CAPÍTULO 1

"Vamos Cas, tienes que animarte, será divertido!" Anna iba sentada en el asiento delantero del todoterreno que Gabriel conducía, con una sonrisa permanente, intentaba animar a su hermano que parecía de lo más aburrido, o quizá molesto.

Cas la miró, y emitió una especie de gruñido, no estaba nada contento, eso de reunirse con el resto de la familia no era algo que le hiciese especial ilusión, no se llevaba demasiado bien con el resto de sus hermanos, y no debería haber abierto la puerta a Anna y Gabriel cuando habían ido a por él.

Estaban de camino a Vancouver, y Vancouver significaba frío… Nieve… Comidas familiares, estar todo el día en casa… Quizá salir a dar una vuelta… No le apetecía el plan en absoluto.

La familia de Castiel estaba compuesta por varios miembros, todos hermanos, sus padres les habían acogido cuando eran niños, Castiel había llegado cuando tenía unos trece años, había sido huérfano desde el nacimiento, y un día aquella agradable pareja le acogió, junto a Anna, a la que consideraba más su hermana ya que habían estado siempre juntos.

El camino fue largo y aburrido, aunque durante el camino se había mentalizado que sería incluso peor al llegar.

La casa familiar que sus padres les habían dejado al morir era bastante grande, restaurada, tenía muchas habitaciones pues eran seis hermanos ahora, era Nick el que se ocupaba de ella ahora, vivía allí, junto a Adam que era menor de edad.

Gabriel hacía poco que se había mudado, al igual que Anna y Cas que se habían marchado fuera para poder asistir a la universidad.

Su hermano mayor detuvo el coche y Cas ayudó a Ana con sus cosas, Nick salió a recibirles en cuanto les vio, a pesar de todo tenían un vínculo pues habían compartido muchas cosas, y pese a las desavenencias seguían siendo familia.

"Habéis tenido un buen viaje?" Preguntó Nick a Gabriel.

"A pesar de los gruñidos de Cas, si" Dijo Gabriel con una sonrisa divertida pasando por el lado de Cas.

Castiel le miró de forma furibunda, y fue a dejar sus cosas.

Su habitación estaba como siempre, con sus fotografías, posters de sus grupos favoritos, le estantería de sus vinilos estaba como siempre, habían sido de su padre, tenía incluso el tocadiscos. Además de una estantería donde tenía algunos de sus trofeos de ciencias.

A pesar de que le deprimía estar allí, en parte le alegraba estar de vuelta en casa de sus padres, por lo que sonrió en la soledad de su habitación.

. . . .

Después de la cena decidió subir a descansar, pues había sido un viaje largo.

Tenía ganas además de echar un ojo a sus viejas pertenencias, tenía algunos libros de todo tipo, y escuchar algún que otro vinilo, cerró la puerta una vez dentro, y comenzó a mirar por las estanterías, viendo sus viejos recuerdos.

Parecía que hubiera pasado una eternidad desde que empezase la universidad, y ahora estaba ya a punto de acabar. Cogió un libro al azar y se sentó para leerlo por encima, sin prestar demasiada atención en realidad.

Estaba más enfrascado viendo las fotografías que había en la pared.

Eran de un verano, bastante lejano, en el que había pasado los dos meses en un campamento, con muchachos de su clase, había sido el primer verano en disfrutar de verdad, corriendo, haciendo actividades, compartiendo cabaña, bañándose en el lago... Pero no era solo eso lo que lo hacía especial.

Había sido ese verano cuando conociera a su mejor amigo, uno al que no veía desde que se marchase después de ese verano a la universidad, decía su mejor amigo, porque había sido el único con el que había tenido cierta confianzas.

Sin embargo sus caminos se habían separado… No sabía que debía haber sido de Dean… Si habría cumplido su sueño… Sonrió viendo una fotografía, y suspiró… Echándole de menos de repente… Quizá si hubiera sido más valiente…

En ese momento deseó ser de otra forma, no ser de los que pensaban si no de los que actuaban, o al menos saber que hacer… Porque siempre había sabido, durante esos meses, que algo había entre ellos… Una conexión especial… Un vínculo…

"Era el que ligaba con todas las chicas…" Se dijo viendo la fotografía con atención, y la dejó de nuevo en el corcho "Eran solo imaginaciones mías…" O el anhelo por Dean.

