James Potter era feliz. Tenía una vida casi perfecta, amigos, familia, y ahora tenía a la persona que más amaba a su lado, su mujer y a su hijo, que ella llevaba en su vientre. No podía pedir nada más, salvo una cosa…Que la maldita guerra acabara de una vez por todas.

Caminaba apresurado por las calles de Londres, por el centro de la gran ciudad. A esas horas estaba casi desierta, más por la zona por donde caminaba. El aire era húmedo y la brisa de primavera era fría a pesar de la época del año en la que se encontraba. La media luna brillaba con fuerza en el cielo e iluminaba las calles con su brillo blanco espectral.

Pensó en la felicidad, la gran felicidad que poblaba su corazón y en lo relativo que eso era, pues había pasado de estar feliz a ser una persona dominada por la rabia y la tensión.

Recordó lo que había pasado hacia unas horas atrás.

Lily, cielo tenemos que hablar–, le dijo James a su mujer. Ambos estaban sentados en el sofá de la sala de está viendo la tele–

Claro, ¿Qué ocurre? –Dijo ella incorporándose y apagando la televisión con el mando a distancia–.

Esto es algo que hace tiempo hable con Sirius, y él está de acurdo conmigo en mi decisión. –James estaba serio, Lily pocas veces le había visto así–.

¿Sobre qué? –pregunto ella–.

Y lo tengo más en cuenta ahora que esperamos a nuestro hijo –James le toco cuidadosamente el vientre a su mujer, y lo acaricio–.

James y Lily esperaban a su primer hijo después de haber pasado casi un año desde que se casaron y, más de dos años que acabaron la escuela de Hogwarts de magia y hechicería. La felicidad que sintieron en el momento en el que lo supieron no se podía medir, era algo que se experimenta pocas veces, una felicidad compartida tan grande como el mar.

James… –Lily estaba harta de tantos rodeos– Dilo de una vez, cariño.

James respiro hondo, y habló. –Veras, Sirius y yo habíamos pensado enviaron a ti y a April –La novia de Sirius– fuera del país, lejos, muy lejos de la guerra. –Hizo una pausa– para que estuvierais a salvo, y al margen de todo esto.

¿Qué? –dijo Lily en un leve suspiro– ¿Sirius y tu pensasteis eso?

Si–.

¿De verdad pensasteis que April y yo nos marcharíamos, sin más, y os dejaríamos aquí?

Supusimos que no querríais, nos amáis demasiado, –Lily alzo una ceja– Pero es lo mejor cielo, y lo sabes.

¿April que ha dicho? –Pregunto la chica–

Sirius se lo iba a preguntar hoy, aun no lo sé.

Haber que me centre –Lily cerro los ojos, y los volvió a abrir rápidamente y pareció más furiosa, con las cejas fruncidas y los labios apretados– ¡¿Eres idiota, James Potter?! ¿Enserio crees que me iré de aquí sin más? ¿Y dejarte solo, tú solo…? –Hizo una pausa– ¡Jamás! Nunca me iré, no si tú te quedas aquí.

¡No me chilles Lily! –James se levantó y fue hacia la cocina– ¿No entiendes que si te quedas aquí estarás en peligro? Mira los Longbottom tienen el sello de la muerte, imagínate que nosotros lo tuviéramos… ¡no quiero ni imaginar el peligro que correríamos!

James no te pongas melodramático –Lily intento tranquilizar a su marido poniéndole las manos en la cara–.

James se sentía completo si ella le tocaba o estaba cerca, pero ahora no era tiempo para eso, tenía que ganar lo que quería, tenía que conseguir que Lily estuviera a salvo, ella tenía que estar lejos de todo esto, lejos de la guerra.

Lily, por favor escúchame –se mantuvieron así, cerca el uno del otro– Estas embarazada –dijo casi en un suspiro– Llevas a nuestro hijo hay dentro, y no puedo dejar que corras tantos peligros, tengo que protegerte.

Pero James yo no quiero separarme de ti, no puedo dejarte solo, jamás podría… –Dijo Lily sollozando, apunto de llorar se abrazó a su marido, aferrándose a su musculada espalda y cogiéndolo con fuerzas impregnándose de su olor y de su tacto.

Lily, no debes preocuparte por mí. Yo quiero lo mejor para ti, y eso es lo mejor. Te prometo que…

Lily le soltó y le miro enfadada.

¡NO! Nada de promesas, no me iré de tu lado y punto James, no quiero discutir más sobre el tema. Me quedare a tu lado, siempre ¿vale?

