La mejor manera de comenzar una historia, es por el principio, en donde todo empieza a ocurrir, los buenos y los malos momentos, lo vivido, lo disfrutado, los placeres y las sensaciones que nos hicieron sentir vivos alguna vez, pero al final de todo, cuando por fin terminamos de contarlo, nos damos cuenta de que las cosas empezaron mucho antes de lo que creíamos.
Mi nombre es Rachel Barbra Berry, como ya dije antes, debo aclarar que esta historia comienza mucho antes, pero elegí este día, porque fue cuando me di cuenta de que las cosas iban a cambiar.
Era mi cumpleaños número 16 y recibía mi primer regalo.

- ¡Wow! Esto es genial, de verdad papis, muchas gracias, no tenían que hacerlo – dije tratando de contener la emoción.
- Hija no nos agradezcas, es tu cumpleaños, es lo mínimo que podíamos a hacer – Leroy me abrazo por los hombros.
- Bueno, pero ya es hora, debes estrenar tu nuevo auto- Hiram tenía una sonrisa radiante y no puede evitar devolvérsela.
- Si tienen razón, pasare por casa de Blaine y luego nos vamos a la escuela – lo dije mientras mi padre me entregaba las llaves.

Me subí y baje la ventanilla para escuchar a mis padres despedirse.

- Adiós hija, cuídate mucho, te quiero – dijo Leroy mientras abrazaba a Hiram.
- Maneja con cuidado cariño, te quiero – Hiram se despidió con la mano.

Llegar a casa de Blaine fue bastante rápido, me empezaba a gustar el hecho de tener auto. Toque la bocina reiteradas veces, hasta que mi amigo salió al fin por la puerta, traía una bolsa en la mano. Baje del auto para poder saludarlo. Blaine miraba sonriente mientras caminaba hacia mí.

- Feliz cumpleaños princesa – me dijo mientras me abrazaba.
- Gracias Blaine.
- Vamos Rach abre tu regalo – me entrego la bolsa y me miró expectante.

Abrí la bolsa con cuidado sacando su contenido. Eran adornos para mi nuevo auto.

- … ¿Cómo supiste? – dije indecisa.
- ¿Quién crees que eligió el modelo?
- Blaine – dije enlazando mis brazos en su cuello, mientras él me abrazaba por la cintura – gracias, no tenias que hacerlo.
- No me lo agradezcas Rach, yo solo elegí el modelo y el color, fueron tus padres los que dieron el gran aporte.
- Eres el mejor Blaine Anderson – le dije mientras lo tomaba de la mano para dirigirnos la auto.

Una vez adentro Blaine saco de su bolso un porta CD. Eligió uno de los muchos que tenia y lo puso en el reproductor. Cuando comencé a manejar la primera canción en sonar fue I'm not gonna teach your boyfriend how to dance with you de Black Kids. Mi amigo y yo cantábamos alzando la voz cada vez mas, nos movíamos y bailábamos al ritmo de la música, el ambiente en mi auto era propio de una fiesta. El playlist de Blaine continuo sonando por un buen rato, cuando ya nos acercábamos al McKinley, mi amigo detuvo la música y retiro el CD para guardarlo, aún faltaban unos minutos para que llegáramos pero al parecer quería decirme algo.

- ¿Te gusto la inscripción en el volante? – Preguntó
- ¿Fue idea tuya?
En la parte central del volante salía escrito Barbra en letras cursivas y de color dorado.

- Claro… bueno no, no en realidad – me dijo agachando un poco la cabeza.
- Blaine ¿Qué ocurre? – le dije impaciente.
- Ocurrió algo realmente extraño el día en que tus padres compraron el auto – lo observe aun mas confundida, mientras detenía el auto en el estacionamiento. Aún era temprano y solo había unas cuantas personas en los alrededores de la escuela.
- Blaine solo dímelo, me estas poniendo histérica
- Okey, no quiero que te asustes, pero hay algo que debes ver – sacó su celular del bolsillo.
- Vamos Blaine, me estas asustando de verdad
- Mira este mensaje

"Si quieres hacer algo especial en ese auto, deberías poner una inscripción personalizada en la parte central del volante que diga Barbra con letras doradas, a ella le va a encantar.

Pd. No intentes comunicarte conmigo"

- Oh por dios… - las palabras me salían con dificultad - ¿Quién…?
- No lo sé Rachel, ¿crees que si lo supiera no te lo diría? – Me miró con cautela
- Pero ¿Cómo…? – nuevamente mi amigo me interrumpía.
- Intente llamar muchas veces, luego de unos minutos bloquearon mi numero.
- Dios esto es muy raro –dije mirándolo angustiada
- Hey Rach relájate, ya veremos qué hacer, además…
- ¿Además qué? No creo que este sea un buen momento para relajarme.
- No es lo que quiero decir
- ¿Entonces que es lo que quieres decir?
- Bueno esta persona, sea quien sea, quiso hacer algo especial por ti

Estaba a punto de decir algo cuando llego Tina a saludarnos.

- ¡Hola chicos! – Blaine y yo cerramos la boca de golpe – Rachel feliz cumpleaños.
- Gracias amiga – dije abrazándola.

Blaine y yo olvidamos el asunto por unos minutos. Cuando llegamos a mi casillero me disponía a despedirme de mis amigos, pero mi amigo hablo antes de que pudiera decir algo.

