Naruto es propiedad de Masashi Kishimoto.
La trama de esta historia es propiedad de mi anormal mente.
Enjoy!
I
Promesas
Qué nos paso que ya olvidamos los abrazos?
¿Que no confiamos en la gente?
¿Que la inocencia es la palabra más ausente?
.
Comenzar una historia siempre es la parte más difícil a mi parecer, ¿Cuál es la mejor forma de iniciarla? —Había una vez... ó —Hace mucho tiempo... realmente hay miles de maneras de empezar a contar una historia. Yo creo, en lo personal, que la mejor forma de empezar a contar las cosas es, simplemente, de la manera que dicte tu corazón.
Años atrás yo misma me hubiera reído de palabras sentimentalistas como estas pero, aprendí.
Aprendí que las palabras sentimentalistas son muchas veces la clave de todo. Un "Lo siento" "Gracias" "Te quiero" y muchas más son tan importantes como pensar que no lo son.
Hace mucho tiempo atrás, yo misma me hubiera reído de eso.
La vida nos hace aprender y, muchas veces, de las maneras que consideramos más injustas. Y no lo son. Cuando piensas con claridad te das cuenta que no lo son. Y de eso quiero hablar. Quiero relatar todos esos sucesos que, como familia, como amigos, como conocidos, nos ayudaron a madurar poco a poco.
Y quizás, al final, comprendas que la vida no es tan mala como la pintan, es difícil, pero no mala. Las cosas felices pueden desaparecer pronto, con una sencilla acción pero igualmente puedes recuperarla tras mucho esfuerzo y atesorarla para siempre. Al menos sé que hoy, nosotros lo hacemos.
Contaré, en estas muchas líneas, como todo comenzó a pasar y quizás también nosotros nos demos cuenta de lo que hicimos mal, lo que no y lo que sí debimos de hacer.
Recuerdo –remontándome a mis memorias más borrosas, por supuesto- que todo comenzó hace algunos años atrás.
Yo era más joven también. Todos lo eran. Y muy felices también, hasta entonces.
Recuerdo que todo comenzó una tarde. Una dulce tarde del mes de marzo...
.
Mansión Uchiha. 4 años después.
.
— Feliz cumpleaños a ti, feliz cumpleaños a ti, feliz cumpleaños querida Elie, feliz cumpleaños a ti.
Aplausos se escucharon inundar el gran patio de la mansión, adornado con miles de globos, sillas, mesitas, juegos inflables, y un gran cartel que ponía: "Felicidades, Elie-chan" con colores realmente vivos y atrayentes.
Tras unos felicidades más, se escucharon las voces a coro de "—Sopla las velitas —"
En una gran mesa, con cientos de regalos en ella y muchas personas alrededor estaba el tradicional pastel de cumpleaños, de forma rectangular y del justo tamaño como para alimentar a poco más de 30 niños amantes del pastel.
La pequeña festejada cerró los ojos mientras sonreía pidiendo su deseo y, tras unos segundos, los abrió de nuevo soplando con muchas ganas su pastel de cumpleaños. Todos aplaudieron emocionados.
Cuando el humo se disipo, se dejó ver con claridad a la bonita festejada. Ahí estaba ella. Con su hermoso cabello color azabache tomado en dos pequeñas colitas por dos listones rojos –uno en cada lado- y un curioso fleco llegando hasta el inicio de sus cejas. Sus preciosos ojos verdes brillaban de la emoción. Su piel tan clara como la leche hacia resaltar sus encantadas pupilas. Un vestido de manda corta color rojo y con una cinta negra haciendo una división la hacían ver aun más curiosa de lo que ya era. Sonriendo feliz.
La feliz cumpleañera, Elie Uchiha.
— Eso es, amor —Sakura besó a su hija en la mejilla. —Creo que es hora de partir el pastel. Sasuke, ¿Trajiste el cuchillo?
El pelinegro, que estaba al otro lado de la pequeña movió la cabeza negativamente.
— ¿No lo sacaste tú?
— Si te pregunto por él, es porque obviamente no lo saqué yo.
— Er... Oka-san —La pequeña Elie tiró de la blusa de su madre — Creo que no podremos cortar el pastel.
La pareja Uchiha miró hacia donde su hija miraba y, efectivamente, las velitas del pastel volvieron a prenderse. Los niños presentes soltaron una exclamación, divertidos.
— Ne, Elie-Chan, No soplaste con fuerza —Dijo Ryuji Uzumaki. A sus cinco años era un rubio de ojos azules muy vivaz. Hiperactivo, es lo que decían todos cuando mencionaban al primogénito Uzumaki no había un segundo en el que no estuviera calmado y en el que su ruidosa voz se escuchara callar. De tal palo, tal astilla. El pequeño señalo las velas, riendo.
La festejada volvió a soplar las velas consiguiendo apagarlas. Sonrió orgullosa.
— ¡Eso es, Elie! —Aplaudió Daisuke Nara. Su cabello corto negro con pequeñas puntas rubias se movía con el viento y sus bonitos ojos azul marino brillaron entusiasmados, Sí Ryuji era hiperactivo, Daisuke era su complemento y todo un as para el desastre. — Ahora sí, ¡A comer!
Su hermana le dio un golpe en la cabeza, del cual el pequeño no tardó en quejarse.
— No seas desesperado, tonto —Exclamó Mitsuko. Cabello negro con mismas puntas rubias y ojos iguales a los de su hermano, la melliza de Dai era todo lo contrario a él. Serena, madura para sus cortos cinco años y la encargada de hacer entrar en cintura a su mellizo como toda hermana mayor (aunque fuera por cinco minutos)
— ¡Kya! ¡Las velas se encienden de nuevo! —Los ojos chocolate de Avril Hyuuga brillaron de emoción y tiró de cabello castaño amarrado en dos trenzas. Con ocho años –y siendo la mayor del grupo- era toda una niña alegre y vivaz, líder nata y niñera al mismo tiempo.
— Increíble —Susurró Taichi, con sus hermosos ojos miel brillando con sorpresa. Seis años ya tenía y era todo un niño con chispa interna, risueño por naturaleza y caballero por aprendizaje.
— ¿¡Pero qué...!? —Sakura apagó las velas pero estas volvieron a prenderse. Ante la diversión de las velitas, todos los niños empezaron a soplar junto con Elie pero más era lo que tardaban en juntar aire y estás acababa prendiéndose nuevamente.
Naruto estalló en carcajadas.
— ¿Ves teme? Ya te lo había dicho yo. Estas velas iban a ser un éxito.
La vena de Sakura comenzó a expandirse.
— Uchiha Sasuke... te dije claramente que nada de cosas como estás.
El Uchiha alzó una ceja.
— A mi no me veas, fue el Dobe el que las compró.
— ¡Tío Naruto! —Exclamó Elie — Ya gastamos todo nuestro aire. ¡No comerás pastel!
— ¿¡Que cosa!? —La boca del rubio estaba abierta a más no poder.
Todos los adultos comenzaron a reír.
— Mala suerte, Naruto —Dijo Temari — Por niño malo, no comerás pastel.
— Oh, vamos, Elie-Chan...
— No, Tío Naruto.
— Teme, dile a tu hija que no sea cruel conmigo.
— Lo siento —Se encogió de hombros sonriendo de forma maliciosa — Elie es la festejada aquí, sus deseos son ordenes.
— ¡Muy bien! —Dijo Sakura — ¿Quién quiere su rebanada de pastel?
— ¡Yooo! —Gritaron a coro todos los niños entusiasmados y brincando.
— No, Naruto. Tu no —Reprochó Sakura ante la mirada esperanzadora de su amigo — Bien, pero para eso todos tienen que ser niños buenos e ir a sentarse ¿De acuerdo?
Todos los pequeños gritaron de emoción y corrieron a sentarse en las pequeñas mesas de plástico que había para eso, muy de cerca, los padres los siguieron sentándose en las mesas más grandes para los adultos. Los únicos que quedaron en la mesa eran las Kunoichis y los Shinobis.
