Introducción
Los gritos se escuchaban por toda la instalación, poniendo la piel de gallina a quien los escuchaba. Por los pasillos resonaban los golpes y latigazos que Gale hacía estallar contra el cuerpo de Katniss, que no conseguía esconder su dolor a pesar de intentarlo.
Hacía varias semanas que estaba allí, sin embargo, para ella parecían haber pasado meses. Una vez finalizada la sesión, los guardias llevaron a Katniss a su celda, como cada día desde que había llegado.
Gale no tardó en ir a verla con una bandeja de comida. A parte de las heridas provocadas por las sesiones de tortura, él había notado que estaba muy pálida, y también se había fijado en que vomitaba prácticamente todo cuanto comía, y se desvanecía con frecuencia, pero lo achacó al dolor de sus heridas. Sin embargo, de algo estaba seguro, de continuar así no sobreviviría más de unos días.
Al principio, durante los primeros días de verla en aquel estado, pensó que todo era producto del desánimo y de la presión a la que se estaba viendo sometida, sin embargo, con el paso de los días, Gale encontró una enorme similitud con los síntomas que Katniss sintió durante los primeros meses de embarazo, cuando esperaba a Dandelion.
Una vez se aseguró de que los dejaban a solas y nadie más podía escucharlos, Gale le entregó la bandeja y esperó a que estuviera con el estómago lleno antes de abordar el tema.
-¿Como te encuentras?- Le preguntó Gale cuando ella ya llevaba media bandeja.
-¿A ti que te parece?- Le respondió ella con desgana- Apenas puedo moverme, me duele todo el cuerpo, y solo tengo ganas de que acabe todo de una vez para poder liberarme de este dolor- Gale no supo si se refería al dolor físico o al emocional.
-No puedes pensar así Katniss, tienes que luchar, debes hacerlo por tu hijo.
-¿Mi hijo? ¿A qué hijo te refieres?- Preguntó asustada al notar que hablaba en singular- Rye y Dandelion están a salvo... O al menos eso es lo que me dijiste.
-Lo están, nadie les ha hecho daño- Le aseguró de inmediato para tranquilizarla- Me refiero a tu otro hijo.
-No... No sé de que estás hablando- Katniss empezó a tartamudear de los nervios- Yo no tengo más hijos...
-Vamos Catnip, a mi no puedes engañarme- Le dijo con calma, esperando que ella se sincerara con él- Sé que estás embarazada.
-No lo estoy- Le aseguró de nuevo, esperando que él la creyera y dejara el tema- No estoy embarazada.
-Puedes decir lo que quieras, pero sé que lo estás, y cuanto más tardes en confirmármelo, más difícil me será ayudarte y más posibilidades hay de que Andrómeda se entere.
-¡No!- Gritó asustada. Acto seguido apartó la bandeja rápidamente y corrió a un rincón de la celda, donde echó todo el contenido de su estómago.
Gale se acercó a ella y la ayudó a mantenerse en pie hasta que hubo acabado. Entonces la llevó de nuevo hasta el lugar que estaba ocupando antes, en aquella cama incómoda y la tumbó, arrodillándose ante ella para quedar frente a frente.
-¿Cuanto tiempo pensabas que podrías ocultarlo?
-No lo sé- Confesó al fin- Tan solo sé que no puedo dejar que ella se entere.
-Yo puedo ayudarte a ello, Katniss, pero para eso debes confiar en mí- Le pidió, tomándole la mano- Sé que no me he ganado tu confianza, que me desprecias por lo que ocurrió durante la guerra con los externos, pero creo que te he demostrado que he cambiado y que estoy intentando ayudarte.
-Lo sé, ahora mismo eres el único que ha demostrado tener algo de compasión por mí- Dijo suspirando- De todas formas, dudo mucho que Andrómeda llegue a enterarse, desde que me trajisteis aquí supe que mi hijo no llegaría a ver el mundo, y supongo que lo oculté porque tarde o temprano habría desaparecido y así nadie se habría enterado.
-¿A qué te refieres?- Le preguntó Gale alarmado.
