Elsa suspiro, desde que su hermana y el esposo de esta fallecieron se sentía tan sola.

Luego de los veintiunos se dio cuenta que había dejado de envejecer, mas todos a su lado se envejecían con el pasar de los años y ella… ella seguía igual.

Hace diez años que su hermana falleció, hace poco su único nieto murió sin poder tener descendencia. Sus ojos azules se cerraron con dolor mientras una ligera lagrima recorría su mejilla… estaba sola en el mundo, ya nada importaba. Suspiro y volvió a entrar a su castillo de hielo, ya no importaba si comía o no, su figura jamás cambiaba.

Hace más de un año dejo de comer y beber y nada pasaba, ella seguía viva… ni siquiera Olaf le quedaba ¡nada de nada! Sentía furia y tristeza.

Entro a un salón que estaba varios kilómetros bajo tierra, con un movimiento deshizo todo su palacio. Las murallas y paredes se cayeron, nada quedo del fornido castillo… pero ella estaba segura ahí dentro, en este lugar donde nadie llegaba, en este lugar donde estaría sola por siempre. Si no podía morir… prefería vivir sin la noción del tiempo, ya no tenía por qué vivir o porque seguir sintiendo el tiempo. Se recostó sobre el bloque de hielo y miro la habitación por última vez… cerro los ojos e invoco su poder… sus ojos se cerraron y ella quedo encerrada en un sueño gélido, congelada, pero dormida… para siempre.

Pasaron los siglos y siglos, luego milenios y ella seguía ahí, sin despertar, sin ser encontrada.

El sueño era totalmente negro, no sentía, no escuchaba, no pasaba nada por la mente de la rubia platinada. Se repente algo la saco de eso.

Sintió una brisa cálida en su cara y abrió levemente los ojos, algo estaba mal ¡debía quedar dormida para siempre! Frunció el ceño y se sentó, fue una sorpresa al ver en las paredes de hielo solido flores… si, eran flores. Eran rosas, jazmines, pensamientos… ¡era imposible! No estaban congeladas para nada, miro para afuera de su "cama" y su sorpresa fue mayor al ver pasto ¡sobre el hielo! Habían crecido en una rendija y en grietas del suelo ¡imposible! Trato de ver algo.

De repente un ruido se escuchó… miro para atrás y noto que algo se escondió. Se acercó y pudo notar dos largas orejitas de cachorro de conejo o liebre, mas esta se escondió más.

–tranquilo animalito, no te hare daño- hablo con ternura para que esa criatura saliera de su escondite. El ser dejo ver su cabecita, era una liebre marroncita y de ojos profundamente turquesas, la miraban con miedo ¡parecía una niña! Tenía la estatura de una niña de cuatro años pero la forma de una liebre, además que estaba parada en dos patas y la miraba con ojos de cachorrito.

Elsa quedo en shock un momento pero luego se repuso, si su magia existía, también podía haber animales humanos ¿o no?

-¿hola?- hablo la reina de las nieves. La hermosa pequeña la miro unos segundos

–Hola- dijo con tono infantil un poco más confiada. La niña salto hacia otro lugar y una flor salió de esta

-¿Quién eres?- murmuro Elsa, la tristeza que le pesaba se había ido, estaba interesada en esa niña que la había despertado con sus poderes, al parecer, cálidos. La niña bajo sus hermosos ojos y suspiro tratando de mantener las lágrimas

–No sé, no tengo padres y soy una criatura mágica inmortal…- la niña la miro ahora con entusiasmo -¿quieres ser mi amiga?- pregunto mientras estiraba sus patitas peludas hacia la mujer mayor que ella. Elsa le sonrió con dulzura, al parecer ambas estaban en lo mismo: habían perdido todo.

Asintió con cariño y se agacho en el suelo para quedar a su altura

–está bien… mi nombre es Elsa- dijo mientras le acariciaba su orejita

–Elsa- repitió la niña

–Y creo que te pondremos… ¿Jazmín?- dijo lo último algo dudosa

-¡Jazmín!- la niña repitió pero luego se pasó una mano por su boquita –pero no solo hago flores- dijo saltando y haciendo un montón de nieve. Ella no pudo evitar sonreír

-¿tienes muchos poderes?- pregunto cariñosa. La niña asintió –tu nombre será Iris- hablo de nuevo la joven reina

-¡sí!- exclamo -¡mi nombre será Iris!- y como no habían hecho en mucho tiempo ambas empezaron a reír.

Ahora ambas estaban afuera y Elsa la miraba jugar, era una niña tan tierna e inocente como Anna, era tan valiente como Kristoff, tan cariñosa como Olaf y le gustaban las zanahorias como Sven. Sonrió mientras sentía los copos de nieve sobre su cabello…

Ahora tenía una razón para vivir… y esta vez se iba a encargar de no perderla.

Esto iba a ser un drable u one-shot, aún no se la diferencia realmente! Pero tengo un segundo capítulo, pero será dramático e Iris ya tendrá trescientos años, es decir parecerá una joven de unos dieciocho. Ojala les haya agradado!

Saludos