Traducción autorizada del fic The Republic of Heaven por Blind_Author.
El original lo pueden encontrar en su LJ (aunque también lo está publicando aquí en fanfiction):
blind-author(punto)livejournal(punto)com(/)tag(/)the%20republic%20of%20heaven
Notas traducción: No es necesario haber leído los libros para entender la historia. Ya leí hace tiempo los libros pero como no recordaba algunos términos me puse a investigar, si aún así me equivoqué en alguna traducción no duden en decírmelo.
Contenido: Daimonion Fusión, Romance, Angustia, sigue después de la temporada 1, ignora la temporada 2 y 3, etc.
Capítulo 1: La arquitectura de nuestras vidas
Cuando nació Sherlock, las personas sabían que él era diferente. No debido a ninguna clase de acción de su parte, pero simplemente porque su madre era una bruja.
Grayson Holmes tenía muy poca paciencia con esa actitud. Sí, su esposa era una bruja, pero sus hijos eran más que sólo su origen. Y si alguna de las enfermeras y doctores en el hospital había estado sospechosamente ausente cuando él estaba caminando por los corredores con su hijo en brazos en un esfuerzo para que él dejará de llorar...bueno, ése era problema de ellos, no suyo.
Y justo ahora, toda su atención estaba en el pequeño bulto entre sus brazos. Sherlock se había quedado dormido otra vez, su daimonion[1] acurrucado en su pequeño pecho, al momento en forma de una rata bebé, todavía ciega y casi completamente sin pelo.
Grayson sonrió y se inclinó así que Samieyah pudiera ver al bebé. Su daimonion había sido reducido a caminar torpemente a su lado, ya que no había suficiente espacio en el pasillo para que un águila pescadora volará cómodamente.
—Ellos son tan pequeños, —ella susurró, antes de usar su pico para tirar del borde de la manta y acomodarla mucho mejor sobre el pequeño daimonion rata.
Tan silenciosamente como pudo, Grayson hizo su camino de regreso a la habitación de su esposa, para encontrar que su hijo mayor estaba sentado en la cama con ella, acurrucado bajo su brazo. Sus daimonions estaban en el marco de la cama, el daimonion búho de su esposa posado al lado de Tehayla el daimonion de Mycroft, que al momento estaba en la forma de un vencejo.
Él le pasó a Sherlock, e intentó ignorar la forma en la que su cuello se erizó mientras una enfermera miraba disimuladamente al interior de la habitación, como si temiera que estuvieran plantando explosivos.
Estaba lejos de ser desconocido para las brujas enamorarse de hombres y tener hijos, pero también difícilmente podría ser llamado común. Incluso algunas (estúpidas, supersticiosas) personas pensaban que de alguna forma los hijos de las brujas estaban malditos – había varios niños en la escuela que evitaban a Mycroft como si fuera portador de un virus mortal. A la vez hacía a Grayson triste y enojado pensar que quizás sus hijos tendrían que soportar ese tipo de prejuicio toda su vida, pero por el momento ese pensamiento sólo era la más mínima de las inquietudes al fondo de su mente.
Su hijo sería extraordinario, Grayson lo sabía, y su familia solamente sería una pequeña parte de ello.
Cuando John nació, él no era particularmente extraordinario. De tamaño normal, peso normal, no llegó tarde ni prematuramente, y el parto de su madre fue tan simple como en un libro de texto.
Cuando llamaron a Harry para que entrará a ver a su nuevo hermano él ya estaba dormido, una mano regordeta descansando en su daimonion, acurrucado en su manta en la forma de un cachorro recién nacido.
El primer pensamiento de Harry era que las personas y los daimonions eran feos cuando recién nacidos, un pensamiento que era completamente confirmado por Saphelon, quién se había transformado en un ratón para ser silenciosa y discreta. Harry había estado curiosa sobre el daimonion de John, preguntándose si, al igual que ella, él tenía un daimonion que era del mismo sexo que él.
Desafortunadamente, no – Amarisa era hembra, mucho para la decepción de Harry. Ella ni siquiera adoptaba formas interesantes, prefiriendo pasar la mayoría de su tiempo durmiendo, sólo despertando para olfatear débilmente la mano de John cuando él estaba siendo alimentado.
John tampoco hacía nada interesante. Él no lloraba cuando se despertaba, sólo abría sus ojos y veía al mundo con alguna clase de tenue curiosidad. No había marcas de nacimiento, ni extraños defectos…
En cuánto a hermanitos se trataba, John era bastante aburrido.
Mycroft había aceptado que habría algunas personas a quiénes simplemente no les agradaría porque su madre era una bruja. También habría personas que estarían impresionados con él, y aquellos que realmente no les importaría de alguna forma u otra.
Mycroft hubiera preferido solamente asociarse con las últimas dos categorías, pero el mundo siendo lo que era (lleno de personas aburridas e ignorantes), eso no sucedió. Pero él había aprendido a ser educado con aquellas personas a pesar de su prejuicio, porque los aliados – sin importar cuan tentativos ellos fueran – siempre eran útiles.
Sherlock, en cambio, no parecía comprender ese concepto.
A diferencia de Mycroft, que no divulgaba su herencia, Sherlock parecía tomar una extraña satisfacción en anunciar siempre que podía que él era el hijo de una bruja. Mycroft había visto a los denominados compañeros de Sherlock mientras sus ojos se agrandaban y hacían excusas para dejar la compañía de Sherlock, Sherlock y Raniel observándolos marchar con alguna clase de feroz triunfo.
Cómo ésta tarde, cuando una agradable excursión a la playa en familia se deterioró dramáticamente cuando Sherlock había desaparecido. Mycroft lo encontró quince minutos después, aterrorizando a un pequeño grupo de primos con alardes de sus habilidades para poner maldiciones en ellos, Raniel a su lado en la forma de un dragón.
Mycroft había intervenido, arrastrando a su hermano por el cuello de su camisa mientras Tehayla – quien se había estabilizado como un cuervo hace un año, cuando Mycroft tenía trece – se abalanzó sobre Raniel, picoteando y hostigandolo a lo largo del camino.
—No estábamos lastimándolos, —Sherlock murmuró con resentimiento.
Raniel se había rendido en tratar de darle de mordiscos a Tehayla y se había transformado en una pequeña víbora con escamas rojas, huyendo al interior de la manga de Sherlock para poder escapar.
—Solamente queríamos ver qué harían ellos… —vino el lastimero murmullo del daimonion.
