La Noche de Natsumi

Advertencia: Esta historia contiene lemmon y cosas relacionadas. Lee bajo tu propia responsabilidad. Estoy hastiado del Shonen-Ai, por lo que he decidido escribir una historia, pero de lo que debería ser: Un hombre y una mujer. Hace mucho tiempo que quería escribir esto, pero no me atreví. Espero que lo disfruten.

Un sordo sonido cortó el silencio del Honky Tonk. Era el de una taza que se rompía.

- ¡Oh no! - se quejó Natsumi - ¿Que voy a hacer? Era la taza favorita de Ban.

- Hola Srta. Natsumi - dijo un Ginji alegre que llegaba.

- ¡Oh! Sr. Ginji, no se enoje conmigo pero... mire lo que pasó.

- Entiendo lo que pasó... Ban-chan se enojará muchísimo.

- ¿No hay alguna forma de remediarlo? - le preguntó preocupada Natsumi - tu sabes, hablar con Ban...

- Bueno... - pensó Ginji - pero los favores no son gratis...

- ¿A que te refieres con eso? - preguntó extrañada Natsumi.

- Tu sabes... necesito lo que cualquier hombre quiere...

Natsumi se quedó perpleja. No sabía si gritar ¡Pervertido! o simplemente aceptar. Ginji la miraba muy extrañamente y sabía que si no accedía a su deseo, nada la salvaría ante la ira de Ban. Nada, y eso sin contar lo que descontarían de su salario. Así que viendo que no tenía otra salida que acceder a los deseos de Ginji, lo miró y le dijo:

- Podría... esta... noche...

- ¿Estás segura Natsumi?

- Tot...almen...te.

Ginji sonrió de manera extraña y le dijo la hora de su encuentro: Las 10:30 pm. Luego se fue.

- ¡¿Cómo es posible que haga esto?! - se dijo Natsumi desesperada - Yo que aún soy una estudiante de 16 años. No he tenido novio, y... ahora voy a vender mi virginidad a cambio de una excusa por una taza y por evitar una baja de sueldo. ¿Qué clase de mujer soy?. No tengo dignidad... soy... ¡Una Puta! ¡Nada más y nada menos que eso! ¿Que mujer le vendería su cuerpo a un hombre?

Luego se arrodilló y se puso a llorar. Era el trauma por aceptar voluntariamente pasar la noche con un hombre que ni siquiera era su novio. Para Natsumi era algo aberrante, pero la verdad es que no tenía alternativa. Pero no era solo eso...

- Pero... - dijo de repente Natsumi - Es el Emperador Relámpago... nunca estuvo con mujeres ¿O sí?. Pero esa cabellera, ese color rubio, esa cara de inocente que pone... al menos hasta ahora, me hacen temblar el cuerpo... ¡me hacen quererlo tener en mis brazos!.

Y aunque Natsumi sabía que tener a Ginji en sus brazos era algo que deseaba en el fondo de su ser, todavía había algo que la hacía dudar. Y ese algo era la reacción de Paul y de sus amistades si se enteraban lo que iba a hacer esa noche. Tenía miedo de que Paul la despidiera y sus amigas la tildaran de prostituta, porque algo parecido a eso es lo que iba a hacer.

Finalmente se decidió... ¡Lo haría! Y Ginji jamás olvidaría lo que ella iba a hacer aquella noche. Entonces abrió la puerta que llevaba al 2º piso del Honky Tonk y encontró un cuarto. Natsumi tendió la cama, y dejó todo en order para la noche que vendría.