Dsiclaimer: Naruto y sus personajes no me pertenecen, sino a Masashi –Soy fan de quitarle la vida y felicidad a mis personajes –Kishimoto-sempai.
Siempre a tu lado.
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Una visita no deseada
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Aún recordaba las palabras de su madre la semana pasada como si se las estuviera repitiendo en ese mismo instante, "Pasarán el verano con su padre", ella se había negado diciendo que tenía mejores planes, pero su madre remato diciendo "¿Mejores que ver a tú padre, siendo que no lo ves hace tres años?", era una excusa barata y tan barata que convencería a cualquiera, a cualquiera menos a ella, Hinata Hyuga.
Y es que no le hacía ni pizca de gracia ver al hombre que se hacía llamar su padre, vale, tenía años sin verlo, pero para ella era mucho mejor así, no era como si lo extrañara.
Su mirada se fijó en el ventanal y suspiró abatida, realmente no tenía ganas de visitar a su padre, lo recordaba como un hombre frío, duro y calculador, además de que por alguna razón tenía preferencias por Hanabi, su hermana menor, si ella hubiera sido otra persona hubiera debatido con su madre del tema, pero no, ella era Hinata Hyuga, una chica tímida que obedece ordenes a la primera que le mandes.
Un golpeteo en la puerta la sacó de sus pensamientos.
-Hinata, ¿quieres desayunar algo? –Preguntó su madre con una dulce sonrisa –Ya casi es hora de partir, y no quiero que te vayas sin comer nada. –Hyuga no respondió, simplemente se paró de su cama y salió de su habitación.
Hizae miró a su hija con cansancio, sabía que no hablaría con ella hasta regresando de sus vacaciones con su padre, pero debía hacer el intento, no quería dejar las cosas así, no debía, era su hija y le dolía verla así.
Por su parte Hinata estaba decidida, por primera vez en su vida tomaría un rumbo diferente, sería ella misma y se expresaría como ella quisiera, no como su madre o más bien su padre le ordenara, tal vez no podía evitar visitar a su padre, pero podía ignorarlos y hacer como si no existieran, eso era un poco más fácil.
Cuando llegó al comedor tomo un yogurt y se encaminó de nuevo a su habitación, tenía que empacar, aún no lo había hecho, y si su madre se enteraba, seguro se iba a enojar, ella era muy dulce y comprensiva, pero sabía que estaba hasta la coronilla de su actitud, comprensible, siendo que actuaba como si estuviera molesta con el mundo entero.
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La hora había llegado, su hermana a estaba más puesta que un calcetín en el asiento trasero de la camioneta y su madre terminaba de meter algunas maletas a la cajuela, ella se acercó para depositar las suyas también.
-Listo, puedes ir subiendo. –Le dijo su madre al cerrar la cajuela. –Yo voy a cerrar la casa, ya vengo. –Dicho esto, fue a cerrar todas y cada una de las puertas y ventanas, para después continuar con el seguramente torturoso viaje que le esperaba.
Hinata se recostó en el asiento mientras se daba cuenta del punto al cual sus padres podrían llegar a odiarla, no entendía la terrible razón de pasar toda una temporada con su padre en ese lugar tan "alejado de la gracia de Dios", la única vez que había intentado decir algo su madre había sentenciado que no diciendo "No hay peros que vagan y mucho menos sugerencias" y ella, no se opuso ante eso, como siempre. Miró la carretera con gesto de aburrimiento.
-¿P-por qué nos obligas a hacerlo? –Cuestionó nerviosa
-Ya hemos hablado de eso, Hinata, es su padre y necesitan pasar un tiempo con él, las echa de menos.
-Pero, ¿todo el verano? –Indagó con fastidio cargado en cada palabra
-Sí, es tu padre y tienes tres años sin verlo, Hija. –Le dijo intentándola hacer entrar en razón.
-Ya, pero no fue decisión mía, ¿O sí?, él se marchó. –Hyuga agachó la cabeza. –Nadie le puso un arma en la cabeza.
-Hinata, él ha cambiado, quieras o no creerme, y los echa mucho de menos, cuando habla no hace más que preguntar por ustedes, hija. –Dijo Hizae convencida de que su ex marido era por lo menos, más amoroso.- Todos cometemos errores y nunca es tarde para corregirlos.
-Pues si, pero yo no quiero verlo y mucho menos hablar con él.
-Pero mira el lado positivo, hija –Dijo armonizando el ambiente –Tú padre las quiere mucho a ambas y tu primo y viejos amigos estarán allá.
