Hola!
Espero que les guste este pequeño fic. Es el primer SuxFin que escribo, así que no sean muy crueles conmigo. Tal vez el final es un poco fail, pero ojalá les guste.
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Necesidad
La lluvia caía furiosamente, acompañada de un intenso viento, que golpeaba la ventana tan fuerte como si se tratara de piedras. Los relámpagos iluminaban la habitación cada vez más seguido, formando sombras aterradoras y el sonido de los truenos retumbaba por toda la casa. Finlandia se hundió más entre las cobijas que cubrían la cama que compartía con Suecia. Para su mala suerte el sueco había salido a atender unos asuntos muy importantes con su jefe, y no volvería hasta el día siguiente. Ahora se encontraba solo en medio de esa tormenta y no había nadie que lo acompañara.
Había tratado de dormir un poco, pero todo a su alrededor le daba miedo. Miles de pensamientos cruzaban por su mente. Qué tal si alguien entraba a robar a la casa... O si la lluvia aumentaba e inundaba la casa... O si el viento rompía las ventanas y moría bajo un mar de cristales... O tal vez las sombras que se veían por los relámpagos eran monstruos que se aparecerían en cualquier momento. E incluso podría ser algo peor... Podría ser Rusia tratando de llevárselo con él, lo cual definitivamente era algo mucho más horrible que un monstruo.
De pronto, se escuchó un gran trueno mucho más aterrador que los anteriores. Tino soltó un grito y se escondió debajo de las cobijas. No le gustaba estar solo. Generalmente, Berwald siempre solía estar junto a él. Así ya no sentía tanto miedo…
Todavía recordaba cuando habían escapado de la casa de Dinamarca y el escandinavo lo había protegido del frío. Desde aquella época, Berwald había cuidado de él y lo había protegido, aún después de que se independizara. Ahora que era un país libre había regresado a vivir con él, porque se sentía más seguro sí lo tenía a su lado. Sí bien a veces su rostro era un poco aterrador y al principio de su convivencia le daba mucho miedo; luego de conocerlo mejor, supo que era una gran persona y que podía confiar en él. Aunque todavía solía asustarlo algunas veces...
Él siempre había estado a su lado, lo había protegido cuando lo necesitaba. .. Tal vez no seria así por siempre... Sabía que algún día se alejaría de su lado... Sintió un pequeño vuelco en el corazón. Por alguna extraña razón le dolía imaginar que lo perdería. Probablemente Su-san se aburriría de tener que estarlo cuidando, buscaría a otra persona que no fuera tan asustadiza y torpe como él. Tal vez ya estaba cansado de aquella broma de la esposa. De todas maneras ni siquiera estaban casados... Tampoco era como si lo quisiera. Pero no podía estar si él. Sin tenerlo a su lado... Abrazó su almohada con fuerza, mientras gruesas lágrimas escurrían por sus ojos, intentando ahogar sus sollozos. Tal vez lo necesitaba más de lo que estaba dispuesto a aceptar... Todos los años que habían pasado juntos hacían que no pudiera imaginar su vida sin el sueco a su lado... Pero ya no debía depender de Su...Tenía que ser fuerte, demostrar su valor.
O tal vez no...
En ese instante, otro trueno resonó por toda la casa. Provocando que Tino lanzará un grito de terror. Ocultándose aún más entre las sábanas.
― ¿E'stas b'en? ―dijo una voz, sacudiendo las sábanas.
Tino pensó que era su fin, cerró los ojos con fuerza y se aferró a la cama. Sintió como unos brazos lo tomaban de los hombros y lo volteaban hacia sí. Apretó sus ojos, pensando que era su fin, dejando de oponer resistencia.
―T'no ―continuó la voz.
Sintió como unos brazos rodeaban su cuerpo y su cabeza se apoyaba en algo firme y frío, pero extrañamente era muy acogedor. Abrió sus ojos lentamente, observando que era Berwald quién lo abrazaba y que estaba completamente mojado por la lluvia.
― ¡Su-san!...―exclamó el fines abrazándolo― No sabes el susto que me diste... Ha sido una de las noches más aterradoras de mi vida...
Realmente estaba feliz de que Suecia hubiera regresado. Se sentía tan cómodo y protegido entre sus brazos. No sabía porque lo necesitaba tanto. Pero lo que si sabía, era que siempre que él estaba a su lado tenía una sensación de felicidad y mariposas en el estómago que no podía controlar. Deseaba que su vida a su lado durara para siempre...
―Lo s'ento. N' debí dej´rte s'lo ―habló el escandinavo, luego de un pequeño silencio, acariciando sus cabellos
― ¡No tienes que disculparte! ―gritó Finlandia apartándose un poco del otro― Es mi culpa por ser tan asustadizo... Además estas todo mojado... Es mi culpa que vinieras hasta aquí con esta lluvia...Seguramente, te cansaras de tener que estarme cuidando siempre ―continuó bajando su cabeza―, debe de ser muy difícil para ti... Por mi culpa podrías enfermarte...
―F'n
―Es lógico que quieras alguien que no sea tan asustadizo como yo... Me dejarás por alguien más valiente...
― T'no.
―Entiendo sí quieres vivir con otra persona...
El sueco al ver que el otro no le hacía caso, tomó su rostro con una mano y lo alzó, acercándolo a su cara. Haciendo que sus miradas chocarán una contra la otra.
― N´nca te abandon´ría ―dijo acercando sus labios a los de Tino, rozándolos suavemente, con mucha ternura, como sí quisiera transmitir sus sentimientos a través de ellos―. Te amo, F'n
― Yo también ―respondió Tino algo sonrojado por el beso.
En ese instante se dio cuenta de que lo que sentía por Berwald era mucho más que una simple necesidad. Supo que lo quería más de lo que imaginaba. Puso sus brazos alrededor del cuello del sueco y lo besó, correspondiendo sus sentimientos. Ambos continuaron besándose por un rato más. Hasta que el sueco lo tomó entre sus brazos, recostándolo en la cama, llenándolo de besos. Finlandia se acurrucó en su pecho y los dos se quedaron profundamente dormidos.
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