Resumen: Hay siete cosas que Draco odia de Harry, las cuales afectan su relación. Sin embargo, descubrirá que también hay siete que ama. Y éstas, sin lugar a dudas… les ganan a todo. Drarry

Disclaimer: Los personajes no me pertenecen. Son propiedad de Rowling y Warner Bro.

Notas del capítulo: Esta historia surgió un día mientras escuchaba la canción de Miley Cyrus- 7 things. Así que les aconsejo, a aquellos que les guste leer mientras escuchan música, que la pongan mientras leen el fic. Ahora sí no los entretengo más, a leer.


7 Things

El día está completamente soleado. Ni una nube mancha el hermoso cielo azul que se aprecia en los alrededores del castillo. El Sol brilla en todo su esplendor, regalándole calidez a esos afortunados que disfrutan de su tiempo libre a orillas del lago, sin nada más interesante por hacer que esperar para ver si logran que el calamar gigante muestre uno de sus tentáculos. Lo cual, en mi opinión, es una completa pérdida de tiempo. A eso le llamo no tener una vida interesante. Sin duda patético.

Incluso para aquellos que nos veremos forzados a refugiarnos dentro de los muros de Hogwarts, el "brillante centro del universo" parece reírse de nosotros, haciéndonos llegar sus rayos de tibieza por los centenares de enormes ventanales que se pueden apreciar en el colegio. No puedo evitar gruñir al pensar en eso y me decido levantar de mi cómoda cama en las habitaciones de Slytherin para comenzar el día. Un dolor en la cien se instala al momento en el que despego mi cabeza de la almohada, por lo que maldigo a Merlín y todos sus descendientes.

Cualquiera diría que hoy es un hermoso día para disfrutar, pero no. No lo es en absoluto. Mi mal humor asusta a todos mis compañeros en la habitación. Algunos, sabiamente, deciden tratar de ignorarme para no meterse en problemas. Saben que cuando el príncipe de Slytherin se enoja no hay que molestarlo, si no se quiere morir de una manera lenta y muy dolorosa. Y no, no es vanidad lo que me hace creer el rey de todos en mi casa. Mis propios compañeros lo dicen, sino que le pregunten a cualquiera que piensa.

Bueno creo que ya estoy divagando, como iba diciendo... ¡estoy de un humor de perros! Y sin duda no quiero que nadie me rompa las pelotas con sermones. Sin embargo, mi "querido" amigo Blaise decide pasarse por el centro de su respingón trasero mi mirada de "me decís algo y te Crucio los huevos", para pasar a acercarse a mí con su burlona sonrisita.

- ¿Nos levantamos con el pie izquierdo?

- Blaise, si querés conservar tu virilidad será mejor que me dejes en paz.

- Wow, creo que alguien no recibió su mamada matutina y por eso estamos de tan mal humor, ¿cierto?- En su rostro puedo ver su sonrisa de "te echo sal a la herida y me importa una mierda", así que decido mandarle unos "lindos" adjetivos a mi buen amigo. Eso sí, sin olvidarme de darle mis más cordiales saludos a todos sus familiares. Después de todo, los buenos modales nunca deben perderse.

Sin más me meto en la ducha. Una vez bañado y vestido, salgo para comer algo. Como si mi día no fuera lo suficientemente malo ya, Pansy me está esperando en la puerta de la sala común. En lo que uno tarda en decir Quidditch, ella se cuelga de mi brazo y comienza una más que aburrida charla, si a eso de hablar sin respiro puede llamarse así, sobre no sé qué idiotez. Genial, mi dolor de cabeza se ha incrementado tanto que hasta creo sentir latir algo en mi cerebro.

- ...Así que le dije que no podía ser cierto. Es decir, cualquiera se daría cuenta que ese vestido color camel era de la temporada pasada y... Draco, no me estás escuchando.- Ni siquiera me di cuenta del momento en el que Pansy se había detenido, hasta que sentí un zapato golpear insistentemente en el piso.

