Capitulo 1: Determinación

Hola a todos, se me conoce como Nikko, tengo 16 años y esta es mi historia. Es una historia complicada, tal vez pueda aburrirles o disgustarles, pero voy a contarla de todas formas.
A los cuatro años fui encontrada a un costado del camino por mi actual familia, una pareja muy amable de comerciantes. Viajamos por todo el mundo vendiendo ramen tradicional, ya que se esta agotando gracias a la introducción del ramen instantáneo, tal vez por esto sea mi comida predilecta.
Muchas veces me pregunto quien soy en realidad, pero no tengo recuerdos de antes de que me encontraran. Solo hay un oscuro y doloroso vacío allí.
En fin, amo a mi familia y estoy muy agradecida con ellos por cuidarme y educarme tan bien.
Hace doce años ya que viajo con esta pareja y ya hemos recorrido gran parte del mundo, hemos estado en la mayoría de los grandes países y sus potenciales aldeas. Aún recuerdo cuando fuimos a Iwa gakure cuando tenía ocho, ahí perdí mi primera muela. Ahora mismo nos dirigimos a la aldea ninja mas fuerte de todas, situada en el país de fuego, vamos a Konoha gakure.
Lo mas extraño sobre mi son mis ojos. Son de un color lila muy claro, casi blanco y sin pupila. Casi siempre me preguntan algo sobre un clan en Konoha llamado Hyuuga...Me parece un nombre gracioso; otras personas suelen pensar que soy ciega y ya varios niños me han intentado ayudar a cruzar la calle, pero la verdad es que veo casi mejor que nadie.

Bueno, ya terminando las presentaciones, comenzare a narrar los hechos que se desataron a partir de este momento, o tal vez ya venían de antes. Todo comenzó cuando cruce las puertas de la aldea y mis padres se pusieron a completar formularios. A mi me hicieron completar una ficha donde debía poner mi nombre, apellido, numero de registro y nacionalidad. Puse lo que aparecía en mi planilla de registro* y seguimos adelante.
[*Sería como el D.N.I, pero en ese mundo (¿?)]

Todo el mundo nos miraba mientras pasábamos, se veían tan alegres como si hubiera una fiesta, era imposible no contagiarse de su sonrisa, pero aun así tenia un extraño sentimiento de melancolía mientras recorría las bulliciosas calles de ese poblado.

Luego de un rato llegamos a un viejo edificio con un mostrador al lado de la puerta y un viejo cartel sobre el tejado que leía "Casa de costura". Mi padre se detuvo frente a el y giro para comunicarnos que ya habíamos llegado, este seria nuestra nueva casa, y definitiva espero.

Lego de desempacar, mi madre me dijo que me tomara el día, ya que al siguiente nos la pasaríamos arreglando el lugar para poder abrir nuestro negocio allí. Por cierto, el piso de abajo sera donde atenderemos clientes, en el de arriba están nuestras habitaciones, una sala y un cuarto de baño.

Me cambie de ropa y salí a la calle, casi sin saber a donde ir, mas bien, mis pies comenzaron a caminar solos. Fui hacia la entrada de la aldea, pero me detuve unos metros antes y di media vuelta, realmente no había nada para hacer allí. A penas voltee me encontré frente a un negocio de ramen, sin pensármelo mucho entre, memoria de hambre y me parecía muy problemático regresar estando del otro lado de la ciudad.
No era muy espacioso por dentro, solo consistía de un mostrador y detrás de el la cocina, frente a él había seis butacas altas. Atendiendo estaban un hombre de avanzada edad y una chica de no mas de veinte. Solo un asiento estaba ocupado, el ultimo de la derecha; allí estaba sentado un joven rubio con ropa llamativa y estaba hablando con la muchacha de una forma muy informal.
Me senté a su lado dejando un asiento de por medio y ordene un ramen de miso, el cual no tardo mucho en prepararse. Hasta entonces el chico sentado a mi lado no me había notado, hasta que le pedí que me pasara la sal, que se encontraba del otro lado. Me miro. Toda su cara se contrajo en una especie de mueca de sorpresa, disgusto, miedo y tristeza al mismo tiempo que, en ese momento, no supe identificar, luego de un momento relajo su cara, cerro los ojos un instante y, al abrirlos, me dedico una sonrisa, como intentando parecer feliz. No fue la mejor primera impresión de todas las que podría haberme dado, pero no era su culpa, era todo obra del maldito destino que nos controlaría a partir de entonces, y no había nada que pudiéramos hacer al respecto.
Mientras él me sonreía, yo miraba con desconcierto sus ojos, manchados, impuros, pero aun así, relucientes, como si hubiesen perdido recientemente todo su encanto. Entonces me hablo, tratando de parecer relajado, pero con voz temblorosa.

-Mi nombre es Uzumaki Naruto, un gusto

-Am.. un gusto, dije sin dejar de mirarlo a los ojos.

-Como es tu nombre?- me pregunto un poco extrañado porque no lo había incluido en mi anterior frase

-Soy...-me detuve un momento. La verdad es que no solo odio mi nombre, sino que también mis padre me prohíbe mencionarlo, dice que cosas malas podrían pasar si lo hago-Dime Nikko, así me conocen todos

-Oh! Que buen nombre! Un placer, Nikko.

En ese momento se hizo una incomoda pausa que duro unos minutos.

-Quieres ir a hablar a otro lado?- me dijo de repente un poco sombrío.

-Claro.- respondí sin realmente muchas ganas.

Saque mi billetera para pagar la comida, pero él me detuvo insistiendo en que él me invitaba, al final acepte.

Caminamos hasta unos bancos y nos sentamos, me hizo un montón de preguntas sobre mis viajes y yo sobre su trabajo, me pareció muy interesante su forma positiva de pensar, nunca había conocido a alguien así.

-Dime...hoy, cuando me viste, por qué pusiste esa cara?- pregunte cuando hubo una pausa. Su mirada se oscureció y tardo unos momento en contestar.

-La verdad es que...-comenzó a decir lentamente-... tienes un gran parecido con una persona. Lo que pasa, es que esta persona...ya no esta con nosotros.- Bajo la mirada y vi una lagrima deslizarse por su mejilla así que decidí no insistir más.

-Ah, yo también perdí a alguien hace poco, entiendo como te sientes, lamento haberte hecho hablar de eso.

-No. No hay problema, no fue tu culpa.- dijo volviendo a sonreír, pero su sonrisa estaba opacada esta vez.

-Esta bien si quieres llorar. No tienes que forzarte a sonreír, es demasiado duro aguantar ese tipo de cosas.

-Es que llorando no podre avanzar hacia adelante, si me detengo a lamentarme no notare lo bueno que tengo en frente y no podre darle la mano a quien me necesite si solo me preocupo por mis problemas, decidí dejar atrás las lagrimas cuando me convertí en ninja.

Por un momento sus palabras me dejaron muda. Él acababa de decir lo que yo hace tiempo quería lograr: Dejar atrás las lagrimas. Si buscando ser mas fuerte y ayudando a otros podía dejar mis miedos y mis lagrimas atrás, entonces yo también me convertiría en un ninja, por qué llorando no conseguiría mi objetivo jamas.

Seguimos conversando hasta que cayo la tarde y yo volví a mi casa, luego de la cena y un baño me fui a la cama y me puse a pensar en lo que haría al día siguiente, sin saber lo que en realidad me esperaba.

Fin del capitulo 1