-Sí, Por eso nos abandonó, ¿verdad? -Dijo ignorando todo lo bueno del viaje
Para suerte de Hizae, Hanabi saltó desde el asiento trasero y gritó a toda voz:
-¿Neji nee-san estará allá?
-Sí mi cielo, y ¿Te acuerdas de Konohamaru?-Hanabi sonrió.
-Por favor mamá, déjame quedarme contigo –dijo en una suplica. –No es como si fuera hacer cosas malas, ni siquiera tengo amigos aquí
-Tus notas no van muy bien Hinata, eso es malo y no necesitas a tus amigos para eso. –Dijo cruzando un enorme puente –Y no hay más que discutir, visitaras a tú padre y punto, ¿Me oíste?
-Sí mamá –Dijo rindiéndose, y volviendo a ser la misma Hinata obediente de siempre.
Decidió por la paz dejar el tema, sabía que no llegaría a ningún lado debatiendo entre ir y no ir con su padre, pero es que de verdad no quería. Pasar todo el verano en la casa Hyuga con todos los detestables familiares de su papá, que cabe destacar eran igual o peores que el mismísimo Hiashi, no le haría bien a nadie, ni mental ni emocionalmente, además de que Hanabi, su madre y ella, no eran muy queridas por el clan Hyuga, una de las muy grandes razones del divorcio de sus padres.
-¿Papá sabe de los citatorios y calificaciones de Hinata? –Preguntó Hanabi con interés, obteniendo un asentimiento por parte de su madre. -¿Y que crees que haga?
-Nada –se adelantó Hinata. –N-No tiene derecho. –Se atrevió a decir titubeante, sacando miradas de impresión. –Además, lo único que le importa… es su clan y su piano. –las otras dos guardaron silencio, Hizae abatida y Hanabi restándole importancia al asunto.
Si había algo que odiara Hinata en este mundo, era la música, sobretodo los pianos, irónico, si vienes de una familia de músicos y tú propio padre es un concertista de piano reconocido en varias partes del país, y, ¿saben que era lo peor de todo? que ella misma había aprendido a tocar piano a sus escasos cuatro años de edad, natural siendo una Hyuga hija del mejor de su familia. Eso solo hacia que detestara más a su padre, había, según él, marcado su destino de por vida, lastima que ella pensara diferente a todos y cada uno de los Hyuga, ella era su madre en carne y hueso, como una reencarnación de la misma Hizae Nakakawa.
Suspiró con tristeza y giró su cabeza hacia la ventanilla, observando que no demoraría mucho en llegar. Genial.
La música se le daba bien, y ese era el problema, ella quería con todas sus fuerzas seguir los pasos de su madre y ser una gran bailarina de ballet, por que sí, su madre fue una de las mejores bailarinas de ballet, pero al embarazarse de ella dejó todo por su familia, aunque le costara su más grande sueño. A comparación de ella, que lo había dejado todo por las duras y frías ordenes de su padre: "Eres una Hyuga, esto solo nos deshonrara, mantén tú cabeza en lo que es bueno para ti y el clan"
Simples pero poderosas palabras, comprobado una y otra vez por ella misma. Se sentía una perdedora.
Hinata sacudió la cabeza, no quería estar ahí, ni siquiera había llegado y su cabeza ya estaba echa un caos total.
Bienvenido a Konoha
Leyó el letrero del puente y comenzó a distraer su mente con otras cosas, cosas más agradables, o por lo menos lo intentó.
-Mira la playa mamá –dijo Hanabi alegre colgándose del asiento de su mamá –Y mira, hay muchos puestos por ahí, y mucha gente.
-Así es cielo –Dijo estirando el cuello para ver mejor el lugar –Deben ser las fiestas locales de Konoha, son muy bonitas, ¿Te gustaría ir?
-¡sí! –Dijo alborotada -¿Crees que papá me lleve? –preguntó haciendo que Hinata agachara de nuevo la cabeza.
-Probablemente. –Le dijo dulcemente observando enternecida el entusiasmo de su hija menor, pocas veces se notaba así de efusiva, ella era un poco más seria, casi como Hiashi –Me alegra que quieras ver a tú padre, se la van a pasar muy bien.
-¡Claro que sí! –Dijo regresando al asiento trasero –¡Además, también veré a Neji y mis amigos!
Hizae le dedicó una sonrisa por el retrovisor a su hija al tiempo que divisaba la enorme casa–por no decir mansión–, Hyuga.
-Pues prepárate bonita, por que estas en casa. –Le dijo alegremente.
