Hermione Granger se consideraba a si misma como una persona buena y correcta. Estaba al día con sus tareas , mantenía sus notas siempre en el primer lugar y siempre respetaba y obedecía las reglas. Bueno, excepto cuando se trataba de ellos, sus amigos. No le importaba quedar como la mala, ella haría todo por el bienestar y la felicidad de ellos.
Por eso, no dudo en hechizar a Cormac Mclaggen en las pruebas de quidditch. Realmente no le importaba, es más, lo haría otra vez.
Sin embargo, los últimos días había estado pensando mucho en eso. Sobre todo porque Ronald se estaba comportando como un idiota. Tal vez fue muy injusta con Mclaggen. Por eso cuando este le pregunto si quería ir a la fiesta de navidad de Slughorn con el, su conciencia la obligo a aceptar, y aparte de eso, sabía que a Ron no le gustaría.
Cuando Mclaggen empezó a besarla a la fuerza, supo que no se había equivocado, ese chico de verdad era un imbécil de primera clase. Y ella fue tan tonta como para sentir lastima por el.
En cuanto pudo, se lo quito de encima y salió corriendo. Pero a pesar de todo aprendió que si haces malas acciones, se devuelven. Y que el karma te puede perseguir en forma de jugador de quidditch de un metro ochenta de altura. ¡Que molesto!
Bueno, Hermione siempre me ha parecido una buena persona a pesar que a veces puede ser algo exagerada.
¡Espero que les guste!