Mycroft suspiró, pausando en sus zancadas por un momento para dejar a Tehayla aterrizar en su hombro, sus pequeñas garras enterrándose en el tejido de su camisa para anclarla ahí.
—Sherlock, no puedes anunciar la identidad de Mamá o pretender tener poderes ficticios simplemente porque atemorizar e impresionar a las personas es entretenido de alguna forma. Tengo la certeza de que Padre ha discutido esto contigo. Además, para futura referencia, tal vez quieras evitar tener a personas con autoridad ver a Raniel transformarse en este tipo de apariencia extraña nuevamente.
Aunque realmente, Mycroft no había estado sorprendido. Raniel siempre estaba adoptando apariencias extrañas y oscuras; si él se dignaba a transformarse en un animal ordinario sería una forma albina o igualmente poseería una llamativa variante de color. Eso explicaría, la víbora rojo rubí que estaba ahora asomando su cabeza de debajo del cuello de Sherlock.
Ambos Sherlock y su daimonion explotaban su excentricidad a cada oportunidad, casi como si disfrutarán siendo parias.
—¿Por qué? —Sherlock preguntó. —¿Las personas no tienen animales míticos como daimonions?
—Usualmente eso es un indicador de locura, —Mycroft dijo, haciendo su tono tan desagradable y condescendiente como fuera posible.
Como esperaba, Sherlock se irritó. —Y tú sabes todo sobre daimonions, ¿No es cierto?
—No, pero sé lo suficiente.
Una vez Tehayla adoptó su forma definitiva, Mycroft había leído todo lo que pudo sobre daimonions; lo que ciertas formas podrían indicar sobre las personas, lo que podría indicar la frecuencia del contacto físico entre humano y daimonions...hasta cuán verbal era un daimonion podía decirte muchas cosas sobre su humano.
—¿Y bien? —Sherlock cruzó los brazos. —Adelante, ¿Cuál es la clase de daimonion más común?
—Mamíferos y aves predominan por un pequeño margen, aunque aún no es clara la razón. La teoría central es que simplemente los mamíferos, y las aves son fisiológicamente más cercanos a los humanos que los insectos, reptiles, anfibios o peces, y así que es más probable que nuestros daimonions adopten una de esas formas.
—¿Eso incluye brujas?
Tehayla río, y Mycroft le dio una mirada condescendiente. —Por supuesto que no incluye a las brujas. Todos los daimonions de brujas son aves; incluyéndolos habría sesgado los datos.
—Así que, incluyendo brujas, las aves serían el daimonion más común, —Sherlock dijo, con una mirada intencionada a Tehayla.
Mycroft sabía que Sherlock estaba intentando implicar que ellos eran ordinarios, pero no él se permitiría ser provocado.
—¿Qué pasa con las personas como yo y Raniel?
—Raniel y yo, —Mycroft corrigió. —Aproximadamente el diez por ciento de la población tiene daimonions del mismo sexo que ellos mismos.
—¿Y Samieyah? —Sherlock preguntó, refiriéndose al daimonion de su padre. —Las águilas pescadoras deben ser de color marrón y blanco, pero ella es blanca y dorada.
—Los daimonions mostrando variantes de color se ven en cerca del seis por ciento de la población.
—Raniel muestra variantes de colores todo el tiempo,—Sherlock anunció.
Mycroft asintió indulgentemente. —Sí, pero eso es debido en gran parte a que él todavía no se ha estabilizado – si recuerdas, Tehayla era aficionada a cambiar en formas con variantes de color antes de que ella adoptará su forma definitiva.
Sherlock frunció el entrecejo. —¿Podría alguien tener un daimonion mula[2]? ¿O un ligre[3]?
—Los daimonions híbridos son extremadamente raros, Sherlock – ellos se manifiestan en menos que el uno por ciento de la población. Si estás intentando preguntarme que forma creo que Raniel adoptará como forma definitiva, hay maneras más fáciles de hacer la cuestión.
Sherlock se giró, resoplando. Raniel se deslizó hacia afuera sobre el hombro de Sherlock y se transformó en un pequeño gato con pelaje azul, siseando indignado a Tehayla.
Mycroft suspiró de nuevo. Pero mientras Sherlock estaba aún caminando junto a él, de regreso a sus padres, él se abstuvo de hacer comentarios.
John seguía siendo, en general, un hermano bastante normal – seguro, él tenía buenos grados, pero él difícilmente era un genio, y mientras lo hacía bien en los deportes él nunca representaría a la nación – pero estaba bien, porque para empezar Harry sabía que su familia era bastante ordinaria. Lo más emocionante sobre ellos es que ella era una lesbiana, y ella tomaba orgullo en ser la única en llevar un poco de chispa a un hogar que sería, de otro modo, fácil de olvidar.
Excepto que ella no podía evitar darse cuenta de que por todo lo que John parecía promedio y poco memorable, Amarisa no lo era. La mayoría de los daimonions de las personas adoptaban las formas de otros daimonions o animales que ellos habían visto, y Harry había pensado que era muy emocionante cuando Saphelon había terminado estabilizándose como una salamandra moteada cuando tenían doce, algo que sólo habían visto dos veces en documentales de vida salvaje.
Pero Amarisa...Amarisa cambiaba en formas que Harry nunca antes había oído hablar. En una ocasión ella había pasado tres días en algo extraño que era similar a un felino moteado y que Harry sólo después había aprendido que era una civeta[4]. Entonces se había transformado en un águila, luego una cobra, una hiena, una araña come aves...
Al mismo tiempo Amarisa cambiaba cuando la situación lo requería, por supuesto. Transformándose en un ratón cuando ellos estaban jugando a las escondidas y era el turno de John para esconderse. Convirtiéndose en un gorrión y saltando de rama en rama cuando John escalaba un árbol. Tomando la apariencia de un pez cuando John iba a nadar a Brighton.
Excepto que los formas con las que Amarisa estaba realmente encariñada, las únicas que ella mantenía por días completos… ellas siempre eran depredadores, siempre criaturas peligrosas, aunque en ocasiones ella también se transformaba en un perro.
—¿Crees que ella se estabilizará como un perro? —Harry le preguntó una vez a su hermano mientras ellos veían televisión, Amarisa extendida sobre los pies de John en la forma de un San Bernardo.
John frunció el ceño, mirando hacia su daimonion. —No lo creo. ¿Por qué preguntas?
Mientras él estaba hablando, Amarisa se levantó y saltó a su lado en el sofá, acurrucándose bajo su brazo. Entonces, como si solamente para desafiar la pregunta de Harry, ella cambió en un lince.
