Disclaimer: No me pertenecen ninguno de los personajes ni locaciones relacionadas al Avatar, estas son propiedad, creó de Nickelodeon
(Sé que no se debe llorar sobre el te derramado pero es que sencillamente me dan ganas de llorar)
Frase inolvidable del tío Iroh
Dudas y recuerdos
Un largo suspiro fue todo lo audible…. En esa enorme habitación de una gran alfombra roja y alrededor de esta pares de pilares con un rojo aun más intenso que el de la alfombra, los que estaban coronados con hermosas lámparas y todo esto adornado con detalles en oro, además el marco de la puerta en el que el monje se encontraba recargado tenia complicados tallados, digna escena del palacio real, de la nación del fuego.
-Ahora abra paz….- susurro intentando convérsese a sí mismo, pues no avía nadie más.
Sus grandes y alegres ojos grises, rasgo distintivo de los antiguos nómadas del aire se encontraban tristes, extrañamente después de la guerra eran mucho más presentes sus errores del pasado, esos errores que aun ahora lo lastimaban.
-¿Que falta….? -Murmuro de nuevo antes de serrar por completo sus ojos, sentado junto a la puerta de aquella enorme habitación
-¿Porque estas tan intranquilo Aang?-
-H-e dijo Aang sin abrir sus ojos.
-Cuanto tiempo mí querido alumno- Decía con una voz lejana pero familiar a los oídos del joven.
Así que rápidamente abrió sus ojos -monje Gyatso- era evidente su alegría, y en un solo movimiento se paro y lo abraso.
-O vamos Aang que pensaran los demás monjes si el gran avatar me dé un trato especial- Decía Gyatso mientras arqueaba su cuerpo para corresponder el abraso con un gentil toque.
Aang no pudo evitar sonreí ante ese comentario
-Toma asiento joven avatar-
Aang rápidamente obedeció tomando posición de loto
El viejo monje tomo exactamente la misma posición que Aang tenía, tan solo que los ojos de este se encontraban serados
-Ha mejorado tu forma-
-Si he crecido un poco y además el entrenamiento para tierra control es duro, y…-
-Aang me refiero a tu postura de meditación-
-A eso, bueno supongo que sí- Contesto el joven rascando su cabeza
-¿Recuerdas cuando desesperadamente trataba de enseñarte a meditar?-
-Si- dijo Aang desviando la mirada y silbando un poco.
-Eras muy inquieto algo natural a tu edad, sin embargo tu inquietud y tu deseo por conocer el mundo eran algo, digamos, no muy normales- Comento con una gran sonrisa
-Recuerdo que no pasabas ni siquiera 7 minutos en la misma posición si moverte o quejarte. Incluso en una ocasión te dije que si no lograbas meditar al menos 10 minutos, no abría pastel de viento y aun así esperaste a que me concentrara en la meditación para escapar a jugar.-
-¡Entonces lo supo¡-
-Claro soy tu maestro y un nómada del viento ¿cómo no sabría si mi alumno sigilosamente se migra por una ventana.-
-¿Sigilosamente, ventana?-
-Pero si yo me pare y moví mi mano frente a usted, además salí por la puerta.-
-¡A si eso dije¡- el monje se notaba un tanto nervioso, al igual que su alumno no era nada bueno para ocultar la verdad.
Aang lo miro con los ojos entre serados y con una amplia sonrisa, como la de alguien que acaba de descubrir un gran secreto
-¿Se durmió?-
-Bueno… si- dijo agachando la cabeza
-¿Entonces como lo supo?- Pregunto Aang tocando su barbilla
-Cuando desperté te vi por la ventana volando en el planeador que te acababa de regalar- dijo el monje mientras miraba hacia otra parte de la habitación.
-También recuerdo cuando mesclamos en el pozo de agua baba de bisonte volador, decía Aang sonriendo.-
-Si- afirmo el maestro con la misma sonrisa y tocándose su bigote, -aun no sé por qué en aquel entonces me parecía buena idea.- El monje Paun no fue el mismo desde entonces
Aang intentaba contener la risa al igual que Gyatso
Pero fue este último el primero en reír a carcajadas y Aang le siguió tirándose de espaldas en el suelo hasta que le dolió el estomago de tanto reír.
-¿Entonces te responderás mi pregunta?-
-Pregunta ¿Cuál pregunta?-
Una gran sonrisa se formo en los labios de el monje mientras abría un ojo para ver a su disípalo
-100 años y ay cosas que no cambian sigues siendo igual de distraído.-
-¿He?-
-¿Por qué estas tan intranquilo Aang?-
Aang de nuevo tomo la postura y respiro profundo
-Yo…. no lo sé- dijo con seriedad
Gyatso seguía sentado frente a Aang sin decir nada esperando que en el silencio su joven alumno encontrara su propia respuesta.
-Bueno se supone que ya ay paz y que hice lo correcto, pero no me siento así, pienso que aun ay mucho que debo hacer y no sé por dónde empezar. -
-Podarías empezar perdonándote- por fin hablo Gyatso con una tranquilidad y seguridad absoluta,
-¿Pero cómo?- pregunto Aang un poco entristecido.
Luego guardo silencio por unos instantes.