-A que llevo sangrando desde hace unos días, y es probable que mi hijo ya no esté en mi vientre- Una lágrima cayó por su mejilla- Y de seguir ahí, no creo que ni él ni mi cuerpo lo resistan mucho más.
-¿Sangrando?- Se preocupó- ¿Por qué no me lo has dicho antes?
-¿Para qué?- Respondió encogiéndose de hombros- Los dos sabemos que no hay nada que hacer- Katniss se secó la lágrima que había caído por su mejilla, se giró hacia la pared y se acurrucó en la cama- No le des vueltas, Gale, ambos sabemos que mi embarazo acabará en breve, lo sepa Andrómeda o no.
-Pero Katniss...
-Por favor, déjame sola- Le pidió sin emoción- No me siento bien y me gustaría descansar- Le pidió.
-Está bien.
Gale salió de la celda en silencio, sabiendo que si Katniss perdía a aquel bebé se dejaría vencer y todas las esperanzas de sacarla con vida de allí desaparecerían. Tenía que hacer algo, así que se dirigió a la habitación que ocupaba Andrómeda, donde ella estaba consultando algunos planos para sus futuros planes.
Al verlo entrar, Andrómeda se lanzó a su cuello y lo besó, queriendo fundirse en sus labios. Sin embargo, de inmediato notó como Gale no le devuelvía el beso.
-¿Qué te ocurre?- Preguntó alarmada por su falta de entusiasmo.
-Acabo de ver a Katniss- Le respondió con seriedad- Está muy mal- Dijo con una emoción que ella no supo interpretar.
-¿Y qué?- Preguntó enfadada- ¿No era ese el fin de todo esto? ¿Destruirla a ella? ¿Vengar a mi abuelo?- La furia se había hecho presa de ella, y miró a Gale con enfado- ¿Es qué a caso has vuelto a caer bajo su embrujo? ¿Sigues enamorado de ella?- Sin poder controlarse, comenzó a llorar y a tirar cuanto la rodeaba.
-¿Qué dices preciosa?- Le respondió rápidamente, viendo que si seguía creyendo eso y no la calmaba podría hacer alguna locura que los perjudicara a todos- No se trata de eso- La abrazó de inmediato y la apretó contra su pecho- ¿Cómo podría estar enamorado de la mujer que me traicionó y me hizo desgraciado?- Besó sus labios con delicadeza- No se trata de amor, cariño mío- Le aseguró- Si estoy así es porque esperaba poder hacerla sufrir durante mucho tiempo, y si continua en ese estado no durará más que unos días- La miró a los ojos- Por eso, estoy pensando que quizá deberíamos dejarla descansar unos días, e incluso curar alguna de sus heridas, solo las que estén peor, de esa forma, cuando esté recuperada podré ensañarme con más intensidad.
Andrómeda se quedó observándolo durante unos segundos, no sabiendo muy bien que hacer. Quería acabar con ella, lo deseaba, pero quería hacer feliz a su amado.
Gale se sentó en la cama que estaba a unos pasos de ellos, bajó sus pantalones y su ropa interior, dejando a la vista su miembro erecto. Andrómeda quedó maravillada por la insinuación del hombre que la volvía loca, y acto seguido, subió su falda, bajó su ropa interior y se acercó a él con una sonrisa pícara.
-¿Estás intentando sobornarme?- Preguntó juguetona.
-¿Yo?- Dijo con toda la sensualidad que pudo- Nada de eso- La cogió de la cintura y la subió a sus piernas, haciendo que sus sexos se rozaran- Tan solo quiero que mi gatita esté contenta- Y en un movimiento brusco y rápido se introdujo en ella.
-¡Gale!- Gritó cuando lo notó llegar a lo más profundo de su ser. Se agarró con fuerza a su cuello, mirándolo fijamente a los ojos, y al ver aquellas orbes observándola, supo que no podía negarle nada- Yo también quiero que tú estés contento- Dijo empezando a moverse sobre él lentamente- Y si lo que quieres es que se recupere un poco para hacerla sufrir por más tiempo, estoy de acuerdo.
