WAAHHHH! MI primera traducción! Bueno técnicamente no es la primera pero si la primera vez que recibo el permiso del autor para subirla n_n
Bueno, primero dejo muy claro que esto es solo un trabajo de traducción y adaptación al español de mi parte, el fic y la historia pertenecen a hopelessromantic5.
Bien con ese punto claro nos vamos a las demás aclaraciones:
Disclaimer: la historia/fic no me pertenece a mi, solo soy un mero traductor; pero los personajes de Twillight no nos pertenecen ni a mi ni al autor original del fic, son propiedad de Stephanie Meyer. No hacemos esto con fines de lucro, plagio ni difamacion. Es solo puro entretenimiento.
Advertencias: esta historia contienes escenas explicitas de abuso, sexo, violencia y lenguaje un poco obsceno. Principalmente es un fic yaoi/homosexual, así que si no te gusta sal de aquí ahora. (Yo soy realista, se que en realidad nadie caso a estas advertencias pero de todas formas las pongo jajajaja espero que disfruten el fic bajo su propia responsabilidad n_n)
Agradecimientos: a Hopelessromantic5 por darme el permiso de subir su fantástica historia en español, en serio, seria un crimen no dejar que otros la lean jajajaja.
Sin mas preámbulos los dejos leer...
Master of My Soul
Capítulo 1:
-Deprisa perros, tenemos que llegar a la colina antes de la puesta del sol, ¡tengo un horario que cumplir!-Gritó el transportador de plomo para el pequeño grupo de sumisos que se movilizaba hacia el norte después de haber sido comprado en una subasta en el sur. La tarea de caminar hasta una colina era bastante fácil, pero más complicado a causa de las cadenas con las que iban atados.
-Ey hombre, que deberíamos divertimos un poco con ellos esta noche; ponerlos abiertos y preparados para sus nuevos dueños-Rió disimuladamente un lobo con piel sucia y algunos dientes faltantes.
-No, nadie los toca; voy a tener menos dinero si están jodidos. Supongo que si los sienten apretados, les da la ilusión de haberlos comprado vírgenes-Comentó el jefe de la caravana y transportador de plomo con una risa mental sin sentido del humor.
-Vírgenes; sí claro, se sabe que aquí no han habido vírgenes durante años, especialmente éste-
Dijo otro lobo mientras se abalanzaba hacia uno más pequeño, haciéndole caer de costado en el suelo fangoso. El pelaje de arena del pequeño lobo quedo cubierto de oscuro barro rojizo, pequeñas piedras y restos de hierba. De los nueve lobos que componían la caravana sólo seis dejaron salir sonidos rasposos similares a una risa. Hacía mucho tiempo que los sumisos habían aprendido a no mostrar sus emociones, ya que estas podrían ameritarles un castigo.
Desafortunadamente eso causó que los tres grupos tuvieran que detenerse a causa de la larga cadena con la que iban unidos; y, aunque el lobo color de arena estaba haciendo un esfuerzo para ponerse de pie rápidamente antes de que el transportador lo golpeara, el suelo estaba resbaladizo, combinado con el hecho de que estaba exhausto y hambriento, la situación solo era aún más difícil.
-¡Ponte de pie idiota! Te juro que voy a ir a la mierda con ustedes, ¡deprisa!-Gritó mentalmente el transportador frente al lobo de arena-Y tú, deja de jugar con ellos; si pierdo la paciencia y mato a alguno, no les daré paga, ¿entendido?-Añadió, en dirección de sus ayudantes.
Era el año dos mil novecientos veintisiete. Después de todos los descubrimientos, las guerras, las luchas por el poder y la dominación, la humanidad fue derrotada por un organismo de lo más pequeño: un virus. El virus Norwana. Llamado así por el país en que el virus hizo su primera aparición, era diez veces peor que el Ebola. Sus víctimas se marchitaron a nada; a pesar de conservar la sangre, el agua se escapaba de sus cuerpos. El cuerpo humano está formado por un setenta por ciento de agua, pero el Norwana creaba un desequilibrio químico que confundía las señales del cuerpo y toda el agua de las células de la víctima era expulsaba en un proceso lento y doloroso hasta convertirse en nada más que una cáscara seca. No importaba la cantidad de líquido que se inyecta en el paciente, este solo terminaba en un charco alrededor de la víctima muerta. En cuatro meses toda la población mundial fue diezmada: de diez mil millones, a solo unos pocos cientos.
Sólo aquellos con resistencia natural al virus sobrevivieron. Esos "afortunados" se enfrentaron a un destino aún más cruel que la enfermedad, porque los que enfermaban morían en un plazo de cuarenta y ocho horas. Los seres humanos con resistencia natural no sólo tuvieron que presenciar cómo sus familiares y amigos se convertían en pasas y morían: se convirtieron en el grupo más bajo de la cadena alimenticia. Fueron presa del único grupo, junto a los cambia formas, que sobrevivieron a la pandemia: los vampiros. A medida que la población humana disminuía también lo hizo su suministro de sangre. Se desesperaron al tener que enfrentar la realidad de una eternidad sin sangre, muriendo todos los días sin la esperanza de encontrar consuelo en la muerte.
Los metamorfos eran incapaces de proteger a los seres humanos ya que todos ellos estaban lamentándose y atendiendo a sus propias familias. Madres, padres, hermanas, hermanos, hijos e hijas: todos fueron víctimas del cruel organismo. Y los cambia formas tenían la tarea de ayudarlos durante su paso a la tierra de sus antepasados, y enterrar sus cuerpos arrugados después de su muerte. Ninguna familia permaneció intacta, el dolor y la pérdida se podía ver en los ojos de todos y cada uno de ellos.