Harry no podía negar que era un poco espeluznante. John se suponía que era normal, el ordinario – ella y Saphelon eran los raros en la familia, los excitantes.
Ella se dijo que no significaba nada. Que a pesar de la afición de Amarisa por formas salvajes y peligrosas, ella no tenía razón para estabilizarse como una.
Harry sabía que era mucho más probable que John tuviera un perro como daimonion.
Al menos, ella esperaba.
Raniel y Sherlock se enorgullecían de ser capaces de perturbar a las personas. En el caso de Sherlock, con sus palabras y comportamiento en general. En el de Raniel, con una variedad de formas antinaturales y desconcertantes.
Así que Raniel estabilizándose cuando Sherlock tenía diez años era algo así como una decepción, además de ser una sorpresa. Decepcionante porque él ahora ya no podía cambiar en las formas de animales míticos (siempre era interesante hacer a los maestros pensar que ellos tenían problemas mentales), y sorprendente porque Sherlock siempre había asumido que Raniel adoptaría la forma definitiva de un ave. Por supuesto, sólo porque el daimonion de un miembro de tu familia adoptaba cierta forma no significaba que el tuyo lo haría también, pero cada miembro de la familia de Sherlock tenía un daimonion ave. Tehayla el de Mycroft era un cuervo, Samieyah el de Padre era un águila pescadora, y por supuesto Nostrepheus el de Mamá era un búho porque todos los daimonions de brujas eran aves.
Raniel, sin embargo, era un turón Europeo lo que, a pesar de su nombre, era en realidad una forma de hurón. Mustela putorius, para ser preciso, y ellos creían en ser precisos siempre. Él ya no podía convertirse en ninguna de sus formas más extravagantes – nunca más él se convertiría en una cobra con escamas de colores, por ejemplo – pero el turón era lo suficiente llamativo, junto al hecho de que la forma definitiva de Raniel era uno albino, con pelaje blanco puro y ojos color rosa.
Las personas parecían considerar feos a los turones, los creían viciosos, y la opinión popular era que tener un daimonion hurón era algo por lo que avergonzarse, que de alguna forma representaba astucia y engaño.
Lo que, la verdad sea dicha, le quedaba muy bien a Sherlock. La mayoría de las personas eran idiotas, también ciegas y centradas en sí mismas para abrir sus ojos y poner atención al mundo a su alrededor, y cada vez que él entraba en contacto con personas de 'su misma edad' siempre estaba desesperado por escapar en el caso de que su idiotez realmente fuera contagiosa Él jugaba con sus temores, insistiendo que pondría maldiciones sobre ellos y sus daimonions si no lo dejaban en paz, y había estado satisfecho cuando él permaneció solo. Un daimonion que había adoptado la forma definitiva de un turón ayudaría con esto.
Además, a él le gustaba la forma de Raniel. Él tenía los reflejos de un depredador, un excelente sentido del olfato y era suficiente flexible para viajar sobre los hombros y cuello de Sherlock como una bufanda lo que significaba que él nunca tendría que detenerse y esperar por Raniel para alcanzarlo.
Esa misma noche él lo anunció durante la cena.
—Raniel se ha estabilizado, —él se dirigió a la sala en general.
Mycroft rodó los ojos.
—Me pregunté si lo había hecho, —Tehayla le remarcó en voz alta a Mycroft. —No es propio de Raniel mantener una única forma por una hora, sin hablar de tres.
—Felicitaciones, —Padre dijo, mientras Samieyah voló por la mesa para aterrizar en el respaldo de la silla que estaba al lado de Sherlock, inclinándose para ver a Raniel como para analizarlo mejor.
—Es maravilloso, cariño, —Mamá sonrió. Nostrepheus no estaba por ningún lado, pero Sherlock ya estaba acostumbrado.
Él sabía que la separación[5] entre Mamá y su daimonion ponía incómoda a la mayoría de las personas, pero Sherlock había crecido viendo a Mamá sentada frente a la chimenea sin Nostrepheus a la vista, o ser llamado a cenar por el daimonion mientras su madre estaba en el pueblo. Su separación simplemente era un hecho de la vida, y no había razón para ponerse nervioso por ello; él también podría angustiarse por el color del cielo.
Raniel estaba encrespando sus labios para enseñarle los dientes a Tehayla cuando Mycroft habló nuevamente.
—¿Van a separarse?
—¡Mycroft! —Mamá regañó. —Esa no es una decisión que debe tomarse a la ligera, y ciertamente no cuando Sherlock sólo tiene diez. Piénsalo, cariño, —ella le dijo a Sherlock. —Y ven a hablar conmigo en un par de años.
Sherlock encogió los hombros, no teniendo particular sentimientos de ningún modo en la separación, salvo que parecía ser una gran cantidad de esfuerzo por lo que probablemente sería muy poca recompensa. Las brujas se separaban de sus daimonions porque era esperado de ellas, y Sherlock podía admitir que la separación sería útil con un daimonion capaz de volar.
Mamá había sentido que sus hijos deberían tener la opción de separarse, incluso si ellos nunca pasarían por ello, y había planteado el tema cuando Tehayla se estabilizó. Mientras que para las brujas era alguna clase de ritual de mayoría de edad el cuál a menudo su daimonion resentía durante mucho tiempo después, Mycroft y Tehayla eran inusuales debido a que su decisión en separarse había sido mutua.
Ellos se habían separado solamente hace un año, cuando Mycroft tenía dieciséis. Mamá y Nostrepheus los habían llevado a alguna parte – ellos se negaron a decir a dónde, pero Sherlock sospechaba que fue a uno de los polos – y ellos se habían sometido al ritual. Tehayla le había dicho a Raniel que a pesar de todo lo que ocultaban entre misticismos y supersticiones, esencialmente Mycroft había sido requerido a cruzar algún tipo de llanura a donde Tehayla no podía seguirlo. Al final, ellos descubrieron que en lugar de dicha experiencia rompiendo su lazo, se había simplemente….estirado.
Mientras Sherlock reflexionaba sobre esto, Tehayla se lanzó al vuelo, aleteando por la sala antes de que ella saliera por la ventana hacia el aire libre, solamente para probar que ella podía.
Sherlock la observó ir, entonces miró a Raniel, se encogió de hombros, y volvió a su comida.
John se movió nerviosamente, una mano frotando nerviosamente su rodilla, la otra enroscada en el grueso collar de Amarisa. Él no sabía porque había sido llamado a la oficina, pero una sensación de vacío en su estómago le dijo que no podía ser bueno.
