I want your love and
I want your revenge
You and me could write a bad romance


Toru caminaba como todos los días a su apartamento, de vuelta del Instituto.
Esa mañana, como siempre, se paró a darle de comer al pequeño gatito blanco que vivía en las calles. Esta vez el minino parecía realmente hambriento, y comenzó a maullarle.
Claro... Era Lunes. Probablemente lo último que comió fue lo que él mismo le dio el Viernes.
Con una sonrisa, Kazama se agachó y sacó un bol celeste. El gato se frotó contra su pierna, mientras dejaba caer el líquido de un cartoncito de leche que compró en la cafetería.
- Vaya... Si que tenías hambre... -Comentó el chico, cuando el gato empezó a beber ansioso, haciendo un basto ruido.
Esperaba en silencio, cuando oyó a un par de señoras comentando algo, bastante afligidas.
- Pues si... El hijo de los Nohara... - Soltó una regordeta. Kazama se giró levantando una ceja. Había un Nohara en su Instituto, pero no estaba seguro de quién...
- Que desgracia más grande... -Respondió la otra. -Todo por que el conductor iba bebido... ¡Y por la mañana! Menudo sinvergüenza...
- Pues si. Debió matarse él y no el chico... -Asintió la primera.
Toru no pudo oír más, porque las dos ya se habían marchado. Pero era triste cuanto menos... Que un chico de su edad hubiese muerto... Tan joven...
Suspiró, cuando se dio cuenta de que el gato ya iba a marcharse. Sonrió de nuevo, y agarró el cuenco.
- Nos vemos mañana. -Se despidió, antes de girarse para volver a casa.

Sin embargo, de pronto notó un escalofrío en la espalda, y seguido de eso dolor de cabeza.
- Toru Kazama... -Un susurro a su espalda le alertó, y por algún motivo que desconocía, el color desapareció de su rostro.
Lentamente se volvió, para encontrar a un chico algo más alto que él, mirando hacia el suelo.
- ¿S-sí?
¿Por qué estaba tan nervioso? El corazón le iba a mil por hora, y sudaba frío. Estaba... Realmente asustado.
Tragó saliva, y supo que algo estaba mal cuando el chaval moreno levantó su mirada de color rojo, y la clavó en la suya.
- Espera... -Su voz sonaba extraña, como si hubiese una pared entre ellos. No solo eso... ¡Todo su cuerpo...! - ¿Puedes verme?
Toru se quedó completamente quieto. Paralizado.
- Eres... Eres t-trans...
- ¿Transexual? Ejeee. No sabía que te gustaran esas cosas... -El más alto levantó sus cejas negras con diversión.
- ¡NADA DE ESO! -Respondió, apretando los puños. Olvidando por un momento lo mucho que estaba temblando. Aunque la sensación volvió en seguida. -Eres... Transparente...
- Me llamo Shinnosuke Nohara. -Otro escalofrio recorrió su espina. -Y acabo de morir esta mañana.

Kazama corrió, corrió, y corrió. Incluso cuando llegó a casa no dejó de correr por las escaleras completamente aterrorizado.
No podía ser cierto... Eso debía haber sido una ilusión... TENÍA que serlo.
Una alucinación por el cansancio... Por el estrés tal vez..
Los fantasmas no existían... Por supuesto que no. A lo mejor incluso había sido una broma por un compañero de clases. Una broma muy pesada en su opinión...
Llegó a la puerta de su apartamento, jadeando bastante cansado. Correr de esa forma había sido una estupidez...
Al menos había llegado pronto a casa.
- Ya estoy aquiiii. -Saludó, cruzando la puerta. Aunque recordó que su madre había ido a la compra.
Entró al pasillo, quitándose la mochila, cuando de nuevo empezó a sentir un irritante frío calar sus huesos. Se quedó totalmente quieto, notando una brisa fría en su costado.
Empezó a girarse con lentitud, y para su alivio vio la ventana del salón abierta.
Asi que era eso...
No sabía porque cojones tenía tantísimo miedo... No había motivos...
Se acercó a la ventana, y la cerró con un suspiro. Fue entonces cuando una voz a sus espaldas hizo que perdiese el color en su rostro.
- Woo, woo. Tu casa es muy bonita...
- ¡T-TÚ! -Kazama se giró con un pequeño gemido de horror, y Nohara sonrió ante esto, flotando en el aire.
- Iiih... Pero si estas temblando como un conejito...
El fantasma de ojos rojos intentó acariciar la mejilla de porcelana de Toru, sin embargo su dedo traspasó el rostro del más bajito.
Antes de desmayarse de puro miedo, a Kazama le pareció ver tristeza en la mirada del moreno. Pero no podía ser... ¿verdad?

Despertó en su cama con las sábana hasta el cuello, y algo confuso. ¿Acaso... Había sido un sueño?
- Woo, woo. Has despertado. -Sonrió un rostro transparente muy cerca del suyo.
- ¡WAAAGH!
- No grites. -Se quejó el fantasma con esa voz hueca. Luego flotó alrededor de la habitación, mientras Kazama se incorporaba. -¿Sabes? Tuve que poseerte para que tu madre no te encontrase ahí tirado. Iiih... Una señora encantadora por cierto.
- ¡Vale ya! -Toru se levantó de la cama, encarando al chico transparente. -¿Se puede saber por qué me atormentas? ¡Vete de una vez!
- Jouuu, jouu. -El moreno asintió con los ojos cerrados. -Es porque no puedo descansar en paz hasta que acabe algo que tenía que pasar el día que tuve el accidente. Y sólo tu puedes verme.
El humano se quedó callado, sintiéndose un poco mal por Shinnosuke. Tampoco le había dado motivos para asustarse de aquella forma. Claro, era un fantasma. Pero también un chico confuso que no podía descansar en paz, y al que sólo veía él por alguna razón.
- Dime, Shinnosuke... -El moreno posó su mirada carmesí en Kazama. -¿Qué hay que hacer para que descanses en paz? Puedo intentar ayudarte...
- Ihh... No estoy seguro...
Agh... El maldito moreno sonrió con sorna, haciéndose de rogar.
- Vamos, hombre...
- Bien... Para que yo descanse en paz... -Levantó un dedo índice, aún mirándolo de reojo con esa estúpida sonrisita. -Tienes que enamorarte de mi.
- ¿Eeeeh? -Kazama se sonrojó un poco, frunciendo el ceño. -¿A qué viene eso?
- Kazama tu a mi siempre me has gustado mucho. -Confesó, Shinnosuke clavando su mirada en la del humano. -Por una serie de elementos, hoy era el día en el que ibas a enamorarte de mi... Pero bueno, ejeee. Ya sabes...
- ¡Pero...! Eso es... -Toru se sentó en la cama, con una mano en la frente, bastante confuso.
Eso era imposible...