Chloé había llegado a la escuela y en el momento que diviso a su queridísimo Adrien, se dirigió a él para darle unos de sus cariñosos abrazos.
Según ella, él, tímido como siempre rehusaba esas muestras de afecto que Chloé adoraba tanto darle.
Cuando se separó ella, Adrien pudo alejarse al ser salvado por la campana y en ese ínterin, vio su ropa de vestir, precisamente ese particular color que siempre observaba en ella.
—¿Cómo no lo he notado antes? —expresó Adrien—. ¡Chloé! tienes xantofilia.
Ella parpadeó lentamente, desconcertada por la palabra que su amigo dejó salir.
—¿Que tengo que?
—Xantofilia —repitió como si fuera conocimiento universal aquella palabra.
—Adrinkis... —comenzó, profundamente extrañada por lo que le dijo.
Sin embargó, el alarmado por la campana que hace un rato sonó, se despidió de su amiga y se adentró al establecimiento, dejando a Chloé estupefacta.
¿Xanto... qué?
Sabrina se acercó a ella y Chloé no perdió tiempo.
—Sabrina, busca —espetó—. Xanto... Xantofilia —repuso.
De inmediato los dedos rápidos y agiles de su amiga, teclearon el buscador de su celular y al rato la definición apareció ante sus ojos.
—Xantofilia —dijo la colorada—. Significa... fascinación por el color amarillo.
Al oír eso, la rubia dejó salir un suspiro comprensivo. Adrien tenía razón, tenía eso que le dijo, aunque eso no significara que entendiera porque su amigo había dicho una palabra tan rara.
"¡Chloé! Tu color favorito es el amarillo"
Sip, decirle eso hubiera sido más normal.
