Disclaimer: "The Walking Dead" es un universo que ha salido de la loca cabeza de Robert Kirkman y del resto de responsables de la serie de televisión. En este caso, solo tomaré alguno de sus personajes para poder crear una historia que no tiene ánimo de lucro.

N.A.: Antes de que comiences a leer, quisiera advertirte que la trama del fic está inspirada a raíz de lo que sucede en el capítulo 4x16, "A", de la serie. Por lo tanto, si no has llegado a este punto de la historia, no sigas leyendo porque te spoilearás.

También quisiera avisarte que este fic ha surgido de una alocada idea que seguramente me haya surgido por la desesperada espera que todos estamos sufriendo hasta que estrenen la 5ª temporada. Desde el primer momento, me ha interesado todo lo que nos han ido presentando a partir de la segunda mitad de la 4ª temporada sobre la Terminal o "Terminus", ese extraño misterio que la rodea... ¿Son caníbales? ¿Son una secta? ¿Un grupo de flamenco-indie? ¿Son todas esas cosas a la vez? Hasta octubre no lo sabremos, pero mientras tanto, en este fandom dejaré plasmada mi propia y peculiar teoría.

Para ir acabando y dejaros leer con tranquilidad, por favor, os pido que me corrijáis cuando veáis alguna falta ortográfica o de lo que sea, pero sobre todo si veis algún laísmo, que aunque no es excusa, debido a la zona en la que vivo, ese defecto es, prácticamente, imperceptible para mí y estoy luchando para rectificarlo.

Sin más, sólo me queda daros las gracias por pasaros por aquí.


PRÓLOGO


Los sonidos parecían querer respetar al silencio. Ni siquiera el ruido que hacía la puerta al abrirse y al cerrarse quiso romper la paz que imperaba en aquel espacio, y sus pasos... Sus pasos eran mudos. Recordó que hubo un tiempo en el que él no creía en el silencio, ni aún cuando éste parecía apoderarse de alguna situación o espacio. Por entonces, para él, el silencio no existía. El silencio era una mentira. Al principio, podía engañarle, hacerle creer que estaba ahí, detrás, delante, a un lado, al otro... Como una sombra invisible. Sin embargo, pasados los segundos, siempre aparecía algún sonido que demostraba que el silencio era una invención. Incluso cuando más aislado podía estar, cuando era imposible que un ruido externo fuese capaz de irrumpirle, su sentido del oído alcanzaba a escuchar su respiración, los latidos de su corazón e incluso sus ojos al pestañear. Pero, ahora, en el presente ... En el presente el silencio se plantó ante él como un ensordecedor trueno.

Los truenos son los indicadores de las tormentas y ¿Qué otra cosa, si no, era aquel nuevo mundo? Una tormenta. El mundo era tan peligroso como un rayo. Él se sabía consciente de que, en realidad, las cosas no habían cambiado nada respecto al pasado, cuando todo era normal. El planeta Tierra antes tenía una máscara que ahora había caído. Los días actuales eran los que mostraban una verdad que antes estaba oculta. Nunca en la historia había habido tal sinceridad como la que ahora reinaba. Todo era tan claro... Aunque en un principio no lo supo entender y se resistió a ello, pero cuando la muerte se convierten en tu más rutinaria costumbre, tienes que entender que lo simple, normal, moral... no es el límite, y que los nuevos valores van más allá de los conocidos.

Silencio y sinceridad. Dos elementos en los que no creía y sin embargo, desde que desapareció el mundo tal cual y como lo conocía, se habían convertido en los pilares de su vida.

Se acercó con respeto devoto al inicio del gran círculo de en medio de la sala, y puso en pie los candelabros que habían sido tirados. El revuelo que hubo momentos antes causó que algunas velas cayeran al suelo también. Comprobó que varias se habían roto. Ya no servirían para nada. Él jamás ofrecería nada que estuviera roto. Pese a todo, afortunadamente, ninguna de las pequeñas llamas habían alcanzado prender y quemar a ninguno de los objetos. Los sagrados objetos.

Chasqueó los labios.

No le llegaba a molestar tanto el tener que buscar nuevas velas como que ese lugar, precisamente ese lugar, hubiera sido contaminado por la presencia de aquellos indignos, pero no había tenido otra alternativa. Habían tenido que guiarlos. Le habría gustado que hubiese sido de otra manera, llevarlos por otro camino, pero en cuanto se dio cuenta de quienes eran, el fin justificó todos los medios.

Nunca más. Nunca confiar. Nosotros primeros, siempre.

Leyó para sí las grandes letras escritas en la pared, afirmándose de esta manera en su anterior pensamiento, pero, sin embargo, no escuchaba en la mente a su voz, sino a otra, otra mucho más suave y dulce. Aún podía oír aquellas palabras del susurro que pronunció ella cuando lo dejó escapar de su boca. Solo recordarlo le hizo estremecer y un torbellino de sensaciones le sacudió.

No pudo evitarlo, su cuerpo instintivamente se giró sobre si mismo buscando su nombre escrito en el suelo. En seguida lo localizó, hallando el pequeño fuego que coronaba el cirio que iluminaba a la espalda de un girasol, colocado en un pequeño recipiente, que proyectaba una sombra casi como si fuera el reflejo de una divinad sobre un cuaderno de dibujo y una mina de carboncillo muy gastada.