Hinata levantó su cabeza y miró a través de sus pestanas la enorme y blanca casa que tenía frente a ella y lo peor de todo, pudo divisar a un hombre, específicamente, su padre. Miró como su hermana y su madre se bajaba de la camioneta para saludar mientras ella solo se quedaba estática unos minutos. Cuando por fin bajó, deseo que la tierra se la tragara y la desapareciera para siempre, su pesadilla había comenzado…
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Las melodías sonaban por toda la sala de estar, Hiashi Hyuga tocaba el piano como si no hubiera un mañana.
Estaba en la enorme sala de la enorme mansión Hyuga, en ella había también un enorme piano, donde el solía sentarse a tocar muy seguido. Giró su vista a la derecha y en una mesa logró divisar dos fotos –quizás la únicas dos fotos en toda la casa –de sus hijas y su ex mujer. En ellas sus hijas demostraban claramente ser aún unas niñas pequeñas, o por lo menos Hanabi, Hinata no pasaba de los catorce años.
Las miró con nostalgia y arrepentimiento, había cometido muchos errores en el pasado con su familia, y ahora estaba dispuesto a cambiar por ellas, aunque probablemente fuera ya un poco tarde, sobretodo para Hinata.
Su hija mayor era idéntica a su madre, era dulce y algo tímida, sumisa y tranquila, además de parecerse tremendamente a ella, eso le agradaba, jamás sería como él. Pero estaba seguro que a pesar de su carácter dulce y comprensivo, podía llegar a ser muy terca.
Sabía por lo que Hizae le había dicho que se había vuelto algo rebelde, solo un poco, pero aún así, nunca llegó a pensar en componer una oración con Hinata y rebeldía, simplemente eran como agua y aceite.
Suspiró con resignación. Era el precio que había que pagar.
Siguió inerte en sus pensamientos dirigiendo su mirada de vez en cuando hacia el reloj de pared y sin dejar de tocar el instrumento, hasta que escuchó el ruido de una camioneta acercándose, dejó escapar una leve, casi inmutable sonrisa y se acercó lentamente hacia el porche, esperando ver a sus hijas.
De pronto Hanabi apareció frente a él con una sonrisa tímida, estaba más alta, quizá 10 centímetros más. Se posicionó frente a él sin hacer nada.
-¿No hay abrazo para tú padre? –Cuestionó al ver que ella ni se movía.
Hanabi se sorprendió ante tal petición, pero obediente se acercó y se tiró a sus brazos riendo encantada, tal vez su padre si había cambiado, él nunca, jamás le habría pedido un abrazo.
-¡Este lugar es asombroso! –Dijo con alboroto.
-¿Lo crees?
-¡Sí! ¡Está justo frente a la playa! –Hanabi rió alegremente, sacándole una pequeña sonrisa, un poco más grande que la anterior. Detrás de Hanabi pudo divisar la estilizada figura de su ex esposa y se levantó aún con Hanabi pegada a su pierna.
-Hizae, ¿Qué tal? –Saludó
-Bien, me alegro de verte, ha pasado un tiempo. –Le dijo una dulce sonrisa mirando como abrazaba a su hija. -¿Cómo va todo por aquí? Estás más delgado –inquirió con extrañeza.
-¿Puedo ir a ver el lugar? –Interrumpió la niña sonriendo.
-Claro, pero no te alejes demasiado Hanabi.
-¡Lo prometo! –Dicho esto salió disparada en alguna dirección que tuviera pinta interesante. Hiashi regresó la vista a Hizae y miró por encima de su hombro vio a su hija mayor, Hinata. Estaba realmente cambiada, era prácticamente una copia de Hizae, incluso su cabello era igual de largo, la única diferencia eran sus ojos platinados.
Cuando Hinata hubo llegado solo agachó la cabeza con el seño fruncido, pero insegura.
-Cielo, saluda a tu padre. –Le animó sonriente. –Hinata…
-H-hola. –Dijo entre tartamudeos, le era imposible hablar con él presente. Aunque lo había dicho con algo de arrogancia nada común en ella.
-Hola hija, ¿Cómo has estado? –preguntó tratando de darle seguridad al ambiente.
-Bien. –Dijo seria –voy con Hanabi, daré una vuelta. –Hinata aún con su cabeza agachada se retiró educadamente y no la levantó hasta estar lo suficientemente lejos del lugar, estaba nerviosa y asustada y con sus mejillas sonrojadas. Quería distraerse, aleajrse lo más que pudiera de ese lugar, sabía que no era correcto comportarse así, pero no le importó en lo absoluto.