Amarisa le dio un reconfortante semi-gimoteo y lamió su mano, hociqueando su palma en un esfuerzo para consolarlo.
—Estará bien, —ella susurró. —No has hecho nada malo.
—Lo sé, lo sé, —John murmuró, su voz baja. —¿Pero por qué quieren verme? Si fuera un asunto de familia, ellos tendrían aquí también a Harry, ¿Cierto?
Antes de que Amarisa pudiera responder, la puerta al final del corredor se abrió. John parpadeó en sorpresa cuando comprendió que era la enfermera de la escuela, la Señora Holbrook, quién lo estaba guiando al interior, no el director como él había estado temiendo.
Cauteloso, John se puso de pie y entró al lugar, deliberadamente decorado en colores brillantes y optimistas para hacer a las personas sentirse a gusto. En ese momento, la alegre decoración estaba teniendo el efecto opuesto en John, aumentando a otro nivel sus nervios. El daimonion tejón de la Señora Holbrook se acercó lentamente a Amarisa, su nariz estirada en bienvenida, pero Amarisa también estaba nerviosa, y se escabulló detrás de las piernas de John mientras su humano se sentaba.
—John, sabes que soy una enfermera, ¿Verdad? —La señora Holbrook empezó, sonriendo cálidamente.
—Sí.
—Y parte de mi trabajo es asegurarme de que los estudiantes se encuentren saludables y felices.
—No estoy enfermo, —John dijo defensivamente.
—Lo sé, —la señora Holbrook accedió plácidamente. —Pero, ¿Eres feliz, John?
—...Supongo.
—¿Cómo están las cosas en casa, John?
—¿De qué se trata todo esto? —John demandó.
La señora Holbrook vaciló, pero una mirada reveladora a Amarisa le dijo a John de lo que se trataba. No por primera vez, él se preguntó si debería haber mentido en el registro.
Tú tenías que registrar a tu daimonion tan pronto como se estabilizará, así que los arreglos pudieran ser hechos si el daimonion tenía requerimientos especiales. Como Lisa, la chica cuyo daimonion se había estabilizado como un murciélago; ellos tenían que cerrar las ventanas del aula así que los sensibles oídos de su daimonion no estarían demasiado sobrecargados. O Mark, cuyo daimonion era una rana, y siempre debía de tener una lata de spray en días calurosos así que ella no se secaría.
Amarisa se demoró en adoptar su forma definitiva – John iba a cumplir quince, y la mayoría de los daimonions de las personas tenían la forma definitiva a los catorce – y John al principio había pensado que ella era alguna clase de perro. Y además un perro bastante intimidante; ella tenía 1.8 metros de nariz a cola – más larga de lo que John era alto – con ojos color amarillo-ámbar y un abrigo tan profundamente negro que adquiría un brillo azul en la luz adecuada.
Pero Amarisa le había dicho que ella no se sentía como un perro, así que él había hecho algo de investigación.
Al principio, él no lo había creído. Pero cuando no se había presentado una opción mejor, ellos tuvieron que aceptar la verdad.
Amarisa era un perro lobo[6]. Mitad lobo, mitad perro.
Parecía tan ridículo, pero nada más era adecuado. John sabía cómo raros eran los daimonions híbridos, pero él no veía qué más podía ser su daimonion; Amarisa lucía como un lobo gris con un abrigo negro, excepto que los verdaderos lobos grises jamás tenían abrigos negros. Ella tenía espolones, nuevamente algo que los lobos nunca poseían, y tenía las proporciones musculares del perro, ella realmente era más pesada que un lobo de tamaño similar podría haber sido. Ella también ladraba y meneaba la cola – comportamientos en los que nunca participarían los lobos.
Pero ella tenía patas más grandes, las piernas más largas, y el hocico largo de un lobo. Sus colmillos eran más grandes y filosos que los de un perro, y su cráneo ligeramente era de forma diferente.
Así que John había puesto 'perro lobo' en el registro, y ahora él estaba en la oficina de la enfermera siendo cuestionado sobre su vida familiar. Lo que, para ser perfectamente honesto, él había estado medio esperando; daimonions lobo perturbaban a las personas.
No era como si los daimonions depredadores eran desconocidos – muchas personas tenían aves de presa como daimonions, o gatos grandes – pero los lobos eran diferentes.
Daimonions lobo existían, por supuesto, pero sus historias usualmente venían de aquellas zonas salvajes del mundo donde las personas aún luchaban por supervivencia. Los daimonions lobo eran el daimonion del guerrero; pertenecían a tiempos de sangre y muerte, y mientras eran común en la Edad Media, ellos eran mucho más raros en el siglo XX. Los daimonions lobo estaban destinados a estar caminando a la sombra de algún guerrero con cicatrices de batalla, agitando una espada o un látigo de púas, no trotando al lado de un chico lleno de acné a medio camino de la secundaria.
—Esto es sobre Amarisa, ¿Verdad? —John preguntó sin rodeos.
La señora Holbrook suspiró. —John, debes entender, los daimonions lobo son muy raros-
—Ella es un perro lobo.
—Lo que es aún más inusual, pero el hecho permanece; un lobo o, en tu caso, un daimonion mitad lobo usualmente indica problemas en casa, —ella explicó gentilmente. —Así que preguntaré de nuevo; ¿Está todo bien, John?
—¿Piensa que alguien está abusando de mí? —John preguntó, incrédulo.
La señora Holbrook no dijo nada. Su daimonion tejón se las ingenio de alguna manera para lucir solemne y comprensivo al mismo tiempo.
De pronto, John estaba absolutamente furioso. —¿Es por eso que estoy aquí? ¿Por qué Risa se estabilizó en una forma que no le gusta, así que debemos estar escondiendo algún oscuro y horrible secreto? No somos abusados, no tenemos un hogar disfuncional o cualquiera que sean las otras estúpidas explicaciones que usted ha pensado – ¡Esto somos sólo nosotros!
John se arrepintió de salir furioso de la oficina el instante en que la puerta se azotó al cerrarse, pero ahora que lo había hecho, él bien podría hacerlo propiamente, así que siguió adelante.
Sin embargo, él no regresó a clases inmediatamente. En su lugar encontró una esquina tranquila cerca de la biblioteca donde ellos pudieron acurrucarse, en dónde él puso sus brazos alrededor del cuello de Amarisa y enterró su cara entre su pelaje.
