Kirai ai suru: Denshitoakuma.

Luego de la Guerra que enfrentaron contra el que creían el ultimo hibrido de la historia… un Nuevo mal acecha el cual resurgió gracias a la TANAGRA… ahora el destino o la ambición y codicia no era el agua de la Fuente, este nuevo enemigo buscaba algo más.

"¡MUERTE Y DESTRUCCION!"

Souichi Tatsumi, Morinaga Tetsuhiro y sus hijos, al igual que sus aliados, están a punto de comenzar una guerra que creara caos, muerte y destrucción en el mundo al igual que en sus vidas y en su relación…

Esta es la segunda entrega de KIRAI AI SURU… Un mundo alterno, que cuenta con los personajes del manga KOI SURU BOUKUN, y que ahora comparte protagonismo con los personajes del video juego llamado DRAMATICAL MURDERS… Espero ls parezca interesante y le den una oportunidad.

Las parejas?

Entrad y averiguar…

Que lo disfruten!

Advertencias: Este fic contiene, MPREG, LUCHAS, SANGRE, ORGIAS, VIOLACION, ANGUSTIA, DRAMA, TERROR… CONCEPTOS EN LOS QUE SE CONTEMPLAN LOS TERMINOS DEMONIACOS Y MISTICOS… Estas leyendo bajo tu responsabilidad!


Para que todos comencemos bien… este primer capítulo se centra el día en que la Tanagra se inició gracias a Seimei… lo que ocurrió en otros lugares del mundo, mientras Souichi y Tetsuhiro luchaban contra Nisei y Seimei y los miedos más horrendos de sus amigos… también quiero aclarar que los personajes de KOI SURU BOUKUN Y DRAMATICAL MURDERS NO ME PERTENECEN, son de sus respectivos creadores…

Quiero darles las gracias a mis amigas y amigos que leyeron la primera parte, en especial a Abigail, la Fey, Naomi Soto, las chicas hermosas del club de la secta y mis lindas amigas del wasap! También quiero darle las enromes gracias a J. L. RAYNE por ayudarme con la ficha técnica de todos estos chicos de DMMD, nena sé que te jodo pero es para hacer algo digno de los personajes que tanto amas…

Espero que sea de su agrado y por favor denme su opinión si se les es posible…

Feliz lectura… vampiras y vampiritos ~


Kirai ai suru: Denshitoakuma.

By:

Aurora la maga.

I: La noche de la muerte. ¡Inicio!

Rusia, Piatigorsk… La noche de la Tanagra.

El cielo estaba totalmente rojo, la luna parecía estar recubierta de sangre, este hecho se suscitaba en todo el mundo, llegando a los más oscuros rincones, la diferencia de horarios no menguo en este diabólico acontecimiento, ya que el sol se tiño de rojo también, opacando las ciudades que estaban de día. No había sitio que pudiera salvarse de ese eclipse.

Entre las escabrosas calles de Rusia justo en las colinas de las cinco montañas de Piatigorsk el clima era el mismo. Dentro de uno de los más imponentes centros mentales creados por la unión soviética la alerta roja se tocaba. Por los solitarios pasillos, los custodios y oficiales incluso los enfermeros corrían de un lado a otro. Se preguntaban ¿quién era el culpable de ese tétrico incidente en el cielo? En cada uno de los pabellones de enfermos mentales se podía percibir el pánico gracias a lo que estaba suscitándose.

Las muchas mentes perturbadas encerradas en ese lugar, gritaban eufóricamente dando como efecto a una noche demencial y que podría sacar de quicio a cualquiera.

Podías escuchar los gritos y los golpes que se daban contra la pared y las puertas de metal de varios de los ahí sometidos entre la enorme edificación, que contaba con altos y grandes ventanales, paredes de hormigón y columnas al estilo romano, en las celdas ultimas del pabellón que contenía a los enfermos mentales más peligrosos uno de los pacientes encerrados en aquel sitio contemplaba todo desde su habitación; él admiraba con emoción desde su cama, por entre los barrotes de la prisión de acero puestos en su ventana, prisión en la que lo habían encerrado, sus ojos color ámbar admiraban con agrado aquello que estaba ocurriendo. Alguien había invocado a la peor de las maldiciones, causaron el abrir de las puertas del infierno y todos los demonios estaban saliendo, el corazón le palpitaba emocionado este era el momento perfecto que él estaba buscando por años encerrado en ese lugar, aquel eclipse rojo le daba el poder más extremo, los miles de demonios que se esparcían por todo el mundo hacían su juego; mientras él debía aprovechar este vital momento.

En su pecho la emoción más insana se estaba extendiendo por todo su cuerpo, causando que la adrenalina borrara el efecto de los medicamentos que le habían dado para sedarlo, sus oídos podían escuchar el latir acelerado de su propio corazón golpear sin medida en su oídos, necesitaba ansiaba matar tanto así que por su boca se corría un hilo de saliva que apenas era notorio ya que una feroz máscara de cuero recubría la mitad de su rostro, impidiéndole la modulación y el habla sellando por completo su boca, el solo tenía espacio para relamerse los labios y nada más.

Le habían colocado aquello por seguridad de los que le atendían, pues una sola de sus palabras bastaría para asesinar a alguien.

La maldad fluía en su interior, las venas palpitaban llamando a la muerte anhelaba salir de ese lugar, lo pedía a gritos… estaba harto de las malditas medicaciones que lo tenían atosigado, confundido y débil. Admiro todo a su alrededor, apreciando un poco su vestimentas blancas, sus cabellos celestes muy cerca del aqua o azul claro, que estaban esparcidos por sus hombros y los brazaletes gruesos de cuero que mantenían atrapadas sus brazos y sus piernas a aquella cama a todo su delgado y débil cuerpo, había intentado en ocasiones anteriores deshacerse de ellos pero le era imposible, quizás él era débil de fuerza pero era más peligros que cualquier ser humano, licántropo o vampiro.

Su mayor arma era su voz, su mirada todo incluso sus cabellos.

Apretó sus manos intentando infructuosamente zafarlas, pero no logro nada, necesitaba a alguien para poder desatarse y salir de ahí, su demonio interno, él asesino encarnecido le gritaba.

-"Sal de aquí, nos están llamando a ser libres."-

Él movía su cabeza buscando una salida intento liberar la máscara que cubría su boca, pero no le fue posible liberar aquella prenda cuyo deber era evitar que, con una sola de sus palabras causara que hasta el más centrado de los seres humanos caería en sus poderes, psíquicos demoniacos ese sujeto tenía la habilidad de mirarte y congelarte con sus seductores ojos ámbar cambiantes a dorados y al hacerlo escudriñar en tu interior, sacar todo lo que traes dentro… tus miedos, tus alegrías, incluso tus lamentos.

El podía leerte como un genuino libro abierto.

Azoto su cuerpo en la cama en la que se encontraba, removió violentamente sus cabellos celestes, los cuales se esparramaban en la almohada y por sus hombros hasta llegar a la mitad de su pecho, más arriba el corte presentaba algunos cabellos alborotados cortos, arrugo sus delgadas cejas en enfado al darse cuenta que no podía liberarse.

-"Alguien viene."- le dijo el demonio que tenía por dentro, él rápidamente cerro sus ojos haciéndose el dormido.

La furia estaba apoderándose de su interior, odiaba a todos esos malditos seres humanos que lo habían confinado en el pasado, cuando pudo asesinar sin que nadie se metiera, odiaba a muerte a esos malditos humanos y a un grupo en especial…

El había sido encerrado desde hace muchos años en aquella cárcel odiosa, odiaba que lo trataran como un enfermo mental, pero esos 10 años no fueron en vano. Había memorizado el régimen y horario de esos tontos todos los movimientos de aquellos humanos los conocía como la misma palma de su mano, él no había podido escapar por que no había tenido la motivación perfecta para hacerlo. Pero ahora esa noche, en la que todos los suyos salían de la oscuridad, la tenía que aprovechar, ese demonio interno no era nada comparado a los que eran liberados por la Tanagra, ya que este logro fusionarse con su contenedor formando y creando otra personalidad siniestra… un ser depravado en busca de sangre.

Los pasos se hicieron audibles en el pasillo.

Las llaves resonaron antes de posicionarse en la puerta de metal, en la cual solo podías admirar una pequeña ventana en la que pobremente podías ver el pasillo, el guardia abría con calma la puerta traía consigo la próxima vacuna para anestesiarlo, esa noche todos los pacientes de esa cárcel estaban eufóricos y violentos por lo tanto se ordenó colocar un régimen doble y solo faltaba él.

-Malditos locos psicópatas.-

Susurro aquel que se acercaba despacio el peli celeste aprecio ese maldito uniforme blanco que le daba nauseas aborrecía con enormes ganas ese maldito color tan puro y claro, sus pasos hicieron eco en aquella habitación acercándose más y más, para posar la pequeña bandeja que llevaba en su otra mano, sobre una mesa de metal como la que poseen los hospitales, aquel hombre uniformado, sujeto de un extremo dicha mesa la cual tenía rodos en la parte baja y moviéndola la arrastro a la cercanía del que antes luchaba por liberarse, el carcelero acerco su mano al brazo derecho del peli celeste, al cual aprecio insanamente; se miraba tan apetecible, tan frágil, tan seductor en aquella bata blanca que apenas y le llegaba al muslo causando o incitando a ser violado, la mano del custodio se posó sobre uno de sus pies descalzos, el cual acaricio con sus delgados dedos y con la punta de estos mismos, rozo aquellas piernas y pasando por los bajos del oprimido, hasta subir lentamente por su abdomen y palpar una de sus tetillas sobre la tela, se relamió los labios quería poseerlo ansiaba hacerlo suyo.

Todos en esa cárcel de cemento y acero hablaban de ese prisionero en particular, era una real monada no había día que no intentaran hacerse de su cuerpo; pero pese a su belleza ellos debían de contenerse o morirían como sucedió con uno de los custodios hace mucho tiempo atrás, quien por alguna razón alcanzo a llegar demasiado lejos ¿Cómo había logrado aquello? Nadie sabía lo que si supieron es que se ahorco luego de hacerlo.

-Solo faltas tu cariño.- Expuso.

Para soltar los amarres de su mano derecha y subir la manga de su camisa, blanca, dejando ver los moretones de todas las vacunas que por mucho tiempo le habían propinado a su cuerpo el cual estaba lleno de todo ese medicamento que lo hacía dormir y soñar con su horrible pasado. El hule se ajustó en su ante brazo, dejando a evidencia rápidamente las venas que se saltaron y se mostraron moradas, el guardia tomo la jeringa y con calma fue acercando la punta de la aguja a la piel cuando de pronto, su mano inicio a temblar su error había sido dar una vista rápida a los ojos de aquel el cual creyó había despertado por las caricias impuestas hacia su persona, aquellas dos orbes ámbar le miraban con profundidad y de maneras que jamás le habían observado.

Trago grueso, esa mirada, lo estaba perforando, las cejas finas y celestes de él, a quien estaba a punto de sedar se juntaron en señal de tristeza y lágrimas iniciaron a salir de sus ojos, rápidamente el carcelero, aparto sus manos de su cercanía y coloco el instrumento puntiagudo en la misma charola de donde la había tomado. En el rostro del custodio se pudo apreciar cómo le observaba con entero deseo y tomando su rostro entre sus manos susurro.

-Eres tan hermoso…-

Acariciaba los flecos un poco ondulados que caían en su frente, él en cambio con dificultad y como pudo acerco su rostro al otro acariciándose, pidiéndole con esto que sacara lo que cubría su boca.

- Aoba….-Le llamo causando tensión en el mencionado, una sensación insana despertaba cuando decían su nombre.- Sabes que no puedo… si te quito esto, será la muerte segura.-

Susurro llamando a su prisionero por su nombre, quien libero lágrima, e inicio a temblar, acariciaba una y otra vez aquel rostro con el delicado espacio que dejaba descubierto un trozo de piel que de su rostro podía sentirse, el hombre no podía contener sus deseos, enseguida en sus pensamientos se presentó la escena más ansiada para él, imagino besar los labios de Aoba. .