— Tranquilízate, Naruto-Kun —Consolaba Hinata a su marido cargando en brazos a Hikari Uzumaki, su pequeña hija de tres años. De cabello rubio y ojos aperlados. Más calmada que su hermano mayor pero no por ello lo suficientemente tranquila para no darle dolor de cabeza a sus padres.
— ¡Pero mi pedazo de pastel!
— Puedes pedirle un poco a Ryu-Chan.
La sonrisa del Uzumaki se iluminó y se alejó corriendo hasta donde estaba su pequeño hijo.
— Cielos, a veces me pregunto si no tienes tres hijos en lugar de dos, Hinata —Dijo Ten-Ten sonriendo.
— Yo me pregunto lo mismo.
El grupo de amigos comenzó a reír. Por más que pasaran los años una cosa es segura, Naruto seguía siendo el mismo de siempre.
— ¡Sugus! —Pronunció Elie emocionada mientras de un brinco saltó de la sillita en la que estaba parada corriendo hacia la puerta que daba al jardín.
— ¡Cuidado, Elie! —Gritó Sakura ante la forma brusca en la que salió disparada — Esta niña es terrible.
— Me pregunto, ¿A quién se parecerá? —Dijo Sasuke, abrazándola por detrás.
La pequeña Uchiha corrió entusiasmada hacia Mikoto, quien llevaba en brazos a una pequeña de tres años, de cabello rosa y ojos como el carbón. Con sus peñas manitas se restregaba los ojos. De la mano libre de su abuela, un pequeño de la misma edad de cabello azabache igualmente se restregaba sus ojos negros y soltaba un involuntario bostezo.
— ¡Los Sugus despertaron! —Elie daba brinquitos mientras la niña estiraba sus brazos intentando alcanzarla y el pequeño se aferraba a las piernas de su hermana mayor. Cualquiera podía notar que Elie amaba a morir a sus hermanos menores, los llamaba los Sugus, porque decía que no podían pasar más de cinco minutos separados entre sí y de igual manera se aferraban a ella a morir. Eran como chicles pegajosos, unos Sugus.
— Pero miren quienes decidieron acompañarnos —Dijo Sakura mientras ella y Sasuke se acercaban. Los demás habían ido a tomar asiento mientras unos meseros vestidos muy alegremente repartían las rebanadas de pastel. — Aunque parece que no han terminado de despertar. ¿Verdad, Koichi, Minagawa? —Sakura tomó en brazos a su hijo mientras Sasuke alzaba a la pequeña en los suyos.
— Parece ser que su siesta terminó —Exclamó Mikoto Uchiha. A lo largo de los años su relación con su nuera había mejorado demasiado. Había tenido que tragarse su orgullo y admitir que esa chica que llegó como la esposa de su hijo y su pequeña de unos meses había ganado su corazón. Y ahora que tenía a sus pequeños nietos, más aún.
— Gracias por ir a verlos, mamá —Sasuke sonrió. Y qué decir de la relación madre-hijo. Todos hacían su mejor esfuerzo.
— No es nada. Me encanta estar con ellos.
— Los Sugus no podían perderse mi fiesta de cumpleaños —Dijo Elie con orgullo— Si no, no les tocaba romper la piñata y cero dulces.
— ¡Dulces! —Exclamaron los mellizos al unísono, como muchas veces acostumbraban a hacer.
— Piñata, Lie-chan —Dijo Minagawa sonriendo— ¡Quiero pegarle!
— No todavía no —Contestó la pelinegra— Tenemos que esperar a los demás —Elie miró a sus padres— ¿El tío Itachi si vendrá?
— Por supuesto que sí, cariño —Sakura le revolvió el cabello y alzó la vista al escuchar un ruido— Y hablando de eso.
La puerta del patio se abrió mientras Itachi pasaba por ella y la sostenía con uno de sus brazos libres para que su familia pasara, llevaba recostada sobre su hombro el pequeño cuerpo de una niña de cabello largo color negro azabache y con la cara oculta contra su hombro. Alexis, tan radiante como siempre, entró tomando de una mano a Odín, con casi cinco años, su cabello rubio despeinado, sus ojos negros brillantes y una sonrisa en el rostro como de quién ha hecho una travesura y todavía está orgulloso de haberlo hecho. Quien conociera a Odín, sabía que eso tenía casi un 90% de haber pasado en realidad, despierto como él solo el segundo hijo Uchiha-Uzumaki era todo un desastre con dos piernas. En la otra mano iba Andromeda con su largo cabello suelto y una sonrisa muy parecida a la de su hermano, la primogénita de la familia era madura para su edad pero no por ello dejaba de tener los genes hiperactivos Uzumaki fluyendo por sus venas y todos sabían que, cuando las ideas de su mellizo le parecían divertidas, no tardaba en formar parte de ellas.
A lado de la pequeña y caminando como si independiente fuera, un niño de cabello negro y despiertos ojos verdes llevaba un andar pausado y dos manitas estaban entretenidas en sostener una gran paleta. Asuke Uchiha-Uzumaki era el tercero en la línea familiar y, como demostrando que la sangre Uchiha predominaba en sus venas (y no solo físicamente hablando) era un niño de diez años atrapado en un cuerpo de cuatro. Tranquilo, sensato y con una sonrisa que derretiría a todas las madres del mundo.
— Ya llego el alma de la fiesta —Anunció Itachi sonriendo y revolviéndole el cabello a Elie— Felicidades, chisa. —La pequeña sonrió.
— Arigato, Tío Itachi —Dirigió su mirada al pequeño bulto sobre el hombro de su tío— ¿Está bien, Su-Su?
Itachi se colocó en cuclillas permitiendo que la cabeza de su hija quedara en dirección de su sobrina. Sonrió tranquilamente antes de contestarle.
— Lo estará en cuanto se le pase el efecto del medicamento.
La pequeña abrió sus ojos lentamente y sonrió con algo de debilidad a su prima.
— Feliz cumpleaños, Li-Li —Dijo en un débil susurro.
Elie le sonrió y tomó su mano.
— Arigato.
Asuka Uchiha-Uzumaki era la menor de la familia y la melliza de Asuke, con casi cuatro años era una pequeña muy inteligente, calmada, y con una sonrisa maravillosa, pese a su corta edad no podía divertirse como los demás niños ni llevar una vida normal. A las pocas horas del nacimiento de los mellizos, sabían que algo había mal con la más pequeña y luego de extenuantes exámenes médicos diagnosticaron a la pequeña con Estenosis Aórtica, un problema en la válvula de su corazón por lo que fue sometida a cirugía para reemplazarla marcando así su vida con medicamentos, limitaciones, cuidados y más visitas al hospital que al parque. Aún así, la pequeña era dulce, risueña y con una valentía enorme.
— ¡Dulces! —Repitieron los mellizos Uchiha-Haruno entre sonrisas.
— De acuerdo —Dijo Sakura bajando a su hija de sus brazos— Vayan a buscar a los demás para poder golpear la piñata.
Los pequeños soltaron chillidos de emoción y salieron corriendo seguidos de cerca de los sus rubios primos mientras los adultos se dirigieron a la mesa donde estaba el resto del grupo cuyos hijos tampoco lo pensaron mucho en salir corriendo a por la piñata y los dulces. Solamente Elie y Asuke se quedaron con ellos.
Unos segundos después de saludar al matrimonio recién llegado, Alexis miró a su hijo quien, como un soldadito, no se movía de lado de su padre.
— Cariño, ¿No quieres ir a romper la piñata?
Asuke apretó los labios y frunció el ceño como debatiendo si debía hablar o no. Ante su indecisión, Elie decidió explicar lo que sucedía.
— Suke-Chan no quiere ir sin Su-Su. Y yo tampoco.
El matrimonio Uchiha-Uzumaki se miro con algo de compresión y angustia en su rostro. Alexis acarició la mejilla de su pequeño.
