Cap 1: Despedida
Era el día de la graduación, ambos estaban felices de que al fin habían terminado sus carreras exitosamente. Tantos años desvelándose por las noches, entregados a decenas de libros, yendo de un lado a otro, todo con tal de abastecerse de información, sí aquellos días de universitarios habían culminado. Estaban cogidos de la mano escuchando las palabras del orador, la felicidad que sentían en ese momento era muy grande.
La ceremonia culminó exitosamente, después de ella hubo una fiesta en la universidad para los recién egresados, entre ellos se encontraban Naruto y Sai hablando con sus demás compañeros.
-Hey Naruto, me sorprende que te hayas podido graduar.- decía Kiba, un chico con rasgos caninos.
-Él ocupó el primer puesto en su carrera, Kiba .- habló esta vez Sai.- cuál ocupaste tú?
-Ehh… estoy entre los primeros.- fue lo único que llegó a comentar el Inuzuka.
Todos los presentes se rieron por la forma como al Inuzuka se le había volteado la broma. No había contado con que Sai era muy protector con Naruto.
Ya apartados de los demás, Naruto reprendía al pelicorto.
-Sai, no debiste haberle respondido así a Kiba.- decía el rubio.
-Naruto-kun, fue él quién comenzó.- contestó el pelinegro
Naruto simplemente sonrió ante la respuesta de Sai, sabía cómo era y tal cual lo quería.
-Vayamos a disfrutar con los demás, que esta fiesta aún no termina.- le dijo el rubio al pelinegro.
La fiesta transcurrió hasta finalizar a altas horas de la madrugada, los presentes se iban retirando no sin antes intercambiar afectuosas despedidas entre ellos. Sai y Naruto también salían del local rumbo al apartamento del rubio.
Al llegar, empezaron a besarse en la entrada, daba igual ya que a esas horas nadie podía verlos. Entraron casi empujando la puerta, ebrios de pasión tras cada beso propiciado. Los brazos del kitsune se sujetaban fuertemente a los del castaño mientras éste empezaba a recorrer con sus manos la espalda de su acompañante. Sai jugueteaba con la lengua del rubio, primero exploraba su cavidad bucal, luego rozaba su lengua para frotarla con más fuerza y entrelazarse con ella, recibiendo leves gemidos por parte de su pareja. Ahora las manos de Sai bajaron, sentía q su cuerpo estaba empezando a pedirle más y no resistió, posando así una de sus manos sobre la entrepierna del rubio y comenzando a sobarla. Naruto estaba sintiendo placer y también un tipo de bochorno.
-Sai…- articuló, llamando la atención del pelinegro.- todavía no.- finalizó.
-Naruto-kun…entiendo – fueron las únicas palabras de su amante antes de separarse del cuerpo del rubio. Simplemente se dedicó a abrazarlo y juntos cayeron a la cama, dispuestos a entregarse a Morfeo.
-Sai, por favor espérame. Te prometo que cuando vuelva seré tuyo.- pronunció Naruto antes de caer profundamente dormido por el cansancio.
El albino lo miró descansar tiernamente y acarició su mejilla.
-Yo te esperaré siempre porque… te amo.- beso con delicadeza los labios de su novio.
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-Ah!! Ya es tarde!!Por qué no me levanté antes?!.- gritaba un rubio corriendo por toda la habitación.- ni siquiera estoy preparado!
-Naruto-kun, tus maletas están en la sala.- hablaba Sai quien se acababa de despertar por los gritos del rubio.
-Tú las arreglaste?- le preguntó.
-Lo hice mientras dormías.- el moreno mostraba una sonrisa.
Naruto le devolvió la sonrisa, realmente Sai siempre estaba para ayudarlo.
-Gracias Sai.- fue lo único q llegó a decir antes de meterse a la ducha.
El moreno se levantó y fue a preparar el desayuno. Recordaba aún el día que se conocieron, la primera vez que vio a Naruto, corriendo por los pasillos de su facultad y como instantáneamente el rubio había captado su atención.
Soltó una sonrisa, por su mente pasaron todos los momentos compartidos con él y luego esa sonrisa desapareció. Sabía que Naruto tenía que viajar a completar su sueño, pero a la vez sentía que con él se iba una parte de su ser. Ya lo habían discutido, Sai no estaba de acuerdo pero aún así terminó aceptando y entendiendo que era algo que deseaba Naruto.
El rubio entró al cuarto donde se encontraba el albino y vio su rostro nostálgico. Decidió acercarse y abrazarlo por detrás.
-Sai.- habló.- Realmente te voy a extrañar y te prometo que estarás en mis pensamientos siempre.
-Naruto-kun, tú sabes que yo haré lo mismo.- se volteó y le plantó un dulce beso, lleno de ternura.- nos veremos pronto, de todas formas.- agregó.
-Cuenta con eso.- respondió el rubio, sonriendo.
Desayunaron juntos para luego dirigirse al aeropuerto. Llegaron y pasaron las maletas, sólo quedaban unos minutos para que los pasajeros abordaran el avión.
Sai abrazaba a Naruto sin querer soltarlo, quería sentir por más tiempo el calor del rubio, que el mundo parase y él no se tuviera que ir. Empezó a maldecir el por qué no se había cambiado de carrera y así los dos hubieran estudiado lo mismo y podría ahora acompañar al rubio.
-Sai, ya debo irme.- Naruto se separó lentamente del moreno.
-Te estaré escribiendo y prometo llamarte seguido.- hablaba Sai. Luego sujetó de nuevo al rubio y lo atrajo hacia si para plantarle un beso profundo, para que no lo olvidara. Naruto le correspondió y por su rostro se deslizaron dos lágrimas, porque no sabía hasta cuando volvería a besar de nuevo a su pareja. Sintieron las mirabas desaprobatorias de algunas personas que pasaban por su lado y las de algunas chicas que los habían estado mirando ilusionadas y atraídas por la belleza de cada uno y ahora estaban totalmente decepcionadas, pero a ninguno le importó. Se separaron cuando se escuchó la última llamada para abordar el avión.
-Nos vemos Sai.- le dijo Naruto.
-Muy pronto, cuenta con eso.- le respondió el moreno.
Naruto volteó y se dirigió a la puerta que lo llevaría al avión, no sin antes pararse y voltearse a ver por última vez a Sai. Le sonrió y siguió su camino.
Sai esperó hasta ver como el avión en el que estaba su amado partía. Sabía que se verían de nuevo lo más pronto posible, su corazón se lo decía.
Salió del aeropuerto y se dirigió a su Lamborggini, volvería al departamento del rubio a dejar todo ordenado ahora que su dueño estaba ausente. Luego debía regresar al suyo propio a prepararse para la entrevista de trabajo que tenía al día siguiente en un exclusivo hospital.