Recordaba cómo cada noche que limpiaba su rostro había tenido la oportunidad de contemplarlo, pero solo podía hacer eso cuando el de mirada ámbar estuviera severamente sedado y por consiguiente completamente dormido.

-Eh cuidado de ti, como lo más preciado.-

Exponía con caricias en los costados de su rostro, observándole con pasión con dulzura con amor… mientras sus manos sentían la tibieza de su piel y la dureza de aquella mascara.

- He cuidado muy bien de tu boca.- Expuso… Relamiéndose los suyos propios como deseaba besar aquellos que eran oprimidos por aquella horrenda mascara.- Me encantaría, probar esos labios, sentir tu cálido aliento… ¿Estás de acuerdo?-

Aoba se separó, despacio y observándole con una expresión tranquila, asintió, de forma lenta.

Volvió a tragar saliva, se la pensó muy bien antes de si quiera hacerlo, pero presa de su excitación de los deseos, no pudo más.

Llevo sus manos a la parte trasera de su cabeza y ahí, introdujo la llave que cerraba esa mascara, negra y ajustada, Aoba por fin era liberado, lentamente aquella prenda se despegaba de su rostro, la piel se había ajustado al cuero de esta mascara y cuando fue por fin liberado, observo con atención y sensualidad al oficial, encargado de ese piso.

No podía creer lo hermoso, que se admiraba, tenía la expresión más insana y hermosa que el pudiera haber imaginado, muy despacio Aoba elevo su mano derecha la cual aun permanecía apretada por el hule, la llevo al rostro del que tenia de frente, juntaba sus labios a escasos centímetros de aquella boca la cual quería besarlo, pero Aoba en cambio susurro.

-Eres… un, idiota…-

Aquella voz, acaricio sus sentidos, el oficial tenía todo perdido, no había escuchado aquello pero noto como su mano, se movía a la bandeja y tomaba la jeringa, apretando el embolo dejando salir el líquido y saliendo por la punta callo roseando el piso, su mano se movía sola, los ojos de Aoba brillaban con intensidad cambiando súbitamente a un dorado brillante como el puro oro, mientras aquella mano se elevaba y él susurraba.

- Firmaste tu muerte, maldito pervertido.-

-No… Te amo.-

Susurro, sin poder contener los movimientos de su cuerpo, Aoba dibujo una sonrisa y hablando con voz profunda y grave ordenó.

-Inyéctate, aire… justo en la yugular.-

Rápidamente noto como aquel con ambas manos jalaba el embolo, causando que la aguja succionara aire, aquel hombre cuyas manos se movían sin su consentimiento comenzó a llorar y a pedir piedad por su vida, pues, ya la aguja se clavaba justo en esa vena principal.

-¡NO, NO!-

Sus lágrimas vagaban por todo lo largo de su rostro, mientras él lo veía con ojos llenos de furia y muerte.

El oficial no pudo controlar su cuerpo, ya era demasiado tarde, uno de sus dedos, presionaba el embolo y causaba que el aire entrara a ese lugar de su cuello, al instante al ser la vena principal que irradiaba sangre y pasaba por el corazón, hizo que el musculo principal del cuerpo se tapara y por consiguiente… el dolor lo hizo quedarse tieso, los últimos latidos averiados de su corazón, pudieron ser escuchados por Aoba admirando con una enorme sonrisa como el uniformado caía al piso sin vida, la embolia gaseosa había hecho su cometido.

Aoba solo respiraba hondamente, una alma más desaparecía gracias a su causa ahora sonreía levemente y fue liberándose de los amarres, se puso en pie, apreciando pobremente lo que sucedía afuera en el cielo, sus ojos dieron un brillo maléfico, era hora de reunirse pensó.

-"El más cercano es él…"-

Dijo en sus pensamientos, observando por entre la pared, hacia la dirección del otro país vecino…

[~~~~~~~~~~~*~~~~~~~~~~]

Y ese país vecino era Alemania… Una hora después.

En una de las cárceles de mayor seguridad situadas en la ciudad de Stuttgart, se vivía el pánico, puesto que el suceso en el cielo y los diferentes hechos que comenzaban a darse entre los oficiales que custodiaban la cárcel, causo pánico en todo el nosocomio, no sabían que peste había llegado al lugar, pero estaban seguros que se trataba de algo sumamente peligroso y malo, puesto que en el primer piso, la mayoría de las personas se habían suicidado, no obstante un grupo de custodios se enteraron que en los pasillos una figura blanca con cabellos celestes se encaminaba y removía.

Lo habían ubicado con las cámaras de seguridad, incluso activaron las alertas para que las puertas se fueran cerrando, antes de que ese ser pudiera pasar; mas sin embargo, nada podía detenerlo ya que con una sola orden de su voz, podía hacer que todos abrieran las puertas a su paso y de maneras inmediatas ellos se quitaban la vida, era totalmente una masacre, nadie podía contra ese tipo aunque este estuviera completamente desarmado no lograban si quiera conectarle una bala, finalmente lograron cortarle el paso, habían creado una muralla con sus propios cuerpos, estaban fuertemente armados y apuntando al peli celeste.

Aoba analizaba con atención a los oficiales y custodios que estaban a su frente, esa cárcel claro que era de alta seguridad, ahí se encontraban los asesinos más peligrosos de todos los países; Estados Unidos y la Unión soviética, habían concordado que el lugar más seguro para encerrarlos era esa enorme cárcel que contaba con distintos pisos y bloques dividiendo a sus asesinos por categoría y peligrosidad. A pesar de estar en un lugar severamente custodiado y en done la seguridad era estricta y máxima, para él, no funcionaría aquella seguridad máxima, había pasado fácilmente el portón y los alrededores de la cárcel. Desde que llego desde Rusia.

-¡ALTO!-

Gritaban los alemanes furiosos, al darse cuenta que la mitad del edificio estaba muerto, el de cabellos celestes admiro al que le grito y susurro.

-Puedo sentir el miedo…. Lo puedo oler desde donde estoy parado, desde que entre a este edificio.-

Su voz no parecía suya aunque se había fusionado por completo con el horroroso demonio que traía dentro, parecía la voz ronca de miles de personas, aquellos comenzaron a temblar alistaron y cargaron sus armas para de nuevo el oficia al frente gritar.

-¡NO DES UN PASO MAS!-

El llamado Aoba les observaba expectante, elevo sus brazos a los costados en señal de rendirse y dio tres pasos, entre enormes ríos de sangre que mancharon sus blancas ropas incluso su rostro estaba salpicado por todas partes gracias a sus anteriores víctimas, más sumado a eso la luz roja que emitía el cielo, esa era un escena terrorífica, siguió caminando hacia a ellos, pero ninguno movía ni un musculo.

-¡DISPAREN!- grito, el oficial dando la orden, pero no sucedió nada, Aoba se acercaba a unos cuantos centímetros de aquel hombre y susurraba a los que con impacto observaba el hombre a su lado.

-¿No escucharon? Él dijo disparen.-

Aquella voz fue el mecanismo que hizo moverse a los custodios los cuales apuntaron a su oficial y el cual gritaba.

¡QUE HACEN, QUE ESTAN HACIENDO!-

Los tiros comenzaron a darse, la ráfaga de plomo calaba huesos, carne piel, y destrozaban sin piedad a aquel hombre que antes de caer al piso ya estaba muerto.

-¡Muy bien!- Grito el emocionado, admirando a todos los que estaban a su frente temblando, señaló al más joven de todos ellos y susurro.-Tú, mátalos a todos.-

-¡Ahhg!-

Lloraba sin poder detener sus acciones, mientras los custodios lloraban y rogaban por su vida, cuando finalmente el último cayó al suelo, Aoba se acercó al que había señalado y tomando entre sus manos su rostro le dedico un beso, para susurrarle.

-Bien hecho…- Aquel solo podía, tomar aire, aquel beso lo había dejado helado, pronto Aoba cuestiono.-¿En dónde está el que busco?-

-Él se encuentra en la última celda…-

-Bien…- Dijo complacido, para, volver a susurrar.- Hazlo quiero verlo.-

-No por favor.-

-Sera divertido.- Agrego el de mirada dorada con ojos descolocados y dementes, el joven chico se ponía el arma en la cien y sin pensarlo, jalaba el gatillo, la sangre se esparció violenta y mojo todo su rostro, lamia aquel liquido con entera lujuria y dejando ver sus colmillos susurraba.-Humanos, son tan débiles.- Libero aquel cuerpo y lo dejo caer sin vida.

A partir de ese pasillo, ya nadie se le impidió el paso, los reos gritaban aullaban y susurraban.

-¡CARIÑO SACANOS DE AQUÍ!-

Aoba por otro lado hacia caso omiso a esos comentarios, y es que él era demasiado hermoso, su cuerpo parecía haber sido creado por los dioses y si no fuera por la sangre que manchaba todo su rostro, el seria como un ángel.

[~~~~~~~~~~~*~~~~~~~~~~]

En la celda a la cual Aoba se dirigía, cierto chico de cabellos castaños, admiraba con enfado su libro, de cálculo matemático y de computación, era odiosos estar encerrado ahí por ya más de 10 años, pero las alarmas y todo lo que tenía que ver con que alguien se había metido a la fuerza e incluso la luna roja le dieron un respiro susurrando.

-Hummm, no puedo leer nada, adiós a mi lectura nocturna.-

Gruño ante no haber ni una sola luz en el pasillo.

-Ese, sujeto de seguro es el culpable.-

Aparto sus libros de su vista y enseguida dio vueltas en la celda como un animal enjaulado, dicha celda parecía la más antigua de todas, no habían cámaras ni siquiera focos. Todo lo que había era, cuatro paredes una cama sabanas y un retrete. ¿La razón? Era muy sencilla, ese genio de la tecnología ya había intentado escapar, se las había ingeniado para crear una forma de escape utilizando los cables de la electricidad de las lámparas y las había conectado a la red de puertas electrónicas. De no haber sido por el oportuno plan de los oficiales, él ya estuviera suelto hace más de 5 años atrás.

Finalmente los pasos se hicieron audibles y cercanos, el calor que su cuerpo emitió al sentir a es ser que había exterminado a la mayoría de humanos en esa cárcel situada a las afueras de esa ciudad alemana, lo puso muy ansioso sin duda alguna su aroma, su fuerza sus pensamientos eran los más delicioso para el castaño, quien ahora se posó al frente de la puerta la cual se abrió lentamente y mostraba a su salvador el cual se lanzó a él, en un enorme abrazo y en un delicado gemido susurro.

-Noiz….-

-Aoba…-

Ambos se encontraban aferrados a su sus cuerpos, el mencionado, separo su rostro del cuello del castaño y entonces le observo deseoso, aquellos labios se conectaban con desesperación y lujuria, la lengua de Noiz era acariciada por la de Aoba quien solo podía gemir gravemente y con sensualidad, la sangre lo estaba manchando. Noiz tomo su delgado cuerpo y lo lanzo directamente al piso, causando un golpe duro y doloroso en la espalda del de cabellos celestes, quien se quejó y susurro.

-Idio-ta… ¡Ahhh!-

Gimió por lo alto al sentir como los dientes de Noiz habían capturado su cuello y por consiguiente había liberado sus colmillos incisivos, mordía aquella carne con severidad y causaba un dolor horrendo en el que estaba bajo suyo, mientras chupaba su sangre y mordía una y otra vez su piel, Aoba se encargó de quitarse sus propios pantalones y también los de quien le daba esas dolorosas mordidas, Noiz estaba lujurioso tanto así que aparto su boca de aquel lechoso cuello, para susurrarle.