Otro más. Primero había sido Mamá. Entonces Papá, luego Harry, después sus amigos, más tarde su maestro de Inglés, y ahora era la Señora Holbrook; todos ellos pensaban que algo horrible debió haberles pasado para que Amarisa adoptará como forma definitiva un perro lobo. Como si de algún modo para ella fuera malo ser eso a menos que ellos estuvieran traumatizados.
¿Por qué tenían que disculparse por ser quiénes ellos eran?
—Lo siento, —Amarisa susurró. —No era mi intención estabilizarme de ésta forma.
—No es tú culpa, —John gruñó. —Ellos sólo están siendo estúpidos.
—Aun así, sabes lo que piensan-
—Estamos muy bien de la forma en la que somos, —John declaró, abrazando a su daimonion e intentando no pensar demasiado en porque todos pensaban que algo estaba mal con ellos.
Sherlock sabía que el comportamiento de Raniel era en gran parte la razón por la que las personas pensaban que él era un sociópata.
Él nunca mostraba mucho interés en los daimonions de otras personas...o en otras personas, pensándolo bien. Él raramente les hablaba, usualmente dedicándose a susurrarle sus observaciones a Sherlock y dejándolo interrogarlos (las personas se enojaban mucho por eso, como si alguien más hablando con su daimonion era algún tipo de crimen. Ridículo, realmente; no era como si Sherlock los tocará[7]).
Oh, él ponía atención cuando ellos estaban siendo presentados por primera vez; los olfateaba y examinaba, observando cada aspecto así que Sherlock pudiera identificar qué era el daimonion. Mucho podía deducirse sobre una persona de su daimonion, y Sherlock tenía el propósito de saber tanto como pudiera sobre los daimonions de las personas con las que él regularmente interactuaba.
Por ejemplo los miembros del MET[8]. La primera vez que él los vió, Sherlock había identificado a sus daimonions hasta el género, y su primera acción esa noche cuándo llegó a casa había sido ir a su computadora e identificar la especie.
El daimonion de Lestrade era llamado Zarania, y era un Falco peregrinus macropus; un halcón peregrino de la subespecie Australiana. El daimonion de Anderson era un beagle tricolor diluido, Canis lupus familiaris, y el de Donovan era un gato salvaje africano, Felis silvestris lybica.
La asistente de Mycroft – cuyo nombre cambiaba cada semana – tenía un Chamaeleo calyptratus, comúnmente conocido como camaleón velado. El daimonion de Molly Hooper – llamado Tobithias pero ella se refería a él como Tobi – era un espécimen grande de Calopteryx aequabilis, un caballito del diablo escarlata[9].
Pero una vez eran identificados, Raniel perdía el interés en ellos. Incluso los desesperados esfuerzos de Tobi por conversar raramente merecían una mirada. Y como los daimonions de sociópatas nunca mostraban interés en nadie más que su humano, el completo desprecio de Raniel por otras personas y daimonions siempre había hecho dicha afirmación creíble.
Era en ocasiones como éstas que Sherlock casi deseaba que él fuera un sociópata. Él casi los envidiaba, esas personas quiénes se movían por sus vidas sirviendo a nada más que a ellos mismos; debe ser mucho más simple no preocuparse, no quedar atascado y enredado en las complicadas demandas de emociones humanas.
—Sherlock...tenemos algo que decirte, —Padre dijo, Samieyah moviéndose torpemente tras él desde dónde ella estaba posada en el respaldo de la silla. Mamá parecía triste, pero lo que realmente alertó a Sherlock era la presencia de Nostrepheus – él nunca estaba durante las tardes al lado de Mamá a menos que fuera un momento particularmente difícil para ella, cómo cuando la familia estaba afrontando malas noticias.
Pero como siempre, Mycroft habló antes de que él pudiera. —Te marchas.
—Lo estoy,—Mamá dijo en voz baja.
Sherlock lo había sospechado, pero escucharlo confirmado se sentía incómodamente similar a ser golpeado en el estómago. Él siempre había sabido qué Mamá tendría que regresar a su clan, pero siempre había asumido que sería décadas en el futuro; ciertamente después de que Padre muriera, por lo menos.
—¿Por qué? —fue todo lo que preguntó, Raniel presionando su nariz justo detrás de la oreja de Sherlock en un esfuerzo para reconfortar a su humano.
Los ojos de Mamá se desviaron a Mycroft, pero fue Padre quien respondió.
—Ha habido un… —él tomó una respiración profunda, aparentemente vacilando sobre sus palabras. —El clan de su madre fue atacado.
Sherlock ha sabido que los clanes de brujas guardaban rencores, hacían alianzas, e incluso iban a la guerra entre sí de vez en cuando, pero él nunca había relacionado ese conocimiento con su madre. Ella siempre parecía tan retirada de las ideologías[10] de los clanes, viviendo tranquilamente con Padre en la ciudad, que parecía ridículo que ellas pudieran tener algún impacto sobre ella.
—¿Por qué no sabías sobre esto? —él le preguntó a Mycroft.
En adición a manejar el gobierno Británico al punto de que Sherlock estaba seguro que colapsaría si alguna vez su hermano fuera asesinado, Mycroft había hecho su propia posición en medio del Cónsul de Brujas, y él era algo así como un guardián de la paz. Cada alianza, cada demanda, pasaba a través de él, porque solamente él podía ver como afectaría cada pequeño detalle de las ideologías de las brujas. La mayoría de las personas sólo podían ver las consecuencias inmediatas, pero Mycroft podía ver las consecuencias de largo alcance que incluso las brujas no podían ver, las únicas que tal vez no llegarían hasta dentro de dos mil años o más.
En resumen, era imposible para un clan brujas hacer un movimiento significante tal como éste sin que Mycroft lo supiera por varios meses y en algunas ocasiones años, por adelantado. Al menos, él debería haberlo sabido; juzgando por el ceño de Mycroft y el apresurado acicalado avergonzado de Tehayla, éste se les había pasado.
—El ataque tomó lugar en Norway, —fue todo lo que Mycroft dijo.
Sherlock ya había asumido que dicho ataque estaría pasando en una ciudad extranjera. El alcance de Mycroft y su influencia envolvía al mundo, pero era absoluta en Inglaterra. Y Norway era uno de los pocos lugares donde Mycroft tenía menos control del que a él le habría gustado, en gran parte debido a los grandes números de panserbjørne[11]; los osos acorazados eran la única sociedad en la que Mycroft no tenía un lugar. Él tenía influencia, por supuesto (Mycroft tenía influencia en todos lados), pero no control, y Sherlock sabía que el desafío de ello usualmente frustraba a su hermano al igual que lo estimulaba.
