La primera punzada de dolor fue la más fuerte. El ardor era proporcional con la lentitud en la que la filosa punta se adentraba en lo que para él se sentía como lo más recóndito de su piel. Tembló ante el comienzo del movimiento, constante y despiadado. El corto suplicio comenzaba a resultarle más intenso de lo que se había figurado.
Apretó los dientes en orden de no permitir que ningún sonido escapara de sus labios.
Y aunque a Hajime distaba de gustarle el uso de palabras altisonantes… maldito fuese Souji.
Comprimió sus puños, rasgando en el proceso el muro de piedra sobre el cual apoyaba sus palmas y ahora su frente perlada en sudor. Eso, y la sangre que recién empezaba a manar del desgarre, le provocaba escalofríos repetidos.
La cruel ironía de cálidas gotas bermellón derritiendo la pálida nieve sobre la cual aterrizaban. Más y más grandes, cada vez dejaban círculos más prominentes sobre el níveo hielo.
Una violenta sacudida de la espada hizo que los restos de sangre en ella se desparramaran por el suelo, limpiando así la plateada hoja. El sonido del roce en cuanto fue envainada indicó que todo había terminado. Casi inconscientemente dejó escapar un suspiro, que a pesar de su discreción, se notaba exasperado.
-"Okita Souji" –La voz del chico posicionado tras él resonó entre la onda sonora producida por la helada ventisca. No necesitaba mirarle a los ojos para adivinar su expresión. Mejor dicho, tampoco le apetecía. Sabía lo que sus ojos reflejaban y el solo pensamiento le hizo fruncir el ceño sin poder evitarlo, al tiempo que acomodaba la parte superior de su hakama, cubriendo nuevamente su desprotegida y ahora lacerada espalda. –Mi nombre luce bien en tu piel. –Cruda satisfacción, no había más que eso.
Para el momento en que volteó, ahí estaba. Esa altiva, juguetona y pedante sonrisa suya. Sólo pudo resoplar ante el gesto.
-No te jactes demasiado. –Terminó por cubrir adecuadamente su torso antes de que la temperatura terminara por congelarle incluso la sangre. Observó los restos de ella, contrastando el blanco en un llamativo desastre. –Desaparecerá en cuanto se cure.
-Te equivocas, Hajime-kun. –La curvatura en sus labios se tornó más evidente. Hizo un ademán de falsa resignación con su mano. –Ese tipo de marcas nunca se quitan.
Así fue que se juró jamás volver a apostar en un duelo con el castaño. La única vez que lo había hecho, y la única vez que había perdido ante él.
… Y a partir de entonces ese par de kanjis rudamente grabados no le permitirían olvidar el hecho, así Okita se desvaneciera como las manchas carmín en la granizada superficie.
Nota: No, no era un lemon 8D -relee y nota la ambiguedad de los primeros párrafos (?)-. Espero que se haya entendido~. Fue un pequeño drabble que escribí para distraerme, desde que amo a esta pareja y casi no hay fics de ella.
Si les gustó, no duden en comentar. Es como nuestro sueldo inexistente C8
