Ese día Loki lloro.

Todos contuvieron el aliento. Ni siquiera Thor, que había estado desde el inicio de la cena relatando animadamente la aventura que tuvo ese día durante la cacería, fue capaz de romper el incomodo silencio.

Después de los acontecimientos en el planeta tierra, Loki había sido devuelta a Asgard como un prisionero. O por lo menos, eso tenía planeado en un principio. Grande fue la sorpresa y la dicha de Thor y Frigga cuando Odin, Padre de Todo, anuncio con voz quebrada y nostálgica que Loki, su Loki, rondaría por su reino como un Asgardiano mas, y obviamente, como su hijo.

Y el Dios del engaño no dijo nada. No movió un musculo, sus facciones siempre neutras, vacías. Su mirada siempre estaba dirigida hacia la nada. Se limitaba a moverse desde su cuarto y la biblioteca. Desde la biblioteca y el comedor. Desde el comedor y su cuarto. Así fue, durante los meses venideros.

A veces Thor se le acercaba: tímido y esperanzado a la vez, le hablaba bajo para no perturbarlo demasiado, le preguntaba por su día, trataba de saber que rondaba por la mente del pelinegro. Pero Loki siempre mantenía la mirada hacia otro lado. Frigga, siempre tan sabía y amorosa, por primera vez se encontró frente a una verdadera encrucijada: ¿Seria que esta vez en verdad había perdido a su amado hijo? Tal vez, solo tal vez, el de ojos verdes trataba de desligarse espiritualmente de su cuerpo, alejarse de ellos con su alma, ya que no podía hacerlo físicamente.

Pero después de cinco meses de absoluto mutismo, Loki lloro. Y lo hizo mientras mantenía su espalda recta, sus codos fuera de la mesa, su mentón en alto, sus ojos sin parpadear, sus manos sujetando los cubiertos con absoluta delicadeza, mientras cortaba un trozo de carne lentamente, mientras masticaba lento y tranquilo, las lagrimas seguían brotando de sus ojos vidriosos y rodaban por sus mejillas.

Frigga se sonrió, y cuando lo hizo los otros dos hombres suspiraron aliviados, y siguieron conversando como si los bajos sollozos del menor no fueran nada del otro mundo.

-¿Y tú qué piensas, Hermano? ¿Es injusto o no el método que utilizo Sif para vencerme durante el entrenamiento?- El rubio le pregunto entusiasmado, pero lo hizo sin un objetivo, pues no se esperaba obtener ninguna respuesta.

-En batalla el ingenio también es importante. No es culpa de Sif, querido hermano, que tú seas débil ante los encantos femeninos.-Y el silencio volvió a inundar la habitación. Porque ahora Loki, con ojos rojos de llanto, sonreía de forma socarrona, burlesca, mientras miraba a Thor como un gato, presuntuoso y con aires de superioridad.

Y esta vez fue Thor quien lloro, pues por fin tenía a su hermano de vuelta.