Pero no ahora. Ahora, su falta de control en esa parte del mundo era nada más que una desventaja.
—Y sabemos que era un ataque deliberado, —Mamá dijo, sus ojos luciendo sospechosamente húmedos. —Quedan menos de veinte de nosotras.
Eso afectó a Sherlock. Tener a una bruja por madre significaba que ellos habían crecido sabiendo acerca de cuestiones ideológicas sobre brujas al igual que sobre los humanos – lo que era decir, no mucho, pero lo suficiente para apreciar como verdaderamente raro tal acto era. Los clanes no hacían ataques repentinos para destruir a otros clanes, simplemente no sería factible; los otros clanes de brujas siempre los tratarían cautelosamente, se negarían a ayudarlos, rechazarían cualquier alianza que ellos podrían buscar. Entonces ¿Qué ganaría un clan de brujas por hacer algo como esto?
—No estaré allí mucho tiempo, —ella continuó, Nostrepheus inclinado sobre su hombro, apoyándola. —Con tan pocas de nosotras, probablemente seremos absorbidas en el clan de uno de nuestros aliados. Pero por ahora, soy la reina del clan, y hay trabajo para mí por hacer.
La parte de 'reina del clan' realmente sorprendió a Sherlock. Mamá les había dicho que ella era la nieta de la actual reina del clan, pero él nunca había pensado sobre nada de ello; las hijas heredaban, no las nietas.
Excepto en tales casos como estos, cuando todos los demás en línea por el título habían perecido.
—Vas a Afganistán, —dijo Mycroft, en esa manera inexpresiva suya y sabelotodo que hacía a Sherlock querer golpearlo.
Mamá asintió. —Lo estoy.
Sherlock repentinamente entendió. El hecho de que las fuerzas Afganas se habían aliado con brujas estuvo en los periódicos por semanas, y dado que Mamá ahora se iba a Afganistán, eso sugería que el clan que había hecho esa alianza y el clan que prácticamente había destruido al de ella eran uno y el mismo.
Mamá estaba tomando su lugar como la reina del clan para dirigir un contraataque.
Sherlock deseó que él pudiera atribuir a una brisa fría el escalofrío que lo impactó.
Raniel se dió cuenta, por supuesto, y lamió su mejilla, intentando reconfortarlo. No funcionó muy bien – él y Raniel nunca habían sido buenos en reconfortar, todo lo contrario, realmente – y él sospechaba que el corazón de Raniel no estaba en ello. Después de todo, el daimonion de Sherlock era tan inteligente como él lo era, y seguramente también sabía al igual que Sherlock la probabilidad de Mamá de regresar.
El clan que ella enfrentaría probablemente tenía miembros en números de tres dígitos – ciento cincuenta era la cantidad promedio que conformaba a un clan de brujas, e incluso contando las pérdidas que tomarían en la guerra, aún superarían en enormes números al clan de Mamá.
—¿Por qué necesitas ir? —él preguntó sin rodeos.
—Sherlock... —Padre dijo, su tono uno de reproche.
—No – a menudo nos has dicho que las brujas no guardan rencores y no buscan venganza. Incluso cuando se trata de asesinatos o masacres, siempre y cuando no haya amenaza para aquellos que permanecen, porque desperdiciar vidas en la búsqueda de venganza es deshonrar a los muertos. Entonces ¿Estabas mintiendo, o eres simplemente una hipócrita?
Mycroft frunció el ceño, Padre gritó, y Mamá parecía herida. Pero Sherlock se forzó a ser indiferente – esto no era su culpa, ¡Ella era la única que los estaba abandonando!
—Hay una razón más profunda detrás de esto. —Nostrepheus anunció. —Hubo una razón por la que atacaron ahora, y una razón por la que decidieron interferir con el conflicto en el Oriente Medio. Necesitamos determinar qué razones son esas.
La explicación era razonable, sensible, y lógica. Sherlock la odiaba.
El ceño de Mycroft grabó líneas más profundas en su rostro, y Tehayla repiqueteó su pico en irritación. Usualmente, sus expresiones amargas provocarían una sonrisa en Sherlock, pero ahora él no sentía nada más que furia frustrada y enfermiza preocupación. Incluso Mycroft tendría problemas monitoreando a Mamá en una zona de guerra, especialmente una que envolvía a brujas.
Era muy posible que nunca verían otra vez a Mamá.
Sherlock quería decir, —No nos dejes.
Él quería decir, —Regresa a nosotros.
E incluso quería decir, —Te amo.
Pero al final, él no dijo nada.
John sabía que él parecía tener gustos extraños en amigos. Pero tal vez 'gustos' era una palabra muy fuerte – implicaba que él en realidad lo buscaba, en lugar de simplemente caer en ello, y él no había intentado activamente hacer amistad con sus compañeros actuales; fue algo que pasó.
Y ahora él estaba en el campamento base, observando a la plétora de estrellas dispersas a través del cielo, con tres brujas.
'Curioso cómo resulta la vida,' John reflexionó, jugando con el pelaje de Amarisa.
—¿Qué estás mirando? —vino la voz baja y musical de lo que John imaginaba era la más joven de las tres brujas, Tamsyn Talitha.
—Las estrellas, —John dijo honestamente. —Ha pasado un tiempo desde que he visto ésta cantidad.
—¿Por qué?
—Londres tiene mucha polución lumínica, —John explicó. —En realidad, no se puede ver ninguna estrella…
Esa declaración llamó la atención de Hasna Azenet, una bruja pelirroja. —¿Ninguna?
—Ninguna, —John confirmó.
Ambas Tamsyn y Hasna estaban frunciendo el ceño ligeramente, como si no pudieran contemplar no ver las estrellas.
—Cómo un humano, no sientes el cosquilleo de la estrella, —Tamsyn dijo repentinamente, como recordando algo. —Pero… no las extrañas, ¿A pesar de eso?
John encogió los hombros. —No lo creo así. Quiero decir, ellas son agradables a la vista, pero no sufró por ellas ni nada.
Tamsyn y Hasna aún lucían desconcertadas, como si no pudieran creerlo. Sólo Aeliana parecía comprensiva.
Aeliana Isidyor era la mayor de las tres brujas (o así lo creía John – no era como si ella tuviera arrugas ni nada,) y mostraba mucho más comprensión sobre los humanos que sus hermanas del clan lo hacían. Ella le confesó a John que se había casado con un hombre y tenía dos hijos con él, pero John no sabía si ella estaba hablando de un matrimonio actual o algo de décadas, quizás centurias, tras ella, y parecía de mala educación preguntar.
