Canción: Eyes, nose, lips - Taeyang
Pareja: KuroKen/LevYaku -implícito.-
Disclaimer: Los personajes no son míos sino de sus respectivos autores, ésta historia fue hecha sin fines de lucro y mala fe.
Advertencias: OoC de Yaku y Lev principalmente. Contenido lime (se que algunas personas lo agarran más bien como invitación pero lo pongo en advertencias por si acaso); no hay Beta. Si alguien conoce a una persona que supervise mis futuros trabajos respecto al KuroKen, hable ahora. Need' halp! (?) Mención de madrecitas frikis como LoL y el nombre del bar es horrible.
De gatos y celos erróneos
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Un par de ojos color ámbar se pasearon de un lugar a otro recorriendo con la vista el interior del recinto desde un segundo piso; sostenía su teléfono con una mano tecleando sus malestares en la red social más popular del mundo. ''Cuando te sientes completamente fuera del lugar'' –Estoy en ''The Ikebukuro's cave''. Así se sentía el setter de Nekoma, pues sus compañeros prácticamente lo han arrastrado a una discoteca aun cuando replicó la negativa una y otra vez.
La música no era de su agrado (rápida, ruidosa) no gustaba de consumir alcohol y nadie salvo sus ocupados amigos lograba notar su presencia. ¿Cuál era el propósito de traerlo a ese lugar? Sinceramente resultó una terrible idea porque no la estaba pasando bien, quería regresar a su casa y encender la computadora para así perderse toda la madrugada del viernes jugando League of Legends, que las torres no se destruyen solas.
Para colmo ni Kuroo lo acompañaba, al parecer tenía otros asuntos importantes en la pista de baile junto a Bokuto Kotarou y ese chico de Aobajohsai que no le daba buena espina. Es normal para el pelinegro salir a divertirse, pero si quería hacerlo no tenía por qué razón arrastrarlo con él aunque recordando, siempre ha sido de esa manera. Kuroo persuadiendo a Kenma para lograr que saliera de su rincón solitario, en parte lo agradecía mas no en esa ocasión. No cuando estaba ahí sentado como hongo en la barra del segundo piso en un ridículo lugar donde aparte de servir shot's de colores como atracción, veía como Koutarou bailaba muy cerca del capitán contrario. Sin darse cuenta había fruncido el ceño.
Lev Haiba se acercó a su lado y le extendió al cabeza de pudín un vaso de cristal con una sustancia desconocida para él, pero se veía malditamente bien… Ese color café degradado le recordaba al café moka pero al beber lentamente se percató que era algo mucho más dulce que eso y además, le caló un poquito en la garganta. Al menos no era veneno o una poción de Pokémon. La verdad estaba desganado y una de esas no tendría efecto. –Sabe bien… –se limitó a decir bajando la mirada.
Los ojos contrarios se posaron en las raíces negras de su cabello y esbozó una sonrisa, cuando se lo proponía Lev solía ser sensato y perceptivo (aunque la mayoría del tiempo era solo un niño enorme con un cerebro de maní). –Debiste ir a tu casa, no te ves muy divertido.
''No me digas'' quiso replicar enseguida con sarcasmo, se abstuvo. –Te recuerdo que ustedes insistieron, yo les dije que no me gustan estos lugares.
–Lo siento –se anticipó a disculpar pero Kenma negó, no tenía por qué hacerlo. –pensé que solo lo decías por amargado… digo, porque tenías otras cosas qué hacer. –el ruso alcanzó a notar una reacción peculiar en su senpai, y es que sabiendo lo poco expresivo que era entonces si se mordía levemente el labio mientras su entrecejo se fruncía ya era algo grave. Miró en la misma dirección que él y parpadeó: a la distancia se podía observar al setter de Seijou demasiado pegado al cuerpo de Kuroo, lo peor fue cuando el capitán de ''los búhos'' les hizo compañía. Era una discoteca y resultaba normal pero… ¿Kenma se había molestado? –Kuroo-san no está en sus cinco sentidos.