-Me perdonas Gyatso, yo no debí irme y abandonarte, no debí abandonar a nadie nunca, mientras hablaba lentamente sus grandes ojos grises se llenaban de lagrimas.-
-Yo no puedo perdonarte Aang ¿Como yo podría perdonarte por algo de lo que nunca te e culpado? Y te aseguro que ningún monje te culpa de nada.-
-Eras un niño Aang, solo eso un niño con un destino mucho más grande que su edad.-
-Pero ahora con orgullo veo que has crecido.-
Aang contuvo las lágrimas al escuchar estas palabras, se sintió mucho mejor que antes, fue como si Gyatso hubiera tomado gran parte de su carga
-No han sido tanto solo unos dedos de lémur- Dijo Aang sosteniendo su mano un poco por encima de su cabeza.
Gyatso toco el pecho del avatar y su propio pecho -ahora debes perdonarte tú, y debes abrir tu cuarto chacra.-
Aang se puso de pie rápidamente y reprocho -Pero Gyatso si yo abro los chacras tendré que abrir el séptimo y……- había una clara tristeza en su voz
-Tendrás que olvidar a alguien importante para ti ¿no es así?-
-¡Sí! Y yo no puedo hacerlo-
-¿No puedas hacerlo, o no quieres hacerlo Aang?-
Aang volvió a la postura respiro profundo y dijo con seguridad -yo no quiero hacerlo-
Gyatso entonces miro hacia los lados asegurándose que no hubiera nadie más en la habitación después hiso una seña con la mano para que se acercara el joven avatar -Aang- La voz de Gyatso tomo un tono de complicidad -esto es un secreto sobre los chacras.-
Aang se acerco para escucharlo.
-El amor nunca gamas será mundano si es con una resolución plena en el corazón.-
Aang puso un rostro de no entender absolutamente nada.
-¿Heeeeeeeeee?-
-Pronto lo entenderás joven discípulo.-
El viejo monje se paro y Aang lo siguió
-Estoy muy orgulloso de ti- decía mientras le acariciaba la cabeza de su querido alumno al tiempo que desaprecia en una nube de niebla,
Aang hiso una reverencia -Gracias sifu-
Sus ojos se entreabrieron al escuchar unos pasos pero no voltio a ver de donde provenían, aun estaba pensando en las palabras de su maestro.
Por fin avía llegado la persona que él estaba esperando en aquel cuarto, el joven príncipe de la nación del fuego, Zuko su amigo, quien llevaba el traje del emperador, este se paro justo a un lado de Aang.
-No puedo creer que un año atrás mi vida era derrotarte y ahora….-
-Somos amigos- dijo devolviendo una gentil sonrisa de comprensión.
-Si- dijo mirando hacia el suelo no porque no lo creyera así si no que el aun se arrepentía de sus acciones y de cierta manera no entendía la casi infinita capacidad de Aang para perdonar -somos amigos.-
Aang se puso de pie el tenia un traje de tonos amarillos y dorados y un largo cinturón naranja con amplias caídas de tela además de el símbolo de los maestros aire tallado en un trozo de madera y colgado a su cuello por un rosario, su traje era el traje de los maestros viento y el ahora era exactamente eso, el ultimo maestro viento.
-Hace un año seguía congelado en el bloque de hielo, el mundo es tan diferente ahora.-
-Y aun será más diferente lo reconstruiremos juntos- Dijo Zuko quien en unos momentos seria coronado y nombrado el emperador de la nación del fuego.
Aang lo abraso y este correspondió al abraso, sellando su acuerdo sin más palabras Aang estaba realmente feliz al tener esa clase de apoyo y lo demostró con su gran sonrisa.
El primero en salir de la habitación fue Zuko seguido del avatar. Fuera tocaban los sabios del fuego un gong de oro, y justo enfrente, en la gran plaza central estaban todos los guerreros de las tres naciones quienes ahora eran héroes.
Zuko se camino hasta quedar en frente y levantando su mano anuncio.
-Por favor el verdadero héroe es el avatar.-
Quien venía detrás de él y se aparto para que todos los presentes pudieran verlo.
El aplauso se convirtió en una ovación
Entre ellos se encontraban todos los amigos que consiguió durante su travesía y algunos rostros que nunca antes avía visto.
El los vio detenidamente y sonrió, aunque sus ojos aun reflejaban dudas, savia que en esta guerra nadie salió sin daños y que duro más de lo que debería, cosas que por ahora no podía perdonarse y temía que nunca lo hiciera.
-La guerra ha terminado anuncio Zuko.-
-Le prometí a mi tío que restauraría el honor de la nación del fuego, y lo hare, el camino por recorrer es difícil, 100 años de guerra dejaron al mundo lastimado y dividido, pero con la ayuda del avatar podemos recorrer el camino correcto y dar inicio a una nueva Era de amor y de paz.- Estas palabras fueron pronunciadas con la autoridad y confianza esa que solo Zuko podía transmitir.
Después de esto el fue coronado y nombrado el señor del fuego, emperador de toda la nación del fuego.
Por cierto ya tengo escrito hasta el capitulo 5 y eso solo es el inicio. Este será un fic bastante largo publicare el siguiente hoy mismo, digo para los que lo lean antes.
El de mañana trata de Zuko visitando a su padre y a su hermana en la prisión, además de una conversación con su novia.