— Tu hermanita necesita descansar un poco, ¿Lo sabes, no? —Asuke asintió— Y se pondrá triste si sabe que no estás divirtiéndote. Y tú también, Elie-chan.
— Pero... —Susurraron ambos ante la horrible idea de divertirse sin la pequeña. Para nadie era un secreto que no había hermanos más unidos que Asuke y Asuka y que no había mejor amiga en el mundo para Elie que su pequeña prima.
— Vayan —Susurró Asuka, removiéndose en brazos de Itachi quien, al verla despierta de nuevo, la sentó en su regazo. — Yo iré después, lo prometo.
— ¿De verdad, Su-Su?
Asuka sonrió y asintió muchas veces, por si les quedaba duda. Y con la promesa de la pequeña, Elie tomó de la mano a su primo y ambos salieron corriendo hacia el pequeño círculo de niños que comenzaba a formarse alrededor de Mikoto quien sostenía la piñata con ayuda de uno de los meseros. Cuando los vio lejos de su visión, Asuka se acurrucó en el pecho de su padre relajando su cuerpo y cerrando sus ojos.
Alexis la miró y no pudo evitar suspirar.
— ¿Cómo les fue hoy? —Preguntó Sakura mirando con amor a su preciosa sobrina, la misma que ella había ayudado a nacer y cuyo terrible diagnostico había tenía la infortuna de comunicar, aunque ahora el caso había sido trasladado a Takuya Yukimi quien también era pediatra puesto que Sakura era solo obstetra y solo pudo ser su doctora durante el primer año de su vida.
— No fue un buen día —Contestó Itachi mirando a su cuñada— Mientras estábamos en las clases de natación de los gemelos se desmayó y tenía dificultades para respirar, por suerte hoy le tocaba su chequeo médico así que le administraron varias dosis de medicamento por eso está así.
Sakura miró con comprensión y no tenía que voltear para adivinar que la mirada de todo el grupo de amigos estaba sobre la pequeña.
— ¿Qué dijo Yukimi-Sensei? —Preguntó Hinata acercándose para sentarse a un lado de Itachi y acariciar la mejilla de la pequeña.
— Pues, el tío Takuya revisó los resultados de los exámenes que le mandó a hacer —Contestó Itachi— y todo parece indicar que tendrán que someterla a cirugía para sustituirle la válvula en seis meses.
— Pero Asuka-chan es fuerte. Todo saldrá bien, ya lo verán. ¡Dattebayo! —Dijo Naruto con una sonrisa mientras rodeaba por los hombros a su hermana.
— Extrañamente, Naruto tiene razón —Dijo Temari— Asuka estará bien.
— Sí... ¡Oye! ¿Cómo que extrañamente? ¡Yo siempre tengo razón!
— ¿Debemos recordarte el porqué casi no comes pastel, Dobe? Acéptalo, la incubadora te afectó al nacer.
— ¡Tú, bastardo!
El grupo comenzó a reír aliviando con ello la tensión provocada hasta hace unos minutos, cuando por fin las risas se calmaron y Naruto quedó regañado en la esquina por su esposa quien, nuevamente, hizo que le quitaran el pastel de sus manos, Ten-Ten examinó al grupo y se sobresaltó un poco.
— Oigan, ¿Y donde están Gaara y Tsuki? ¿Y Kankuro y Sara?
Temari terminó de llevarse un pedazo de pastel a la boca y la miró.
— Pues Kankuro se quedó con Sara en casa —Dijo mencionando a la esposa de su hermano, tras varias picadas de flor en flor y tras un periodo de relaciones sin compromisos, Kankuro conoció a Sara en el hospital donde Sakura trabaja, era apenas una enfermera en prácticas pero quedó tan prendado a ella que al año ya le había pedido matrimonio y ahora estaban a punto de cumplir su tercer aniversario— A Azu le están empezando a salir los dientes —Sonrió al recordar a su preciosa sobrina de cinco meses— y al parecer tuvo un poco de fiebre en la madrugada así que Kankuro prefirió quedarse Sara le dijo que era normal pero, ya saben, mi hermano es un histérico con su polluela.
Neji sonrió.
— ¿Quién diría eso del libertino Kankuro? Es un padre que roza en la locura, pobre.
Ten-Ten le dio un golpe en las costillas.
— Lo dice el hombre que llevó a su hija corriendo al hospital a las dos de la madrugada por unos simples cólicos.
El grupo volvió a reír al ver a Neji más rojo que un tomate.
— ¿Y Gaara y Tsuki? —Preguntó Sasuke mientras acariciaba distraídamente la rodilla de su esposa— ¿Otro padre histérico?
— ¡ojala! —Respondió Temari— Sí, están histéricos, pero solo Gaara y no por su hija. Tsuki ha entrado en esa faceta en la que Gaara tiene que levantarse a las cuatro de la mañana por fresas con crema.
Los hombres ahí presentes sintieron un escalofrío al saber de lo que la rubia hablaba. Las mujeres solo sonrieron con comprensión.
.
— ¡Yo voy primero! ¡Yo, Yo! —Gritaba Koichi mientras tiraba del vestido de su abuela y daba saltos de júbilo.
— No, Ichi. Primero tiene que ir tu hermana, ella es la festejada —Explicó Mikoto con una sonrisa— Ahora todos hagan una fila para partir la piñata.
Los niños obedecieron haciendo una fila de niñas y otra de niños mientras la matriarca Uchiha le entregaba a su nieta mayor un colorido palo envuelto en celofán para que le pegara a la piñata, a una distancia considerable, Hanabi, la hermanita de Hinata tomaba fotos con una cámara profesional.
En la fila de los niños, uno de ellos miraba distraídamente hacia la mesa de sus padres y se mordía el labio con desesperación.
— Si sigues con ello te saldrá sangre y Ryuji se pondrá histérico y luego se desmayará —Dijo Odín entre risas— Como la vez que se cortó el dedo y corrió como niña alrededor de la mesa.
— ¡No es cierto! ¡Y había mucha sangre, temí por mi vida!
— ¡Excusa!
Ambos rubios se sometieron en una discusión solo para ellos mientras el pelinegro seguía mirando hacía la misma dirección.
— ¿Estás preocupado por Asuka-chan?
Asuke desvió la mirada y observó a su interlocutor, con esos sorprendentes ojos color miel, Taichi lo miraba con comprensión y preocupación. A pesar de los dos años de diferencia que había entre los mellizos y el Hyuuga, por alguna extraña razón se llevaban muy bien y más de una vez todos había notado que la caballería del castaño crecía aún más en presencia de la melliza de Asuke.
— Sí.
— ¿Estará ella bien?
— No lo sé —Respondió al tiempo que ambos miraban en dirección de la pequeña, Asuka se encontraba despertando en esos momentos y se baja de brazos de su padre para ir hacía Sakura y Sasuke éste último sentándola en su regazo y Sakura apoyando sus pequeñas piernas sobre el de ella.
— Descuida, Asuka-chan es fuerte. Tú lo sabes, ¿No?
— Es que... no quiero que le pase nada.
— Ni tú ni nadie, créeme. Ella estará bien.
— ¿Puedes prometer eso?
— Por supuesto, lo prometo.
.
— ¡Pero qué maldito calor hace!
Una Tsuki muy embarazada de siete meses se acercaba a la mesa del brazo de Gaara su, como no, marido desde hace cuatro años. La señora de No Sabaku se dejó caer en un pequeño sofá acariciando su panza mientras acercaba el pequeño ventilador que llevaba en la mano, Gaara tomó asiento junto a ella.
— ¡Mamá, no debes decir malas palabras! ¡Bebé-chan las escucha!
Los adultos observaron entre sonrisas divertidas a la primogénita del matrimonio. Himawari No Sabaku-Uchiha, de cuatro años de edad, miraba a su madre con las mejillas infladas y coloreadas de color rojo, sus ojos negros brillaban con reproche y, al mismo tiempo, se colocaba hacia atrás una de sus trenzas hechas con su hermoso cabello pelirrojo.