- ¿Eh? Perdón ¿Qué decías?

- ¿Se puede saber qué es lo que te pasa ahora?- Sinceramente, contestarle es lo que menos deseo en este preciso instante, porque eso sólo llevará a que su chillona voz comience con el típico "sabía que esto pasaría, te lo dije". Y para ser francos, discutir sobre eso... mejor dicho sobre ÉL es lo último que necesito ahora.

Mientras pienso de qué manera zafarme de sus garras, Blaise aparece y nos incita a que vayamos a desayunar, salvándome de ésta. Pero haciéndome ver que esto no va a quedase así y que más tarde pagaré por el favor que me hizo. ¡Maldito embustero!

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Llegamos a las puertas del gran comedor y entramos en posición. A mis costados están Blaise y Pansy. Yo voy en el centro, un poco más adelante que ellos, demostrando quién es el líder ahí. Lo cual parece divertir a mi moreno amigo, haciendo que tenga ganas de pegarle un muy buen puñetazo.

Nos sentamos en la mesa y cada uno se mete en lo suyo, por lo que aprovecho para dar una fugaz mirada por todo el salón. Sin poder evitarlo, mi vista se posa en tu figura y es ahí cuando mi pésimo humor se reanuda con mayor intensidad.

Estás sentado junto a la comadreja y la sabelotodo, los tres con las cabezas bien juntas hablando de alguna estupidez seguramente. Y ésa es una de las cosas que odio de vos. Siempre con tus amiguitos, hablando de cosas que solamente ustedes tres comparten. Llevamos seis meses de relación y aun así nunca me contás que tanto hablás con ellos.

Sé que significan mucho para vos. Por eso he tratado, disimuladamente claro está, de hacerte entender que quiero saber de qué hablan, para cuando tenga que "relacionarme" con ellos pueda aportar a sus conversaciones y no ser sólo un decorado más de la estancia. Pero no, simplemente decís que no hablan de nada importante y te limitás a cambiar de tema. Y odio que hagas eso. ¿Es que acaso no ves que trato de llevar esta relación adelante?

Al principio creí que era mi culpa. Es decir, no se le puede pedir a tu pobre cerebro que descifre mi ingeniosa, sutil y a la vez rebuscada idea de acercarme a los idiotas que tenés por amigos, para ganar simpatías. Obviamente no puedo exigirte mucho. Algunos simplemente no nacen con un coeficiente intelectual muy elevado, pero lo tuyo ya es preocupante. ¡Es imposible ser tan despistado! Ni siquiera diciéndotelo en la cara te darías cuenta de lo que quiero decirte. Y eso es algo que simplemente detesto de vos.

Pero lo que más me jode las pelotas, es que no me defiendas cuando el maldito pobretón me insulta. Es más, te enojás conmigo diciendo que no soy lo suficientemente tolerante con ellos... que son tus amigos y tu familia... los que más te importan y por eso necesito de su aprobación y bla bla bla.

Después de todo... ¡no es mi culpa que ellos no tengan el cerebro ni la inteligencia tan desarrollados como para entender mi sarcástico humor! ¿Por qué simplemente no pueden comprenderme como lo hacés vos? Y ahora que lo pienso, eso te suma en la capacidad intelectual que poseés Harry, porque no cualquiera entiende el humor negro de los Slytherin.

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Al parecer debo haber estado perdido en mis cavilaciones, ya que Pansy me codea y me dice que hace un buen rato que está pidiéndome que le acerque la mermelada de frambuesa. Me disculpo y se la alcanzo, para volver a lo que estaba. Enumerar tus malditos defectos, aquellas cosas que hacen que te odie. Como por ejemplo: tus horrendos anteojos. Merlín, son como una patada en el culo. En verdad deberías demandar al que te las hizo, o mejor aún… Cruciarlo hasta que no sepa quién es.

