Descargo de responsabilidad: Demashitaa! PowerPuff Girls Z no me pertenece, solo utilizo sus personajes sin fines de lucro.

Pareja: Kaoru/Butch.


Torn and Broken

Chapter I: Then we meet, Kaoru.

Que no, hombre. No había sido la primera vez que alguien se me declaraba, había pasado por ese tipo de situaciones antes. Por supuesto, nadie llamó mi atención como para llegar al punto de corresponder dicha confesión. Digamos que, en toda mi época de escuela, yo pasaba de todo ese rollo de salir con alguien.

—Oye, Kaoru.

— ¿Qué? Si es por los apuntes de biología, ni lo pienses. No escribí ni una misera palabra.

Además de ser una molestia, salir con alguien no me daba buena espina. Ya saben, estar en plan enamorada/idiotizada como que a mí no me iba del todo. Yo era más de, no sé, ¿ser libre? O algo parecido. Como sea, el punto es que, si alguien se me declaraba, yo sabía exactamente cómo actuar en ese momento: mirar a la persona en cuestión como si no comprendiera lo que estaba diciendo y, obviamente, irme sin decir ni pío. Así de simple, así de fácil. Era una forma rápida y segura de cortar con todo de raíz, nada de irse con los típicos rodeos de "Déjame pensarlo", claro que no. Uno tiene que ser directa, porque respuestas como esas, te llevaban o a un horrible final en el que acababas enamorada de un idiota o a una horrible situación incómoda de la cuál no sabes cómo huir.

—He traído la película que me pediste prestada la semana pasada.

— ¿Esa de la monja? ¡Estupendo!

—Ah, y otra cosa, Kaoru.

— ¿Qué cosa? Dime, llevo prisa.

Pero tengo que ser sincera, aquella vez, yo no me esperaba con lo que saldría este tipo.

—Me gustas.

Una expresión verdaderamente de nada apareció en su rostro en ese momento, una expresión que no mostraba ni el mínimo gesto de debilidad, ni mucho menos amor. Pero allí estaba, diciendo que yo le gustaba. Y bueno, ¿qué es gustar, a fin de cuentas? ¿No es eso amor? No, bueno, puede que no. Pero es, a mí parecer, el primer paso para enamorarse, y teniendo en cuenta eso, gustar, entonces, era algo más o menos parecido al amor o tenía relación con eso y ya.

Entonces, ¿qué? Dime, ¿a qué venía esa cara totalmente carente de expresión?

—Ah, vale. De acuerdo.

¿De acuerdo? ¿Yo acababa de decir eso? Pues sí, yo había dicho esa estupidez que no tenía sentido, había dicho eso en vez de seguir con mi tradición de mirar raro e irme. Sin embargo, tampoco es que él estuviese actuando con mucha normalidad. Me refiero a que, según lo que he visto, una persona normal se pondría nerviosa e incluso puede que llegara haber algún tartamudeo patético por ahí, pero no lo había, en él no había absolutamente nada. Era como mirar una roca con buen aspecto. Bueno, olviden lo último.

—Ajá, entonces, nos vemos luego.

—Sí, adiós.

El día continuó sin ningún problema ni nada parecido. Y la confesión que recibí a medio día, a mitad del pasillo que llevaba hacia aquella máquina expendedora que, por alguna razón, siempre se quedaba con mi dinero, quedó en el olvido y pasó a formar parte de un archivador llamado "rareza" que estaba dentro de mi cabeza. Debo decir que ese era el archivador que no quería, ni debía ser abierto. Quizás en momentos de ebriedad fuese obligado a soltarse, pero en otra situación no.

Y allí, justo allí, se encontraba el problema.

Yo misma había rebuscado entre las páginas hasta hallar ese momento y repetirlo como una cinta sin fin dentro de mi cabeza. Una cinta misteriosa y, sobretodo, frustrante.

—Cabe la posibilidad de que solo estuviera jugando —le di un sorbo a mi cerveza y miré expectantes a Momoko y Miyako, que ladearon la cabeza—. Vamos, no me van a decir que eso no es algo típico de los idiotas. Es Butch de quién hablamos, niñas.