-Quiero sentir tu dolor.-

-Sabes que eso no… es imposible…-

-Solo me queda admirar tu rostro.-

Dijo llevando sus manos enormes a su cuello y apretándolo hasta hacerle tronar, Aoba dibujo una expresión de dolor intensa, pues su mordida y su tráquea eran los mecanismos para que él se sintiera muy mal, el castaño dejo de presionar su cuello, en segundos arranco la camisa de el de mirada dorada y con las uñas, las cuales crecieron desmedidamente, rasgo la carne dejando salir enormes ríos de sangre, Aoba gritaba y susurraba.

-¡Noiz, ah, ahhh, no me hagas esperar más… fueron 10 años ya!- Dijo untando su mano con sangre y tocando su entrepierna.- Penétrame ya.-

-No tienes por qué pedirlo.-

Susurro, con voz grave y excitada, de la misma forma violenta que él padecía, le penetro, rompiendo todo a su paso causando un grito ahogado del que estaba bajo su cuerpo, Aoba enterró sus garras en los brazos de Noiz quien no se inmuto por aquello, en más continuo su labor, dolorosamente envestía una y otra vez, Aoba agrando la mirada juntaba sus cejas y jadeaba el dolor lo excito al igual que su insano amante, el sexo comenzó a hacerse sentir en Noiz, lentamente su cuerpo recuperaba la sensación, solo podía hacerlo con él, solo con AOBA podría sentir en carne propia, el dolor, las sensaciones el placer la excitación.

Todavía no acababa de entender como era aquello posible, entonces entre abrió sus ojos y descubrió que su amante estaba con los ojos dorados brillantes a todo lo que estos daban, tal parecía el efecto mental del peli celeste causaba aquel suceso.

Ambos se fundían entre sus cuerpos, las sensaciones el dolor el cual golpeo a Noiz quien ahora lograba percibir todo, lo que su cuerpo de hibrido no podía sentir gracias a su extraño poder el cual le causaba que no pudiera tener sentido del taco alguno… Aoba era, él único que lograba sacarle los gemidos más delirantes, los deseos de querer más además de hacerle sentir el hiriente dolor de sus heridas que recorrió todo su cuerpo una agonía placentera era lo que Noiz percibía. Aoba había errado en decirle que él nunca podría ser capaz de sentir dolor alguno; mas sin embargo al conectarse con ese ser bajo suyo el cual golpeo en una envestida fuerte y desquiciante logro por unos instantes llegar al cielo sintiéndolo todo, las respiraciones eran aceleradas y los gritos inundaron todo, hasta que por fin llegaron a liberar su orgasmo, sus pechos sus corazones palpitaban al máximo…

La increíble y sangrienta entrega llego a su fin, al igual que las sensaciones en el cuerpo del castaño quien noto como la luz roja de afuera, se estaba desapareciendo.

La luz roja se había disipado, de esta ya no quedó nada, el caos en el mundo se había terminado y todo volvía a la normalidad, Aoba observaba con enfado la luna brillar con su típico color blanco, Noiz a su lado, lamia sintiendo el sabor metálico de la sangre en las heridas de Aoba las cuales curaban demasiado rápido, sus ojos dorados enseguida temblaron al sentir que su poder había disminuido.

-¡¿Qué demonios ha pasado?!-

-Tal parece que, el culpable de abrir el portal y la Tanagra ha sido derrotado y obligado a cerrar el portal.-

-MALDITA SEA.- Grito poniéndose en pie arrojando a Noiz a un costado.- Esta era mi oportunidad para destruir a todos esos malditos humanos.-

-¿Destruir a los humanos?, ¿Para qué, eso es aburrido?- Susurro recostándose en el piso de lado y admirando al peli celeste.

-¡Pequeño tonto!, ¿acaso no recuerdas que ellos nos han confinado a cárceles horrendas?-

-Ya me estaba acostumbrando.-

-¿Es broma no, niñato?-

-Claro que la es…- Susurro, moviéndose a su ropa y poniéndose sus pantalones para incorporarse, el se movió con calma a la cercanía de Aoba, para situarse tras suyo y susurrar.- Quiero vengarme de los que me hicieron esto… Esos malditos deben pagar por habernos separado.- Lamia su oído, demostrando un arete en su lengua.- Mi Aoba.-

-Noiz, ya, no es momento.-

-Claro te entiendo…-

Dijo apartándose para alistarse a salir, pero antes cuestionar.

-¿Qué tienes pensado?-

-Liberarlos a todos, entre los 8 podremos acabar con los que nos hicieron esto.-

-¿Liberarlos a todos? ¿Eso quiere decir que quieres que te haga compañía con ese grupo de idiotas?-

-Son mis mejores hombres y amigos, además debo recordarte que por mí se han vuelto híbridos.-

-Claro, claro.- Susurro.-Eres una excelente madre.- Dijo divertido el castaño,

-Date prisa iremos a cada una de las cárceles en donde los tienen.-

-Aoba, pero tú no puedes ir, mejor déjamelo a mí.- Dijo serio el castaño.

-¿De qué hablas claro que puedo?-

Noiz sonrió.- Estas sin tus poderes demoniacos, ¿Lo recuerdas?- Expuso señalando a la luna llena al fondo, no podrías ni pasar una buena barricada de sacerdotes en el vaticano.

-Maldita, sea, necesito la luna roja para poder expandir mis poderes, como lo hice ahora.-

-Por cierto hablando de eso, habrá que irse.- Dijo saliendo al pasillo notando como la policía alemana llegaba con prisa, Noiz sujeto el cuerpo de uno de los que yacían en el piso y susurro.- Ponte esto.-

Aoba observo con fastidio aquellas prendas y sin mediar palabra alguna se las coloco de forma inmediata, se las arreglarían para salir de ahí lo más rápido posible…

[~~~~~~~~~~~*~~~~~~~~~~]

Había pasado una semana desde que la tierra volvió a ser pacifica, ellos se movían en la oscuridad, dirigiéndose a países en los cuales tenían atrapados a los suyos, eran un grupo de ocho híbridos que guardaban un secreto inmenso, los más peligrosos del mundo y los encargados en haberlos encerrados y ocultar su existencia había sido nada más y nada menos que la GUARDIA TEMPLARIA, habían engañado a las autoridades con grandiosos cuentos en los que ellos eran criminales peligrosos, mas sin embargo no confesaron que ellos tenían una cantidad de poderes, peligrosos cada uno de ellos eran peligros ambulantes.

Los rumores de que ellos estaban escapando llegaron al vaticano.

Lo que había quedado de la guardia templaría estaba reunida en un salón apenas repuesto, después de aquel fatídico ataque de los vampiros y demonios, ellos estaban volviendo a surgir, Seimei había sido encerrado en la barricada, la cual sellaron con un rezo mágico que solo los ángeles conocían.

Nanashi Venedite, estaba completamente impactado ante las explicaciones de los pocos sacerdotes que habían quedado en el templo o más bien el cuartel. Aquel hombre de sotana estaba severamente molesto pero también aterrado. Nanashi no podía terminar de creerlo, una guerra terminaba y apenas una nueva y más peligroso se levantaba.

-Esto es malo…-

-Debemos, intentar capturarlos.-

-¿Todo esto comenzó en la noche en que fue capturado Seimei?-

-Ese sujeto despertó algo peor.- Susurro con enfado Venedite.-Esto está muy mal…-El peli caoba fue observado con seriedad por el padre que estaba frente a la presencia de los pocos elementos de la guardia templaría.

-Venedite, lamento de verdad pedirte esto, pero deberás ir a Japón de nuevo y pedir ayuda a ellos…-

-¿De qué demonios está hablando, padre Edgar?-

-Si no te das cuenta, la guardia templaría sufrió muchas bajas en ese ataque…-

-Pero, pedirle ayuda a esos vampiros y licántropos está en contra del contrato que hicieron en el pasado.-

Aquel hombre, se puso en pie, tomo un largo aliento y se condujo a la ventana, admirando como el templo era lentamente reparado, por su cabeza transitaban pensamientos totalmente llenos de zozobra, era cierto no debían inmiscuirse con los lobeznos y los nocturnos, ¿La razón? Era mucha más oscura de la que Nanashi sabía, la iglesia ocultaba muchos secretos y 7 de esos secretos ya estaban en camino, para liberar al último que ellos tenían custodiado.

La tensión se podía sentir en esa sala, mientras Venedite sudaba a montones y susurraba, con voz grave y rasposa.

-No podemos darnos por vencido, debemos luchar contra lo que nos aqueja, podemos ¡HACERLO!-

-Tu no comprendes…eres solo un chiquillo, si tu padre estuviera vivo él te explicaría que son estos sujetos.- Expuso con seriedad el hombre alto y de cabellos negros echados hacia atrás.- Lo que esta allá afuera es demasiado peligroso, por eso los habíamos separo, juntos serian una enorme amenaza y si ellos logran entrar aquí y liberan a al que les hace falta no habrá, licántropo, ni vampiro o mucho menos humano que pueda derrotarlos.-

-Pero hay Ángeles.-

-Y ellos son demonios.-

-¿De que está hablando padre?, creí que solo eran asesinos seriales…-

Edgar apreciaba desde la ventana como una luz dorada, atrajo su atención, trago grueso apretando sus manos, admiro con rapidez a los que estaban a los lados de Nanashi, era un pequeño grupo de hombres de la Guardia, debía a como diera lugar sacarlos de ahí antes que.-"Ya están aquí."- Se gritó en pensamientos, corrió de prisa a Nanashi y susurro con voz apresurada.

-No puedo explicártelo, el tiempo es corto, debes ir a Japón, trae a ese vampiro y a el cazador, tal vez ellos puedan, ayudarnos a sobre llevar esto, lleva contigo a los que quedan.-

-Pero, padre Edgar.-

-¡VETE LARGATE!- El chico no espero más nada, hizo el saludo de los guardianes templarios y sujeto la mano de aquel para besarla como un fiel perro.- ¡LARGATE YA NANASHI! -así lo hizo, poso su mano en su pecho y salió de ahí al mismo tiempo que hacia la señal de la cruz en su rostro y pecho, reunió a todos con severa prisa y finalmente partió, sería un viaje largo de muchas semanas pues ya no contaban con los privilegios que poseyeron antes el eclipse.

Nanashi y su grupo de 6 hombres, se apresuraron a entrar en los autos negros, los cuales por órdenes del sacerdote partieron pronto y de manera acelerada, Venedite admiro por la ventana de su transporte las enormes puertas de su fortaleza, la cual le pareció muy débil, desde lo que ocurrió, a su lado sus fieles hombres susurraban.

-¿Qué va a pasar?-

-Iremos en busca de esos sujetos de nuevo.-

-¿Los que vencieron a Seimei?-

-Si….- Venedite, finalmente situó sus ojos al frente y apretó sus puños…

[~~~~~~~~~~~*~~~~~~~~~~]

Dentro del salón, el padre Edgar estaba sudando frio, desde hace mucho que había sentido la presencia de esos seres en sus instalaciones, dio gracias por haber podido distraer a Nanashi y los demás, los ruidos de pisadas se presentaron en seguida en la estancia, Aoba y Noiz ya estaban acompañados de otros sujetos más, los cuales prefirieron estar en las sombras.

-Hola, padre Edgar…- Susurro con voz un poco susurrante y grave.- Los hijos pródigos han regresado, para reunirse con su padre.-

-Aoba…-

Edgar noto como Noiz se retiraba y cuanto lo hizo, Edgar grito.

¡No sabes lo que están haciendo!-

-Claro que si lo sabemos, padre…- Intervino Aoba.- Haremos de este mundo un lugar mejor.- Respondió, para observarle con ojos penetrantes y llenos de odio, el poder psíquico de ese ser era demasiado, poderoso cuando se concentraba en una sola persona.

-Déjalo que viva, Aoba, para que aprecie como mueren todos sus amigos.- Expuso uno de los que se encontraba en las sombras.