— Oh, cariño. Bebé-chan entiende que mamá se muere de calor —Explicó Tsuki dándole ligeros golpecitos a su vientre— Se buena y consíguele a mami un raspado, ¿Sí?
Himawari bufó y colocó sus manos en sus caderas.
— Tienes que poner 10 yenes en la lata de castigo —Reprochó antes de darse medía vuelta e ir hacia donde los demás niños.
Tsuki chasqueó la lengua.
— No sé de dónde ha sacado ese carácter tan mandón.
Itachi soltó una carcajada.
— ¿Enserio tenemos que explicarte?
Tsuki le sacó el dedo de en medio antes de seguir abanicándose con una mano y acercar con otra su mini-ventilador.
— ¿Qué es eso de la lata de castigo? —Preguntó Shikamaru antes de que Tsuki decidiera pelear con su primo.
La embarazada bufó exactamente como su hija.
— Una estúpida idea de mi señor esposo.
Gaara rió antes de explicar.
— Es solo una manera de que Tsuki pueda expresarse libremente y que Himawari no piense que está bien expresarse de esa forma, por cada mala palabra que alguien de nosotros diga tiene que colocar 10 yenes en la lata.
Tsuki ahogó un gemido.
— ¡Estoy quedando pobre!
— Eso o darle un mal ejemplo a tu hija —Dijo Alexis riendo— Que suerte que a Itachi no se le ocurrió, se hubiera vuelto un hombre más rico y en poco tiempo.
— ¡Calla! Lo mejor es cambiar de conversación —Pidió Sakura— No hay que darle ideas a los señores aquí presentes.
— ¡No nos digas que ya van por el cuarto!
— ¿Qué? ¡No, Lexi! —Contestó la pelirrosa realmente sonrojada— Con estos tres diablitos estamos perfectamente —Dijo entrelazando su mano con la de su marido.
— ¿No piensan seguir agrandando la familia? —Preguntó Ten-Ten.
Sasuke se estiró con cuidado para no despertar a Asuka y sonrió con picardía.
— Por mí no hay problema —Miró a Sakura y le guiñó un ojo— ¿Qué dices, cariño? ¿Agrandamos a la familia esta noche?
Todos rieron al ver a Sakura sonrojarse de pies a cabeza y darle un ligero golpe a Sasuke en la cabeza.
— ¡Uchiha!
Asuka decidió que ese era el momento de despertar y salvó a su tía de un bombardeo de bromas que seguramente todos estaban a punto de hacer. La pequeña se removió en los brazos de su tío y con la ayuda de Sasuke se sentó, tallándose los ojos.
— ¿Te sientes mejor?
— Sí, Tío. Gracias.
Con cuidado la colocó en el suelo y Asuka se arregló algunas arrugas de su overol-short. Miró en dirección a sus padres y sonrió.
— ¿Puedo ir con los demás?
— Solamente si te sientes bien.
Ella asintió.
— Me siento bien.
Alexis sonrió.
— Entonces ve, si te sientes mal dile a tus hermanos, ¿De acuerdo?
Asuka asintió hizo una pequeña reverencia y se alejo con un calmado caminar.
— Yo también quiero que mis hijos sean igual de educados —Comentó Temari entre un suspiro— A penas y puedo lograr que los mellizos den los buenos días todas las mañanas.
— Todo depende de la educación y los genes familiares —Dijo Alexis inflando el pecho de orgullo— Soy una excelente madre, ¿Eh?
— Pues solamente a la mitad que los gemelos no son precisamente unos ángeles educados —Dijo Sasuke— son todos unos Uzumaki.
— ¡Oye! —Protestaron ambos rubios.
Y las risas volvieron.
.
Los niños peleaban a capa y espada por recoger dulces y meterlos en sus bolsas, se empujaban, robaban dulces de otros pero sobretodo lo hacían entre risas de júbilo y diversión, cuando por fin los dulces se acabaron todos se pusieron de pie sacudiéndose sus ropas y revisando cuantos habían podido conseguir. Unos se fueron corriendo hasta sus padres para enseñarles el fruto de su motín y otros, como ese pequeño grupo de la festejada hacían un círculo e intercambiaban algunos de sus dulces.
Concentrados estaban hasta que la pequeña Asuka se acercó al grupo con una ligera sonrisa.
— Hola.
— ¡Su-Su! —Exclamaron llamándola por aquel apodo autoría de Asuke y quien, amablemente, permitía que todos usaran. La primogénita de Sasuke y Sakura se acercó a su prima y la envolvió en un abrazo para luego mirarla con sus ojos verdes brillantes.
— ¿Ya te sientes mejor?
Asuka asintió y giró a otro lado al ver que su mellizo sonría a más no poder.
— Mira Su-Su recogí dulces para ti, también.
— ¡Son muchos! Gracias Sukki.
— Oigan, juguemos a algo. ¿Qué tal si vamos a los juegos inflables? —Propuso Daisuke— ¡El último es un huevo podrido!
— ¡A la cargaaaaa! —Gritó Koichi tomando de la mano a Minagawa mientras los demás niños los imitaban y salían corriendo como si no hubiera un mañana. Asuke, Elie y Taichi esperaron un poco sabiendo que Asuka no podría unirse a esa carrera de gritos y agitaciones. Asuke tomó de la mano a su hermanita y los cuatro comenzaron a caminar despacio en dirección a los juegos.
A medida que caminaban, Asuka agarro con fuerza el pequeño corazón de plástico que colgaba de su cuello y en el cual iban guardadas las pastillas que acompañaban su vida. Suspiró y miró los grandes juegos inflables que se alzaban con majestuosidad frente a ellos.
— Vamos a la alberca de pelotas, pequeña damisela —Dijo Taichi sonriéndole— Prometo sostenerte antes de que te hundas.
Asuka se sonrojó y Elie soltó una risa.
— Se parecen a mis papás cuando están juntitos y viéndose con cariño.
Asuke frunció el ceño ante lo dicho por su prima.
— No quiero que la veas con cariño, Tai —Demandó el pelinegro— Nadie puede ver con cariño a mi hermana, solo papá, Nii-san y yo.
— ¿Y a ti quién te dijo eso? —Exigió saber Elie.
— Obvio, ¡Mi papá!
.
Sakura se dirigía hacia la cocina de la casa en compañía de sus amigas, algunas de las botanas se habían acabado así que todas se habían ofrecido a ayudarla para preparar las bandejas, cuando llegaron estaban hundida en un mar de risas por algún chiste que Temari había contado.
— Te quedó increíble la fiesta, Saku —Dijo Ten-Ten mientras sacaba unos trastes del refri.
— Sí quieres alabar a alguien, estás con la persona equivocada —Respondió Sakura con una sonrisa— Quién planeo todo fue Sasuke.
Las mujeres la miraron sorprendidas, claro, a excepción de Alexis quién viviendo bajo el mismo techo que Sakura estaba al tanto de todo. Ambas parejas vivían en la misma casa que era lo suficientemente grande y con bastantes habitaciones como para que las dos familias vivieran teniendo cada una su propia intimidad.
— ¿Sasuke planeó todo esto? —Preguntó Tsuki soltando un silbido.
— Sí. Empezó desde hace casi un año, dijo que quería que el cumpleaños número cinco de Elie fuera inolvidable para ella.
— Bueno, no sé porque nos sorprendemos tanto —Dijo Temari— Para nadie es un secreto que el amor que siente Sasuke por su hija se le sale hasta por los ojos.
— Sí, Sasuke es el mejor padre —Contestó Sakura— Elie y yo fuimos afortunadas de que entrara en nuestras vidas.
Un profundo silencio se instaló en la atmosfera y cuando Sakura se dio cuenta de lo que había dicho se tapó la boca con las manos, a la única a la que había contado el secreto era a Alexis quien más que su cuñada era como una hermana mayor, pero sus demás amigas no lo sabían, ni siquiera los chicos bueno solo Itachi pero a él se lo había contado desde el primer día que se vieron nuevamente.