—Que es típico, sí, pero no le pega mucho que digamos —reflexionó Miyako, y dio un vistazo a su alrededor hasta fijar la vista en tres chicos que estaban en la barra de licores—. Algo como eso le va mucho más a Brick, incluso puede que a Boomer, pero, si me lo preguntas, Butch es totalmente del tipo serio.

—Concuerdo con Miyako —comentó Momoko a su lado—. Sí, de acuerdo, Butch tiene los genes Him dentro de él, pero aún así, hay que admitir que parece ser el más maduro. Además, hay que tener en cuenta el hecho de que Butch solo juguetea con las chicas, dudo mucho que vaya por ahí diciéndoles que está enamorado de ellas.

—Maldita sea, ¿tú eres sorda o Brick te dio por la oreja? —chillé ya hasta la coronilla. Se los juro, les he tenido que repetir más de chorrocientas veces que sólo dijo gustar, pero allá van ellas con sus idioteces—. Dijo que le gusto, ¿lo pillan? Que le g-u-s-t-o. Nada más que eso —guardé silencio durante unos segundos, saboreando mis propias palabras—. Esperen, quizás yo lo interpreté mal. Puede que con eso de gustar, solo estaba tratando de decir, ya saben, que le gusto.

—Eh, ¿dices que con gustar, él se refería a como persona y no de manera romántica?

—Eso, Miyako, eso.

Nah, no me creo ese cuento —se entrometió la ya media ebria Momoko—. Yo digo que, si te dijo que está enamorad... Perdón, que le gustas, es porque le gustas y punto. De manera romántica, claro. Solo tratas de evadir algo que es totalmente notorio.

En las palabras de Momoko había un error, por supuesto. Un muy grande error.

—Uy, discúlpame, Akatsutsumi, pero en lo que tú dices notorio, yo no veo ni mierda.

No mentía; Butch Him no hacía nada que diera a entender aunque sea un poco que yo le gustaba. Sus ojos, más rasgados que los de sus hermanos, me observaban igual que siempre. Sus palabras, las cuales eran pocas, ya que no acostumbraba a hablar mucho, eran iguales a las de siempre. Sus acciones, que no decían mucho de él, seguían siendo igual a como siempre eran. Nada había cambiado. Todo era lo mismo... Bueno, menos yo. Nunca se lo diría a nadie, ni siquiera a Momoko y a Miyako, pero desde el momento en el que el problema nació, algo se tambaleó dentro de mí, y por como iban las cosas, aquello que estaba apunto de derrumbarse debido al tambaleo, acabaría, sin duda, esparcido en el frío suelo.

—Sólo te niegas a aceptar ciertas cosas, Kaoru.

— ¿De qué diablos hablas, rubia?

—Nada —se apresuró a responder Miyako, y sus ojos se dirigieron con cierto toque de diversión hacia los tres muchachos que caminaban hacia nuestra mesa—. Creo que deberíamos dejar el tema por ahora, a menos que quieras que le preguntemos directamente a Butch.

Les digo que Miyako, cuando quiere, puede ser absolutamente una desgraciada.

—Como hagas algo te...

— ¿Otra vez armando pleito, Kaoru?

— ¿Otra vez entrometiendo tus narices en conversaciones ajenas, Boomer?

Boomer sonrió cuando ocupó el asiento vacío junto a Miyako, seguido de sus dos hermanos. Para cuando le daba el primer sorbo al trago que los Him habían traído, capté la mirada intrigada de Brick.

— ¿Qué?

—El ambiente se siente raro —se extrañó Brick, y dejó su trago sobre la mesa—. ¿De qué hablaban ustedes tres?

—Ah, sólo de...

—De que eres un idiota. Cállate. No hagas preguntas. Bebe tu trago.

¿Ven? Ese fue el primer indicio de que algo definitivamente había cambiado en mí.