Los ojos de Edgar se abrieron de par en par, causando que temblaran sus orbes, si había un apocalipsis ese había iniciado, con la liberación de estos ocho sujetos, estaban perdidos; mas sin embargo la salvación solo podía estar en los hombros de esos vampiros y licántropos de oriente.

[~~~~~~~~~~~*~~~~~~~~~~]

Actualidad, tres meses después… Fukuoka.

El sol irradiaba con intensidad, aquella mañana, él aún estaba impresionado no había mañana que no saliera a recibir los rayos solares, sentirlos en su rostro no se comparaba con ninguna otra sensación, el calor que aquel astro desplegaba era lo que más le agradaba de poder ser ahora inmune a esa luz, pudo admirar la vida en el bosque en el día incluso ser testigo de los olores más agradables. El abrirse de las flores, el cantar de los pájaros, esa sensación que le daba la lluvia al caer sobre su cuerpo y no morir en el intento ya que siendo un vampiro helarte significaba la muerte. Esa mañana era demasiado tranquila en esa ciudad, el patio de su enorme casa, se apreciaba libre y limpio no obstante se podían ver las marcas en el piso, de los diferentes ladrillos de colores los cuales habían sido marcados por las anteriores luchas, había pasado ya un año desde que conoció a Souichi Tatsumi y meses, desde que fue padre por primera vez, y unas semanas desde que se sentía pleno y totalmente fuerte, había logrado vencer la maldad de este mundo en conjunto a sus amigos y amado.

El concepto de la vida cambio desde que fue sumergido en el agua del diábolos Magnus, seguía siendo un vampiro, pero él había cambiado al igual que su hermano, podía pasearse por el día como si fuera de noche, podía sentir el frio y el calor, era como lo había leído en los libros antiguos de su hermano. El ser un humano ahora parecía tan claro todo. No había nada que pudiera nublar esas inmensas sensaciones, era una vorágine de sucesos. Apreciaba la vida con ojos llenos de luz de esperanza no habría nada que lo perturbara.

Su rostro se apreciaba sereno y sonriente, sus parpados se abrieron lentamente mostrando ese brillo verdoso del cual su licántropo se había enamorado, agacho un poco su rostro y observo a un costado, aún era demasiado temprano para que todos en aquella enorme casa hubieran despertado. El como todos los días se disponía a ir a dar una vuelta por todos los alrededores, quería saber si todo iba bien y si los vampiros y licántropos cumplían el pacto. No habría nadie que se opusiera a sus órdenes pues…

Era el más poderoso de todos los vampiros de esa zona, los cuales no se negaron a obedecerle.

El ruido del viento se mezcló en sus oídos y sus pensamientos en los que se forjaba una gran casa licantropía y vampira, en todo el país, bajo sus órdenes lo mantuvieron muy animado y seguro, los vampiro y licántropos de la zona estaban aliados, convivían en una armonía impuesta por él aunque siempre había uno que otro rebelde que tenía que poner a tono. Los acuerdos entre ambas razas se sellaron al momento en que él y su licántropo, consiguieron marcar sus vidas, Souichi y Morinaga llevaban ahora la marca de cada una de las casas, un tatuaje con el emblema de los lobos se podía apreciar en su antebrazo izquierdo en cuanto a Souichi la marca la llevaba en toda su espalda ya que la insignia de los Morinaga era más enorme que la licantropa por la cantidad de vampiros que habían y que superaba en número a los lobos.

El silencio de la mañana, lo llevo a retirarse de aquel patio y disponerse a incursionar.

Recorrió las zonas en señal de alguna anormalidad, pero nada parecía estar mal, hasta que, un olor horrendo llego a sus fosas nasales, estaba algo lejos, pero el olor a sangre humana lo inundo causando que sus ojos se tornaran rojos y enfadados, ¿Quién se atrevía a matar de esta forma? Rápidamente intento moverse a la zona, por entre los arboles enormes y frondosos que lo llevarían a varios cientos de kilómetros cuando; de pronto y de la nada.

Percibió a cuatro personas unírsele.

Morinaga dirigió su rostro hacia atrás y susurro.

-¿Pero qué hacen ustedes?-

-Percibimos el olor a sangre, sabíamos que irías a investigar….- Respondió Kunihiro el castaño de gafas y ojos afilados y severamente rojos.

-Kunihiro…-

-No podíamos evitar el seguirte, papá.- Grito con fuerza Suitetsu al lado del hermano de su padre, mientras a su lado se situaba Hana con la misma mirada decidida y susurraba.

-No puedes dejar que nos quedemos sin la acción, ¿No?-

Tetsuhiro sonrió un poco y susurro.

- De ustedes lo entiendo, pero ¿tu… Souichi…?-

-¡Yo me aburro en la maldita casa!- Dijo el con un entrecejo fruncido, acercándose a su lado y mirándole con enfado.-¿Hace mucho que no tengo acción de la buena y parece que esta vez la tendremos.-

-Pero, Souichi no puedes arriesgarte así.-

-Tranquilo idiota, solo tengo 4 meses eso no es nada…-

-De acuerdo…-

Se dispusieron a seguir el paso y a acelerarlo, Tetsuhiro estaba emocionado, las cosas habían cambiado y vaya que si lo habían hecho, la paz que los mantuvo sin acción se había roto, de cierta forma estaba enfadado pero también emocionado, ya que vería a su lobo de nuevo en acción, aunque no quería que se arriesgara, puesto que aún estaba apenas iniciando el largo recorrido de su embarazo.

Suitetsu y Hana al ser licántropos, no tenían problema para acompañarlo, Kunihiro tampoco puesto que desde que estuvo en el mundo mágico él pudo ser inmune a la luz, por otro lado Souji se había quedado en la mansión, ya que él al ir creciendo, no gustaba de salir de día, él era un vampiro podían sentirlo, era su hijo más pura sangre y el legado de los nocturnos corrían por sus venas.

Ansioso aquel grupo, llego a un paraje sin árboles, apreciando todo el valle, lograron iniciar la carrera a pie, mientras se aceleraba más y más el paso y notaron como se acercaban al lugar de donde provenía el asqueroso olor a sangre y muerte.

En cuestión de segundos lograron entrar al pequeño pueblo, Hana estaba impactada, había cuerpos por todas partes, parecían estar arrancados a la mitad, parecía que eso no era obra de vampiros, ya que era de día y mucho menos de licántropos, ya que ellos no atacaban de esta manera. Suitetsu trago grueso puesto que desde que llego algo no le agradaba para nada, Kunihiro a su lado susurro.

-¿Qué sucede Suitetsu?-

-No, me agrada, esto… parece ser… una trampa.-

-¿Una trampa?- Cuestionaba Souichi inquieto observando a su hijo, y ahora a los alrededores, Tetsuhiro por otro lado, continuo adentrándose, apreciando como los cuerpos, estaban esparcidos por todos lados, unos sin cabeza otros con los huesos salidos y la yugular desgarrada, ¿Quién había echo esto?

Sus pasos lo llevaron a la parte más horrorosa de todas, en donde al parecer habían torturado a esos aldeanos, Souichi trago grueso al legar a su lado y agrandar la mirada tras sus gafas.

-¿Quién carajos hizo esto?-

Escucharon algo caerse, al fondo, de entre una de las casa viejas de madera, Tetsuhiro y Souichi con sus acompañantes se pusieron en guardia, de repente un cuerpo más caía al piso, de la nada Souichi se impresiono, aprecio al que había caído Tetsuhiro también lo vio, caer lleno de heridas por todos lados, heridas muy profundas y terribles, que podrían catalogarse como graves. Tatsumi corrió a su lado.

-¡SOUICHI ESPERA!-

-¡Morinaga es un sobreviviente!- Grito este acercándose finalmente a el único sobreviviente de aquella masacre, y quien fue sujetado en brazos del licántropo el cual gritaba.-¡OYE, REISTE!-

Los ojos verdes de aquel castaño, apreciaron a Souichi mientras su conocimiento se iba lejos, se desmayó inmediatamente, entonces Suitetsu y Kunihiro se acercaron, mientras Hana apreciaba a su padre de manera seria y confusa.(N/A: Noiz al igual que Aoba tiene una variación en sus ojos,… el dorado es el color que usan cuando están en su instinto hibrido asesino gracias n_n)

-¿Qué sucede papá?-

Morinaga no dijo nada, se quedó ahí tratando de averiguar que había ocurrido ahí, escucho decir de Kunihiro y Souichi que llevarían al hombre a la mansión, debían curar sus heridas, ante esto, Tetsuhiro asintió y les vio partir, mientras que Hana secundaba a su padre de cabellos largos, el que se quedó atrás y se juntaba a Tetsuhiro era Suitetsu quien susurraba.

-Esto no me agrada padre, siento algo extraño en este lugar.-

-Yo también, lo siento… no entiendo por qué Souichi no logro sentirlo.-

-Recuerda que mi padre pierde poderes cuando está en estado… bueno eso es lo que me explico mi abuelo.-

-Tienes razón… Suitetsu.- Susurro por lo bajo, había olvidado ese detalle al ver todo aquello, enseguida el de mirada verdosa susurro a su hijo.-¿Puedes decirle a los demás que necesito que vengan a ayudarme?-

-Claro papa. ¿Qué quieres hacer?-

-Voy a enterrar a todos ellos.-

Expuso de manera frustrante, la verdad era una matanza todo aquello, el bosque de los suicidios no se comparaba con esto, la tristeza inundo su corazón al ver a una niña muerta cerca a sus pies, trago grueso y susurro mientras su hijo se iba dejándolo solo.

-¿Quién habrá echo todo esto?-

[~~~~~~~~~~~*~~~~~~~~~~]

El culpable era llevado en brazos de Kunihiro, Souichi sin darse cuenta había recogido al enemigo, Noiz entraba fácilmente a la casa de aquellos al instante en que entraron a la mansión, Kanako e Isogai lo recibieron con enormes preguntas.-

-¿Qué sucedió?-

-Nii-san que le paso a este sujeto/.-

-No lo sabemos, pero hay todo un pueblo mutilado a varias millas de aquí y él es el único sobreviviente.-

-Vaya… hay que darse prisa.- Susurro Isogai el cual fue ayudado por Hana, lo llevaron a una habitación, con preocupación, Souichi les secundo, mientras Suitetsu llamaba a Kunihiro y separaba al castaño del herido. El más joven, pidió su ayuda para reunirlos a todos y ayudar a su padre, enseguida se movilizaron los licántropos de la mansión y fueron a ayudar a Tetsuhiro, mientras en la habitación en la que estaba el herido por aquella extraña matanza.

Isogai susurraba.

-¿Qué fue lo que le habrá pasado?-

-No lo sabemos, lo único que sabemos es que toda la aldea en donde lo encontramos está muerta.-

-Fueron desmembrados y asesinados brutalmente.- Agrego Hana a las palabras de su padre.

-¿Pero encontraron al culpable?-

-No…- Confeso Souichi, notando como Isogai tocaba aquella herida y al hacerlo su cuerpo se tensó erizándose por completo, causando que el platinado se apartaba de la cama en la que el castaño estaba.

-"¿Que… que fue, que es esto?"-

Se preguntó internamente sintiendo miedo y pánico al tocar aquel, pero abandonando su sentir, se encamino a ls gabinetes y tomaba lo necesario para curar sus heridas, pero él apenas y podía controlar los temblores que de manera repentina lo inundaron, además de un severo dolor que irradio desde su mano, el cual se irradio por su espalda y vientre, Souichi noto aquello tal parecía que Isogai no podía con su cuerpo, Souichi aprecio lo difícil que era moverse para el platinado, a él no le pareció extraño todo aquello, puesto que ya estaba en sus últimos días de gestación y era probable que el platinado estuviera comenzando su labor de parto.

Inquieto Souichi susurro.