He perdido la cuenta de la cantidad de veces que intenté hacerte entrar en razón para que las cambiaras, o que te hicieras un hechizo corrector. ¡Mierda, incluso existen pociones para la ceguera! Pero no, nada. Es cómo hablarle a una pared. Siempre que te exijo que me des una jodida explicación de porqué carajo seguís teniéndolas, me respondés con una incoherencia atrás de la otra. Juro que uno de estos días voy a quitártelas y dárselas de comer al calamar gigante.

Y ni qué hablar de tus horribles ropas. Las cuales son como tres talles más grandes de lo que deberían ser. Sin contar que están viejas y pasadas de moda. No comprendo el motivo por el cual no querés vestirte bien, aunque sea para no parecer un mendigo. Se me había ocurrido que tal vez no te las comprabas porque no te gusta la presión de que todo el mundo te reconozca, pidiéndote fotos, autógrafos y demás cosas incomodas. Sé lo mucho que detestás toda esa fama con la cual te ves obligado a vivir.

Así que me apiadé de vos, comprándote yo mismo ropa, de la más fina selección, que te quedaría como un guante. Pero… ¿Las has usado alguna vez? ¡NO! Simplemente están arrugándose dentro de tu baúl escolar. Supongo que es un caso perdido. Después de vivir con los Dursley y más tarde integrarte con los pobretones pelirrojos, el gusto exquisito que deberías poseer salió volando en una Saeta de Fuego, o quizás nunca llegó a tu persona. No lo sé.

Levanto mi mirada de nuevo y veo como al tratar de agarrar el jugo de calabaza, tirás una azucarera y un vaso. A veces me pregunto si después de tanto pelear con el loco de Voldemort no te haya quedado el efecto secundario de un hechizo, el cual te vuelve completamente torpe y estúpido.

Y esa es otra de las cosas que odio, porque cada vez que estamos comiendo juntos no podés evitar tirarme algo encima, manchando una de mis más que costosas y elegantes prendas importadas; las cuales valen más de lo que ganarían los Weasley en un año.

Te ofrecí enseñarte etiqueta y modales, pero eso sólo me valió para que te ofendieras, dejándome de hablar por una semana. ¡UNA MALDITA SEMANA! Tuve que matarme a pajas y ni aun así mi calentura disminuía un poco. ¡Lo único que conseguí fue que me salieran llagas en los dedos!

Mi orgullo no me permitía disculparme, después de todo yo no había hecho nada mal, pero mi abstinencia sexual pesaba más y al final terminé cediendo. Sí, pensé con la cabeza de mi zona sur que con la del norte. ¿Y qué? Debo reconocer que mi mano agradeció el respiro una vez que todo volvió a la normalidad. Si mi padre me escuchara me mataría a maldiciones oscuras, para luego suicidarse por haber fallado en mis enseñanzas.

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Sigo con mi desayuno, mientras pienso en el motivo por el cual estoy tan enfadado con vos. Pero cómo no estarlo, cuando después de haber pasado ayer una increíble noche de sexo desenfrenado en mi cama, hasta que en algún punto de ésta caímos inconscientes por el cansancio, despierto por la mañana para darme cuenta que no estás a mi lado.

Sé que suena tonto y si hubiera sido en otras circunstancias lo hubiera pasado por alto, pero no ahora... no con vos. Porque yo sé la razón por la cual huiste. Tu maldita inseguridad.

Varias semanas atrás, después de darle vueltas al asunto un millón de veces, me di cuenta de que no quería seguir escondiendo nuestra relación, ya no. Jamás sentí algo tan fuerte y distinto por alguien. No es como si fuera un primerizo con su primer novio, no. Por algo soy considerado el mejor polvo de Hogwarts. Pero aun con toda mi vasta experiencia, nunca me sentí de esta manera con nadie.

Es por eso que me dije, a la mierda todo. Soy Draco Lucius Malfoy y hago lo que se me canta el forro de las pelotas y que se joda el que no esté de acuerdo. Así que le propuse a mi novio que blanqueáramos nuestra relación. Hacerla pública al menos a nuestras familias en un principio, para más tarde rematarla con una declaración ante todo el mundo mágico.