— Saku... ¿Hay algo que no nos has dicho? —Preguntó Hinata con el ceño fruncido
Sakura suspiró y se dejó caer en un banquito.
— Tendré que contarles desde el principio, el por qué Sasuke y yo nos casamos...
.
Elie rió por última vez al ver a su primo Asuke hundir a Taichi en el mar de pelotas. Todo había tan rápido y divertido que tuvo que limpiarse las lágrimas de tanta risa. Asuka se había pasado a resbalar al pisar una pelota y antes de que pudiera caerse, el castaño la sostuvo de su pequeña cintura y la sentó no sin antes tomarle la mano y depositar un beso provocando el inevitable sonrojo y una sonrisa nerviosa en la pelinegra.
Asuke no lo dudó y apenas lo vio se abalanzó sobre el castaño iniciando una pelea. A los pocos segundos los demás se dieron cuenta del espectáculo, él primero en saltar desde el piso superior con ayuda del pequeño aparato de rapel y dejarse caer en la piscina de pelotas sobre Asuke fue Ryuji defendiendo indudablemente a su primo Castaño y ofendiendo al pelinegro.
— ¡Deja a mi primo!
— ¡Yo también soy tu primo Ryuji-Baka!
— ¡Refuerzoooos! —Gritó Daisuke dejándose caer de la misma manera que el rubio— ¡Equipo Taichi!
Los mellizos rubios observaron desde el segundo piso muriendo a carcajadas. Cuando notaron que Asuke llevaba las de perder, Odín se puso de pie dispuesto a lanzarse.
— ¡Oigan que ese es mi hermanito!
— ¡Primo Suke! —Gritó Koichi lanzándose sobre el equipo Taichi. Las pelotas comenzaron a bolar al igual que las risas, las niñas estaban sentadas alrededor apostando por quien ganaría.
— Yo le voy al equipo Taichi.
— Eso es porque es tú hermano, Avy-San —Reclamó Mitsuko— Yo le voy al equipo Asuke, tienen a Odín y Odín sabe pelear.
— Equipo Taichi —Dijo Hikari— Ryu-Nii va a ganar.
— ¡No, Ichi-Nii va a ganar! —Rebatió Minagawa.
— ¡Ryu!
— ¡Ichi!
— ¡Ryuuu!
— ¡Ichiii!
Y así, las más pequeñas del grupo y representantes de las familias Uzumaki y Uchiha comenzaron su propia pelea de pelotas defendiendo el honor de sus respectivos hermanos mayores.
— Por favor, díganme que yo no era así a su edad —Pidió Himawari— ¡Niñas, compórtense!
— Hace tan solo un año tú tenías su edad, Hiri-chan —Explicó Andrómeda con una sonrisa— Déjalas, total, igual se pelean en la guardería. Yo le voy al Equipo Asuke, tengo que apoyar a mi hermanito.
— Bien, entonces, equipo Asuke. Ryuji es un tonto.
— Eh, Hiri-chan. Qué mi primo no quiso vomitar en tu gorro a propósito —Explicó Avril— Y ya pasó un año, perdónalo.
— No. Era mi gorro favorito.
— ¡Equipo Asuke, definitivamente! —Declaró Elie evitando que Himawari siguiera expresando su odio interminable hacia su rubio amigo— Koichi será chiquito pero pega duro, mi cabeza puede demostrarlo. Y Asuke... bueno, parecerá un niño inocente pero el otro día hizo llorar a Kei Umino y miren que tiene mi edad.
— Diciendo Kei Umino, ¿Dónde está tú novio, Li-chan?
— ¡Kei no es mi novio, Miko!
— Eso no es lo que dice él —Contestó Mitsuko entre risas— si hasta Yumi de la clase frambuesa me contó que Kei dijo que el día blanco te regalará uno de sus carritos.
Elie se sonrojó y miró a su prima.
— ¿Me acompañas al baño, Su-Su?
— Sí, claro.
— No huyas, Li-chan. Asuka ni siquiera nos ha dicho a quién le va.
— Yo te lo digo, Miko. Equipo Taichi. Y dos veces.
Elie salió tras decir eso con una muy sonrojada Asuka tomada de su mano e intentando seguir a su prima sin tropezar.
.
Las chicas guardaron silencio mientras digerían la historia contada por Sakura, la primera en romper el hielo fue Tsuki quien se sentó a lado de Sakura y le tocó el brazo en signo de apoyo.
— No te sientas mal por no haberlo contado —Comenzó a decir— Es algo demasiado personal, y te estamos agradecidas por confiar en nosotras, aunque bueno —Soltó una risita y entrelazó sus manos— Supongo que yo ya lo sospechaba. El primer día que las conocí en la cabaña, ¿Recuerdan lo que comencé a decir? Es cierto que Elie tiene un gran parecido con mi primo pero, es solo eso, una coincidencia, sus rasgos y lo demás no son de los Uchiha. Y solo tenemos que ver a Koichi o Mina para saberlo.
— ¿Han pensado en decirle a Elie la verdad?
— No —Sakura negó con la cabeza ante la pregunta de Hinata— Lo hemos hablado y acordamos que no diríamos nada. Para Elie, Sasuke es su único y verdadero padre y él la quiere como si fuera suya así que hasta que Elie crezca y pueda tener la madurez para comprender las circunstancia solo entonces le diremos sobre su padre biológico, mientras tanto todo esto es un secreto. Así que les pido que por favor, esto no salga de aquí.
Temari se acercó y le apretó el hombro con gesto cariñoso.
— Descuida, nosotras no diremos nada. No creo que sea algo necesario de decir.
— Entonces, ¿Sasuke ha adoptado a Elie legalmente? —Preguntó Ten-Ten.
— Sí, comenzó con los trámites al poco tiempo de casarnos por la iglesia y cuando Elie cumplió dos años se convirtió legalmente en hija suya.
— Incluso Mikoto ha aceptado a Elie —Agregó la rubia Uchiha— Simplemente es una verdad distorsionada que, si Elie llega a saber ahora podría no saberlo aceptar.
Sakura suspiró.
— Sasuke tiene miedo de que, si le decimos ahora la verdad, deje de quererlo o verlo como su padre.
— ¡Eso es estúpido! —Exclamó Tsuki— Elie ama a Sasuke y, aunque lo supiera, yo se que seguiría queriéndolo como lo que es, su padre. Y no lo digo solo porque yo sea Psicóloga, cualquiera podría verlo.
— Se lo he dicho pero... —Sakura encogió sus hombros— Ya saben cómo es él y prefiero dejar las cosas así. En secreto.
Las Kunoichi miraron a su amiga y le sonrieron en señal de apoyo pero, lo que ninguna de ellas recordaba es que las mentiras y, sobretodo, los secretos, terminan por saber tarde o temprano y no siempre de la mejor manera, a veces, de una manera tal que puede crear problemas en un futuro cerca.
Algún día se arrepentirían de haber olvidado aquello.
.
Elie salió del baño mientras terminaba de secarse las manos contra la orilla de su precioso vestido, sonrió a su prima y ambas comenzaron a caminar para regresar con sus amigos pero antes de que salieran por la puerta hacia el jardín, la primogénita Uchiha cambió de dirección.
— Quiero un poco de agua, ¿Tú quieres un poco, Su-Su?
La pelinegra asintió y ambas se encaminaron hacia la cocina pero, antes de entrar escucharon las voces de sus madres y tías. Elie sabía que escuchar estaba mal y que era de mala educación pero, en cuanto escucho su nombre ser pronunciado sus pies se clavaron al suelo y algo en el interior le dijo que escuchar estaba bien, que era importante. Asuka se quedó detrás de ella escuchando por igual. La voz de su tía Temari continuó la conversación tras la puerta.
— No te preocupes, Saku. No diremos absolutamente nada. ¿Verdad, Hina?
— Sí. Comprendemos los miedos de Sasuke e igualmente los tuyos así que guardaremos este secreto de Elie.
— Gracias chicas, realmente no quiero ni imaginarme como reaccionaria mi pequeña si se entera de que Sasuke no es su verdadero padre.