-Lo lamento Hiashi, Hinata…
-Tranquila, no pasa nada. –Le dijo –Ya lo había visto venir. –Hizae suspiró –¿Un viaje duro? –preguntó invitándola a pasar, ella se quedó ahí parada, debatiendo si entrar o no, tenía bien claro que en esa casa nunca la quisieron. –Anda, no hay nadie.
-Pues si, algo duro. –Dijo entrando.
-Hmp. –Hizae supo que le invitaba a continuar la conversación.
-Todo el viaje vino tratando de impedir la llegada a Konoha, nunca había sido tan testaruda como hoy. –Hiashi se sorprendió, ¿Hinata, testaruda?, arqueó una ceja a modo de pregunta –Sí, aunque parezca un disparate, Hinata puede llegar a ser muy testaruda y terca, después de todo es una Hyuga. –El comentario no le ofendió, sino al contrario, le hizo sonreír un poco.
-Me parece imposible lo que dices. –Hizae sonrió.
-¿Cómo han estado todos por acá?, me refiero a nuestros amigos. –Hiashi se aclaró la garganta.
-Todos están bien, Kushina sigue igual de loca. –Hizae rio ante el comentario.
-¿Aún los golpea? –Hiashi hizo una mueca de disgusto, justo hace unos días había sido la última paliza que les había dado a él y a Fugaku.
-Hmp.
-Lo tomaré como un sí. –Dijo sonriente. – ¿Y que tal Minato?, ¿Cómo va con la presidencia?
-Supongo que bien, siempre fue lo que deseó. –Hizae volvió a sentir.
-Me alegro. Es bueno perseguir tus sueños cueste lo que cueste. –Dijo sin pensar el peso de sus palabras. Hiashi tornó su rostro serio.
-¿Y las niñas, cómo están?
-Bien. A Hanabi le fascina la música, además estaba encantada de venir aquí. –Dijo tomando asiento en una silla cercana.
-¿Y Hinata, cómo está ella? –Indagó, tenía más que claro que su hija mayor no tenía intención de pasar el verano con él. Hizae suspiró.
-Esta pasando por una etapa... muy dura, de un tiempo acá va mal en la escuela, eso me preocupa, además jura que nunca volverá a tocar unas zapatillas de ballet. –Ambos callaron un momento. –Y, no le hace gracia venir, se portó algo rebelde desde que le dije.
-Eso lo sé, pero es normal, debe ser duro para ella. –Hizo intento de entenderla y mostrar su confianza en su hija mayor, la que no mostró antes.
-¿Confías en ella? –le cuestionó algo sorprendida.
-Por que no habría de hacerlo. –Ella negó con una sonrisa. En eso, Hanabi llegó corriendo con las mejillas encendidas y sudando.
-¡Esto es genial! –dijo con los ojos brillándole de emoción. –el piano es hermoso, y también tienen violines en la estancia, mamá.
-Me alegro, cielo, ¿Dónde está tu hermana? –preguntó su madre.
-No lo sé, me dijo que iba a dar una vuelta, seguro que no quiere estar aquí. –Hanabi se encogió de hombros, ahora quería ir a la feria. -¿Podemos ir a la feria?, hay muchas cosas bonitas y divertidas.
-Habrá que preguntarle a tu papá, Hanabi. –La niña giró su vista al hombre, si el decía que no, accedería, después de todo su padre nunca fue muy de andar paseando por ahí.
-Claro que iremos.–Hanabi se sorprendió.
-¡Genial!–Exclamó–¿Tú también vendrás mamá?–Hizae negó.
-No hija, esta anocheciendo y no quiero conducir de noche en la carretera, me gustaría quedarme, pero no puedo. –Hanabi se entristeció un poco, tenía la esperanza de poder estar juntos aunque sea una vez más como una familia completa, pero en fin, al parecer no se iba a poder. –Pero tú iras con tu padre, ¿No te parece genial?
-¡Claro!
Después de despedirse de su madre, Hanabi y Hiashi se dirigieron a la sala de estar directo al enorme piano. Hanabi lo miraba embelesada, sus manitas palpitaban por tocar esas preciosas teclas.
-¿Te gusta? –preguntó el hombre mirando el interés de su hija en el instrumento.
-¡Es asombroso! –Dijo chispeando de emoción –Yo soy un poco más de tocar violín, pero el piano también me fascina.
-¿Tocas violín?