-¿En serio?- Preguntó con lo que a ella le pareció ilusión, iluminándose su mirada. Andrómeda asintió para besar sus labios de inmediato- Oh, gatita, no sabes lo feliz que me haces.
Gale cogió sus caderas con fuerza y la ayudó a moverse más rápido, hasta que Andrómeda galopaba sobre él como si de un caballo se tratara. Cuando vio que ella estaba apunto de alcanzar el climax, aceleró sus movimientos y se aseguró de alcanzarlo con ella, dejándola completamente satisfecha y exhausta sobre la cama.
Gale esperó a su lado hasta que ella se hubo dormido, entonces se levantó y vistió rápidamente. Miró a aquella mujer con asco, se odiaba por acostarse con ella, pero ese era su castigo por todo lo que había hecho anteriormente. Apartando de su mente todos los pensamientos pesimistas, salió de allí y se dirigió en busca del único hombre de toda la instalación en quien podía confiar, el único que sabía que seguía siendo fiel al Sinsajo.
El doctor Aurelius había sido secuestrado antes de que comenzara todo, Andrómeda esperaba que le fuera útil para torturar a Katniss, quería que ella sufriera algo parecido a lo que le sucedió a Peeta cuando sufrió el secuestro tras el tercer vasallaje de los veinticinco. Desde el principio, Gale lo había puesto al tanto de su situación y de lo que pensaba hacer, así que el doctor había permanecido cautivo en silencio, esperando que llegado el momento pudiera servirle de ayuda al Sinsajo.
Gale hizo que lo acompañara por los pasillos y lo llevó hasta la celda donde se encontraba Katniss. Ella se sorprendió de encontrarlo allí, pero se abstuvo de decir ningún comentario, poco le importaba saber los motivos por los que aquel hombre estaba allí.
En silencio, el doctor curó las heridas que peor estaban y le alivió el dolor que sentía, pero hasta que Gale le dijo que comprobara como iba su embarazo el doctor no se atrevió a decir nada.
-¿Estás embarazada?- Ella asintió levemente- ¿Y has sido capaz de hacerle todas esas barbaridades estando así?
-Sabes que no he tenido otra opción- Intentó disculparse, aunque él mismo se odiaba por ello- Y no he estado seguro de su condición hasta hoy.
-¿Tú lo sabías?- Le preguntó a Katniss, ella asintió de nuevo- ¿Y por qué lo has permitido?
-¿Y qué iba a hacer? Soy una prisionera- Se encogió de hombros- Andrómeda no podía enterarse porque sino lo utilizaría para hacerme daño, y todos los presentes sabemos que es muy probable que no siga estando embarazada, y en caso de estarlo, como sigan las torturas no será por mucho tiempo- Acarició su vientre con pesar.
-¿Has notado algo fuera de lugar?
-Estoy sangrando- Le confesó, dejando resbalar sus lágrimas de angustia- Llevo días sangrando.
-Está bien, déjame comprobar como estás, ¿de acuerdo?- Ella asintió con resignación.
El doctor bajó los pantalones de Katniss y retiró su ropa interior, toda ensangrentada. Al ver la cantidad se asustó un poco, tal como Gale percibió en su mirada, pero ninguno dijo nada, no querían asustar a Katniss. El doctor introdujo su mano en la intimidad de Kaniss y palpó las condiciones en las que se encontraba, de inmediato notó el tapón mucoso que denotaba que había embarazo. Acto seguido sacó su mano, la limpió y buscó en su maletín con rapidez.
Katniss suspiró aliviada cuando notó como aquel médico salía de su interior, la exploración le había hecho daño. El doctor Aurelius sacó del maletín un aparato que ni Gale ni Katniss habían visto antes.
-Esto es un ecógrafo portátil, con él podremos ver como está el pequeño- Dijo mirando a su paciente- En principio el embarazo sigue su curso y no ha habido aborto, pero quiero saber en que condiciones está el niño, por si acaso.