Enseguida el dorsal número cinco dio un sobresalto, no pensó ser muy obvio. –Ya veo…
Al poco tiempo volvió a distraerse con el teléfono celular actualizando cada diez minutos su estado, comunicándose con sus compañeros de juego en línea sobre lo aburrido y molesto que estaba con su amigo de la infancia. Ni quería observar de nuevo a la pista de abajo porque capaz ya se estaba besuqueando con uno de esos dos. O peor, temía que fuera a buscar a Tsukishima Kei estando ebrio, si no es que ya le ha hablado por teléfono. Yaku se le colgó del cuello al joven albino, otro demasiado feliz para estar sobrio y sin más vio como los dos se alejaron al maldito piso. Bebió del vaso que antes le trajo Haiba hasta terminar el contenido, era un alcohol exquisito a pesar de ser tan dulce.
Un bartender se acercó a ofrecerle algo, sin embargo Kenma no supo qué decir. – ¿Qué era esto? –cuestionó con curiosidad. El joven tomó el vaso olfateando el interior.
–Bailey's con una explosión de chocolate. ¿Quiere otro igual?
–Sí, por favor.
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Al segundo vaso le siguieron otros dos mediante el tiempo pasaba, era un líquido demasiado rico y fácil de beber. Si se embriagaría por primera vez no le molestaba que sea con eso. Ya que estaba ahí solo debía aprovechar, tal vez llegando a casa podría jugar un rato, sería una nueva experiencia. A lo mejor así no se enojaba con los malos del equipo, esos que solo salen de su línea para morir. Cómo le frustraban.
Las mejillas de Kozume se tiñeron de rosado y sus manos estaban muy calientes, tanto que resultaba incómodo. Hubo un momento donde se le cayó el teléfono al suelo y ni siquiera pudo recogerlo, alguien más tuvo que hacerlo:
–Vaya, te dejo un par de horas y mira cómo te pones.
–Mira quién habla. –le quitó el teléfono de las manos al bloqueador central de Nekoma y desvió la mirada como si estuviera sentido. No… Realmente estaba sentido.
Su amigo reía de manera muy estúpida y apestaba a cantina. No tenía derecho moral en reprenderlo. –Vamos Kenma, abajo es más divertido que estar sentado como idiota. –le dijo mientras lo tomó de la mano, dispuesto a arrastrarlo a la pista, pero éste hizo fuerza.
–Hmn. –el setter tampoco estaba en sus cinco sentidos, solo por eso explicaba el pequeño puchero formado en sus labios ligeramente húmedos. –Pero ya te estás divirtiendo mucho… ¿No es así? Con ellos… –señaló tambaleando hacia abajo, justo en la cabecita de Bokuto y ¿Y Oikawa Tooru? ¿A dónde se había ido?
Tetsurou alzó una ceja mientras procesó la información. – ¿Bokuto? Ah, Bokuto ahora mismo está llamando a Akaashi, por fin le va a decir lo que sentía aunque espero no la cague, está peor de jodido que yo. Y Oikawa, bueno… Es mejor que no lo sepas. –manchar la mente de su amigo no era factible, estaba de más decir que fue a tirarse a una chica al baño. –Hey, quita esa cara y bailemos un rato. ¿Va?
–Me puse realmente celoso, idiota.
La sonrisa del bloqueador se alzó hacia arriba de medio lado al escuchar esas palabras. – ¿Ah sí?
Kenma sobrio era introvertido, ebrio lograba decir todas esas cosas que no pensaba ventilar nunca, o eso a los ojos de Lev quien desde la esquina de la sala lounge observó a esos dos abrazarse e ir bajando las escaleras con la ayuda del otro, ambos estaban bajo los efectos del alcohol. –Moo ¿A quién estás viendo? ¿Es la rubia?
–No Yaku, no es la rubia sino un rubio.
El de hebras caoba hizo un gesto dramático. – ¡Eso es peor!