Se agachó para acariciar una de las hojas amarillas de la peculiar flor y ésta cayó sin remedio alguno al suelo. Se estaba muriendo... Daba igual cuantas veces cambiara a un girasol marchito por uno en pleno florecimiento porque todos, siempre, acababan igual: marchitándose, secándose y muriendo... y eso, cada vez que sucedía suponía una nueva derrota. Ya no estaba seguro de hasta cuantas veces lo podría aguantar. Aquello era como el recuerdo reiterativo de su ausencia, al menos, de la ausencia de la forma en la que quería que estuviese junto a él.

Entre esos pensamientos, se dio cuenta de que aquel mustio girasol miraba hacia a un sitio en concreto, como lo haría si se tratase del mismo sol iluminándolo. Aquel punto que le indicaba era una puerta, ni más ni menos, que la puerta A. Frunció el ceño, pero luego no pudo evitar dibujar una sonrisa cuando se dio cuenta. Tenía la sensación de que le controlaba todavía. Sus ojos volvieron a observar a la planta sin borrar aquel gesto de su cara. Era increíble el poder que le podía dar y quitar en un momento.

De repente, a sus espaldas pudo escuchar como otra puerta se abría, y tras ese ruido inicial, unos pasos cautelosos. Después silencio. Sabía que le estaba dando espacio tanto físico como emocional, pues todos sus compañeros eran conocedores de que jamás debían molestarle cuando estaba en el Santuario, más aún cuando se encontraba frente a los recuerdos de ella, frente a sus objetos más valiosos. Pero, el hecho de que aquella persona aguardara hasta que terminara, en vez de marcharse, como lo hubiera hecho el resto, le permitió reconocer, aún sin verla, de quien se trataba.

-¿Qué sucede Mary? -preguntó tras un rato aún sin mirarla.

-Alex ha muerto -contestó.

Cerró los ojos para recordar como aquel psicópata había asaltado a su amigo, encañonándole con su arma, por un estúpido reloj. Eso había provocado un fuego cruzado que se había cobrado la vida del que era su mano derecha. Apretó sus mandíbulas en un intento de serenarse.

-¿Ha recibido la Bendición? -dijo incorporándose para luego acercarse a la mujer.

-Sí. -respondió.

-¿Lo habéis llevado con los demás?

-Sí.

-Estará hambriento. Que alguien se encargue de darle de comer. -comentó mientras comenzaba a dirigirse hacia la puerta para salir -Elige a alguno de los de B para él. A alguien que le gustara sino tuviera la Bendición... Ya sabes, una chica bonita. -se paró un momento antes de abandonar el Santuario pensativo -¿Qué objeto crees que deberíamos elegir para recordarle?

-No lo sé... -dijo Mary con el tono apenado -Quizás... ¿Su maquinilla de afeitar?

-No -rió levemente -Antes era inseparable de ese trasto que ni siquiera cortaba, pero hace tiempo se dio cuenta de que no hacía falta afeitarse en estos tiempos.

-Tienes razón -asintió ella poniendo una tierna sonrisa nostálgica.

-Creo que mejor su guante y pelota de béisbol -meditó tras un rato -Esa manía de molestar a los bendecidos lanzándoles a la cabeza la pelota nunca se le quitó.

-Iré su habitación a buscarlos.

-Bien -dijo él -Hay que reponer velas -añadió -Esta noche misma celebraremos la misa en honor a Alex.

-¿Escribirás tú su nombre?

-Sí -respondió.

La conversación para él se terminó en ese momento, pero no fue así para Mary.

-Gareth -le llamó antes de que el hombre desapareciera del Santuario -He ido a ver a Wendy. -Sólo oír aquel nombre hizo que se le paralizara hasta si quebrada alma. -Estaba muy inquieta por el ruido de los disparos, pero me he quedado con ella hasta que se ha tranquilizado.

Gareth se giró para mirarla directamente con gesto tenso. La mujer se le acercó lentamente, sabiendo que tema estaba tocando.

-Gracias, pero no lo vuelvas a hacer -dijo cortante.

-Por favor, cielo -le agarró uno de sus brazos para evitar que la dejara plantada -Ya sé que no te gusta que nadie la moleste, pero yo también la quiero. La he visto crecer, prácticamente, desde que nació y ahora...

-Lo sé -interrumpió su discurso, no sin intentar disimular el nudo que se había formado en su garganta.

-Sólo quiero cuidar de ella -Mary no pudo reprimir sus sollozos -Está muy delgada, necesita comer...

Gareth se apartó enfurecido y le dio la espalda.

-Acaso ¿No lo entiendes? ¿¡No lo entiendes!? -se exaltó -¡No pienso darle mierda! ¡A ella no! -gritó exasperado encarándose a la mujer -No teníamos a nadie digno que ofrecerle.

-¿Y quién va a ser digno para Wendy, Gareth? -dijo la mujer con lágrimas en los ojos. -¡Nadie te parece suficientemente bueno!

-Hasta ahora.

-¿Hasta ahora? -dijo sorprendida por la respuesta del chico. Era la última que se esperaría de él en esos momentos. -¿Quienes...

-A -contestó.

-¿¡Ellos!? -exclamó incrédula -Pero... ¿Por qué?

-Porque son como los que la mataron.


Gracias de nuevo si has llegado hasta aquí. Este no va a ser un fic largo, lo tengo estructurado para cinco capis, a lo sumo seis, por si se me viene alguna que otra ideilla que pueda incluir.

También decirte que como veo muy arriesgado decir que publicaré un capi semanalmente, mejor diré que uno cada quince días :D

Por último: ¿Sabías que los reviews son gratis? ¡No tienes excusa para no dejar uno! :P

¡Besos caminantes!