-Oye, ¿necesitas ayuda?-

-No Sou-chan estoy bien, gracias…-

Respondió con un poco de temblores en su voz, la verdad era que estaba pasando por dolores que iban y venían, Isogai estaba confundido ¿Por qué había comenzado a sentir todo aquello si estaba seguro que se encontraba muy bien?, trato de controlarse atendiendo las heridas de aquel castaño, no quería alarmar a nadie, menos a ese sujeto que, le costó un mundo aceptar que su padre, tendría un nuevo hijo con su persona.

Souichi no estaba convencido, podía detectar el ritmo cardiaco de Isogai el cual aumentaba en pequeños instantes; mas sin embargo se quedó en silencio sus orbes miel apreciaban a Taichirou quien difícilmente terminaba todo lo que se había dispuesto a hacer, Kanako le ayudo entre ambos cosieron las heridas de ese sujeto y lo vendaron, Hana se impactó, diciendo.

-Qué raro aunque no le pusimos anestesia no despertó para nada.-

-Debe estar inconsciente a lo mejor, fue el shock del cual fue presa.- Susurraba con calma Souichi.- No es tan fácil ver a todo el mundo ser despedazado… pero dime Isogai ¿va a despertar pronto?-

-A… a lo mejor si Souichi, por ahora será mejor que lo dejemos descansar, luego podrás interrogarlo.-

-Si tienes razón.-

Dijo serio y desganado, apreciaba el rostro de aquel sujeto, no parecía de la zona o mucho menos ser japonés, sus facciones eran extranjeras y sus cabellos eran castaños puntiagudos, no estaba seguro que hacia ese chico en esa aldea, pero tarde o temprano lo averiguaría, por lo pronto Souichi fue en dirección de unos cajones y susurro.

-Hana, Kanako junten sus manos.-

-¿He que harás hermano?-

-Lo voy a atar.-

-¿Atar de que hablas, Sou-chan él está quizás luchando por sobrevivir?-

-No sé, él ahora es sospechoso de un crimen.- Gruño serio.

-Por favor Souichi…-

Dijo acercándose al peli largo quien estaba a una distancia corta del que yacía en la cama, estaban discutiendo cuando, de pronto este reacciono despertando violentamente y sujetando a Isogai de un brazo para jalarlo y acercar su rostro gritando, desmedidamente, Taichirou se aterro de inmediato, sujeto la mano de aquel y susurro.

-¡Suéltame!-

-¡Ahhhg, ahhhhhg, ayudenmeee!-

Grito de nuevo a cuenta en una lengua que no entendieron ninguno de los cuatro ahí presentes, Hana corrió aprisa con Kanako para hacerlo recostarse, Souichi por otro lado intentaba zafar aquel agarre del brazo de Isogai, quien al sentir aquella mano presionar su piel, pudo constatarse que un fuego extraño, recorría todo su cuerpo, rápidamente el dolor en su espalda se incrementó al igual que en su abdomen.

-¡AG!-

Se quejó, cayendo al piso de rodillas, sosteniendo su mano en su vientre, Souichi por fin lograba separar de aquel brazo a aquel extraño sujeto, se agachó de inmediato a Isogai y susurro sofocado.

-¡OI, QUE TE PASA!-

-Ag, ah… Souichi… Creo que…. Tu hermano nacerá ya.-

-¡QUE!-

El pelos largos no lo pensó dos veces, sujeto el brazo de Isogai y lo coloco en su hombro para ayudarle a levantarse, mientras que Hana, también le ayudaba, Kanako corría diciendo.

-Hay que llevarlo a su habitación nii-san.-

-Si…- Rápidamente los cuatro dejaban la habitación, en la cual el castaño, que no era más que ese muchacho Alemán Noiz, se sentaba en la cama y admiraba su mano susurrando, con una sonrisa siniestra.

-Es como lo dijo ese sujeto…- Apreciaba su mano en la cual se estaba borrando un sello que carcomió su carne.-Otro híbrido para tu colección, Aoba… pronto estará contigo… - Noiz se deleitó con los gritos que se escuchaban a lo lejos, de Isogai, él se relamía los labios, puesto que estaba inquieto, quería estar presente en el parto y apreciar su dolor, pero no obstante prefirió quedarse ahí y no levantar sospechas, pues dejaría que pasara un tiempo prudencial y secuestraria a ese niño a lo mejor asi llamaría la atención de esos idiotas, aunque su plan a lo mejor terminaría...

[~~~~~~~~~~~*~~~~~~~~~~]

En el lugar de la matanza, todos estaban poniendo su empeñó en enterrar a los que habían sido asesinados, habían cuerpos que decidieron mejor incinerarlos pues no podías recoger nada de lo poco que quedaba, al sitio llego a costa de las molestias por el sol, Souji, el menos de los trillizos y el que se parecía mucho a su padre. Los tres jóvenes en este tiempo habían creído mas y podría decirse se apreciaban como unos adolescentes ya, era impresionante la forma en que creían. Los ojos verdes de Souji buscaban a su padre entre los licántropos cuando pronto. Logro ubicar a Suitetsu y a Kunihiro.

Souji se movió de prisa ellos y grito.

-¡PAPA!-

-¿Souji, que haces aquí, acaso no te molesta la luz solar?-

-Sí, pero debía venir a avisarles.-

-¿Qué ocurre?-

-Es Isogai, está a punto de dar a luz.-

Suitetsu le observo confuso, los tres se miraron unos a otros aquello no lo entendían como pudiera estar pasando, aún faltaba una semana según las cuentas que por todos esos meses Souji el padre de Souichi, Tomoe y Kanako les había dicho. No había día que ese hombre no contara los días para la gran venida de su hijo.

-Eso es imposible.- Susurro Morinaga un poco serio.- Todavía falta un poco y lo peor Souji-san y Tomoe no están en la mansión.-

-Esto no me gusta nada.- Susurro Suitetsu encaminándose en dirección de la mansión, cuando una mano sujeto su pierna y le hizo caer fuertemente al piso.

-¡Suitetsu!-

Los ahí presentes apreciaron el piso bajo una pila de cuerpos se encontraba un anciano, quien fue liberado rápidamente y susurraba con hilos de voz.

-¡Ayúdenme por favor!-

-Anciano, díganos ¿qué paso?-

-Un hombre con cabellos castaños y ojos dorados, entro a la aldea buscando el paradero de la mansión Morinaga… le dijimos en donde era pero él, no se fue en más… comenzó a reírse desmedidamente y grito que seriamos los objetos de su dolor.-

Morinaga, escuchaba aquello aterrado al igual que sus dos hijos y Kunihiro los cuales continuaron escuchando.

-Ese sujeto, no tiene escrúpulos es un maldito demente, asesino a todos a carne viva, fui testigo de cómo los cortaba desmembraba aún vivos…- El anciano inició a llorar.- Por favor ayúdenme.-

-Tranquilícese viejo.- Susurro con prisa Souji, por otro lado Morinaga estaba enfurecido, sus orbes rojas se pudieron apreciar y al instante en que su aura causo tensión en los presentes, el ordeno.

-Todos vengan conmigo…-

La aurilla se unió a su líder, aquel vampiro estaba furioso, puesto que ese sujeto se había burlado de todos y lo peor, había dejado a ese descuartizador en la mansión en donde no había ninguna protección, Suitetsu trago grueso y grito.

-¡Debemos darnos prisa!-

El grupo se movió de inmediato, dejaron a dos licántropos con el viejo, mientras ellos se movían de manera apresurada…

[~~~~~~~~~~~*~~~~~~~~~~]

Por otra parte, la respiración era consistente y su corazón palpitaba desquiciadamente, no sabía cómo era que ese momento se acelera tan rápido, Isogai estaba asustado, algo no andaba bien el calor que había iniciado en su brazo lo rodeo por todo su cuerpo, sentía temblores en sus piernas y en todo lo largo de su cuerpo, había sido recostado en la cama que compartía con Souji pero el cual no estaba, trataba de calmar su respiración, pero no lo conseguía. Kanako a su lado susurraba.

-Respira, Isogai…-

-….-

-Oye, no te atrevas a morirte.-

-E-Es fácil decirlo… Sou-chan…- Murmuro entre dientes.

-Papa, esto me está asustando.-

-Tranquila, Hana es normal…-

-Nada de esto es normal.- Susurraba Isogai.-¡Ahhhhhhhg!- Gritaba por lo alto percibiendo como un hierro traspasaba su abdomen.-¡Ahg, ahg, esto… no es normal algo está pasando ahhhg!- Cerro con fuerza los ojos y en cuanto lo hizo aprecio el rostro de un hombre de cabellos celestes y ojos dorados el cual susurro en su cabeza.

-"Tu hijo será mío… lo necesito…"-

Isogai abrió enorme los ojos y presintió como el miedo se inundaba irradiándose por todo su cuerpo y pensamientos, Hana decidió salir de la habitación, mientras que Kanako susurraba.

-Nii-san debo revisarlo, por favor sostén sus piernas.-

-¿Sabes lo que haces?-

-Sí, él me lo explico bien.- Dijo refiriéndose a Isogai, quien era el único que sabía de estas cosas y ahora iba a ser el quien sería atendido, Kanako llevo sus manos a la parte baja de la entrepierna, buscando con sus dedos, la recamara, que no parecía estar abierta, ni un milímetro.-¿Pero qué está pasando?-

-¿Qué pasa Kanako?-

-Su recamara no está dilatando.-

-¿De qué hablas?, se suponía que por ahí tendría que salir ¿no es verdad?-

-No lo sé nii-san, él no es un pura sangre como tú, a lo mejor esto es cuestión de magia.-

-¿A qué demonios te refieres?-

-¡Ahhhh, ahhhhhhg!- Gritaba el platinado, Souichi aprecio al que fue su maestro tornarse pálido como una hoja y con los labios morados y temblorosos, noto también como su vientre se deformaba moviéndose violentamente- Ahg, Souichi…-

-¡QUE OCURREE, QUE DEMONIOS ESTA PASANDO!-

-E-Ese no es mi hijo, eso no es mi hijo Souichi.-

Sus ojos se agrandaron ¿qué estaba pasando?, Isogai gritaba desmedidamente, el dolor en su interior era horrible, Kanako no sabía que hacer incluso ella se asustó, Souichi por otro lado se maldecía por no tener sus poderes a todo lo que estos daban, si los hubiera tenido hubiera podido averiguar que estaba pasando.

Mientras esto socorría en esa habitación, el grupo de licántropos llegaba a mansión, Hana, los vio llegar y con suma rapidez corrió hacia a su padre y grito.

¡ALGO LE ESTA PASANDO A ISOGAI!-

-Esta de parto, Hana no te preocupes.-

Suitetsu enseguida sintió un aura oscura en todo el lugar, entonces el susurro.

-Eso no es un parto, eso es otra cosa.-

Grito, para apurarse a correr en dirección de los gritos, Hana le siguió de cerca, mientras que Souji aun adormilado susurraba.

-Oye, papá, ¿me puedo ir a dormir otra vez?-

-No, necesito que me ayudes a encargarme de cierto estúpido.- Se encaminaron a la zona de enfermería.

- Kunihiro tu también.-

El mencionado asintió, aprecio a los otros licántropos y susurro.

- Rodeen la mansión, no permitan que ese sujeto salga de aquí.-

El grupo de lobos se dividió rápidamente rodeando todo a los alrededores, en cuando ordeno aquello Kunihiro se acercó a su hermano y sobrino, cuando de pronto con suma rapidez una enorme guadaña se movió en dirección de los hermanos y el menor. Tetsuhiro la vio venir, arrojo a su hijo a un costado y Kunihiro se apartó apresurado, saltando con suma facilidad y rapidez.

-¡Vaya, son muy rápidos!-

Gritaba en un idioma que solo Kunihiro entendió, puesto que en sus años de vampiro había estudiado todos los idiomas existentes en la tierra.