Todos en la mesa me miraron alzando las cejas, incluido el causante de mi mayor problema, el que había soltado la mayor estupidez que había oído en toda mi vida y que luego se había ido como si nada. Claro, obsérvenlo bien ahí sentado, con su chaqueta de cuero negra y su camiseta del mismo color, luciendo como un chico malo con aquel corte de pelo que, de alguna manera, le hacía resaltar lo verde de sus ojos. Y ahora que me fijo, vaya que son verdes. Los míos también lo son, pero digamos que de un color mucho más claro, algo así como el césped, qué sé yo. La cosa es que, desde que lo conozco, siempre pensé que sus ojos eran un verde más bien común, pero no, incluso pareciera que, entre más entrecierra los parpados, se vuelven un poco más oscuros, o tal vez sea la luz del club que le da de pleno en su nuca o quizás llevo más de treinta segundos mirándolo fijamente a los ojos sin darme cuenta.

Ah, Kaoru... Bien hecho, eres una zopenca.

Actúa normal, actúa normal, actúa normal. Vamos, actúa normal maldita sea.

— ¿Qué miras, idiota? ¿Tengo monos en la cara o qué?

Butch se tardó en responder, y cuando lo hizo, me miró con ojos desdeñosos.

—Esa debería ser mi frase.

Butch jamás fue una persona de muchas palabras. Si había una votación de quién de los tres hermanos Him era el más parlanchín, Butch quedaba tan detrás de Boomer y Brick que se le podría poner en duda el que llevara el apellido Him. En otras palabras, Butch era del tipo que siempre decía lo justo y necesario. Y puede que por esa misma razón, no volvió a hablar en toda la noche y solo se dedicó a beber una y otra vez de los tragos que se iban acumulando en nuestra mesa, y para la no sorpresa de todos, al acabar la noche todos estábamos ebrios, menos Butch, que siempre fue el más resistente al alcohol, y como la vida es una mierda, yo era la con menos resistencia y la que siempre debía ser llevada a rastras a casa porque le daban berrinches y no quería dejar de beber.

Y adivinen a quién le tocaba la tarea de arrastrar a la Kaoru en modo alcohólica infantil devuelta a su dulce hogar.

— ¡Que te den, Butch! ¡Cobarde, te maldigo! ¡Avada...!

—Que sí, que sí.

Tratar de meterme bajo las sábanas cuando estaba en el punto máximo de ebriedad y euforia era un grave delito, pero Butch lo intentó con todas sus fuerzas hasta que lo consiguió. Y yo, como buena samaritana, después de un rato de forcejeo, me creé la idea ridícula y de película de lo que se vendría a continuación. Sí, niños y niñas, ¡sexo desenfrenado estando ebria! Lo mejor, qué decirles.

Claro que no contaba con que Butch me robase la almohada y se fuese a dormir al sofá de la sala de estar.

Al día siguiente, desperté con una resaca asquerosa y de un humor de perros. Pero mi humor no tenía nada que ver con que tuviese resaca, sino porque recordaba todo el día anterior, y recordaba a la perfección que Butch, aquel tipo idiota que dijo que le gustaba aproximadamente hace un par de semanas, no había hecho ni el más mínimo movimiento, siendo que yo estaba a su completa disposición y tal vez un poquitín débil... Y con ganas de follar, claro.

Cuando me levanté, me di cuenta que llevaba la ropa del día anterior, pero al estar de mal humor, decidí coger una manta verde. Para cuando había terminado de envolverme en la manta había llegado ya a la sala de estar, y mis ojos captaron enseguida a Butch, que seguía durmiendo en el sofá grande con un par de débiles rayos de sol iluminándole el rostro dormido y tranquilo.

Estúpido.

—Mira que quedarte en el apartamento de la chica que supuestamente te gusta y dormir como todo un santurrón en su sofá —murmuré mientras iba y me sentaba en el sofá individual que estaba al lado del familiar—. ¿Qué quieres que te diga, Butch? Me has decepcionado. Debo decir que tenía una imagen de ti como un completo arrasador, ya sabes, de esos que se proponen un blanco y lo consiguen como sea, pero aquí estás, todo adorable durmiendo en mi sofá... Bueno, olvida lo de adorable, ¿qué demonios? Como sea, ¿qué demonios contigo?

