Epilogo; Heridas
Dolía.
Verlo Dolida.
Sentirlo Dolía.
Perdonarle Dolía.
Amarlo Dolía.
Todo sentimiento relacionado con el le causaba un sufrimiento incomparable, único, impar, excepcional.
¿Pero que podía hacer? el era así, siempre lo fue.
Es culpa de ella por creer que el cambiaría por ella, que ella era quien lo haría cambiar.
Estúpida.
Se encontraba en una esquina de la biblioteca, temblorosa mientras que de sus orbes rosas desprendía un agua cristalina llena de amargura. Sentía un fuerte nudo en la garganta que no le permitía respirar bien, y su estomago le dolía gracias a los nervios que le causaba la situación.
¿Por que?, ¿Por que a ella?
Nunca obtendría respuestas. Lo que vio hace un par de minutos la destruyo, fue como pisar los pequeños pedazos que quedaban de su corazón, ¿Como pudo? el le había dicho que estaba arrepentido, que no volvería a pasar mientras estuviera con ella, sin embargo lo que paso hoy le dejo claro que esas solo eran palabras vacías, Siempre lo fueron.
-¡Oi !¡Chinchinachi!
Escucho como la llamaban en un tono casi de suplica, sin embargo algo en ella ya no era igual. Ya no podía ir y sonreír diciéndole que no importaba, que tan solo prometiera que no volvería a suceder y ella volvería a sus brazos, ya no podía solo ignorar esta situación.
-Aquí estas, Chinchinachi, puedo explicarlo- Murmuro al encontrarla acurrucada abrazando sus piernas.
Ella levanto su rostro cubierto de lagrimas, algo en Ayato se removió al ver sus ojos rosados.
El acerco una mano para limpiar sus lagrimas, sin embargo ella se apresuro a alejarla de un golpe, para luego secarcelas ella misma.
-Flash Black-
-Yui-San, con unas amigas iremos a comer ¿Quieres venir con nosotras? - Le sonrió una pelicafe de ojos violetas.
-No gracias Karata-San, iré a buscar a Ayato-Kun.
-Ya veo, ¡Que te valla bien! - Se despidió sonriente la chica.
Esto pasaba siempre, Karata todos los días le ofrecía salir y pocas veces había aceptado. Sin embargo esta vez era especial. hoy cumpliría un año con su novio, por lo cual había echo un almuerzo especial para los dos, claramente el Tokoyaki esta en el menú, sonrió al recordar las repetitivas veces que el le había dicho que mas vale que para cualquier fecha importante le hiciera Tokoyaki, sino, el se negaría rotundamente a celebrar cualquier cosa.
A pesar de aquellas palabras, las veces que se le olvido hacerle aquel platillo, el solo refunfuñaba que no volviera a suceder, para luego pasar el día junto a ella.
-Pero esta vez no me olvido, Ayato-Kun - Susurro con un le rubor en sus mejillas.
Caminaba por los pasillos para dirigirse a la clase de química, esa era la única clase que no tenia junto a el, y justamente les toco el mismo día de su aniversario.
Al llegar a la sala, se dio cuenta que no se encontraba casi nadie cerca, seguramente todos se habían ido a comer. suspiro esperando que su novio siguiera ahí, tomo la perilla para abrir la puerta pero algo la detuvo.
-¡AYATO-KUN!
Escucho un sonoro sonido que le iso estremecer.
No, por favor no.
Se quedo quieta por unos minutos, se podían oír algunas respiraciones tranquilas y lentas adentro de la sala, sin embargo un dolor inundo su pecho al oir la voz de su novio.
-Apresúrate a vestirte Amane, me tengo que ir rápido.
En ese momento escucho uno pasos acercándose a la puerta, quiso correr, esconderse, pero sus pies no respondían.
-Oh, vamos Ayato-Kun. Quédate un rato mas.
-No gracias, tengo algo que hacer.- Con la mirada baja, Yui sintió que la puerta se habría frente a ella.
-...¿Chinchinachi?- Murmuro en un hilo de voz.
Ella no respondió, y mágicamente sus pies recobraron vida, soltó la bolsa que traía en los brazos para luego correr lejos de ahi.
-Fin Flash Black-
-Ya no quiero tus explicaciones- escupió con rencor, sorprendiéndolo - Tan solo lárgate, lárgate y olvídate que alguna vez tuvimos algo.
Se levanto y tomo su mochila dispuesta a irse, sin embargo una mano la detuvo. Ella permaneció inmóvil, sin girarse, solo sintió como el apoyaba su cabeza en su hombro.
-No, no te perderé -Murmuro - No puedo perderte Chinchinachi, no puedes dejarme, te quiero.
-¡Ese es el maldito problema! - Estallo alejándose y enfrentándolo - ¡Me quieres! ¡Pero yo te amaba Ayato! ¡Te elegí a ti! ¡Pude haber elegido a cualquiera, pero fuiste tu! ¡Y tu me haces esto!
El se quedo sin palabras, ella tenia razón, pero, ¿Que podía decir? no quería perderle, no podía perderle.
Yui estaba nuevamente dispuesta a irse, pero con rapidez Ayato la acorralo contra un estante haciendo que algunos libros calleran, Yui gimio y sintió los labios del pelirojo cerca de los suyos.
-¡No! - Grito intentando zafarse, mientras una lagrimas caían de sus ojos.
Aquel gesto sorprendió al vampiro, ella nunca le había rechazado, y una pregunta se escapo de sus labios.
-Yui, tu... ¿Me amas? - Pregunto con nerviosismo. sus manos que acorralaban el cuerpo de la joven se encontraban sudadas y su cuerpo tembloroso.
-No... - Susurro, Ignorando que por primera vez en mucho tiempo, el la llamo por su nombre.- Ya no.
Y en ese momento algo se rompió dentro de el, Pero algo nuevo se revelo en ella.
Se alejo levemente y esta vez Yui si se marcho, dejándolo solo, triste y vació.
Como siempre ah estado.