Tocaron las doce, y decidió acostarse a dormir.

Estaba dormido cuando comenzó a soplar un fuerte viento, y las contraventanas comenzaron a golpear con fuerza, se levantó de mala gana y fue a cerrarlas, y luego la ventana, y maldiciendo, ya que odiaba despertarse a media noche, dio media vuelta para acostarse. Pero de repente dio una especie de brinco.

"Joder…" Masculló "Quien cojones eres? Que haces en mi habitación?" Preguntó, pensando que debía ser algún conocido de sus hermanos.

"Tranquilo, querido, he venido porque tú me has llamado, Castiel" Dijo el hombre, era algo bajo, mayor, vestía de negro, de compleción fuerte, y le observaba con las manos metidas en los bolsillos de su traje.

"Yo?... Que dices?" Dijo con los ojos muy abiertos "Si es una broma de Gabriel puedes largarte, no tiene gracia…"

El hombre rió divertido, Castiel perdió la poca paciencia que le quedaba y trató de empujarle, pero cuando fue a tocar al hombre simplemente le atravesó, y se choco con el escritorio, escuchando al hombrecillo reír.

Cuando se giró enderezándose, le vio al otro lado de la habitación.

"Que mierda…?" Dijo contrariado "Acaso estoy sufriendo un derrame cerebral?" Se preguntó tocándose la cabeza.

"Date otro golpe como ese, y tal vez" Dijo el hombre "No, verás, soy Crowley… Y me has llamado…" Dijo Crowley observando al moreno que se estaba poniendo sus gafas.

"Crowley" Repitió Castiel con las gafas ya puestas, enfocándole "Y que eres, Crowley?" Preguntó "SI no eres una burla de mi subconsciente…?".

Crowley rió, haciendo que en su mano apareciera una copa de whisky a la cual dio un largo trago, y se relamió, paladeando la bebida.

"Soy… La respuesta a tus plegarías" Sonrió viendo al Cas.

Castiel le miró con fijeza, sin pillarlo demasiado "Que plegarias?"

"Ojala hubiera sido de otro modo, ojala hubiera confesado a Dean lo que sentía" Dijo Crowley de forma burlona, imitando la voz de Castiel, solo que de forma más aguda y ridícula "Esas plegarias" Añadió Crowley.

El moreno miraba a Crowley con cara de bobo, con la boca abierta y los ojos clavados en él… Estaba completamente flipado… Por lo que se atrevió a preguntar "Que eres una especie de… Hado madrino?" Preguntó, burlón.

Crowley tomó otro trago de su vaso "Hado?" Repitió "No… Digamos que… Es mi castigo ayudar a perdedores como tú, así que pon de tu parte, coopera…" Dijo y dejó el vaso a un lado "Es lo que quieres? Lo que querías? A ese tal… Dean Winchester?" Preguntó.

Castiel enrojeció, notando el rubor en sus mejillas aumentar, y balbuceó algo "No… Bueno, hace tiempo de eso, ni siquiera sé donde esta… Además nadie te ha pedido ayuda! Era un pensamiento en voz alta no era como si… No te estaba llamando" Dijo de carrerilla, trabándose en algunas palabras.

"Además" Continuó Cas "Por que iba a dejar que me ayudases? Dices que es tu castigo? A saber que has hecho…" Dijo desconfiado.

El hombre de negro rodó los ojos, con desesperación "Eso a ti no te importa, simplemente voy a ayudarte, y punto, sin trampas…" Aseguró Crowley "Te ayudaré a conquistar a tu querido caramelito, y a que pierdas tu virginidad de una vez…"

"Yo no soy virgen!" Exclamó Cas totalmente sonrojado.

" No claro…" Dijo Crowley riendo divertido por la reacción del muchacho "Vendré a verte mañana" Fue lo último que dijo antes de empezar a desvanecerse.

"Mañana?" Preguntó Castiel "Pero si ni siquiera sé donde esta Dean!" gritó a la nada "Crowley! No vengas! No quiero que vengas!".

Pero Crowley ya no estaba allí.