La cueva de Ikebukuro era un lugar lleno de adolescentes descarriados, uno que otro turista y algunas parejitas se instalaban ahí para obtener su respectivo faje, cosa incómoda que Kenma tuvo que observar al pasar por el primer pasillo hacia la pista. El DJ declaró a la 1:00 a.m. la hora internacional y ''Good boy'' de GD & Taeyang inauguró la madrugada.
Kuroo llevó a su amigo en un lugar demasiado ruidoso cerca de la bocina y comenzó a moverse como solo él sabía mientras un inexperto Kenma intentaba seguirle el ritmo. Sus movimientos eran torpes como los saques de Hinata Shouyo (mientras tanto el de Karasuno se levantó por un resfriado nocturno); ''Hey ladies, hey hey babes. Hey everybody!'' Resonó en todo el lugar y si al principio a Kozume no le gustaba el ritmo de la música, ahora sí porque estaba con él.
Sus cuerpos encajaban a la perfección el uno con el otro, como si se tratase del tetris. Estaban tan cercanos como siempre pero se sentía diferente, el modo acompasado en el cual Kuroo se apegaba a él lo hizo que se embriagara con su esencia, el sudor de su frente provocó que sus cabellos teñidos se pegaran en la frente pero eso no le importaba mientras sintiera a Tetsurou así de cerca, él rodeándolo de la cintura mientras seguía el ritmo de la música.
''I am a good boy''
Canturreó al final de la pegajosa melodía que de recordar al siguiente día iba a descargarla, no estaba tan mal a pesar de no entender un carajo salvo las partes en inglés, el coreano no era lo suyo definitivamente. Le siguió ''Eyes, nose, lips'' de Taeyang, una canción demasiado lenta comparando a la anterior. El dorsal número uno de Nekoma atrajo más al bajito y él simplemente llevó las manos sobre sus hombros, arrugando la camiseta negra de vestir que llevaba –y ahora que lo notó se veía endemoniadamente atractivo, en especial su visible clavícula perlada gracias al sudor- apretó los labios escuchando la tranquila canción, solo desplazando los pies de un lado a otro sincronizado con el contrario. Cerró los ojos dejándose llevar.
–Kenma… ¿Sabes lo que dice? –refiriéndose a la canción.
El mencionado negó con la cabeza a lo que el pelinegro soltó una risa nasal encantadora. –Yo tampoco.
–Estúpido.
–Ya investigaremos el significado después porque ahora mismo haré algo, te aseguro que recordarás el sonido de fondo. No quiero que sea como una película de terror con banda sonora de una película de porristas. –vaya que estaba diciendo incongruencias.
Kozume se relamió los labios, ansioso. – ¿Qué es lo que harás?
–Esto. –sin pensarlo dos veces el bloqueador presionó sus labios con los contrarios, un beso corto que se había sentido increíble. Sin duda pasó rápido y en efecto escuchó el coro de la canción.
Los ojos oscuros del mayor se afilaron lo suficiente para sacarle un respingo a Kenma, quien aún no procesaba lo que había sucedido. Al contrario de la incomodidad del primer beso curioso en la secundaria (con Kuroo) éste envió algo extraño a su cerebro, unas ganas de volver a chocar sus bocas sin razón alguna. –Kuroo…
El rostro del setter era un poema digno de ver: sus mejillas rojas, los ojos entrecerrados, su piel bañada en sudor y la cereza en el pastel eran sus labios entreabiertos… Sugerentes. – ¿Qué?
–Hazlo otra vez. –se alzó de puntitas muy cerca del rostro contrario, a lo que Tetsurou afianzó el agarre de su cintura, temía a que se escapara de sus brazos. Miedo irracional porque Kenma en ese momento solo quería estar junto a él.
–Las veces que quieras… –acortó de nuevo las distancias entre ambos, sus labios se encontraron por segunda vez en la noche mientras alrededor otros bailaban igual de lento, platicaban y los solteros bebían cerveza en la barra. El contacto fue subiendo de tono a medida que los segundos transcurrían, Kuroo era un apasionado en todos sus sentidos. Kozume tuvo que romper el beso, fue embriagante y sus salivas habían dejado un hilo. – ¿Hm?