- Te alcanzo en un momento Tina
- Ok, te espero en el otro pasillo – dijo mientras se alejaba
- Rachel
- ¿Qué? – Dije un tanto a la defensiva
- Hey no quiero que estés asustada por lo del mensaje, no era una amenaza precisamente
- Lo sé pero ¿Cómo pretendes que este? Sé que no es una amenaza, pero ¿Por qué alguien se preocuparía por un detalle tan insignificante? ¿Quién haría eso?
- Tal vez Noah
- ¿Por qué él precisamente?
- Bueno por lo que ocurrió entre ustedes, ya sabes
- Blaine eso paso hace años, éramos unos niños y no creo que Noah este en tiempos de jugar al incognito con nosotros, si hubiera sido él, ya te lo habría dicho
- Yo solo decía
- Tal vez sea una broma, ya sabes que los populares son capaces de cualquier cosa por molestarnos
- Si pero ¿Cómo sabrían tanto de ti? – Mientras Blaine decía esto comencé a abrir mi casillero
- No es que supieran mucho, es mi segundo nombre y punto, puede que sepan que me gusta el color dorado y eso sería todo Blaine – estaba tan ofuscada que cuando mire dentro de mi casillero, me encontré con algo inesperado y pegue un salto del susto.

Una carta de color blanco se situaba encima de mis libros, y dentro del casillero había un cambio, nada se había movido de su lugar, pero estaba decorado con corazones y rosas de distintos colores y en el fondo un letrero que decía feliz cumpleaños. Había un pequeño regalo encima de la carta, el paquete desprendía un olor exquisito, que se impregno en todas mis cosas. Tome la carta y la abrí ante la atenta mirada de Blaine, quien al parecer no podía cerrar la boca de impresión. Estaba tan nerviosa que de repente me quede paralizada sin poder realizar ninguna acción. Reconocía ese olor.

- Vamos léela – mi amigo salió de su trance antes que yo.

Querida Rachel:
Cuando te miro, me quedo sin habla, una llama de fuego recorre mi piel y muero presa de amor, o eso me parece a mí, ¿Qué otra cosa podría ser? Creo posible que jamás sentí algo así, nunca, es algo que me supera en todos los sentidos. Te miro y veo ternura, belleza, me haces pensar en lo que es la dulzura, el simple hecho de mirarte, para mí es un placer. Al observar tu rostro, tus gestos, siento admiración. Pero seré breve, te quiero.
PD. Discúlpame con Blaine por asustarlo con mi mensaje.

- Oh por dios – aun estaba paralizada
- Tienes un admirador secreto
- Si lo sé – dije tontamente
- El regalo
- ¿Qué?
- Rach abre el regalo
- Oh, claro

Tome el regalo para abrirlo, cuando lo hice me quede aun más paralizada, pues sabía que ese olor me era conocido. Era mi perfume favorito.

-Es, es… es el perfume que tu usas, tu perfume favorito – Blaine estaba impactado
- Blaine, solo tú sabes estas cosas de mi
- No creerás que yo soy tu admirador secreto
- No me refiero a eso, pero ¿Quién mas iba a saber que mi perfume se había acabado?
- ¿Tu perfume se acabo?
- No juegues conmigo
- Rachel, de verdad no tenía idea ¿Por qué iba a mentir con eso?
- Oh
- Hey, no te pongas así, esto ya no parece una broma, hay alguien a quien le gustas de verdad
- Si, pero ¿Quién se iba a fijar en mi?
- Hablamos con mas calma en el almuerzo, ahora intenta distraerte
- Ok, nos vemos

El día transcurrió demasiado lento para mi gusto y debo decir que la suerte no estaba de mi lado, me dirigía a mi casillero cuando Ian, uno de los jugadores del equipo de football me arrojó un granizado, por lo menos era de uva, mi favorito. Me fui directamente al baño el cual por lo demás estaba lleno de porritas quienes no perdieron el tiempo para burlarse.

- ¿Qué paso enana, no te gusta el de uva? – era Lauren, una perra sin compasión, estaba frustrada por tener el puesto de capitana de las porristas, por lo que descargaba toda su ira contra los losers del McKinley. Ignoré la pregunta y seguí mi camino – Oye gnomo te hice una pregunta – al decir esto me empujo por detrás a la altura de los hombros.

Me gire sobre mi eje para protegerme de cualquier agresión posible, cuando un ruido nos sobresaltó a todas. De uno de los cubículos del baño, venia saliendo la persona mas perfecta que ha pisado la tierra. Un escalofrió recorrió todo mi cuerpo. Ahí venia ella, como una diosa, su mirada color avellana era penetrante, su pelo rubio tomado en una cola de caballo se movía a ritmo con su maravilloso cuerpo de porrista, sus piernas perfectas, sus brazos delgados, pero fuertes y su cintura armonizada con sus caderas. Era la capitana de las porristas, la chica más popular de la escuela, novia del chico más popular de la escuela, y yo, estaba loca por ella.

- ¡Fuera de mi camino! – fue lo único que dijo con esos labios en perfecta armonía.

Una a una todas la porristas fueron saliendo del baño, aproveche esa ocasión y comencé a retirar los restos de granizado de mi cara con un poco de agua. Al notar que nos estábamos quedando solas, busque un pañuelo en mi bolso, que para mi maldita suerte no aparecía. De pronto una mano apareció frente a mí, dejándome estupefacta. Me estaba ofreciendo un pañuelo. Estábamos completamente solas en ese baño y Quinn Fabray me ofrecía un pañuelo de manera amable, pero sin llegar a mirarme directamente. Me quede casi sin aliento, las manos me temblaban mientras intentaba tomar el pañuelo, cuando ya lo tenía, Quinn salió por la puerta rápidamente, sin darme tiempo para agradecerle.