Elie abrió los ojos con sorpresa y Asuka le tomó de la mano por instinto, eran unas niñas pero no por ello no eran capaces de comprender lo que se estaba conversando del otro lado, sin saberlo, el pequeño y perfecto mundo de Elie Uchiha se estaba comenzando a desmoronar. Se llevó una mano al pecho y siguió escuchando la voz de su madre revelando una verdad que, sin saberlo, le traería muchos problemas en el futuro.
— Lo mejor es que siga creyendo esto. Ella es feliz, así que yo lo soy igual —Escuchó el suspiro de su madre— Bueno, basta de ponernos sentimentales y diplomáticas será mejor que llevemos las botanas al jardín, Sasuke está por darle su regalo a Elie y no quiero perderme ese momento.
En cuando escuchó los pasos de las mujeres dirigirse a la puerta, Elie tomó a su prima de la mano y ambas se escondieron tras un mueble, cuando por fin todas las madres salieron de la casa, Asuka se puso de pie y se paró frente a su prima quien seguía de cuclillas y con la mirada clavada en el suelo. Asuka se puso de cuclillas también y la tomó de la mano.
— ¿Estás bien?
Tras unos segundos, Elie alzó la mirada y sonrió.
— Sí, no te preocupes.
— ¿Segura?
— Claro, tampoco es como que sea el fin del mundo —Sonrió de nueva cuenta pero Asuka sabía que estaba triste por dentro.
— Muy bien.
Antes de que la pequeña Uchiha pudiera caminar hacia la salida, Elie le tomó de la mano y la giró.
— Por favor, no le digas a nadie lo que pasó, ¿Sí?
Asuka le sonrió y le apretó cariñosamente la mano.
— Por supuesto. Yo se que eres fuerte, Li-chan y sea como sea el Tío Sasuke es uno de los mejores papás del mundo. Eres afortunada ¿Verdad?
Elie asintió con fuerza.
— Claro que sí. Vamos, ya quiero ver mi regalo.
Ambas niñas salieron de la casa tomadas de la mano, compartiendo un secreto que el futuro, así como sus manos, las mantendría unidas y las metería en uno que otro problema pero, aún son pequeñas y todavía tienen que pasar por muchas cosas antes de que eso suceda.
Que disfrutaran de su felicidad por el momento y de su ingenuidad ahora que podían tenerla.
.
Sakura se acercó a su marido que estaba de espaldas, platicando con Naruto y Neji y lo abrazó por la espalda. Sasuke alzó uno de sus brazos y lo pasó por sobre sus hombros besándole la frente, en esos cinco años de matrimonio, esa mujer de ojos jade le había enseñado a dejar de un lado su actitud seria y reservada y dejarse llevar por lo que sus sentimientos le querían dejar expresar y ello lo demostraba no importándole que estuvieran en público y besarla, abrazarla y decirle palabras de cariño y sobre todo con sus hijos, sus tres maravillosos hijos.
— Ya es hora de darle a Elie su regalo, cariño.
Sasuke sonrió.
— Ya quiero ver la cara de mi princesa.
Ambos se excusaron con sus amigos quienes a su tiempo fueron por sus hijos para reunirlos a todos junto a la festejada. Elie estaba rodeada de sus amigos esperando impaciente por su regalo sorpresa. Sasuke apareció a los pocos minutos con una caja adornada con un enorme moño color rojo, a su lado Sakura sonreía.
— ¿Qué hay ahí, papá?
Sasuke sonrió como lo hacía siempre que la escuchaba llamarlo papá.
— Éste es una regalo para la niña de cinco años más bonita del mundo —Se puso de cuclillas frente a ella— Una niña que sé que, desde que cumplió cuatro años, ha querido algo con todo su corazón y no ha parado de pedirlo cada noche.
Los ojos de Elie se iluminaron.
— Acaso es... —Pronunció emocionada.
Sasuke se encogió de hombros.
— No sé, ¿Por qué no lo averiguas?
Elie destapó la caja y su sonrisa se agrandó mientras soltaba un chillido de felicidad.
— ¡Si lo es! ¡Es un perrito!
Sasuke dejó la caja en el suelo mientras Elie no demoró en sacar al pequeño cachorro san Bernardo y apretarlo contra su mejilla. Desde que había visto unos hermosos perritos en el parque hacía un año no había parado de suplicar y rogar por tener uno propio y al fin, tras varias negativas por parte de sus padres, tenía consigo a alguien que se convertiría en un amigo muy importante en su vida.
— ¡Gracias, papá! —Dejó al cachorro en la caja y estiró los brazos mientras Sasuke la cargaba y la alzaba en el aire. Lo abrazó del cuello con fuerza— Te quiero mucho, mucho. Eres el mejor papá del planeta.
Sasuke sintió su corazón acelerarse e hincharse de felicidad y orgullo, apretó a la pequeña contra él y después depositó un beso en su frente. Sakura sentía que las lágrimas se acumulaban en sus mejillas ante tal escena y sonrió de felicidad.
Elie bajo de brazos de su padre y sacó de nueva cuenta al cachorrillo quien, al verse fuera de esa caja, decidió escabullirse de los brazos de su nueva amiga y echarse a correr por todo el patio los niños chillaron de emoción y echaron a correr tras el perro liderados por la feliz cumpleañera.
Sasuke apretó a Sakura contra sí mientras observaban a sus hijos y sobrinos jugar con el pequeño cachorro.
— Gracias, Sasuke.
— ¿Por qué?
Sakura lo miró con sus ojos verdes llenos de amor.
— Por ser el mejor papá del planeta —Contestó con una pequeña risa.
— Gracias por permitirme serlo.
Se miraron por unos segundos antes de unir sus labios en un profundo pero tierno beso, con las risas de los niños de fondo y el aire moviendo sus cabellos Sakura pensó que no se podía ser más feliz y tener una vida tan perfecta pero, lo que ella no sabía, era que tenía que disfrutar de ese momento y guardarlo como un tesoro porque en esta vida todo puede cambiar en un segundo de una manera drástica y ese segundo para ella, estaba demasiado cerca.
.
— ¡Esta hermoso! —Gritó Mitsuko mientras rascaba las orejas del pequeño perro, el grupo de niños estaba sentado en círculo mientras el pequeño perrito, gustoso con los cariños que le hacían, corría de un niño a otro esperando las caricias y ladrando de gusto.
— ¿Cómo le vas a llamar? —Preguntó Andrómeda a su prima.
— Aún no lo sé.
— ¡ELIEE-CHAAAAN!
Antes de que cualquiera pudiera reaccionar ante el grito, como una ráfaga de viento, un pequeño cuerpo se abalanzó sobre Elie abrazándola por el cuello y tumbándola inevitablemente sobre el verde pasto.
— ¡Feliz cumpleaños, Elie-Chan!
La mencionada tosió un poco antes de usar todas sus fuerzas y empujarlo haciéndolo rodas sobre el pasto y quedando a unos metros de ella.
— ¡Ya te dije que no te tires sobre mí, Kei Umino!
Con una sonrisa traviesa y demostrando la falta de un diente, Kei Umino, con su alborotado cabello castaño y sus ojos negros, miraba a Elie como si fuera la paleta preferida de todo niño. Quién iba a imaginar que aquel bebé que compitió arduamente con una Elie bebé iba a terminar estudiando en la misma clase de preescolar y declarándose el admirador número uno de la primogénita Uchiha. Kei, un chico alegre, despistado y algo empalagoso pero de tierno corazón adoraba contemplar a la pequeña que, según palabras suyas, era tan bonita como una muñeca.
— Gomen, Elie-chan —Gateó hasta quedar frente a ella— y perdón por llegar tarde, papá tenía trabajo.
— Pues tampoco es como que hicieras falta, Umino —Atacó Ryuji que, para nadie era secreto que el rubio tenía cierta enemistad con el castaño.
— A ti nadie te habló, Uzumaki.
— Y a ti nadie te quiere aquí, Umino.
