Lo que iba a ser una de las mejores experiencias de su vida se había convertido en el inicio de una pesadilla. La razón: Ronald Weasley. Hermione estaba emocionadísima por haber sido admitida en una escuela de magia, nunca había tenido muchos amigos así que quería causar una buena impresión y empezar con buen pie. Sin embargo, sin razón aparente, un niño idiota pelirrojo la había tomado con ella.
-"Es leviosa, no leviosaa" –decía el niño sentado en un banco de uno de los pequeños parques de la escuela. –Es una pesadilla, una maldita sabelotodo, se cree tan inteligente solo por haberse aprendido los libros de memoria. Para eso hay que estar desesperado.
Los demás niños se empezaron a reír con sus palabras y desde ese mismo instante ya quedó marcada como la empollona y sabelotodo oficial del curso. Otra vez como en su anterior escuela. Pasó todas las noches de su primer curso llorando amargamente antes de dormirse. Siempre iba sola a todas partes, con numerosos libros como única compañía. Aunque a finales de su odioso primer curso ocurrió algo que cambiaría su situación.
Estaba ella en la biblioteca, como siempre que tenía un rato libre, y entró en ella Harry Potter que era el mejor amigo de Ronald Weasley. Hermione nunca había hablado directamente con él, solo lo conocía porque era famoso. Teniendo en cuenta de quién era amigo no albergaba muchas esperanzas para él, seguramente era un famoso presuntuoso que se reía con los chistes de su amigo el payaso. Siguió leyendo su libro ignorando la presencia del chico, que caminaba preocupado entre las estanterías. Aunque llegó un momento en el que no pudo ignorarlo ya que resoplaba más que un caballo.
-Oye, ¿podrías dejar de hacer tanto ruido? Aquí los hay que queremos estudiar –dijo Hermione de forma borde.
-Oh, lo siento mucho –farfulló el chico sentándose en una silla cercana.
Hermione se quedó tan sorprendida de que no le hubiera contestado de forma insultante que no pudo evitar sentir curiosidad por la preocupación del chico.
-Eh, ¿te pasa algo?
-No, que va –dijo él haciéndose el duro. Se mantuvo orgulloso durante dos segundos más hasta que no pudo aguantar más. –Bueno, es posible que me pase algo, veras quieren que para el curso que viene sea el buscador de Gryffindor.
-Vaya, pues felicidades –dijo Hermione sin saber qué decir.
-Sí es genial, pero me siento algo inseguro –admitió Harry. –Quiero decir, he aprendido mucho este curso, soy bueno, sé cómo se juega y me gusta; pero al no criarme en este mundo como los demás siento que estoy en desventaja, como si tuviera que esforzarme el doble para llegar a su altura.
-Ya, creo que sé a lo que te refieres –le sonrió Hermione.
-He venido a la biblioteca con la esperanza de aprender algo más sobre quidditch, pero Ron no ha querido acompañarme, según él el quidditch se juega y punto, no hacen falta saber miles de datos estúpidos.
-No creo que nada que venga de Ronald Weasley deba tomarse en serio, dudo mucho que su estúpida cabeza dé para algo más aparte de hacer bromas crueles –dijo Hermione con voz venenosa.
Harry se echó a reír sorprendido ante estas palabras.
-Bueno, la verdad es que es normal que no seas precisamente su mayor fan después de lo que te ha hecho pasar este curso, pero que sepas que Ron no es una mala persona. Es pura fachada realmente, su intención no es herir a nadie, aunque he de reconocer que no sé lo que le pasa contigo. Aún así me sorprende bastante esa reacción por parte de ti, sé que no nos conocemos mucho pero pensaba que eras más… no sé, de otra forma.
Hermione puso cara de estupor ante estas palabras.
-Déjame adivinar, pensabas que era una mosquita muerta incapaz de pensar mal de nadie ya que al ser una sabelotodo me guio más por la razón y el sentido común que por el instinto y que mi reacción a las numerosas burlas que he recibido, recibo y recibiré será siempre quedarme callada con lágrimas en los ojos deseando irme a un lugar tranquilo para llorar amargamente.
Dijo todo esto muy deprisa, tanto que llegando al final por poco se quedó sin aire. Harry asintió con la boca abierta ante este apasionado discurso.
-Pues bien, todo lo que has pensado es cierto, eso es lo que he hecho durante este curso pero hasta las mosquitas muertas vuelven a vivir después de una terapia de electrochoque. No pienso quedarme callada dejando que me humillen hasta despojarme totalmente de mi autoestima. Quiero ser la mejor, quiero llegar a conseguir la beca Merlín que dan en quinto curso y pienso dejar muy claro al que quiera meterse conmigo que a partir de ahora que no voy a dejarme pisotear.
Hermione se levantó de la silla con un optimismo desconocido para ella y estando en la puerta de giró viendo a un Harry Potter aún más boquiabierto que antes.
-Dile a la señora Pince, la bibliotecaria que te deje Quidditch a través de los tiempos, es un gran libro explica todo lo que hay que saber sobre tácticas de jugada y los inicios del deporte.
Cuando se iba a dar la vuelta para salir de la biblioteca, Harry se levantó de la silla y la cogió de la mano.
-Hermione, gracias. Y estaría bien acudir a ti en caso de duda, sobre lo que sea –dijo Harry con una sonrisa deslumbrante.
-Bueno, supongo que no me importaría cargar contigo de vez en cuando –dijo Hermione mostrándose altiva pero con una sonrisa disimulada.