En algunas formas, John pensaba que podía entender porque las brujas preferían su compañía a la de otros humanos; él nunca actuaba como si la ausencia de sus daimonions era algo raro. La mayoría de las personas se ponían extremadamente incómodas por eso excepto John, mientras al principio ciertamente él había estado desconcertado, lo había superado con relativa rapidez. Tal vez era porque a Amarisa la consideraban tan inusual o porque sabía lo que se sentía tener a las personas inquietas por su daimonion, que él estaba más dispuesto a aceptar las cualidades inusuales en los daimonions de otras personas.
John nunca había visto a los daimonions de Tamsyn o de Aeliana, pero el daimonion cisne, Caedmon, permanecía con ella y a menudo era usado para pasar mensajes entre compañías.
Aeliana, tal vez sintiendo su mirada en ella, levanto la vista de dónde estaba colocando el emplumado a sus flechas y le sonrió.
Tal vez era la evidente aura de sabiduría – extensa incluso para una bruja – quizás el hecho de que ella parecía mucho más en sintonía con las necesidades humanas y deseos que sus hermanas de clan, pero John se sentía mucho más cómodo con Aeliana que con Hasna y Tamsyn.
También podría ser el hecho de que él salvó su vida. Y no en una habitual manera tampoco; no había habido una lesión infectada que él necesitaba limpiar o una herida sangrante que tenía que coser. John había visto a Aeliana en el aire cuando ella estaba peleado contra otras tres brujas, y él había logrado derribar a dos de ellas.
Las brujas creían que salvar la vida de alguien creaba un lazo especial. John no estaba seguro de si lo creía o no – él nunca se sintío particularmente conectado a las personas que trataba, después de todo – pero no podía negar que se sentía más cómodo con Aeliana que con Tamsyn o Hasna.
—¿Por qué usas arco y flechas? —John preguntó. Él había estado curioso por algún tiempo sobre eso.
—En vez de armas, ¿Quieres decir? —Aeliana remarcó, colocando su nueva flecha en su carcaj. —Es más fácil para nosotras hechizarlas. Hacemos nuestras flechas y nuestro arco nosotras mismas, lo que ya crea una conexión. Y entre más cerca nuestras armas están a su forma natural, más fácil es hechizarlas. Podemos lanzar magia sobre madera, plumas y arena, pero es difícil mantener un hechizo en metal forjado.
—Oh, —John dijo en voz baja mientras Amarisa extendía su hocico en la dirección del carcaj de Aeliana, su nariz arrugándose como si ella estuviera intentando detectar los hechizos por esencia.
John escuchó antes de verlo que Ragnvald se aproximaba, pero él sabía que era sólo por cortesía. Si él quisiera, el oso acorazado era más que capaz de acercarsea ellos sigilosamente.
Mientras John podía (algo así) entender porque las brujas lo consideraban un amigo, era más misterioso por qué Ragnvald lo hacía.
John sabía que el ejército había contratado a varios osos acorazados en un esfuerzo por igualar las probabilidades después de que las fuerzas enemigas hicieran una alianza con un clan de brujas. Pronto el clan de Aeliana se había unido al esfuerzo, por supuesto, pero ellas no fueron exactamente contratadas por el ejército – más bien porque ellas buscaban al mismo enemigo, era más probable encontrar a ese enemigo si ellas permanecían cerca de los soldados, así que viajaban con los pelotones más por conveniencia que por otra cosa.
En cuánto al número exacto de osos acorazados contratados, nadie parecía saber con certeza, eran menos de lo que les hubiera gustado y más de lo que esperaban. Al menos era más fácil contratar a los osos de lo que solía ser – los panserbjørne únicamente solían ser encontrados en Svalbard[12] pero mientras sus números aumentaban ellos fueron forzados a expandir su territorio, incrementando su contacto con los humanos y en consecuencia, la probabilidad de un oso encontrando trabajo entre ellos. Era todavía más raro para uno de los panserbjørne optar por trabajar en una ciudad humana, pero estaba volviéndose más y más común encontrarlos contratados como mercenarios por varios gobiernos.
Sin embargo, pocos habían aceptado venir a Afganistán, en gran parte porque el calor sofocante requería que su grueso pelaje fuera recortado regularmente. Al menos ellos estaban a salvo de sobrecalentarse en su armadura, ya que no conducía la temperatura de la forma en la que los otros metales lo hacían (y John sabía que había más que algunas compañías industriales que pagarían una pequeña fortuna para poner sus manos en la armadura de un oso).
Ragnvald Finnurson y su hermana, Aaltje Finnursri, habían sido los osos acorazados adjuntos en la compañía de John. 'Habían sido', porque Aaltje Finnursri ahora estaba muerta.
John había sido familiar con ambos osos, ya que a menudo ellos tenían la tarea de forjar un camino a través del campo de batalla así que los médicos pudieran llegar a los soldados heridos, y parecía que a ellos les agradaba más él que los demás. Aunque John personalmente pensaba que era sólo porque él evitaba ambas categorías en las que la mayoría de las personas parecían caer cuando trataban con un oso acorazado – él no estaba absolutamente aterrorizado de ellos, ni los trataba como si de alguna manera fueran menos inteligentes que los humanos.
John nunca había entendido del todo esa actitud. La ausencia de daimonions a menudo llevaba a pensar a las personas que ellos eran poco menos que animales pero John había hablado con ellos y sabía que eran asombrosamente inteligentes, mentes astutas bajo la apariencia animal. Así que John había confiado en su juicio y escuchó a sus sugerencias, y ellos convivieron bien hasta que John y Aaltaje tuvieron la desgracia de ser inmovilizados por un escuadrón enemigo de soldados y brujas.
Ellos podían lidiar con los soldados (pocos seres humanos podían resistir contra un oso acorazado sin un tanque o un lanzador de cohetes o algo similar), pero las brujas eran otro asunto. Esas brujas habían sido armadas con más que arcos y flechas; ellas tenían granadas, y le habían arrojado hasta la última de ellas a Aaltje. Ella podía esquivar la mayoría – las bateaba lejos como si fueran pelotas de tenis – pero eventualmente vinieron demasiadas a la vez, y una granada quedó atrapada en su armadura, en la pequeña rendija entre su casco y las placas que cubrían sus hombros.
La resultante explosión había sido sangrienta y devastante como cualquiera podría esperar.
John corrió a ayudarla, usando su propia chaqueta para intentar detener el sangrado, justo mientras Ragnvald y un pequeño escuadrón aparecían sobre la colina, demasiado tarde.
