COMO EL MAR
Disclaimer: Ni Kanon, ni Mu, ni nadie se Saint Seiya me pertenece. Son todos propiedad de Masami Kurumada.
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Él era como el mar, tan indómito, tan furioso, tan vivas...
Desde que lo conoció lo supo, no le pertenecía a nadie, él siempre estaba donde quería, con quien quería y como quería. Esta noche no era suyo, esta noche era de otro y la próxima sería de otro y otro. Con ese carácter tan avasallador, con ese carisma que nadie puede resistir. Ni Shura, ni Milo, ni Aioria. ¡Dioses! Su lista era inmensa, tanto como el océano y su pasión tan desbordante como las olas en alta mar.
Lo era todo y nada. Era una maldición hecha hombre. Su maldición. Con un carácter que encanta, con una actitud que refresca y un don impresionante al hablar, igual que el mar en la orilla, invadiéndote lentamente, despacio e inadvertido, hasta que te das cuentas que estas atrapado entre sus corrientes, que te tiene prisionero entre sus brazos, que te ahoga con sus besos.
Es así como podía describir al mayor manipulador del santuario. Es así como Mu podía describir a Kanon, con esas características propias del mayor timador que se había conocido el mundo entero, el embaucador más odiado de los siete mares. Aquel que lo había arrastrado a las profundidades de sus hipnotizantes aguamarinas, aquel que lo había llevado a entregarse aun sabiendo que no sería sólo para él.
El menor de los géminis tenía su fama y él no había tenido la fuerza suficiente para negársele. Enseñándole la exquisitez de un beso, lo anhelado que puede llegar a ser un abrazo y lo deseado que puede ser su cuerpo.
La brisa fresca de primavera movió sus finos cabellos. No escatimó el tiempo que había estado ahí de pie contra el pilar de su propio templo, pero dedujo que era demasiado, las estrellas ya se observaban brillantes en el cielo. Aunque por cierto, poco le importaban los astros en ese momento, es más, su atención estaba fija en la luz que desprendía una parte de la casa de géminis.
¿Quién sería su compañero en estos momentos?
Era masoquista pensar aquello, pero no podía cambiar el rumbo de las cosas, sería como no pedirle corrientes al mar. Y Kanon... Kanon siempre sería así, raudo, incontenible como el océano, libre para arrasar con quien quisiese. Y él... Él siempre estaría ahí, a la espera de las feroces corrientes.
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N/a: Una historia que tenía predispuesto ser One shot y que después pretendía ser una colección de Drabbles, pero que finalmente terminó por ser solo un drabble. Así nomás.
Un poquito de esta pareja que me encanta, espero les guste. Gracias por leer.
¡Saludos!
