Como ha pasado mucho creo que volveré explicar que es la serie Uno por Uno: Se trata de una colección de oneshot y/o historias cortas en donde narró un poco sobre la vida de los hijos de los niños elegidos que todos conocemos por el epilogo. Debido a una actividad, he retomado la serie con Takeru y su hijo Mitsuki... y tambien me dí cuenta que no sé cómo habla un niño de 4 años (mi puntos de referencia han crecido y ya no recuerdo como eran a esa edad)
A los 4 años, aparece Poyomon
Mitsuki se quedó mirando el huevo sin saber qué hacer, nunca había visto uno tan grande y con rayas de color decorándolo. Tampoco entendía porque estaba en su cama en lugar de la cocina.
– ¿Huevo? – Dijo bajándose de su cama y, todavía en pijamas, cargarlo hasta la cocina al haber llegado a una conclusión – Es el desayuno.
Con cuatro años la tarea de cargarlo le costó mucha concentración cansándose para el momento de salir de su habitación. Sus pasos eran tambaleantes sobre el piso y al no ver a su papá en la cocina comenzó a rodar el huevo hasta la habitación de al lado donde lo encontró durmiendo con Patamon. Dejando el huevo a un lado se acercó al borde la cama para comenzar a jalarle el cabello hasta que le escuchó murmurar algo que no entendió pero sabiendo que estaba por despertar aprovechó para ir por el huevo.
– Tengo un huevo. Desayuno. – Dijo mostrándolo a lo cual su papá negó con la cabeza y una sonrisa afirmando que ese huevo no se comía – Es un huevo, los huevos se comen. Este es grande. Los grandes saben mejor.
– Si quieres desayunar huevos te haré otros pero este no se come – Insistió su papá levantándose y quitándole su descubrimiento. Ante ello Mitsuki frunció el ceño – Este es tu compañero digimon, como Patamon es el mío. ¿No es emocionante?
– Es un huevo.
– Los digimon nacen de algo parecido a huevos llamados digihuevos y si esperas ya verás cómo nace.
– Es…un… huevo. ¡Se come!
Tras la declaración Mitsuki intentó arrebatar el huevo cayendo sobre Patamon quien se despertó dando un grito y uniéndose a la negativa de comerlo.
…
Takeru sabía cuánto le gustaban los huevos y estaba acostumbrado a que su hijo fuera terco. Para él era normal que se colocara enfrente de la nevera con el digihuevo en los brazos mirándolo fijamente a los ojos. Así como que comenzara a jalar de su pantalón si intentaba ir a otra parte de la cocina e insistir en que quería comerse el digihuevo.
– Deberías explicarlo con más calma.
Fue el consejo de Patamon cuya postura relajaba sobre la mesa no delataba cuan desesperado estaba por comer. Algo admirable considerando que al paso parecía que iban terminarían combinando el desayuno con el almuerzo. Un detalle que dejaba en manifiesto lo difícil que le resultaba a ambos negarse a Mitsuki.
Sin embargo Takeru no estaba seguro de cómo explicar el nacimiento de los digimon, ese tipo de descripciones se le dificultaban y cada idea que formaba en su mente terminaba involucrando otras explicaciones. Aunque lo cierto era que le gustaría saber porque su repentina obstinación por comerse ese huevo en particular cuando tras tres horas de debate debería de haber cambiado de tema.
– Si cuidas del huevo, tras un tiempo, un bebé digimon sale. – Dijo Takeru arrodillándose para quedar a la altura de Mitsuki que no parecía convencido de la explicación. Rascándose la cabeza se percató que lo había dicho demasiado sencillo – ¿Por qué no comemos cereal y dejamos el tema para después? Creo que tengo un folleto en algún lado.
Algo dudoso Mitsuki le permitió abrir la nevera a lo cual Takeru sacó la leche y estaba a punto de cerrarla cuando lo vio señalar al recipiente donde estaban los huevos. Su aparente victoria en cambiar el tema había sido una trampa.
– ¿Y esos? ¿Salen bebés? – Preguntó con la cabeza inclinada.
– De esos saldrían pollitos.– Respondió sin pensarlo dándose cuenta de su error cuando Mitsuki frunció el ceño.
– Esos huevos los comemos. Y de ellos salen pollitos – Mencionó pensativo para luego volver a elevar el digihuevo – ¡Quiero comer el huevo grande! ¡¿Por qué no puedo?!
Reconociendo el tono de llanto en su voz, Takeru lo cargó inseguro de que decirle por lo que tras haber desayuno buscó el folleto. No contó que una vez terminara con su siguiente intento de explicación, Mitsuki lo mirara un momento y trajera un libro de cuentos donde se mostraban a unos pollitos saliendo de unos huevos. Cuando intentó enfatizar en que los digimon son compañeros, él solo avanzó en su libro para mostrar a los pollitos teniendo una posición similar.
Mentalmente Takeru se preguntó cómo terminó involucrado en una discusión que empezaba a tomar un carácter filosófico sobre la vida misma con un niño de cuatro años. Uno que sabía que preguntar para anular todos sus argumentos.
Patamon lo único que podía hacer era vigilar para que la tendencia de Mitsuki de arrojar cosas cuando estaba de mal humor no terminara afectando a su futuro compañero digimon. Ya no entendía lo que estaban discutiendo.
Al final las estrellas aparecieron en el cielo y Mitsuki seguía sin comprender a su papá. Tampoco por qué gritó cuando intentó cocinar el huevo por su cuenta, o el motivo por el cual debía permanecer sentado en su cama abrazándolo en espera de que nazca algo.
– ¿Y los otros? ¿Cómo nacen?
Preguntó con los ojos cerrados recordando a los que estaban en la nevera a lo cual su papá solo suspiró diciéndole que lo entendería cuando creciera. No le gustó lo que dijo como tampoco que desde hace un rato se la pasaba buscando algo llamado digivice que debió llegar con el huevo.
Comenzó a sentirse somnoliento cuando sintió que algo se movía entre sus brazos y al abrir los ojos descubrió que el huevo había desaparecido, en su lugar una pequeña criatura blanca se encontraba entre sus manos a la cual Patamon dijo se llamaba Poyomon.
– ¡Al fin! – Exclamó Takeru saliendo de debajo de la cama de Mitsuki sosteniendo el que ahora sería su digivice y teniéndoselo mientras sonreía al digimon recién nacido– Esto es ustedes y deben cuidarlo… mañana hablaremos de ello. Tengo que buscar otro folleto, uno mejor detallado.
Lo último lo dijo para sí mismo no queriendo arriesgarse a repetir lo sucedido ese día. Aunque cuando vio a Mitsuki quedarse dormido con Poyomon pensó que quizás estaba exagerando y desde ese momento todo volviera a estar en calma… se equivocó.
– ¡No! ¡No! ¡No!
Gritó Mitsuki repentinamente a la mañana siguiente haciendo que Takeru dejara caer los huevos que acaba de sacar de la nevera. Mitsuki, con Poyomon saltando detrás de él, se arrodilló ante los destrozos.
– ¿Y los pollitos?
Finalmente comprendiendo la situación Takeru suspiró debatiéndose si seguir con la discusión o esperar a que todo eventualmente se aclarara. Confiando en que en un par de días terminaría olvidándose del tema prefirió distraerlo contándole sobre Poyomon.
…
Desde ese día la familia Takaishi no volvió a comer nada que incluyera huevos y Takeru comenzó a estudiar sobre la comunicación infantil.
