Holaaa aquí estoy haciéndome presente con una nueva historia, espero que les guste y poder contar con su apoyo y sus reviews, acepto todo tipo de críticas siempre y cuando se hagan con el debido respeto que todos nos merecemos… :)
Quiero aclarar que "Hey Arnold" no me pertenece, pertenece a Craig Bartlett y a Nickelodeon…
CAP 1: EL PRINCIPIO
Una adolescente rubia estaba caminando rápidamente, buscando a un muchacho de ojos verdes, ella iba sumamente molesta por lo que acababa de ver minutos antes, buscó por casi toda la escuela pero no lograba encontrarlo y justo cuando estuvo por darse por vencida lo vió conversando con su mejor amigo en la entrada del salón, entonces ella lo llamó:
-¡Oye Arnold!
-Hablando del rey de Roma…ahí te llaman viejo – dijo Gerald entrando al salón y dejando a su amigo
El muchacho, quien reconocía muy bien esa voz, respondió de forma desganada y con un inexplicable cosquilleo en el estómago a lo cual él lo definió como hambre
-¿Qué quieres Helga?
-Arnold, tienes que terminar con ella
-¿Qué?...¿Otra vez con lo mismo?
-La acabo de ver besándose con el chico nuevo
-Definitivamente estás loca…deja ya de inventar cosas – le gritó el joven muy disgustado
-Arnold, no te estoy mintiendo…te estoy diciendo la verdad – dijo la rubia muy triste
-Pues no te creo, lo mismo hiciste con María y por tu culpa terminamos…¿Por qué siempre te metes en mis relaciones?
-Yo…yo solo…no quiero que sufras – dijo la muchacha agachando la mirada
-Pues déjame decirte, Helga, que si es que sufro o no, ese no es tu problema – dijo el ojiverde de una manera que hirió a la joven
-Arnold…yo…
-Basta Helga, deberías de comprarte una vida…no sé, deberías conseguirte un novio o algo que te tenga entretenida y dejes de meterte en mi vida
-Discúlpame Arnold…no quise incomodarte – dijo la rubia, haciendo un esfuerzo enorme por no llorar
-Pues si me incomodaste…debiste irte con tus padres ¿Por qué no lo hiciste?
-Tu…¿quieres que me vaya?
-Si esa es la única manera para que me dejes en paz…entonces sí, sí quiero que te vayas
-Ok Arnold…prometo que de ahora en adelante dejare de meterme en tu vida…adiós – diciendo esto la rubia salió corriendo del lugar
Esas palabras hicieron que el rubio se sienta un poco extraño, pero justo en ese momento sonó la campana del fin del recreo y todos debían entrar a clases nuevamente
Arnold se encontraba sentado en su lugar y sin quererlo sus ojos estaban atentos a la puerta para ver en qué momento entraba Helga, quería disculparse con ella porque estaba seguro que se había extralimitado con sus palabras, pero la muchacha nunca volvió después del receso. Sonó el timbre que indicaba la salida y el rubio estaba pensando en ir a buscarla a su casa, pero tenía que buscar a Emily, su actual novia, para preguntarle si era verdad lo que le había contado Helga, horas antes.
Pasaron las días y Arnold había notado que Helga si había cumplido su palabra, pues ya no paraba tras de él siguiéndolo por todas partes y aunque no quería admitirlo la extrañaba un poco. Él y Emily habían estado distanciados pero semanas después, quedaron en encontrarse en el parque:
-¿Para qué me citaste aquí Emily?
-Arnold, cariño…ya no quiero que estemos peleados por los chismes y las mentiras de Helga, no dejemos que se salga con la suya – le decía la joven abrazándolo
-Tienes razón, discúlpame por desconfiar de ti…¿me perdonas? – respondió el rubio correspondiendo al abrazo
-Si amor, ahora bésame
Helga había decidido salir de casa, quería caminar y pensar que haría después de terminar la escuela, ya que solo faltaba un mes para que todos terminaran la secundaria, sin querer sus pies la habían conducido al parque de la ciudad y grande fue su dolor cuando por casualidad vio a una pareja besándose cerca de un árbol, justo cuando decidió irse corriendo, Emily alcanzo a verla y le dijo:
-Qué bueno que estas por acá Helga…serás la primera en enterarte que Arnold y yo volvimos, tus mentiras no funcionaron
-Pues que bien…los felicito
-Helga…volví con Emily, espero que respetes nuestra relación y no vuelvas a meterte por favor
Helga se acercó a Arnold, lo miro fijamente a los ojos y le dijo
-Te dije que jamás volvería a meterme en tus cosas y lo cumpliré…si quieres que te sigan viendo la cara de idiota, es tu problema…adiós
Arnold se quedó como hipnotizado, por los zafiros de la rubia, pues era la primera vez que se había dado cuenta que los ojos de Helga eran de un azul intenso y realmente hermoso.
…
Así fueron pasando las semanas…
Riiiinnnnggg!
Y sonó el timbre de la salida del último día de clases, del último año escolar, todos los alumnos de la secundaria PS118 estaban emocionados pensando en que les depararía el destino de ahora en adelante, algunos estudiarían la universidad en el mismo Hillwood, pero otros quizá se vayan a estudiar al extranjero.
En una de las calles del vecindario, dos amigas iban conversando
-Helga…¿estas segura?
-Sí, Phoebe…no tengo nada que me una a este lugar, mis padres se encuentran allá y yo les prometí que iría cuando acabara la escuela
-Pero Helga, sigue quedándote en mi casa…mis padres aceptaran gustosos
-No amiga, no quiero seguir siendo una carga para ustedes
-No lo eres Helga…tú eres como mi hermana…no te vayas por favor – decía la oriental con lágrimas en los ojos y abrazando a su amiga
-Tranquila Phoebe, nos mantendremos en comunicación
-Helga, por favor
-Phoebe entiéndeme, no puedo seguir ni un minuto más en este lugar…me duele demasiado el corazón verlo con ella
-Arnold es un idiota al nunca darse cuenta todo lo que sentías por él
-No es su culpa Phoebe, los sentimientos no se pueden forzar
-Yo sé que él en el fondo te ama, yo lo sé…solo que no sé qué está esperando
-Yo no lo creo Phoebe…pero ya estoy decida a olvidarlo…Phoebe recuerda que solo tú, tienes el número telefónico y la dirección del lugar en donde estaré viviendo con mis padres allá en Francia
-Si Helga está guardado en mi agenda
-Ok amiga, nunca le digas a nadie, en donde estoy
-Ok, Hell…lo prometo
Ese mismo día, en la noche, Helga partió a Francia, a lo que sería su nueva vida…ella se iba dispuesta a olvidarlo y sobre todo muy dispuesta a enamorarse de alguien más…