Katniss entendió por su tono de voz de que tenía miedo de que el pequeño estuviera muerto dentro de ella. La sola idea de que eso fuera verdad le ponía la piel de gallina, pero permaneció en silencio a la espera.
El doctor colocó aquel aparato sobre el vientre de Katniss y de inmediato se encendió un holograma sobre él, mostrando lo que el aparato veía en el interior de ella. Katniss permaneció quieta y sin mirar el aparato, segura de que el doctor no iba a encontrar nada, prefería ahorrarse el disgusto mirando hacia la pared, sin embargo, Gale no apartó la vista de las imágenes.
Al principio todo era una gran mancha gris, no parecía haber nada, el doctor movió un poco más el aparato al tiempo que apretaba el vientre de Katniss, y por fin lo encontró.
-¡Ahí está!- Dijo con intensidad- Hemos encontrado la bolsa, eso es buena señal, quiere decir que no ha habido aborto- Parecía bastante optimista, Gale miró a Katniss sonriente, esperando que aquello le diera alguna esperanza, pero ella permanecía impasible mirando la pared- Ahora veamos como está el pequeño.
El aparato se deslizó por el vientre de Katniss, intentando localizar al pequeño, el doctor no tardó demasiado en hallarlo, así que una vez encontrado, se dedicó a buscar el latido. Con una sonrisa, puso el audio de aquel aparato y empezó a sonar un "Pum, pum, pum, pum" muy acelerado que hizo que Katniss se girara hacia aquel holograma con los ojos llorosos.
-Eso es su corazón- Susurró, incapaz de creer que eso fuera posible- Sigue vivo.
-Si Katniss, el bebé no parece haber sufrido ningún daño durante las torturas- Le aseguró el doctor- Aun es muy pequeño y ha estado protegido.
-Gracias al cielo- Suspiró Gale mirando a Katniss- Aun no está todo perdido.
-¿Desde cuando sabes que estás embarazada Katniss?
-Hace algunas semanas- Dijo con la voz quebrada, sin saber como reaccionar- Peeta y yo estábamos esperando a que pasaran los primeros meses antes de hacerlo público, ni siquiera lo sabían los niños.
-¿Y sabiendo que estabas esperando un niño te has atrevido a participar en todo esto?- Preguntó Gale, dándose cuenta de lo que había hecho- ¿Es qué no tienes dos dedos de frente?
-¿Y tú te piensas que la nieta de Snow habría permitido que me quedara en casa?- Gale bajó la mirada mientras negaba- Además, no podía permanecer en casa sabiendo que mis hijos eran prisioneros de esa lunática.
-Eso ahora no importa- Aseguró el doctor, dando por zanjada la discusión- Lo importante ahora es que el embarazo vaya bien y que nadie lo note.
-He conseguido que Andrómeda cese en las torturas durante unos días, así podrás recuperarte un poco, y mientras yo intentaré acelerar las cosas, veré que puedo hacer para sacarte de aquí- Le explicó Gale, acariciando su mano- Pronto se acabará todo.
-Ojalá tengas razón, aunque no tengo muchas esperanzas- Respondió volviendo a girarse hacia la pared.
Gale y el doctor salieron, el hombre fue llevado de nuevo a su celda, aunque Gale dio órdenes de que todos los días lo llevaran a la de Katniss para que curara algunas de sus heridas por orden de Andrómeda. Después se dirigió a la sala de control y envió al operario que vigilaba a descansar, asegurándole que él tomaba el relevo.
En cuanto estuvo solo, se apresuró en buscar a Peeta y al grupo que había sobrevivido al ataque semanas atrás. Debían sacar a Katniss de allí, y debían hacerlo cuanto antes.
Hola, como ya dije, El renacer del Sinsajo iba a constar de tres partes, y este es el comienzo de la tercera. Espero que os guste y le déis una oportunidad.
Si me dejáis vuestra opinión os lo agradeceré enormemente. Por si hay algún lector nuevo, esta historia no tiene sentido si no habéis leido antes El renacer del Sinsajo y El Sinsajo enjaulado.
Nos leemos pronto