Lo observé durante un par de segundos y lo vi moverse un poco. Temblaba. La ventana estaba abierta y una brisa fría entraba por ella, y el muy idiota quería hacerlas de buen chico cuando ni capaz era de cerrar la ventana. Y luego la policía y los cotillas de los vecinos se preguntan por qué me roban el apartamento. Luego de haberme levantado a cerrar la ventana, caminé de vuelta a Butch y lo tapé con la manta que había traído conmigo, y no fue hasta que los ojos de Butch parpadearon repentinamente hasta que me di cuenta de lo extraño de la situación.

Mierda, que parecía un chico acurrucando a la chica que le gusta. Dios mío.

— ¿Kaoru?

Sacudí la cabeza y mis ojos fueron instintivamente hacia Butch, que ya me miraba más despierto. Alcé una ceja en su dirección mientras lo veía observar la manta con la que acababa de cubrirlo con una mirada que parecía analizar todo. ¿Era pecado que no quisiera que pescara un resfriado o qué?

—Te dormiste con la ventana abierta, hace frío y es invierno —me excusé antes de que siquiera él preguntara—. ¿Qué? Solo no quería que pescaras un resfriado y dejaras tus microbios en mi apartamento.

—Ajá —pronunció con voz ronca.

Butch se reincorporó en el sofá, se quitó la manta, se acercó a mí y me envolvió con ella.

— ¿Qué...?

—Me voy a casa —anunció con voz somnolienta—. Me bebí la leche de tu nevera, así que tendrás que conformarte con agua o lo que sea.

Butch pasó a mi lado sin siquiera rozarme, y para cuando me di media vuelta, él ya estaba por abrir la puerta principal.

No sé qué fue lo que me empujó a hablar, pero sea lo que sea que fue, definitivamente debía de saber que era mala idea. Pésima idea.

—Oye, Butch.

El Him me miró por sobre su hombro, y pude notar que su mirada ya estaba más despierta y alerta. En algún punto del camino desde mi sofá a la puerta se había puesto la chaqueta de cuero con la que iba el día anterior, la que le quedaba endemoniadamente bien, lo cual sólo aumentó la pérdida de excusas en mi cabeza. Porque sí, no tenía ni la más mínima idea de por qué había decidido llamarlo. Pero por mucho que me costara admitirlo, sabía dentro de mí que no deseaba que se fuese. Y vaya que eso era malo.

— ¿Qué pasa?

¿Ahora qué, Kaoru, qué?

—Ah, eh... —balbuceé, y ante la expresión de extrañes de Butch, me obligué a mí misma a crear una excusa rápida y claro, creíble—. Gracias por traerme anoche. Sino fuese por ti, seguramente nunca llegaría segura a casa.

Butch parpadeó en mi dirección durante unos segundos, parecía un poco desconcertado. Diablos, ¿por qué parecía desconcertado? ¿Dije algo extraño? ¿Dije algo malo? ¡¿Qué dije?!

—Ajá, entonces nos vemos luego, Kaoru.

Fue horrible, sí, lo fue. Era la misma frase idiota que había dicho cuando me dijo que yo "le gustaba", era su ajá, entonces nos vemos luego. En serio, ¿no tenía otras palabras de despedida? ¿No conocía otra forma de afirmación que no fuese ajá? ¿Era un imbécil? ¿Realmente le gustaba? ¿Me mintió? ¿Fue una broma?

En serio, ¿qué diablos le pasaba a ese tipo?

—Que te den, Butch. Que te den.


BDJSDK hola, ¿qué tal, qué tal? Ha pasado un tiempo (como siempre ahr) pero, ya saben, uno nunca abandona enteramente Fanfiction, o al menos yo no cbjhk En fin, este fic me salió realmennnnte largo, tanto que tuve que cortarlo porque hasta a mí me daba flojera verlo, pero nada, hoy vengo sin excusas (? y solo diré que hasta el momento no tengo listo el final, pero sí este y otros dos capítulos terminados, así que, si ven que no continúo es porque o me morí o me entró el diablo, o sea, la flojera.

Y bueno, respecto a Butch, quise hacerlo diferente de como lo hacía en la mayoría de mis fics, así que creo que esta es la primera vez que escribo sobre él como un chico serio y frío, más o menos como se muestra en el anime. Me gusta la versión de Butch que crean en FF, realmente me encanta, pero quise variar un poco y saber qué se siente escribir de él de forma más madura o algo así kjhd

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