John había gritado para que algunos de los soldados le entregaran sus chaquetas, y también las había presionado contra la herida de Aaltje, incluso Amarisa teniendo que apoyar todo su peso para producir algo cercano a la presión que necesitaban. Una mano trabajaba en colocar el tejido ya empapado de sangre mientras la otra buscaba a tientas entre su pelaje ensangrentado, intentando encontrar su pulso en el lado del cuello que aún estaba intacto.
Aaltje Finnursri murió en tres minutos, a pesar de todos los esfuerzos de John por salvar su vida.
Sin embargo, aunque él falló, el simple acto de intentar salvar a Aaltje de algún modo parecía acercar a John y a Ragnvald. Él hasta había ayudado al panserbjørn a quemar su cuerpo, él y Amarisa reuniendo leña y cerillos mientras Ragnvald había arrastrado las inmensas ramas que formarían a toda la pira. John la había prendido, y juntos observaron las llamas consumir el cuerpo de Aaltje.
Cuándo todo terminó, cuándo no había quedado nada más que cenizas ennegrecidas y huesos carbonizados, Ragnvald había hecho un extraño gesto. Él se había inclinado hasta que su cara estaba al nivel de John, y presionó su cabeza peluda contra la frente de John, sus intensos ojos bien abiertos y mirando directamente en los ojos de John.
John había estado desconcertado pero, instintivamente sabiendo que significaba algo, él se quedó quieto, mirando directamente en los ojos de Ragnvald hasta que el oso se puso derecho otra vez.
Fue sólo después de que el panserbjørn se había alejado pesadamente que John aprendió que ese gesto – frentes presionadas juntas mientras se miran directamente a los ojos unos a otros – era uno realizado entre dos osos de igual posición que se respetaban y apreciaban mutuamente.
Había sido un poco inquietante aprender eso, pero desde entonces a menudo Ragnvald lo buscaba siempre que no estaban ocupados con sus deberes.
"Entonces, ¿Terminaste con el turno de guardia?" John preguntó mientras Ragnvald se sentó a su lado y empezó a quitarse su armadura.
"Sí."
La conversación con Ragnvald siempre era breve y al punto, algo que John respetaba – solamente porque podía hacer pequeñas charlas cuando tenía que hacerlo no significaba que a él le gustará. Aún si él nunca hacía ningún particular esfuerzo por conversar con John o le mostraba alguna inusual consideración, había algo tranquilizador sobre la presencia de Ragnvald, el mutuo silencio y simple respeto de camaradas.
Por supuesto, John estaba consciente de que si le decía a alguien que él encontraba tranquilizador tener a un oso acorazado sentado a su lado, pensarían que él estaba loco. Demonios, él mismo también estaba teniendo dudas sobre su cordura (dudas que Amarisa estaba demasiado feliz de confirmar – ella pensaba que él estaba completamente loco, pero no veía porque eso debería ser un problema).
Pero ahí, en medio de una guerra, acompañado de brujas y un oso acorazado...por vez primera, John sintió que él pertenecía.
Notas:
[1] Daimonion: Una porción del alma de un individuo representada externamente en la forma de un animal, posee la capacidad de cambiar de forma durante la juventud y al llegar la pubertad, toma una forma definitiva/se estabiliza y conserva la forma con la que más identificado se siente, este es el momento en que se considera que un individuo se ha convertido en adulto. La forma del daimonion es una simbología de la personalidad del individuo, en general, son del sexo opuesto al humano al que pertenecen, aunque existen unas pocas excepciones. Cuando se es un niño, la velocidad y frecuencia con que se transforma y la variedad de formas que puedan tomar, dependerá del grado de inteligencia de la persona. Cuando un ser humano muere, su daimonion también muere y desaparece para siempre.
[2] Mula: Animal híbrido producto de una yegua y un burro.
[3] Ligre: Animal híbrido producto de un león y una tigresa.
[4] Civeta: Se parecen a los gatos, pero tienen el hocico más parecido a las mangostas.
[5] Separación: Un daimonion está ligado al humano por un poderoso nexo de energía que lo limita a moverse sólo a cierta distancia, pasado este punto, el nexo se rompe cortándose toda conexión entre ambos, generando en ambos un tipo de invalidez mental muy parecido a la carencia de emociones y libre albedrío. Las brujas pueden separarse ilimitadamente de su daimonion utilizando una ceremonia que consiste en alejarse a cierta distancia a dónde el daimonion no pueda alcanzar a su humano. De resultar exitosa la ceremonia, el vínculo con el daimonion cambia y no se tiene la restricción de la distancia.
[6] Perro lobo(Wolfdog): Animal híbrido producto de un lobo gris y un perro. Comúnmente conocido como wolfdog; preferí dejar el término en español porque me pareció más adecuado.
[7] No era como si Sherlock los tocará: Un ser humano jamás tocará o hablará con el daimonion de otra persona y viceversa, sin embargo, en ciertos casos no muy comunes, los daemonions hablarán con otras personas, especialmente si es a petición de su humano. Esta es la creencia que se ha mantenido desde siempre entre la gente, por lo que es común que los daimonion hablen entre sí y los humanos entre ellos, intercambiando después lo que han hablado.
[8] MET: Policia Metropolitana de Londres.
[9] Caballito del diablo escarlata: En ingles River Jewelwing damselfly. Investigué varias veces pero no puedo asegurar que la traducción sea la correcta. Es un hecho que el daimonion de Molly es un caballito del diablo (parecidos a las libélulas) pero no estoy segura de si traduje con exactitud el nombre de la especie (cómo no pude encontrar su equivalente en español).
[10] Ideologías: Politics en inglés. Significa política en español, aunque no me pareció adecuada esa palabra. Según recuerdo en los libros los clanes de brujas tenían ideologías o algo así, nada que ver con algún concepto político, por eso elegí una traducción alternativa pero que significará lo mismo.
[11] Panserbjørne: Palabra que significa literalmente osos acorazados y es el plural de Panserbjørn. Los Panserbjørne son seres inteligentes y muy poderosos, poseen la forma de osos polares, pero su tamaño es mayor y sus extremidades delanteras poseen pulgares invertidos, lo que les da la capacidad de usarlos como brazos o patas; las utilizan para trabajar el metal y fabricar su coraza. Para ellos su coraza es su alma. Poseen un estricto código de honor que los liga con quienes los han ayudado.
[12] Svalbard: Hogar de los Panserbjørne. Los osos habitan en la región norte del lugar.