¿Y qué fue lo que recibo a cambio? Una jodida mirada de "Por todos los cielos, se te zafó un tornillo de la cabeza". No hubo quién le hiciera entender que era lo mejor para afianzar más nuestra relación.

¿Dónde quedó el valiente rey de Gryffindor? ¿Aquel que le importaba una soberana mierda lo que pensaran los demás? Parece ser que desapareció junto a Voldemort. Porque ahora lo que tengo es un león inseguro del qué dirán todos. Y eso es, sin duda, lo que más odio de vos. El que no entiendas que quiero estar todo el tiempo a tu lado, que todos sepan que sos única y exclusivamente mío y que me paso por las bolas todo lo que digan o dejen de decir sobre nosotros. Pero no, a vos sí te importa lo que el resto piense y lo odio más que nada en la vid...

Retiro lo dicho. A la asquerosa comadreja junior es lo que más odio. No soporto como se pavonea como una perra en celo frente a vos, como intenta hacerse la sexy para que caigas en sus redes, cuando todos sabemos que te atrae tanto como Hagrid con una tanga rosa.

Pero más que nada, no es la chica Weasley la que me molesta. Lo que me da simplemente arcadas es que te hagas el simpático con ella. Como si quisieras demostrarle a todos que sos un heterosexual común y corriente, enamorado de la hermana de tu mejor amigo.

Lo cual sólo aumenta mis deseos por devolver lo poco que comí en mi desayuno. No estoy exagerando, de hecho tengo varios motivos por lo cual una posible relación entre Ginny Weasley y MI Harry Potter es inconcebible.

Primero y principal, nunca un inocente y fiel leoncito como vos podría salir con la chica que conoce más cabezas que el sombrero seleccionador. Y no, no estoy hablando de las cabezas que contienen nuestros rostros precisamente. Es que nadie en su sano juicio querría tener una relación seria con ella. Todos saben lo mucho que se pierde por cualquier hombre. Creo que no ha dejado a nadie virgen en Gryffindor y ni qué hablar de los de las otras casas. No, simplemente no es el tipo de mujer que elegirías para pasar el resto de tu vida.

Segundo. ¿Alguna vez has escuchado hablar sobre el complejo de Edipo? Porque si no es así te lo presento, mucho gusto. No se puede negar el increíble parecido que tiene la comadrejita con tu mamá, Harry. Si, en estos momentos mi pobre padrino debe estar revolviéndose en su tumba y despotricando millones de diferencias entre la zorrita Weasley y su adorada y santa Lily. Pero Merlín me vuelva Hufflepuff si no tengo razón, que casarte con Ginny sería lo más enfermo del mundo.

Sin contar que, lo más probable es que hubieran tenido hijos que fueran la viva imagen de James y Lily Potter, lo cual sumado al mal gusto que tienen los Weasley y tu poca creatividad, esos niños hubieran llevado nombres estúpidos como James Sirius o algo por el estilo. Que Circe y Morgana no lo permitan, esos pobres angelitos serían el hazmerreír de todo el mundo.

Tercero, y ésta es MUY importante, sos irremediable e imposiblemente GAY. Y como si eso fuera poco, estás hasta las manos por el hombre más hermoso, apuesto, elegante, refinado y un sinfín de adjetivos buenos más. En fin, en pocas palabras de mí.

Si quisiera podría seguir, pero no me alcanzaría el tiempo para describir todos los motivos por los cuáles nadie podría creer tu farsa. Simplemente no entiendo por qué no aceptás que lo nuestro te hace feliz y que estar juntos es lo único que logra florecer una verdadera sonrisa en tu rostro.

Y te odio. Por tu estupidez y torpeza... tus inseguridades... tu horrible sentido de la moda... tus idiotas amigos... por lo despistado que llegás a ser algunas veces... por querer fingir ser alguien que nunca podrás ser. Pero sin duda, lo que más odio de vos es, que aun a pesar de todos tus defectos, me hagas amarte. Porque sí, ese sentimiento que nunca experimenté con otros es amor y dudo que pueda sentirlo por alguien más algún día.