Acercó su rostro al cuello contrario inhalando su perfume varonil, ese que siempre usaba pero que ahora le provocaba querer descubrir los lugares exactos donde se había colocado la colonia. –Quiero irme ahora… Contigo. ¿Qué te parece?
–Me parece la mejor idea que has tenido en años.
Morisuke y Lev estuvieron lo suficiente ocupados discutiendo por cosas tontas que no se dieron cuenta de lo desesperados que estuvieron sus compañeros al salir de la ''cueva''. Un lugar que lo había iniciado todo sin saberlo. Un lugar horrible que Kenma no recordaría de no ser gracias a varias fotografías mentales.
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El callejón justo a la vuelta del lugar pareció perfecto en ese momento para romper la tensión según Kuroo, para Kenma no dejó de ser una locura muy estúpida… Estaba ebrio pero no inconsciente. Lo peor de todo es que en la oscuridad no le importaba recibir esos besos en su cuello que lo estaban volviendo loco. Las traviesas manos del contrario recorrían sus costados bajo la ropa que consistía en una simple sudadera verde y una camiseta de manga larga. El contacto de la piel cálida en sus palmas, los dedos recorriendo las líneas de su abdomen. Una punzada fue directo a la punta de su falo. –A-Ah…
Ese gemido agudo encendió más a Kuroo –si eso era biológicamente posible-; relamía su labio inferior pidiendo acceso y en vez de eso Kenma sacó a la suya, haciendo que se encontraran lentamente hasta hundirse en una cavidad, cualquiera que fuera el sabor de sus salivas se deshacía. Los estragos del alcohol en sus rostros encendidos aumentaron sus ganas. –Eso es, gime para mí…
–Pervertido…
Le siguió una risa estúpida antes de restregar su pelvis en busca de una deliciosa fricción que no tardó en hacerlo gruñir de deseo. El bulto en el pantalón de Kozume lo hizo sentir orgullo en cierta forma, él lo había provocado. –Eso dices y mira cómo te has puesto. –canturreó muy cerca de su oído, mordiendo ese delgado lóbulo a su paso. El rubio se estremeció enseguida.
–Es culpa tuya… –desvió su mirada brillante a otro lado, a la nada. No quería escucharlo hablar. –Además te dije que me quería ir…
–Ya estamos en otro lugar, solo relájate un poco. –comenzó desabrochando la hebilla del pantalón contrario, el sonido se escuchó en la soledad del callejón. Quedó en bóxers y Kenma no podía estar más avergonzado. Se sintió descubierto.
–Kuroo… –susurró cubriendo su boca con la palma de la mano, inmediatamente tuvo que morder el dorso gracias a que el mencionado había tomado su miembro. – ¡K-Kuroo!
Calló su boca retirando la mano contraria y besando sus labios de manera apasionada, casi lasciva ya que el sonido acuoso de sus lenguas podía escucharse. Comenzó a estimular el falo con un vaivén de arriba hacia abajo, moderado al principio causando respingos en Kenma que ahogaba en el beso. Al mismo tiempo su propio pene había palpitado en el interior de su ropa.
Se sentía bien, de hecho era increíble esa sensación caliente, demasiado placer para un virgen inexperto que apenas había experimentado en esa misma noche lo que es una borrachera y un beso de lengua. Al separarse por falta de oxígeno jadeó audible para endulzar los oídos del gato negro. –No es justo… –proclamó el rubio.
–Si quieres tocarme también no tengo problema... –y una sonrisa de lado tan pícara que le dio escalofríos se plasmó en su rostro.
–No me refería a eso… Hmn… –pero ahora solo Kuroo ocupaba sus pensamientos, quizá por eso también retiró el cinturón de su amigo y abrió el pantalón con el fin de tocar un poco esa despierta erección. Al bajar su bóxer lo suficiente no supo qué cara poner, esa cosa era demasiado grande. Tragó grueso e imitó la acción que el bloqueador ejercía. Primero lento y a medida que los minutos transcurrían, más rápido.
