Disclaimer: Los personajes a continuación, y el mundo en el que viven, le pertenecen a J. K. Rowling, no gano dinero con esta historia, y una demanda sería inmerecida. Los personajes que sí me pertenecen pueden ser reconocidos por su falta de apariciones en los libros, y porque muchos de ellos han sido usados en otros de mis fics.
Nota de la Autora: Estuve limpiando mis archivos y borrando proto-fics que ya no escribiré jamás, y decidí salvar algunas fragmentos sueltos por ahí, cositas pequeñas que tuve la intención de hacer fics más largos, pero nunca complete ni un capítulo, y que ahora subo como drabbles o fragmentos de historias. Bueno, eso es todo, espero que los disfruten.
Fragmento 1
"En espera de la broma"
Lorien Lupin
La sala común de Gryffindor estaba casi vacía; tan solo dos grupos de alumnos permanecían en ella, sin intenciones aparentes de retirarse, y ambos esperando a que el otro subiera las escaleras hacia los dormitorios. Finalmente, y ya pasada la una de la madrugada, las tres chicas sentadas alrededor de una de las mesas, recogieron los libros que no habían estado leyendo hacía bastante tiempo, y con ceñudas expresiones subieron bostezando a los dormitorios de las chicas.
-¡Por fin! – exclamó en un susurro aburrido uno de los muchachos que aun quedaba en la sala común, rodando hacia arriba sus ojos de un inusual color dorado – creí que jamás se irían a dormir – completó el muchacho sin apartar su atención del fuego de la chimenea.
-¿No creen que ya es muy tarde para hacerlo hoy? – Preguntó otro de los muchachos con duda y obvio temor en la voz – ¿Remus? – exclamó acto seguido, dirigiéndose al muchacho que echado boca abajo en la alfombra, revolvía las llamas de la chimenea con su mano, en busca de un apoyo que el chico no le dio; y luego mirando alternativamente hacia los otros dos muchachos sentados en el sofá frente a él, ambos de cabello color negro.
-Moony, quita ese hechizo quiero que la chimenea de calor, la sala empieza a enfriarse – se quejó uno de los chicos sentados en el sofá frente al chico que acababa de hablar, a diferencia del otro, este no usaba lentes y sus ojos eran de un brillante color azul, mientras decía esto, el muchacho se arropaba más en su túnica – y Peter – agregó mirando al chico que había hablado momentos antes – lo haremos hoy, no seas cobarde. Remus por favor – agregó nuevamente dirigiéndose al muchacho de cabellos dorados que aun revolvía el fuego con su mano.
Con un gemido de fastidio, Remus cogió su varita de la alfombra, quitó el hechizo y se alejó del fuego, que ahora despedía un agradable calor, pero que ya no podía tocar. Así ya no le llamaba la atención.
El chico se sentó en la alfombra con las piernas cruzadas como indio, las manos apoyadas en las rodillas y los grandes ojos dorados de expresión distraída, posándose alternativamente en sus amigos.
-¿Y? ¿Me pueden decir qué cosa esperamos? – Exclamó de pronto.
-Quiero asegurarme que ellas no bajen de nuevo – exclamó el último de los chicos de la sala, su cabello negro se levantaba en todas direcciones, como si el muchacho no lo hubiera peinado para nada ese día; y sus ojos color café brillaban tras sus gafas ovaladas.
-Pues no te demores James, me empieza a dar sueño – exclamó Remus dirigiéndose al chico de gafas ovaladas.
-Yo también tengo sueño – exclamó Peter.
-Tú no tienes sueño, tienes miedo – exclamó Sirius con voz soñolienta, riendo suavemente y sin muchas ganas – sabes Prongs, yo también tengo sueño.
-No me digan que se van a echar hacia atrás ustedes tres, ¿con todo lo que hemos esperado? – exclamó James tratando de fingir más indignación que la que su cansancio le permitía sentir – al diablo, yo también tengo un sueño atroz, vámonos a dormir.
Y poniéndose de pie, se encaminó con desgana hacia las escaleras, seguido por sus tres amigos dos de los cuales bostezaban constantemente; Remus se limitaba a subir las escaleras, con un aspecto más aburrido que cansado.
-Tanto esperar para nada – exclamó Sirius en son de queja, mientras se ponía su abrigada pijama color azul y se arropaba bajo las gruesas mantas de la cama – aunque estoy feliz de estar en mi cama caliente – exclamó bostezando y cubriéndose hasta la nariz – Remus casi nos mata a todos de frío – se quejó Sirius con voz de niño.
-Deja… de… quejarte… – murmuró James con voz casi dormida.
-Sí Sirius, deja dormir – murmuró Peter bostezando ruidosamente después de pronunciada esa frase – además Remus ya se durmió, no te escucha.
-Aun no entiendo como es que puede dormirse tan rápido – exclamó Sirius – no importa si no tiene mucho sueño, apoya la cabeza y ya está en el país de los sueños.
-Ahí es donde me gustaría estar yo, Sirius duérmete – exclamó James con voz casi inaudible y volviendo a bostezar.
-Pero es que ya se me fue el sueño – declaró Sirius con un tono más parecido a un lamento.
-Pero a mí no, cállate – exclamó la voz de Remus con rudeza antes de que una de las almohadas de la cama del joven licántropo se estrellara contra la cara de Sirius.
-Está bien, entiendo indirectas – dijo Sirius, guardando silencio finalmente y acomodándose en la cama se dispuso a esperar pacientemente el sueño – ¿pero tú no estabas dormido ya? – preguntó después de un breve silencio.
-Eso trato, cállate de una buena vez Sirius – bramó Remus – y dame mi almohada ¡Accio almohada! – gritó luego y la almohada extra en la cama de Sirius volvió a las manos del joven.
-Vaya, que carácter más disparejo – se quejó Sirius.
-¡CÁLLATE SIRIUS! – gritaron los tres muchachos al mismo tiempo.
-¡CÁLLENSE LOS CUATRO! – gritaron otras dos voces.
-¡Perdón! – se disculparon tres voces en la obscuridad.
-Perdón, perdón; ya me callo – se disculpó finalmente la voz de Sirius, tras lo cual finalmente reino el silencio.
Fin
Nota de la Autora: Eso fue todo, dejen reviews si leen y disfrutan. Bye.