Ambos niños se pusieron de pie y se miraron con furia y fijamente. Antes de que algo más pudiera suceder, Elie se puso de pie y colocó una mano en el pecho de cada uno.
— Mejor juguemos con mi perrito, ¿Si?
Ninguno protesto simplemente bufó y desviaron sus miradas, molestos, volviéndose a sentar. Los niños comenzaron de nuevo a jugar con el perrito hasta que el sol comenzó a ocultarse y uno a uno fue siendo llamado por sus padres para retirarse. Kei Umino fue uno de los primeros, para fortuna de Ryuji.
— Hiri, cariño, es hora de ir a casa —La muy embarazada Tsuki estiró su mano hacia su pequeña— Vamos, mamá y bebe-chan necesitan descansar.
Himawari se puso de pie y movió la mano en forma de despedida.
— Nos vemos el lunes en clase.
— ¡Adiós, Hiri-chan! —Corearon todos mientras madre e hija se alejaban.
Daisuke Nara se acercó sigilosamente a su hermana quien, concentrada, comía su tercera porción de pastel y antes de que pudiera reaccionar, su hermano menor le arrebato el último pedacito del plato.
— ¡Eres un tonto, Daisuke!
El pelinegro sonrió con merengue en los labios.
— Y tú una lenta.
Antes de que cualquiera pudiera hacer algo, Mitsuko se abalanzó sobre su mellizo comenzando a jalarle del cabello y tomando venganza por su pequeño pedazo de pastel.
— Suéltame, tonta.
— Ese pastel era mío, tonto.
Y entre gritos ambos fueron separados cuando Shikamaru tomo a Mitsuko en brazos y Temari jaló a su poco caballero hijo por el cuello de su playera.
— ¿No pueden llevarse bien por cinco minutos? ¡Solo cinco minutos!
Los mellizos, resignados y sabiendo el castigo que les esperaba en casa alzaron su mano diciendo adiós mientras sus padres los arrastraban para irse. A los pocos minutos Ten-Ten y Neji se acercaron, Avril se puso de pie corriendo hacia su papá quien la tomó en brazos.
— No te olvides de mostrarme fotos del conejo que tienen en tu escuela, Avy-san.
— No se me olvida, Andy.
Taichi se acercó a Elie y le dio un beso en la mano y repitió la misma acción con Asuka sentada a su lado.
— Hasta luego, Elie-chan, pequeña damisela —Se despidió de los demás, a diferencia del resto de los niños los hermanos Hyuuga eran los que se veían menos seguido con sus amigos puesto que ambos estaban ya en la primaria y los demás en el preescolar.
El grupo de niños Uchiha-Uzumaki jugaba entretenido con el perrito aún sin nombre hasta que Hinata se acercó en busca de sus hijos.
— Mamá, ¿No podemos quedarnos otro ratito? —Pidió Ryuji— ¡Anda!
— Lo siento, cariño. Papá necesita trabajar en casa y tú hermanita dormir —Explicó señalando a su pequeña hija quien comenzaba a quedarse dormida junto a Minagawa ambas apoyadas una contra la otra.
— Bueno.
Ryuji se despidió de todos y jaló a su hermanita mientras Odín sostenía a su prima para que no se cayera, cuando los Uzumaki se despidieron solo quedaba el personal haciendo limpieza y los primos Uchiha comenzando a perder todas sus energías. Itachi, Alexis, Sasuke y Sakura se acercaron a sus hijos. Asuka se levantó y alzó los brazos hacía su padre.
— Estoy cansada —Susurró.
Itachi la tomó en brazos y le acarició la espalda.
— Lo sé, cariño. Vamos a dormir. —Miró a sus rubios hijos y les sonrió— ¿Que les parece si se van a lavar los dientes y se cambian de ropa?
— ¿Y luego nos lees el cuento de los ninjas? —Pidió Odín.
— ¡No! Mejor uno de princesas —Refutó Andrómeda.
— ¡Ninjas!
— ¡Princesas!
Alexis rió y tomo de la mano a cada uno mientras los hacía avanzar hacia la casa.
— Yo les contaré uno donde hay ninjas y princesas.
— ¡Vale!
Itachi se puso de cuclillas frente a su sobrina más pequeña quien se tallaba los ojos y luchaba por quedarse despierta.
— Parece que alguien está a punto de caer —Le revolvió su rosado cabello— ¿Te llevo a la cama, Mina?
La pequeña solo asintió estirando los brazos mientras su tío la cargaba con su único brazo libre y antes de seguir caminando miró a su hermano y su cuñada.
— Me llevo a los mellizos arriba para que ustedes acuesten a Elie, ¿De acuerdo?
— Gracias, Ita. —Sonrió Sakura— Koichi, cariño, sube con tu tío.
El pequeño corrió para alcanzar los grandes pasos de su tío Itachi y, cuando solamente quedaron los tres en ese gran patio, Sasuke tomó en brazos a su primogénita quien a su vez tenía a abrazado al pequeño san Bernardo dormido.
— ¿Te divertiste, princesa? —Le preguntó mientras se dirigían a la casa y al cuarto de la pequeña.
— ¡Muchísimo! Fue la mejor fiesta de mi vida.
— Solo tienes cinco años, cariño —Recordó Sakura con una risa— Aún te quedan muchas fiestas.
Cuando llegaron al cuarto, Elie dejó al pequeño perro sobre su cama mientras su madre se dedicaba a sacarle el vestido y colocarse su pijama roja de cuadritos. Cuando por fin estuvo preparada para dormir comenzaron a arroparla. La pequeña miró a su padre con una sonrisa.
— Papá...
— Dime.
— Tú me quieres, ¿Verdad?
Sasuke se sorprendió por un momento pero después se sentó a su lado y le besó la frente.
— Por supuesto que sí. Todos los papás quieren a sus hijos.
Elie asintió, contenta con la respuesta.
— Yo también te quiero... y a mamá también.
Sakura sonrió y antes de que pudiera decir algo un pequeño golpe en la puerta los hizo girarse para encontrarse con un Koichi en pijama y sus ojos casi cerrados.
— Queremos un cuento.
Sasuke rió y se puso de pie dándole un fugaz beso en los labios a Sakura.
— Yo me encargo de ellos. Buenas noches, Princesa Elie.
— Buenas noches, papi.
Cuando solo quedaron madre e hija en la habitación de estrellas y unicornios pintados en la pared, Elie miró a su mamá y se mordió el labio. Sakura sabía que esa era la manera de su pequeña de querer decir algo pero no estar segura de hacerlo.
— ¿Qué sucede, Elie?
La pequeña se aferró a sus sabanas y suspiró antes de hablar.
— Mamá... ¿Dónde está el abuelo?
— Cariño, hace tiempo que dije que el Abuelito Tadashi...
— No, ese abuelo no. Me refiero... ¿Dónde está el Oto-san de papá?
Sakura abrió los ojos sorprendida, no esperaba para nada esa pregunta porque ni siquiera ella tenía una respuesta para ello, a pesar de todas las cosas que habían pasado había momentos, de esos raros, en los que ella misma se preguntaba que había pasado con el padre de Itachi y Sasuke pero no había hecho por preguntar o averiguar por el simple hecho de que pensaba que no le correspondía a ella y, a pesar de llevarse mejor con Mikoto, no quería hacer algo que la molestara y las llevara a estar de vuelta en el principio.
— Pues... No lo sé, cariño.
— ¿Se perdió?
Sakura pensó que probablemente era así, de una manera metafórica, era muy probable que el padre de su esposo estuviera en algún lugar sin saber si deseaba ser o no encontrado o muy posiblemente estuviera muerto.
— Supongo que sí.
Elie se sentó rápidamente como un resorte.
— ¿Y no se puede hacer algo para encontrarlo?
— N-no lo sé, cariño. Tal vez sí.
— ¡Entonces nosotras podemos buscarlo!
Sakura tomó por los hombros a su hija.