-Sí, me encanta, es el instrumento que más me gusta, y el más difícil de tocar. –Sacó sus dotes de Hyuga orgullosa, presumiendo su talento como música. –Aprendí a tocarlo hace poco.
-Ya veo.
-¡Podrás enseñarme algo de piano en el verano? –Hiashi se alegró de que su hija estuviera tan interesada en la música, le llenaba de orgullo.
-Hmp. –Se limitó a articular.
-¿Y Neji nee-san? –Preguntó por una de las cosas que había estado esperando con ansias –Hace mucho que no lo veo y lo extraño.
-Tal vez esta en la feria.
-¿Dónde están todos? –Hiashi o respondió, se limitó a sonreir.
-Vamos a la feria, tenemos que encontrar a Hinata y a Neji. –Hanabi olvidó el asunto de su familia y salió corriendo hacia el porche.
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Hinata caminaba por todos los puestos que había en la playa, todos ellos eran muy bonitos y atractivos a la vista de la gente, aunque la verdad algo costosos, terminó comprando una pulserita de conchas pequeñas.
Ahora no sabía a donde dirigirse, estaba tan perdida entre tanta multitud que no divisaba siquiera dos metros delante de ella, estaba estancada entre un tumulto de gente sudada y que apestaba a comida, su día no podía empeorar. Cuando logró salir a un lugar más despejado observo una caja de cartón donde habían unos perritos, a decir verdad preciosos, se acerco con la mujer de tez morena y cabello castaño corto que se encontraba en aquel puesto.
La mujer le miró consternada, casi como si la conociera, ella se sonrojó un poco.
-¿Hizae?
-¿Uh? –confundida levantó la mirada de los cachorritos y observó a la mujer.
-¿Hizae Hyuga? –reiteró la mujer mirándola confundida.-¿Eres tú?
-Hizae Nakakawa y no, ella es mi madre –Dijo tímidamente. -¿La conozco? –La mujer no respondió, solo la miró de arriba abajo "es mi madre", acaso aquella joven era la tímida Hinata Hyuga, hija de Hiashi y Hizae, al juzgar por sus ojos y que era idéntica a Hizae, probablemente sí.
-¡Hinata, eres tú! –Dijo la mujer alzando los brazos –¡Estás enorme! –Hinata no articuló palabra alguna, solo atinó a sonrosarse de nuevo. -¿Cómo va todo?
-¿Perdón?
-Ou, lo siento, no creo que te acuerdes de mí, soy Tsume Inuzuka. –La mujer tenía aspecto rudo y según ella jamás había visto a una mujer tan temible.
-Disculpe, pero la verdad que no la recuerdo. –Dijo apenada.
-No pasa nada, es normal, no nos vemos hace tiempo, además tus padres y yo no hablábamos mucho, solo lo necesario. –explicó.
-Ah. –Atinó a decir –Son bonitos. –Le dijo señalando los cachorros, para cambiar de tema.
-Así es, justo estoy esperando que se los lleven, los dueños no deben tardar en venir. –Dijo poniendo las manos en jarras. –Puedes acariciarlo si quieres.
-No gracias. –Negó, Hinata sabía que si los tocaba se encariñaría con ellos como si fueran sus propios hijos, tenía esa mala costumbre, así a había comprado un gato, un canario e incluso peces.
-Te ves aburrida, ¿vienes sola? –preguntó aquella mujer con aires de criminal.
-Eh…ah, sí. –Le respondió insegura.
-Pues, si quieres divertirte un poco, aquí cerca hay competencias de surfistas. –señaló con su dedo índice hacia delante. –Normalmente los jóvenes van y arman jaleo allá.
-Ah… g-gracias. –Dijo alzando la vista y comenzando a caminar. –Hasta luego. –Se despidió, si de verdad era amiga de sus padres, seguro que luego la volvería a ver y no quería ser recordada como una chica mal educada.
Siguió caminando esta vez en dirección a la playa donde se escuchaba el ruido de jóvenes gritando nombres y porras, habían cientos de adolescentes de su misma edad y unos un poco más grandes mirando con fascinación a los cinco surfistas que había en las olas. Se acercó un poco más donde pudiera divisar un poco las caras de los jóvenes que estaban en las tablas, había un pelinegro con gesto arrogante y un rubio de gesto infantil que le parecieron muy familiares por alguna razón que ella desconoció.
Avanzó hasta la orilla, donde las olas mojaban sus pies descalzos.
Su mirada platinada viajó junto con las tablas de surf y alcanzó a divisar a una chica rubia que daba saltitos y hacía ademanes seguramente tratando de captar la atención de alguno de ellos.