-¡QUE FUE LO QUE DIJO!-

-Esa lengua, él está hablando en alemán.-

-¡¿Qué?!- Grito Noiz serio y con el rostro inexpresivo, pero su un entrecejo fruncido y furioso, ya retiraba las vendas que le habían curado, mostrando como sus heridas se cerraban con rapidez y agregaba.-No importan. No necesito gastar mi mal japonés en ustedes que pronto morirán.-

Aquella enorme guadaña se movió nuevamente una enorme cadena se encontraba pegada en la piel de Noiz, justo en el lado izquierdo, aquella dolorosa cadena se removía rasgando más la piel que se curaba desmedidamente rápido, Souji se sintió asqueado por aquello y susurro.

-¡Qué demonios es ese sujeto!-

-No lo sé, Souji, pero ten cuidado.- Anuncio su padre, el de cabellos negros azulados se apuró a ir contra el en un ataque severo y poderoso, que Noiz recibió sin ningún problema, observo la mano que había perforado su hombro, las garras de Tetsuhiro fueron lo suficientemente puntiagudas para abrir la carne y romper huesos. Pero aquello no causo ni si quiera dolor en su atacante, quien solo movió despacio su rostro en dirección del de Morinaga quien impactado susurro.

-No puede ser.-

-Eres molesto.-

Gruñó, en su alemán jalando la cadena de su pesada guadaña y la cual con rapidez al ser impulsada de regreso a su dueño, perforaba la espalda de Tetsuhiro quien agrando sus ojos y soltó sangre de su boca, Kunihiro y Souji se apuraron en ir a ayudarle, el de gafas, libero la katana que traía en su cinturón a igual que Souji entre ambos decidieron cortar al que atacó a su hermano y padre. Luego de aquel ataque que esquivo Noiz con el mango de su guadaña, noto como ellos apartaban a Morinaga de su lado y gritaban

-¡Tetsuhiro!-

-¡Papá!-

El mencionado estaba furioso, sus heridas curaron, cuando el susurro.

-Ese sujeto, ¿Acaso no siente dolor alguno?-

-Tal parece así es…- Expuso Kunihiro.

[~~~~~~~~~~~*~~~~~~~~~~]

Dentro de la habitación, Souichi y Kanako sujetaban a Isogai quien aprecia estar convulsionando, Suitetsu llego de inmediato dándose cuenta que el aura negra y pesada provenía de ese lugar, sus orbes se tornaron doradas y examino rápidamente a Taichirou, la piel se le hizo de gallina al ver como un demonio había entrado a su cuerpo y estaba causándole dolores, tal parecía aquel quería introducirse al cuerpo de la inocente criatura, mientras lo hacía causaba dolores unos dolores intensos en el licántropo.

Rápidamente Suitetsu, se acercó corriendo y grito.

-No entiendo como paso, pero un demonio está dentro de él

-¡QUE HAS DICHO!-

-Padre, debemos sacarlo de ahí de inmediato.-

-Pero…-

-Debemos hacerlo, hay que darse prisa o Isogai y su hijo morirán.-

-Dinos que hacer.- Grito Kanako, Hana estaba nerviosa y tragaba grueso en la entrada de la habitación apreciando todo aquello, Suitetsu no estaba preparado para este tipo de cosas, pero Souichi si, él pensaba rápidamente que hacer cuando de pronto recordó lo que habían echo con Kurokawa en el pasado.

-Debemos buscar las pertenencias más importantes de Isogai y… -

-ESO NO FUNCIOANRA, ESTE CUERPO Y EL DE SU HIJO ME PERTENECERAN.- Escucharon decir de los labios de Isogai, Kanako, Souichi y sus hijos admiraron aquello, la voz había sido tétrica monstruosa, horrible horrenda y desmedidamente grave, Kanako noto entonces como Isogai tenía los ojos blancos y las venas en su rostro se habían saltado, Suitetsu ordeno a Kanako el soltarlo, pronto se unió a su padre para sujetarlo y gritar.

-¡¿Que hacemos papá?!-

-¿Quién mierdas te metió ahí?- Gritaba mirando a Isogai.

-ESO NO, ES DE TU MALDITA INCUMBENCIA, LO QUE DEBES SABER ES QUE… PRONTO TODOS MORIRAN.-

-Isogai…-

Susurraron los labios de Suitetsu, cerrando los ojos y formando unas palabras que causo que aquel demonio gritara con fuerza, mientras Souichi.

-¡ISOGAI, IDIOTA SE QUE ESTAS AHÍ, TU NO ERES TAN DEBIL, VENCE A ESE BASTARDO Y SACALO!-

Los movimientos en su cuerpo dejaron darse, el platinado había caído en la cama vencido, mientras que ellos respiraban acelerados y agitados ya comenzaban a sudar, Suitetsu observo los ojos de su padre, a lo mejor le peligro había pasado pero, de la nada una risa, extremadamente tétrica se comenzó a escuchar, Isogai, liberaba una de sus manos y sujetaba el cuello de Souichi gritando a doble voz…

-Ya es muy tarde.-

-I-Isogai…-

[~~~~~~~~~~~*~~~~~~~~~~]

La sangre de sus cuerpos estaban manchando sus ropas, Tetsuhiro, Souji y Kunihiro no eran rival para ese sujeto, los licántropos quisieron ayudarles transformándose en hombres lobos, pero para Noiz eso no era nada más que una pérdida de tiempo ya que él los desmembraba con facilidad y ferocidad, Tetsuhiro aprecio la fuerza descomunal que ese sujeto poseía, nada podía vencerlo ni siquiera las enormes y peligrosas fauces de los hombres lobos, antes de si quiera dejar morir a más de sus compañeros, les evito el luchar. Él se haría cargo aunque tuviera que utilizar todo su insano poder haría perder a ese tipo.

Con las facciones mucho más endurecidas y marcadas, Morinaga se lanzó en la lucha encarnecida, en la cual fue rápidamente golpeado, causando que Noiz fuera lanzado lejos a un costado y cayendo pesadamente sobre la pared que rodeaba el patio, abriendo un enorme orificio el hormigón y las piedras salieron disparadas al conectar fuertemente este lugar, al final cayo pesadamente en el pido sobre sus rodillas y codos, su rostro se ladeo buscando al culpable de aquel tremendo golpe mientras al mismo tiempo intentaba levantarse.

Morinaga mucho antes de ser visto por los ojos dorados de aquel joven, ya estaba a su frente graznando y gruñendo, Noiz noto como este sujeto al acercarse y mostrarle sus feroces colmillos movía una de sus manos y atrapaba la cadena en su pecho e intentaba arrancarla, pero el castaño reacciono rápido aplicando la fuerza descomunal de su mano la cual evito que Tetsuhiro lograra arrancar aquello de su pecho,

Los ojos de ambos se encontraron, Noiz apreciaba el rojo rubí brillar con intensidad, mientras Tetsuhiro descifraba el dorado que parecía fuero, en ese pequeño instante Noiz se movió, conecto una severa patada en el abdomen de su atacante y lo envió lejos, más sin embargo en un pestañeó Tetsuhiro regresaba por detrás para sujetar la mano que sostenía la guadaña y sin ningún miramiento, doblaba este miembro de su enemigo como un papel, causando el terrible sonido de huesos romperse Noiz no demostró dolor alguno nada ni una sola expresión que diagnosticara que aquello le causaba dolor, solo observo de reojo y por sobre su hombro a Morinaga quien susurro.

-¡¿Acaso no sientes dolor?!-

-A…. si es…-

Respondió el chico de descendencia Alemana, en un claro japonés, para, dedicarle un enorme golpe con una de sus piernas, ya que Morinaga fuera alejado, él se encargó de reacomodar su hueso, pero tardaría segundos en regenerarse, no obstante su enemigo, era ayudado por su hijo y su hermano los cuales cuestionaban.

-¿Qué es el?-

-No tengo idea, pero no siente dolor.-

-Algo debe sentir, es imposible que no sea capaz, de sentirlo.- Gritaba Souji.

La situación era alarmante, estaban frente a una enorme muralla… un enemigo jamás visto antes, Morinaga tragaba grueso, cuando de pronto, dos flechas caían sobre el pecho de Noiz, las cuales estallaron dejando un terrible orificio en su abdomen, mostrando los huesos y los órganos internos, Noiz al disiparse el humo mezclado con su sangre observo a los nuevos atacantes, eran seis sujetos con los trajes de la guardia templaría, Nanashi se encargó de liberar sus cadenas y con suma prisa sujetar a Noiz, quien, ya estaba curándose, pero…

-"He perdido mucha sangre, esto me debilitara…"

Dio una mirada a todos aquellos y susurro.

-Fue interesante…pero ya llegaron los aguafiestas… en otra será…- Se despidió desapareciendo rápidamente del lugar, mientras que Nanashi gritaba a sus hombres los cuales estaban dispuestos a seguir a Noiz.

-¡No, déjenlo ir!-

Venedite, bajaba de las tejas de la mansión y se posicionaba al frente de Morinaga quien se levantaba diciendo.

-Eres tú de nuevo…-

-Si… necesitamos hablar.-

-Este no es momento.- Gruñó Kunihiro.- Algo está pasando, con Isogai… y ¿Quién demonios era él?-

-Primero… hay que ir con su amigo.-

Acoto rápidamente Nanashi, se giró de prisa haciendo mover sus cabellos caobas, los cuales se movían al ritmo de la rapidez con la que decidió encaminarse con suma prisa y pasando de largo a Souji a quien una mirada rápida y continuo apresurado, el grupo de seis hombres con uniformes negros, con líneas blancas y el emblema de la guardia se adentró por los pasillos, hasta por fin entrar y rodear a los que trataban de ayudar a Taichirou, Nanashi enseguida de entre sus prendas, saco lo que parecía ser una biblia y una cruz, admiro a Souichi y a Suitetsu y susurro.

-No permitan que se suelte.-

Souichi apretó la mano que estaba en su cuello, con pesar hizo tronar sus dedos, para poder ser liberado y sujetar a Taichirou con fuerza, su hijo también lo hizo, ambos se miraban totalmente angustiados. Todo aquello estaba poniendo en peligro a tanto Isogai como a su hijo. Souichi dio un vistazo rápido notando como los que habían entrado con Nanashi se dividieron formando una estrella de cinco picos y sus manos se juntaron de manera apresurada iniciando rezos, que parecían perturbar al que estaba entro de Isogai, rápidamente Venedite, alzo la cruz y grito en latín.

Remitto tibi Demon quae ego praecipio tibi ut transeat ex hoc corpore et facit et laboribus , quos misisti ad current vestris gravior ...

Præcipio tibi in nomine Patris ...

-¡Ahhhg, ahhhh, ahhh!-

Gritaba descomunalmente el platinado quien no podía controlar su cuerpo, Suitetsu apreciaba como la oscuridad estaba moviéndose desde el centro de su cuerpo, hasta el pecho, se concentró ahí, Souichi tragaba grueso, no podía sujetarlo con tanta fuerza o sus brazos se romperían, Suitetsu entonces escucho gritar de nuevo a Venedite, y la oscuridad ahora vagaba por la garganta de Isogai, directamente a su boca, Isogai enseguida se giró, Suitetsu lo soltó y entonces noto como el vomitaba entre sangre, algo horrible era como lodo negro que comenzó a moverse.

-Sostenlo.-

Grito Venedite, Suitetsu lo sujeto de nuevo y entonces uno de los 5 sujetos capturo en un enorme trapo envolvieron lo que había salido. Nanashi se acercó con prisa a un costado de la cama y poso su mano sobre la frente del platinado al cual presiono a la cama mientras su otra mano estaba sobre su vientre. Las mismas oraciones eran constantes y perseveras, luego de varios minutos en los que Isogai no se movía pararon y el color volvió a los labios de Isogai quien ya respiraba con suavidad y regresaba al mismo color de sus ojos y sus labios estaban ahora tornándose rojos con mucha más vida.