El azabache soltó su aliento en el oído contrario de una manera tan sensual que apenas pudo ser capaz de contener un suspiro. Ambos excitándose en un lugar sintiendo la adrenalina recorrerlos, ese peligro a ser descubiertos, Kuroo era adicto a eso pero no lo diría. Kenma le gustaba mucho, era un hecho. Sin embargo las circunstancias siempre lo hacían callar. Aunque a partir de esa noche ya no tendría más miedo a ser rechazado porque su cuerpo, sí, su cuerpo respondía a sus caricias. –Kenma… Me encantas.
En medio del placer que ambos sentían llevó sus labios a devorar los contrarios con iniciativa propia, respondiendo así lo mucho que también le encantaba su mejor amigo, desde siempre fueron solamente ellos dos. Una vez separados unieron sus manos acercando más sus cuerpos, ambos miembros erectos quedaron uno con el otro y así obtendrían una estimulación perfecta. Sus falos rozando, las manos sincronizadas. Kenma gemía cada vez con más ahínco, sintiendo poco a poco el éxtasis en forma de un cosquilleo en el vientre.
Por su parte el gato negro también estaba encendido, sentía a la perfección como esos toques hacían efecto en su cuerpo y a pesar de la ebriedad sabía que debe ir lento, noches así habría muchas –porque era de las personas que apostaban todo, su última carta era la declaración que probablemente le haría a Kenma los próximos días.- Tampoco era su intención asustarlo sugiriendo sexo en un lugar público. En el momento se conformó con escuchar salir de la boca contraria su nombre en un gemido agudo y su líquido cálido recorrer su mano. Kozume intentó recobrar la respiración en lo que Kuroo seguía moviendo ambas manos en su extensión, aprovechando el semen como un estimulante. No tardó mucho en gruñir como una pantera para venirse de la misma forma. Había sido excelente.
De su bolsillo sacó un pañuelo que usó para no dejar ''evidencia'' en sus ropas, ya el suelo era otra cosa. Suspiró cansado y se acomodó las prendas inferiores al igual que un callado setter. Acercó sus labios a su mejilla, besando con todo el cariño que había ocultado desde un principio pero aun así no se inmutó.
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Llegaron a la casa del menor después de un viaje silencioso en autobús.
El azabache se recostó en su cama sin pedir permiso, todo le daba vueltas y lo único que quería era dormir, sin embargo el dueño de la desordenada habitación ya se había puesto el headset para jugar una partida. '' ¿Es en serio?''
Sin embargo antes de iniciar sesión en su cuenta llamó la atención de Kuroo: –Oye…
Un ''mh'' como respuesta, al menos seguía despierto. –Tú… ¿Has hecho lo que hicimos con alguien más?
Porque Kenma no dejó de darle vueltas a la escena donde él y Bokuto bailaban muy cercanos, empeorando cada vez que recordó a Oikawa restregando a Oikawa Jr. sin vergüenza. Le hervía la sangre y pensaba que era a causa del alcohol: ''No, esto no es cuestión del alcohol. '' Desde un principio se sintió celoso. Eran eso… Simples celos de ver a su amigo comportarse de esa manera con otros.
–No… Realmente es la primera vez que me dejo llevar así y tengo razones… Algún día cercano las sabrás.
Kenma tuvo un impulso de abalanzarse contra él y abrazarlo, pero murió enseguida gracias al ronquido que soltó poco después.
Sonrió.
–Lo que no te imaginas es que al final seré yo quien lo diga primero.
Tus ojos, nariz, labios
Tú contacto que solía tocarme,
Hasta el final de las puntas de tus dedos
Todavía puedo sentirte
Fin
Cuando sea bartender abriré un local que se llame ''La cueva de Monterrey'' fdgsjgfsd(?) Okay NO.
Good boy fue la primera rola prendida que se me ocurrió, la verdad no escucho demasiado de ese estilo en particular... se vale ilustrarme.
Por último espero que hayan disfrutado la historia tanto como yo al escribirla.
Lucas.