La chica se veía algo presumida, esa típica chica rica que cree que el mundo gira a su alrededor y la verdad que lo hacía. Acaparaba todas y cada una de las miradas de los muchachos que pasaban a su lado, movía su larga cabellera rubia al son del viento, después se disponía a gritar porras y algún nombre que no alcanzó a escuchar con claridad. A su lado había otra, seguramente su amiga.
De un momento a otro, ver a aquella muchacha le quitó de sobremanera las ganas de estar en ese lugar, así que giró sobre sus talones dispuesta a ir a un lugar que valiera la pena. No alcanzó a divisar antes de girarse que el chico rubio se encaminaba en su tabla de surf a la orilla arrastrado por una ola.
-¡Cuidado! –cuando regresó su vista el impacto fue imposible de detenerse. Sintió como un enorme cuerpo se estrellaba contra ella que era tan pequeña a comparación de él, la tabla de surf calló a unos dos metros de distancia, observó todo esperando el impacto con la arena húmeda, pero sintió un fuerte brazo rodearla por la cintura llegando a su espalda e impidiendo la caída.
-Lo siento ´ttebayo, ¿Estas bien? –cuestionó jadeante. Hinata se quedó sin habla, un surfista recién salido del mar estaba casi cargándola.
-Eh… S-sí, estoy bien –respondió medio ida.
-¿Segura?, eso estuvo fuerte ´ttebayo. –Dijo con un deje de preocupación en su voz.
-Eh, si c-claro –dijo nerviosa. –no pasa nada.
-Lo siento mucho ´ttebayo, no me fije por donde iba –Dijo rascándose la nuca y riendo nervioso. –Hinata se sonrojó cuando miró a los ojos al rubio.
-Eh, ¿P-puedes soltarme? –El chico obedeció y se rasco la nuca.
-Me llamo Naruto –dijo presentándose. –Nunca te había visto por aquí ´ttebayo. –Hinata negó.
-Vengo de vacaciones, compermiso, t-tengo que irme. –Hinata cortó la conversación secamente, nada común en ella, pero es que estaba nerviosa, no supo como actuar. Se dio la vuelta y alcanzó a escuchar ! Apresúrate dobe! y no le importó nada más, salió de la playa empapada por el impacto y con hambre, pero no pudo evitar en pensar en ese chico rubio y su amigo de atrás, definitivamente los había visto en algún lugar "En una revista de surf será" pensó atando cabos con lo primero y más lógico que se le ocurrió.
-Dobe, ¿Quién era ella?
-No lo sé, teme, pero le di muy fuerte, hasta pensé que se iba a romper ´ttebayo –dijo haciendo mohines.
-No seas idiota, Naruto. –Dijo propinándole un golpe en la cabeza. –Pero su cara se me hizo conocida.
-¿En serio? A mi no–Dijo poniendo su dedo en el mentón. –Nunca la he visto ´ttebayo.
-Eso es porque tu eres un dobe –Dijo con cansancio –Es una Hyuga, idiota, ¿Qué no viste sus ojos? Eran justo como los de Neji.
Naruto hizo como si pensara.
-Nunca la había visto aquí ´ttebayo. –sentenció
-Ni yo. –Ambos guardaron silencio. –Y solo para que quede claro, yo gane la competencia, dobe. –Naruto comenzó a gritar incoherencias hacia su compañero que lo ignoraba estoicamente, restándole importancia al asunto, pero aún así Naruto pensaba en esa chica, no tenía porte arrogante como todos los Hyuga que conocía.
¿De verdad era una Hyuga?
Hola!
Pues verán, la idea de este fic salió crean o no, por una de mis maestras. Hay un libro que se llama "La última canción" y hasta tiene película y la onda ¿no?, pues déjenme y les digo que tengo que leerlo ¬¬
Ya vi la película y todo, pero tengo que leer el libro por que al parecer es diferente y bla bla bla, así que me dije a mi misma, ¿Por qué no hacer un fic basado en esto? Y yo respondí, "no estaría mal" así que heme aquí, espero y les guste, díganme que piensan de mi idea, si es una reverenda idiotez o es pasable :)
Pero bueno, será basada, así que no será completamente igual, en ese caso mejor transcribo el libro y ya esta, pero no, solo tomare algunas partes y la base de la historia, será un NaruHina.
¿Díganme que piensan de esto?, dejen un review y así sabre su respuesta :)
Besos
Daly-chan.