Taichirou fue examinado por Kanako con suma prisa, la castaña oscura se constató de que aun la criatura en su vientre seguía viva latiendo con normalidad, además de eso, examino que todo estuviera bien con él, Souichi y Suitetsu liberaron finalmente sus brazos y de manera inmediata sintieron un olor a flores que inundo todo el lugar, Venedite se hinco al lado de la cama y susurro.

-Muchas gracias…-

Minutos después y de que todo estuviera bien, con Taichirou, Souichi fue el último en irse de su lado, Kanako susurro.

-Ya envié a un mensajero para que papá y Tomoe regresen,…-

-¿Va a estar bien?-

-Sí, solo debemos esperar a que despierte me imagino…-

-Kanako, no te despegues de su lado y avísanos si algo pasa, te dejare a uno de los chicos aquí…- Souichi aprecio a su hija y susurro.- Hana, quédate con tu tía y avísame si algo pasa.-

-Si papá.-

Enseguida el de cabellos largos dejo la habitación afuera, Nanashi y sus hombres estaban siendo cuestionados por Suitetsu, pero de manera apresurada Souichi susurro.

-¿Qué fue todo eso?-

-Tal parece querían corromper el alma de ese recién nacido.-

-¿De qué hablas?-

Gruñó molesto, él hombre a su frente estaba tan tranquilo, y el solo quería saber quién había hecho todo eso, Souichi se silencio al notar que todo el mundo entraba a la mansión con heridas graves y entonces, no entendió nada, pronto noto como Tetsuhiro entraba recubierto de sangre y con las ropas rasgadas en su espalda con suma prisa se acercó a él y cuestiono.

-¿Qué ocurrió?-

-Souichi, el hombre que tú trajiste fue el que hizo la matanza en la aldea.-

-¡Que debes estar bromeando!-

-No, el no bromea padre… al ir a avisarle de lo que le ocurría a Isogai, encontramos a uno de los aldeanos vivo y nos dijo que ese sujeto había sido el culpable.- Souichi se quedó de piedra, su instinto había fallado, se mantuvo en silencio cuando de pronto escucho de Nanashi.

-Caballeros necesitamos hablar de algo sumamente importante….-

El clima se tornó tenso, en la mansión la seguridad se incrementó, la noche estaba cayendo rápidamente, en cuanto fueron el punto de las 10pm, Souji y Tomoe llegaron corriendo, el ex líder de los licántropos estaba desesperado, sin pensarlo dos veces se abrió paso entre los que custodiaban la entrada de la mansión y con el corazón en la garganta y la aflicción llego a la habitación, en la cual su hija y nieta lo recibieron. Souji se fue directamente al lado de Isogai quien aun permanecía dormido, Kanako rápidamente susurro.

-Él está bien, papá.-

-¡Pero qué fue lo que paso?-

-No, lo sabemos con exactitud, abuelo, pero te están esperando en el salón mayor.-

Souji admiro de reojo a Hana a la cual asintió y agachándose con calma beso el rostro de Isogai quien solo suspiro aun dormido, él se puso en pie y pidió de favor le comunicaran cuando Isogai despertara, con sumo pesar se unió a su hijo quien había estado afuera de la recamara y al cual susurro.

-Hay que ir al Salón mayor.-

-Está bien.- Tomoe se movilizaba con su viejo, claro que se preocupó también por Taichirou pero, tras recibir el anuncio del mensajero el decidió quedarse afuera para que no se tardaran más en llegar a la reunión, ambos entraban finalmente al salón, en donde Souichi lo recibió diciendo.

-Viejo que bueno que regresaste.-

-Sí, Souichi, pero ¿Qué ha ocurrido?-

-Ahora que ya están todos, es mi obligación explicarles lo que está pasando.- Dijo Nanashi, siendo observado por todos los presentes, en el lugar estaban, Kunihiro, Suitetsu, Souji, Tetsuhiro, Souichi y los otros cinco sujetos de la guardia.

-Habla de una vez…-

Nanashi se la pensó un poco y susurro con calma que el padecía.

-Lo que está pasando se resume en una sola cosa, el fin de la humanidad tal y como la conocemos, ha comenzado el inicio del caos en este mundo…-

-Se mas especifico, quien era ese tipo?-

Cuestionaba furiosos, Tetsuhiro.

-Su nombre es Noiz… nació en Alemania en el siglo 18, es un hibrido nacido de padres vampiros y licántropos…-

-¡QUE!- Gritaron todos en conjunto, en el lugar.

-¿Cómo que híbridos, se suponía que Seimei y ese chiquillo eran los últimos.-

-No… ellos nacieron mucho antes que Seimei y Ritsuka Aoyagi.

-¿Ellos de que está hablando usted Venedite?- Cuestiono Kunihiro intrigado.-¿Hay más como ese sujeto?-

-Si… son ocho en total…-

¡OCHO, OCHO HIBIRDOS DICES!- Grito eufórico Souichi.-¿Pero en donde mierdas habían estado escondidos?-

Déjenme explicarles por favor.- Susurro el uniformado.- Tengo que ser totalmente honesto con ustedes… -Sus ojos apreciaron a todos aquellos, con seriedad, quizás lo que diría causaría enfado y que lo sacaran a patadas pero debía decirlo.- Ustedes fueron testigos de lo que acaba de ocurrir con su amigo…-

-¡Te refieres a Isogai!-

-Si…-Respondió con ojos preocupados.- La iglesia en su afán de querer exterminar a los vampiros y a los licántropos, hizo un pacto con demonios.-Inicio a relatar, la luz en el enorme salón hizo brillar un poco sus cabellos rojizos oscuros, mientras sus ojos miraban a cada uno de los ahí presentes, aquello era el más grande secreto de la iglesia. Venedite hizo una pausa sabía que lo confesaría frente a ese grupo tan particular causaría odio contra su persona y contra los suyos; sin embargo, si él deseaba que Souichi, Tetsuhiro y todos los que le seguían les ayudaran, debía hablar con la verdad. –Actuaron de las peores formas que la iglesia actuó en su pasado… secuestraron a los miembros pura sangre de ambas casas y al arrebatar los libros en los cuales estaban los detalles de cada una de las razas, dieron con otro libro al leer de las letras muertas, que de los licántropos y los vampiros podían nacer los extintos Híbridos… tramaron algo espeluznante.-El silencio rodeo la enorme sala, Souichi había arrugado sus puños en rabia, Tetsuhiro también sintió enfurecerse, sus antepasados habían ido presa de experimentos humanos.-Ellos idearon someter a los niños que nacían híbridos, bajo enormes ritos satánicos, causando que horribles demonios se introdujeran en sus cuerpos… además de eso, trabajaron en sus anatomías, fue muy fácil experimentar en sus pequeños cuerpos gracias a que ellos cuentan con una habilidad inigualable de regeneración fueron.- Nanashi cero un momento sus ojos y susurro.-Objetos de experimentación… solo eso eran para ellos.-

La tensión estaba muy presente entre los rostros de aquellos, Souji sentía rabia, habían hecho cosas inimaginables con el fin de su exterminio, no obstante antes de poder juzgar al de cabellos caobas Souji susurro.-Continúa…-

-Al darse cuenta que esto estaba contra lo que ellos creían y al admirar como ellos crecían y perfeccionaban sus habilidades, soportado los terribles experimentos a los que fueron sometidos y revelarse a sus creadores, escapando y causando muertes por todo el mundo, por más de un siglo… los miembros de la iglesia, crearon a la Guardia Templaría, la cual al esos ocho sujetos en aquel tiempo asesinaron a los que los habían lastimado de tal manera…. Ordenaron a los nuestros a capturarlos uno por uno y a enviarlos a cárceles de extrema seguridad…-

-¡ESPERA UNS EGUNDO!- Gritaba Souichi, poniéndose en pie.- ¿Quieres decir que ustedes basuras, los crearon…?

-Así es…- Respondió con tristeza.

-Por eso nunca me gusto la iglesia y su maldita dictadura.- Comento Souichi.

-Sabemos nuestros errores, por lo tanto, nosotros, tuvimos la obligación de firmar pactos con los ángeles, solo así en el pasado pudimos encerrar a esos demonios en cuerpos de híbridos.-

-Pues vaya, bonita empresa la que montaron.- Susurraba Souji de manera grave.-Lo que no entiendo es ¿qué demonios pretendía viniendo aquí uno de ellos?-

-Es muy fácil, su líder es Aoba Seragaki, él es el más puro de los híbridos, tiene habilidades psíquicas y en su sangre corre el gen más sorprendentemente fuerte, todo aquel que bebe su sangre se vuelve sumamente fuerte… pero él a comparación de los otros siete es débil en ataques de cuerpo a cuerpo, aunque tenga las habilidades y el gen más increíble es demasiado débil; su cuerpo es muy frágil, siendo enfermizo… tal parece, necesita otros cuerpos para poder clonarse.-

-¡ESE INBECIL QUERIA A MI HIJO!- Grito furioso Souji al borde del desequilibro, mostrando los colmillos en su boca.

-Si…- Susurro.- Cuando el cambia de cuerpo, el cuerpo poseído, también sufre cambios, él siempre se verá de la misma manera, él está buscando el cuerpo perfecto ya que han pasado 10 años desde que no cambia su cuero… si él logra encontrar un nuevo cuerpo hibrido exterminara a la humanidad, que les hizo esto.-

-Pero no fueron los humanos, fueron ustedes malditos.- Gruñía Tetsuhiro, furioso.- No puedo creerlo.

-¿Venedite, verdad?- Cuestionaba Souji el joven admirando al del uniforme, no parecía muy mayor era prácticamente de su edad, Nanashi le observo con atención.-¿Qué sucedió con los ángeles?-

-E….eso…-

-Por esa razón hemos venido aquí.- Susurro uno de los que acompañaba a Nanashi, aquel hombre extendió sus ropas, dejándolas caer quedando desnudo solo de su torso, él se giró para darle las espaldas y explicar.-Ellos están al igual que como estuvieron encerrados los 8 híbridos… divididos por el mundo… -

-¿Divididos por el mundo a que te refieres, siguen en este mundo?- Cuestionaba ahora Suitetsu.

-Los ángeles que nos ayudaron quedaron sellados en las armas que utilizamos para poder capturar a los 8, ya que no pudieron volver al reino de los cielos gracias a que habían obrado y caído bajo el odio que Aoba les hizo sentir con sus poderes mentales… pero gracias a la fortaleza de su fe y fidelidad pudieron vencerle…- Nanashi suspiro.- El asunto aquí es, que los hemos elegido a ustedes para que esta vez nos ayuden a capturarles.-

-¿Capotarles?- Cuestiono Tetsuhiro serio.- ¿Capturarles?- Gruño mas.- Para nada, yo quiero matarles.-

-¿Morinaga?- Menciono Souichi impacto, pues había apreciado el odio en sus ojos por primera vez aquellos ojos que mostraban amor y serenidad estaban llenos de odio y de desquicio… sobre todo de deseos de venganza.

-¿Hermano?- Cuestionaron todos asombrados, sus dos hijos no decían nada.