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Más abatido que nunca y con un insoportable dolor de cabeza, decido que ya fueron suficientes cavilaciones por hoy. Por lo que me dirijo a la biblioteca, a ver si encuentro algo para mi tarea de transformaciones. No obstante, no llego a dar dos pasos fuera del gran comedor cuando escucho que me llamás.

- ¡Draco! ¿Estás bien? Te noto muy decaído. ¿Estás enfermo? Creo que deberíamos ir a ver a Madame Pomfrey, tal vez te dé algo para...- Colocás una de sus manos en mi frente para ver si tengo temperatura y es ahí cuando mi mente hace click, trayéndome todos los pensamientos que estuvieron presente durante el desayuno. Por lo que, violentamente, alejo tu mano de mi rostro.

- ¡No necesito ir a ver a la estúpida enfermera! ¿Por qué simplemente no me dejás en paz Potter y te vas a disfrutar del sábado con tus amiguitos y tu noviecita? Seguro que la vas a pasar mucho mejor con ellos que con un idiota ególatra como yo.

En tu mirada veo desesperación, tristeza, miedo y algo que simplemente no puedo descifrar qué es. Tampoco es como si pudiera analizar mucho tiempo más tus emociones, ya que en ese momento me estás besando. ¡Frente a todo el colegio! Por lo que pierdo la conciencia de dónde me encuentro y de quiénes me rodean, para pasar a disfrutar de mi pasatiempo favorito, besar tus sabrosos labios. Haciendo que cualquier pensamiento sobre inseguridades, comadrejas mujerzuelas, complejos de Edipo y niños con nombres extraños, desaparezca por completo de mi mente.

Y es en ese momento, en el que me doy cuenta que así como hay siete cosas que odio de vos, también hay siete que amo. Como tu pelo, que pese a parecer un completo nido de pájaros, es tan suave como la seda de la más fina de mis camisas.

Nos separamos un instante y puedo ver esas esmeraldas verdes que tanto me gustan. Sin duda tus ojos son los más bonitos que he visto y los amo, porque en ellos puedo ver que mis sentimientos son correspondidos. Me amás, de eso no hay duda.

Entrelazás nuestras manos con temor a que te rechace, pero sabés que eso nunca va a pasar. No cuando estás sonriéndome de esa manera tan tierna. Es increíble que simplemente con sujetar mi mano con la tuya puedas darme tanta confianza y paz. Me hacés sentir que todo va a estar bien, que vamos a estar juntos pase lo que pase. Reafirmándolo con tu hermosa sonrisa. Y es imposible que no ame esas dos cosas de vos.

Como también es imposible que no ame tu dulzura e inocencia. Ruborizado hasta la punta de las orejas me susurrás al oído que me amás y que desde ahora en adelante no volveremos a escondernos ante nadie.

Ahora es cuando me doy cuenta de lo que has hecho y quiero golpearte. Todo el maldito colegio está pendiente del teatrito que armamos, por lo que no se necesita ser un genio para pensar que esto aparecerá mañana en la primera página de "El Profeta". ¡Y yo que me había preparado todo un plan de cómo hacer que a mis padres no les dé un paro cardíaco con la noticia! Pero gracias al impulsivo de mi novio, el plan se fue al diablo.

Mas no se va a quedar así, ya me va a escuchar ese Gryffindor del demonio... o tal vez no. Porque con sólo verlo puedo decir que sin duda, la séptima cosa que más amo de vos... es que me hagas amarte. Algo de lo que nadie, excepto MI Harry, puede presumir.


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Notas finales: Muchas gracias por tomarte el trabajo de leer. Si te gustó hacémelo saber en un comentario.

También he estado pensando que podría hacer otra parte, esta vez desde el punto de vista de Harry. ¿Qué les parece? ¿Quieren continuación o debo retirarme? Ustedes dirán. Espero sus comentarios. Besitos y ¡nos estamos viendo!