Odio cuando te pones así Lily, enserio. –Utilizo las manos para expresar su enfado moviéndolas a la vez que hablaba– Tienes a mi hijo hay dentro, y no puedes ser tan irresponsable en cuanto a tu seguridad. Imagínate que… ¡Joder Lily! Imagínate que sufrimos un ataque ¿eh? ¿Qué sentido tendrá todo si morimos los dos? –James estaba a punto de llorar, Lily ya lo hacía– Dime cielo, ¿Qué pasara? Es mejor que tú estés lejos, que te mantengas al margen de la guerra, y cuando acabe estaré bien. Estaremos bien, juntos. –hizo una pausa, y al cogió de la mano– Te lo prome…

¡Que no James! No me vas a convencer… Nunca, no pienso dejarte aquí solo.

No estaré solo, esta Sirius.

Razón de más para que me quede.

También esta Remus…

No me vale, él tiene sus propios problemas –sollozo Lily en pensar en su amigo Remus– Él también me necesita, ¿lo ves James? No puedo irme.

¡SE ACABO! Te iras i punto– grito James intentando ser sentenciador–.

NO PUEDES OBLIGARME, JAMES–

CLARO QUE PUEDO–

NO, NO PUEDES –Lily se dio cuenta del griterío que estaban montando e intento bajar el volumen de voz– No puedes James, yo tomo mis propias decisiones–

Sí, pues yo también. –Dijo saliendo de la cocina y dando la espalda a Lily– Me voy…–

¿Qué? –Lily le siguió hasta la puerta de su casa–, ¿A dónde te crees que vas?

Voy a ver a Sirius, estoy harto de discutir… Lily piénsalo, es por tu bien, y por el de Harry. –Se puso la chaqueta por lo hombros y salió de la casa dando un portazo–.

Y ahora se encontraba paseando por la calles de Londres con dirección a la casa de su hermano, Sirius. Podría haberse desaparecido y aparecer en casa de Sirius en menos de dos segundos, pero necesitaba pensar y despejar la mente.

Ahora el principal problema para él, aparte de la guerra, que Lily no sería tan fácil de convencer, eso estaba claro, cuando a su mujer se le mete algo en la cabeza nadie se lo saca, ni siquiera él.

Por fin llego a la calle en la que vivía Sirius, una pequeña calle sin salida en el centro Muggle de Londres. Se había mudado ahí provisionalmente con la que era como su esposa, April Owen, llevaban años juntos, casi tantos como Lily y James. Se conocieron porque April era la mejor amiga de Lily y, aunque lo suyo era una relación amor odio, al final consiguieron dar el paso y así empezó su relación. Ahora vivían en un piso del centro Muggle, pues April era nacida de Muggles y quería estar comunicada con sus padres y el resto del mundo al que ella pertenecía.

Era un edificio antiguo e inhabilitado, tan solo por la señora que les alquilaba cada mes el piso. En la calle en la que se encontraba la vivienda casi no había luz, solo una pequeña farola que parpadeaba.

James se adentró en la calle sin salida por la cera del piso de Sirius y April. Tenía que hablar con su amigo sobre la reacción de Lily, y si April había tenido la misma, porque de no ser así, April podría convencer a su mejor amiga de lo contrario.

Antes de que James pudiera reaccionar vio a lo lejos sombras que se movían procedentes del muro que cerraba la calle. Sintió como los pelos de la nuca se le erizaban. Vio claramente de quien se trataba.

Busco desenfrenado la barita en su chaqueta, pero no dio con ella. Luego busco en el pantalón, pero no la encontró.

Mierda–, pensó poniéndose cada vez más nervioso.

Las sombras que se acercaban cada vez más a él fueron tomando forma, y pudo distinguir las plateadas mascaras que ocultaban las caras de esas sombras cubiertas por una capa negra hasta los pies.

–Cobardes, no os atrevéis a matarme mostrando vuestra cara, –gritó James a medida que se acercaban a él– ¿Cómo se puede ser tan cobarde? ¡Estoy desarmado y sois más! ¡COBARDES! –James no se pudo estar calladito–

No pudo verlo venir, estaba desprotegido y distraído. Un rayo de luz azul le asalto de cara y le hizo dar giros en sí mismo hacia atrás. Su cuerpo voló por los aires imparable hasta dar con algo duro y frio. En ese momento su mundo se tornó negro y, por su mente solo paso un último pensamiento: Lily

Solo quiero que me digan que les ha parecido, por favor no les cuesta nada dejar un comentario. Es un proyecto que hace tiempo tengo en mente, pero que no estoy muy segura de que funcione. SEAN CONSIDEARADOS.

Besos.