-Si uno de ellos pudo causar tanta muerte en los humanos, quiere decir que los demás son peor… si tú deseas que te ayudemos, debes aceptar el permitir que nosotros acabemos con ellos.-

-Nunca pensé que usted diría eso.- Susurro Nanashi.- Incluso titubeo antes de si quiera intentar matar a Seimei, ¿Cuál es la diferencia entre estos?-

-La diferencia es que vi lo que hizo ese sujeto Noiz, y no puedo dejar que eso siga pasando.-

-Entonces tenemos un trato…- Susurro animado el sacerdote.-Pero tendremos que esperar un poco antes de actuar.-

-¡PERO DE QUE HABLAS ESOS TIPOS ESTAN SUELTOS!-

-Sí, lo sé, pero debemos esperar hasta el solsticio del verano, para que puedan abrirse las puertas de las salas en donde están encerradas las armas.- Nanashi explico.- Además, deben de practicar, antes de poder si quiera blandir un arma santa como esa.-

-¿Entrenamiento?- Souichi sonrió de medio lado.-¿Quieres entrenarnos?-

-Obviamente así es, señor Tatsumi.- Los ahí presentes se miraron unos a otros no había de otra, tenían que seguir las indicaciones, de aquel ser si querían acabar con esos sujetos, los cuales…

[~~~~~~~~~~~*~~~~~~~~~~]

El demonio enviado por Aoba regresaba a él con el único interés de querer matarlo con dolor, pero el ojo ámbar no se inmuto por aquel suceso, en más apretó su manos y puños estaba realmente furiosos, habían logrado sacarle de sus garras al único hibrido fresco e inocente, para sus principales planes, se encontraban aun en las instalaciones del vaticano, la peste se esparció por todo el lugar, los cuerpos se podrían rápidamente y ellos solo se dedicaban a devorar lo bueno que había quedado, sus acompañantes estaban relajados en sus sitios cuando de pronto escucharon el sonido de cadenas.

Noiz se presentaba a ellos y no parecía estar tan bien que digamos, Aoba corrió a su lado y susurro.

-¡QUE MIERDAS TE PASO!-

-Esos bastardos, de los templarios, llegaron al lugar.-

-¿Entonces eso fue? Por esa razón mi pequeño demonio regreso de nuevo.-

-Si.- Decía, el castaño acercándose a su cuello y mordiendo de manera inmediata al peli celeste ante la vista atónica de los que estaban ahí, los cuales uno a uno fueron saliendo de sus sombras y el primero en hablar fue un hombre de cabellos negros atados en un palillo, sus trajes rojos como, kimonos japoneses se dejó apreciar.

-Oye tu… eso fue suficiente.- Grito molesto, dejando ver como su nariz se arrugaba haciendo relucir más la cicatriz que trazaba sobre el tabique hasta parte de las mejillas.

Noiz separo su boca de aquel cuello, apreciando al peli negro quien le miraba furioso, Noiz observo a cada uno de ellos y susurro.

-No te preocupes, Koujaku… hay demasiada, sangre para todos…-

-En este momento lo que yo quiero no es sangre.- Susurro un hombre de tés oscura y enormes cabellos atados en rastras, este traía un conjunto más moderno, pero de impresión militarizada, a su lado otro más se asomó y dejando a evidencia sus cabellos platinados susurro a través de la máscara que poseía su boca, pero que no cubría sus ojos.

-El maestro es para todos, no se te olvide…-

-Claro…- Expuso Noiz.

- No se olviden de nosotros.- Expuso un rubio con gafas, y ropas mucho más elegantes, a su lado otro sujeto se asomo era idéntico, parecían ser gemelos.

Mientras que en la oscuridad otro más se mantuvo ahí, estaba velando por que Seimei no se escapara, ya que este tendría que soltar toda la información que sabía de los licántropos de Japón y los vampiros de ese país; gracias a su valiosa información habían podido saber que Isogai estaba a punto de parir; pero ahora la cosa se pondría seria, puesto que él ahora era el principal objetivo de Aoba, ya que le fue claro antes de que Noiz se fuera a oriente el sentencio a Aoyagi; el de cabellos celestes había dicho que si no lograba conseguir un cuerpo digno, el suyo tomaría sin vacilar… el hombre que le custodiaba, se apartó para caminar dos pasos y mantenerse quieto, solo observando dejando ver el brillo de sus ojos ámbar cambiantes a dorados, los cuales apreciaron como todos rodeaban a Aoba y lo mordían por todas partes excepto el de la máscara, además de que le despojaban de su ropa.

-¡Ahh…! ¿Y tú Ren… No, vas a querer tu parte?-Sus ojos se perdían mirando al cielo, sentir los diferentes colmillos de sus híbridos sobre su piel y el sentir como la sangre era succionada, era un efecto sedante que causaba excitación y placer.-A-ahhg… acaben con lo último de este miserable cuerpo.-

-Aoba…- Susurro el saliendo de la oscuridad mostrando sus cabellos alborotados y negros, y dos tatuajes en sus pómulos, sus pasos fueron lentos, él se acercaba con las cejas juntas y enfadadas, a su Aoba quien era sometido por todos aquellos, hombres, mientras el buscaba sus labios besando con descaro y frente a los ojos de Noiz quien se enfadó, pero antes de desquitar su furia contra uno de los suyos, prefirió hincar el diente y causar dolor a Aoba, quien ahora era severamente mordido en su lengua por Ren.

Aquella insana escena se estaba volviendo una escena catalogada como desenfreno sexual la orgia estaba iniciando, los suyos estaban dándose un banquete con su sangre y parecían estar dispuestos a tener sexo con él entre todos, Ren se apartó y ahora busco su cuello admirando de panera furiosa a Noiz a su frente.

-¡Ahg, no es demasiada!- Aquellos se detuvieron y apreciaron al peli celeste, quien observo al de la máscara quien estaba a su frente sin participar en lo que hacían y al cual, ordeno acercarse y al hacerlo Aoba libero despacio e aquella prisión y susurro.- Solo faltas tú Clear.-

-Maestro…- Dijo hundiendo sus colmillos venenosos en su piel.

Aquellos seres eran la depravación, los demonios en este mundo sus nombres, se irían revelando uno a uno…. Pronto…

[~~~~~~~~~~~*~~~~~~~~~~]

La noche se fue yendo lenta y pacífica el peligro había pasado la calma temporal se vivía en la mansión Morinaga, Nanashi fue acomodado en las habitaciones de huéspedes en conjunto con sus hombres, el encargado de hacer esto fue Souji, quien luego de mostrar las habitaciones se retiraba, pero antes de poder dar un paso, Venedite susurro.

-Hacia mucho que no te veía… has crecido mucho... Souji Morinaga Tatsumi-

El peli negro azulado, le observo con ojos serios y susurro.

-Lo mismo digo.-

Finalmente se separó de aquel, quien ahora entraba a la habitación que le correspondía, mientras Souji susurraba.

-¿Qué sucede con ese tipo?-

Llego a un pasillo en el que se encontró con Suitetsu y Hana, ambos hermanos parecían estarse cayendo del sueño cuando de repente el cuestiono.

-¿Suitetsu, Hana, como esta Isogai?-

-Él está bien, ha despertado y el abuelo esta con él en este momento.- Respondió Hana tranquila.

-¿Tu que harás Souji, esta noche?-

-No lo sé, quiero ir a la aldea…-

-¿Y para qué?-

-Es probable que podamos encontrar algo.-

-Ni se te ocurra salir a esta hora, niño.- Se escuchó la voz de Souichi muy molesto, a su lado Tetsuhiro sonrió a su hijo dijo.

-No es que no queramos que vayas a investigar, lo que sucede es que no puedes andar ahí solo, recuerda que esos tipos son peligrosos.-

-Lo se padre.-

-Entonces, si no quieres ir a dormirte, ven, vamos a practicar los movimientos que te enseñe.-

-Está bien.- Souji se separó de sus hermanos y su padre madre, mientras que este apreciaba a sus hijo y cuestionaba a Hana.

-¿Cómo esta Isogai?-

-Él ya está bien, si quieres puedes ir a verle el abuelito esta con él.-

-Bueno, nos vemos después, que descansen hijos.-

-Si pa-chan.-

-¡HUM! ¿Qué paso con el "Papá"?-Reclamo molesto e irritado, Hana soltó a reír y expuso elevando su dedo índice.

-Pa-chan lo siento pero eres demasiado tierno para decirte Papá… pero lo haremos solo cuando todos estén presentes okey….-Hana guiñó un ojo mientras Souichi refunfuñaba, Suitetsu sonrió de nuevo y haciendo una reverencia, se despidió de su padre madre quien suspiro hondo y continuo sus pasos mientras sus hijos se alistaron para irse por el pasillo, en tanto que Souichi se encaminaba en dirección de la recamara de Isogai, caminaba mirando el piso y recordando aquellos ojos verdes, susurro.

-Me engañaste eres una maldita basura, pero te volveré a ver y cuando eso pase yo…- Souichi por fin llego a la puerta la cual toco con calma y se adentró, aprecio la escena en la que su padre veía a Isogai con entera preocupación y además las lágrimas rojas rodear sus mejillas.

-Sou-chan…-

-¡Hijo!- Dijo Souji mosqueándose y apartándose de su amado platinado.

-¿Cómo estas Isogai?-

Taichirou suspiro hondo y susurro.- Asustado pero estamos bien, gracias Sou-chan.-

-Eso fue horrible.-Confeso el peli largo.

-Espero de verdad nunca más vuelva a pasar.-

-Y no lo hará, estaré contigo día y noche si es necesario.- Exponía angustiado Souji, lleno de preocupación.

-Voy a estar bien, viejo tonto, debes irte a dormir por la mañana.-

-Si lo hare, pero cuando este seguro que alguien más estará contigo.-

Souichi estaba pensativo, ¿cómo había sido posible que eso había ocurrido? prontamente indago a Isogai el cual le conto que desde que toco a ese sujeto pudo sentir un fuego recorrer todo su cuerpo, fue tremendamente horrible, exponía en sus palabras, incluso aun le dolía la garganta por toda aquella basura que había salido de su cuerpo, Souichi estaba por demás preocupado con todo esto, debía hacer algo para impedir que se acercaran a su nuevo hermano que estaba a punto de nacer. Pasó una media hora y por fin Isogai se durmió, mientras Souji le colocaba la sabana y se acercaba a su hijo el cual estaba pensativo y preocupado.

-Hijo, no debes preocuparte, ya pasó…-

-Sí, lo sé, pero… esto realmente me está preocupando, ¿Y si intentan de nuevo hacer esto?-

-No lo harán… esos sujetos están aquí… mejor preocúpate tú, que en tu vientre traes dos hibridas…. De pura sangre, recuerda que Isogai no es pura sangre ni siquiera entiendo cómo se embarazo, pero creo que tiene que ver tu madre… también yo no soy pura sangre, Kunihiro me trasformo, tú debes estar atento y no andar solo en ningún momento… ahora que sabemos que ese desquiciado sujeto esta tras los híbridos debemos cuidarte.- Souichi se sintió un poco incómodo con todo aquello.- Pero vamos relájate, ve con tu vampiro yo hare guardia.-

-Está bien viejo…- Susurro, para salir de aquella habitación y al hacerlo apreciaba la oscuridad en este, sus pasos fuero lentos, lentamente fue abandonando el interior de la mansión, para dirigirse a los pasillos que llevaban al patio en donde logro ver a su hijo y a Tetsuhiro su padre luchando, Souji cada vez se parecía más a él es más estaba aumentando cada vez más su poder desmedidamente. Llego a pensar que si alguna vez ellos por algún azar del destino llegaran a enfrentarse de nuevo sería una lucha de días y meses sin poder saber quién era el ganador, pues Souji había aprendido todo de su padre Morinaga Tetsuhiro le heredo la sangre más pura y sus poderes.


Jojojojo!

Pues bien aquí termina el primer capítulo…

Espero d everdad les haya gustado puesto que, no me animaba a hacerlo con los personajes de Dramatical Murder, pero no pude evitarlo ellos fueron perfectos!

Espero de verdad que haya sido de su agrado, Ancio saber que tal les pareció el primer capítulo… este fic se pondrá mucho más acelerado, sangriento y cachondo así que… esperen con ansias los siguientes capítulos, aunque también traerá muchas escenas angustiosas y varias querrán matarme ToT

Bien muchachas y chicos los dejo espero vernos pronto, cuidaos!

Besos y sigan hermosas y hermosos!

PD: mil perdones por la ortografía, quise hacerlo sola y creo que lleve a cabo un buen trabajo… si hubieron errores mil disculpas, las amo! Gracias por seguir la continuación de esta historia!