— ¿De qué va todo esto, Elie? ¿Qué está maquinando esa cabecita tuya?
La pequeña se mordió el labio y entrelazó sus manos.
— Bueno... ¿Recuerdas que el otro día me dijiste que pensara que regalo quiero darle a papá por su cumpleaños?
Sakura asintió con algo de temor por lo que su hija estaba a punto de decirle.
— Lo recuerdo. ¿Ya pensaste en algo?
Elie miró hacia un lado.
— Hoy tuve el mejor cumpleaños del mundo, papá siempre está ahí y no es como los demás papás ¡Hasta juega a la comidita con Mina y conmigo! —Miró a Sakura a los ojos— y yo lo quiero mucho, de verdad que sí, y así como el me acaba de dar el mejor regalo del planeta —Acarició al pequeño perrito— Yo quiero darle también a oto-san el mejor regalo del planeta.
— ¿Y qué es eso?
Lo siguiente que salió de labios de la pequeña, cambiaría el ritmo de vida de todos y, esa petición tan inocente y llena de amor sería la llave que abriría la caja de pandora.
— ¡Quiero regalarle un papá! —Sakura quedó muda y solo pudo parpadear, al notar que su madre no respondía, decidió insistir— ¿Podemos? ¡Di que sí!
— Cariño, eso n-no es tan fácil.
— Pero, mamá, papá es muy bueno y quiero hacerlo feliz. ¿Sabes? Hay veces que papito se encierra en su estudio y se queda mirando por la ventana como si estuviera perdido casi como Koichi cuando tiene una pesadilla y papá lo calma, yo creo que si papito tiene un papá podría dejar de estar perdido. Mami, dime que podemos, ¿Sí?
Sakura miró a su hija y la abrazó. Ella misma sabía que aún había cosas que atormentaban a Sasuke, Sakura misma lo había encontrado muchas veces mirando al vacío pero aún así aseguraba que estaba bien que era feliz, pero ella sabía que no sí incluso una niña tan pequeña como Elie era lo bastante inteligente para darse cuenta. Aunque fuera solo una idea descabellada de su pequeña incluso ella pensaba que podría tener razón.
Sasuke la ayudo a las dos cuando más lo necesitaban y quizás era el momento de que ella devolviera el favor ayudando a Sasuke a vencer de una vez por todas todos esos fantasmas que lo acosaban día tras día.
Sakura sabía que estaba a punto de cometer una locura y que no sería una cosa nada fácil pero tenía a alguien que podía ayudarla y Sakura Haruno no se rendía nunca.
Se separó de la pequeña y le sonrió maternalmente.
— Por supuesto que podemos, cariño. Encontraremos al papá de Oto-san.
— ¡Sí!
Elie abrazó a su madre y le dio un beso en la mejilla.
— Bueno, corazón, es hora de dormir.
Elie asintió y dejó que Sakura la arropara, le dio un beso en la frente.
— Gracias, mami.
— Buenas noches, princesa.
— Buenas noches.
Apagó la lámpara sobre la mesita y le dio otro beso antes de alejarse, observó a su pequeña desde la puerta. Ya no era esa pequeña bebé que llegó por primera vez a esa casa, Elie se estaba convirtiendo en una inteligente y hermosa señorita y, si Sasuke no hubiera aparecido frente a ella esa noche en esa cafetería, quien sabe que sería de ellas ahora quizá y su pequeña no sería tan feliz como lo era ahora ni tendría esa enorme familia.
Cerró la puerta con cuidado y se apoyó sobre ella mirando al techo.
— Estás loca, Sakura —Murmuró cerrando los ojos y llevándose la mano a la cabeza.
Del otro lado de la puerta estaba uno de los motivos de su vivir, una pequeña que sonreía gracias a Sasuke. Era el momento de que ella hiciera algo por el amor de su vida pero sabía que no sería fácil, era como comenzar a buscar una aguja dentro de un pajar y sería aún más difícil lograrlo sin que Sasuke se enterara porque, si lo hacía, estaba completamente segura que pararía todos sus planes y la convencería de que no necesitaba encontrar a su padre cuando Sakura sabía que era una completa mentira. Sasuke necesitaba a su padre, perdonar, saber los verdaderos motivos de porque huyo para poder ser feliz verdaderamente.
Sakura se decidió, haría todo, movería cielo mar y tierra para encontrar al señor Uchiha.
Y que Kami-sama la ayudara para poder lograrlo. Por el momento necesitaba descansar para comenzar a trazar su plan así que se despegó de la puerta, acarició con sus dedos el letrero que tenía en letras talladas de colores el nombre de su hija.
Sonrió y se alejó de la habitación de la princesa Elie.
Y, en ese mismo instante, la llave fue introducida en la caja de pandora.
.
En ese momento todos creían que nada podía empañar la felicidad que tenían entre manos pero, al igual que el agua, estaba a punto de escaparse de entre los dedos de cada uno. Nada en esta vida está asegurado así como tampoco ningún ser humano tiene la seguridad de lo que el futuro traerá. Nadie sabía que, en ese momento, un sinfín de eventos comenzaría a caer como un diluvio y cambiarían la vida de todos nosotros. Taichi no sabía que, probablemente, no sería capaz de mantener la promesa que le hizo a Asuke ni Naruto sospechaba que ese optimismo que tenía podía acabarse en un abrir y cerrar de ojos. Sakura, Hinata, Ten-Ten, Tsuki, Temari y Alexis tampoco sabían que ese secreto que tan celosamente creían guardar ya no era más un secreto y desencadenaría problemas futuros, Ni siquiera las primas Uchiha sabían lo que el destino tenía preparado exclusivamente para ellas dos.
Hoy podemos reír pero mañana quizás lloraremos.
Esa simple petición que Elie le hizo a su madre en un momento de afecto e ingenuidad fue la causante de lo que después sucedió y la que desencadenó toda una historia de secretos, mentiras, dolor, venganza y sufrimiento.
A veces, solo a veces me pregunto, Sí esa inocente petición no se hubiera llevado a cabo nunca. ¿Hubiera podido cambiar algo? ¿Nuestras vidas hubieran seguido igual? Eso es algo que, supongo, ni los demás y ni siquiera yo podré saber.
Pero, lo que sí sé el día de hoy es que, cuando algo está destinado a suceder, sucederá de alguna u otra forma y, ese fresco día de marzo cuando el cumpleaños número cinco de Elie concluyó, se marcó la línea de salida para que, lo que estaba destinado a sucedernos, comenzará a pasar.
I
X-X-X
N/A:
Y con este capítulo introductorio damos inicio a la segunda parte de Padre por Acuerdo. Quizás este capítulo estuvo muy simple y con poco SasuSaku pero es tan solo la introducción de lo que está por pasar, de las personalidades de los niños, las situaciones, y de cuáles son las bases de la historia.
Como se han dado cuenta (o espero lo hayan hecho) Las partes en cursiva al principio y al final son parte de la persona que está narrando –y narrará- la historia, ya saben como, por ejemplo, en el final de Digimon 2 (Los que la han visto sabrán de que hablo) ¿Quién es la persona que está contando la historia? No se los diré, dejaré que ustedes vayan haciendo sus suposiciones y que lo vayan descubriendo conforme avanza la historia.
Calculo hacer 10 o 12 capítulos de la primera parte (Donde son aún niños) y de ahí seguir con la segunda parte (donde ya son adolescentes) con otros 10 o 12 así que está historia tendrá entre 20 y 24 capítulos.
Espero les haya gustado, en el próximo capítulo pondré la inicio quien es hijo de quién y las edades para que no haya confusión.
Gracias, de antemano, a los que me seguirán con esta historia y los que me están apoyando con la otra nueva.
Nos seguimos leyendo por Facebook y el próximo sábado con el segundo capítulo de Love Kills.
Dios los bendiga.
Mi página en Facebook: /MissHotnuts
P.D: ¿Qué nombre creen que debería ponerle Elie-Chan al perrito? :B
Un review es una sonrisa
¿Me sonreirías?
.
.
.
