios. La habías traicionado y ella era una ciega. Nunca podrían avanzar en su relación.


¿Sabías que nueve de cada diez gatos son territoriales? Y tú eres el líder de ellos. Te hierve la sangre verla sonreír, pero el problema es que no eres tú la causa de esa encantadora sonrisa. Y eso te daba una rabia, sin embargo te mantienes sereno, con calma. No era culpa de aquel muchacho de cabello rojo, o quizás sí.

-Amigo, deja de matar con la mirada al pobre Nathanael-.

Fuiste descubierto en pleno proceso, y con cierta vergüenza tuviste que dejar de ver aquella escena. Ya le reclamarías, tan sólo debías esperar que la luna saliera en pleno cielo estrellado.


¿Sabías que nueve de cada diez gatos detestan los dulces? Pero tú eres uno de aquellos que era su fantasía, y nunca dejarías tu gusto prohibido por aquel alimento. Y todo gracias a que la muchacha que te había robado el corazón.

Pero tenías un problema, un gran problema, el dulce te recordaba a ella y ella no te quería ver. Tus intentos de acercarte fueron nulos, y el tiempo se agota, al igual que la confianza y con ello el amor ¿Qué piensas hacer minino?


Extraño, demasiado extraño para tu gusto. Ahora eras tú el que huía, Ladybug había vuelto, pero tú no te molestaste en preguntar el porqué de su ausencia, no le dijiste nada.

Porque gracias a ella, la relación que tenías con Marinette se había arruinado, pero no era su culpa, si no que era tuya. ¿Pero sabías que los gatos son orgullosos? Y era el orgullo de no querer admitir que eras un patán y ser el hombre más vil de la tierra.

La dejaste ir, como ella no te quiso ver. El amor decayó, desapareció, pero sigues en su busca, quizás te deberían dar un premio por perseverancia. Espero que eso te sirva minino.


¿Qué le sucedía a Marinette?, como Adrien siempre te preguntabas que pasaba por la mente de ella, pero nunca lograste exteriorizar tus preguntas, pero ahí estabas, siendo su pañuelo de lágrimas.

Lloraba desconsoladamente por el amor de un felino, sabías que era por ti, pero tampoco tenías la culpa. Tampoco era de ella, ¿la lastimarías más si la consolabas de esa forma? La estabas engañando, pero ella también lo hacía.

No sé si el destino les hacía esta clase de jugarreta o de verdad se lo merecían, tanto dolor por un simple amor. ¿Sabías que nueve de cada diez gatos sienten el peligro? Pues al parecer tu no. Y no sabes que la calma viene antes de la tormenta.


¿Decepción? ¿Bipolaridad? ¿En serio era amor? tu mente y corazón se encontraba en una batalla. Te sentías traicionado aunque a su vez te sentías como el traidor. Ambos se lastimaron, pero ¿Quién dañó más? ¿ella o tu?

¿Sabías que nueve de cada diez gatos sobrevive a caídas de altas alturas? Pero tu no, tu continuabas ahí, contra el pavimento, con las gotas de lluvia envolviendo tu cuerpo y perdiéndose con tu sangre , pensando sobre tu vida, de tu vida con ella. Duele, ¿No? Que siempre la tuviste cerca, pero tan lejos a la vez. ¿Valía la pena seguir luchado, si ella en un momento de la vida te rechazo?

Tiempo, demasiado tiempo para superarlo, porque te acabas de enterar que Marinette es LadyBug.

Aunque deberías tener demasiada suerte gatito, porque la sangre es limitada y tu conciencia también. Tu vida no sobrevive a caídas de grandes alturas, después de todo, no eres un gato.