-¡Muévanse, muévanse, muévanse! Nunca he visto un grupo tan patético. No sé de quién me compadezco más, ustedes o el idiota que pagaba dinero por cualquiera de ustedes. No son una mierda y probablemente morirán en la primera semana-Su risa siniestra fue atada con disgusto por tener que lidiar con los sumisos. Era un trabajo humillante, la entrega de los esclavos a sus dueños, pero muy bien pagado. El abuso había sido constante y cualquier falta de respeto, ya fuera real o sólo mera confusión, se pagó con una paliza.
Después que todos los fuegos se apagaron y la suciedad se instaló en los miles de millones de tumbas en todo el mundo, la tierra se volvió un mundo libre para todos. No hubo más países, sin límites, sin fronteras y sin paredes. Como era de esperar, una guerra se forjó entre los vampiros y los metamorfos. Los vampiros, estando en clara desventaja tuvieron que levantar la bandera blanca y admitir su derrota. Los cambia formas tenían una gran ventaja, la capacidad de tener hijos y multiplicar su número; cuando, por otro lado, los vampiros no tenían esa posibilidad.
Llegaron a un acuerdo que benefició a ambos grupos. Todos los vampiros fueron exiliados a África y Asia, donde la abundante vida silvestre proporcionaría alimento para ellos. Sin la influencia de los cazadores furtivos la población animal crecería. Ellos nunca estarían realmente saciados, pero no perecerían. Si se controlan a sí mismos podían vivir una eternidad en esas tierras, después de todo, desde la guerra con los cambia formas había menos de cuatrocientos vampiros que quedaban en el mundo y no tenían ninguna posibilidad de aumentar su número. No había seres humanos para convertir y la sangre de los cambia formas era veneno para ellos. Los metamorfos se afirmaron en Américas, por lo que la tierra retorno a sus legítimos dueños.
Al final de la era de los hombres había cerca de dos mil cambia formas. Su número creció lentamente ya que había muy pocos metamorfos del sexo femenino. Las hembras fueron protegidas y reverenciadas entre las manadas. En un principio las mujeres podían elegir con quién quería casarse. Pero a medida que aumentaba la escasez de mujeres, estas se convirtieron en la nueva moneda y la fuerza dominante de una manada. La fuerza del grupo se determinaba, en parte, por el número de hembras en cada uno. Más mujeres significaban más cambia formas; más cambiadores proporcionarían los números para prevalecer en cualquier confrontación. Los ancianos y los consejos regionales idearon reglas y regulaciones para los matrimonios. A las mujeres sólo se les permitía casarse con terratenientes o altos soldados de clasificación. Cualquier metamorfo tenía que sobresalir en algo importante para merecer una hembra. Después de tantos años con una tremenda escasez de hembras, la homosexualidad era muy común, ampliamente aceptado y alentado. Muchos cambiadores optaban por pasar su vida con una pareja masculina y vivir una vida productiva muy feliz.
Fueron extremadamente extraños los casos en que un sumiso pudo tener hijos. No habían habido sino sólo seis los sumisos con esa suerte, pero ninguno en los últimos veinte años. Cuando un niño comenzaba a mostrar signos del inminente cambio, eran llevados a los ancianos de cada tribu, que los observaba hasta la etapa final mientras el proceso se llevaba a cabo. Cuando paso por primera vez, un cambio que había evolucionado hasta el punto de que no necesitar ser desencadenado por los vampiros, se caería en una de dos categorías: dominantes o sumisos.
Los dominantes eran la mayoría y podían elegir cualquier trabajo que quisieran entre lo que estaba disponible; en forma de lobo eran dos veces el tamaño de cualquier sumiso. Después estaban los dominantes por etapas, a los lobos más grandes y más fuertes se les ofrecieron un puesto en el ejército, lo que era un honor. Su tarea principal era la protección de su territorio y forma de vida. Los otros podrían elegir entre lo que estaba disponible, desde dar mantenimiento a los paneles solares y los molinos de viento que cosechan la energía a convertir en electricidad y así poder trabajar la tierra, entre otras tareas. Después de la crisis energética del dos mil ciento veinticinco, los humanos desistieron en función de los combustibles fósiles y perfeccionaron las tecnologías para cosechar la energía del sol y el viento.
Los sumisos, por otro lado, se colocaban bajo una estricta supervisión por cuarenta y ocho horas. Los pocos afortunados comenzarían un ciclo de calor inmediatamente y fueron buscados después de los mejores pretendientes en la tierra, para aparearse y reproducirse. No se apareaban en su primer ciclo, solo luego de seis meses a un año más tarde cuando el segundo se llevaba a cabo. Durante ese tiempo, no tenían la oportunidad de elegir un marido que proteger y amar por el resto de sus vidas. Si ellos no entraban en un ciclo de calor, sus padres tendrían la oportunidad para comprar su libertad. Si por alguna razón sus padres no podían cubrir la cantidad astronómica, serían destinados a una vida de servidumbre; un destino peor que la muerte si se les preguntara. Una vez convertidos en esclavos no había vuelta atrás y no existía manera de escapar de su destino. Desde el gran levantamiento de la pandemia y las eventuales diferencias entre familias, estas leyes se habían impuesto para hacer frente a las necesidades inmediatas y, como solía ocurrir, quedaron como parte de su cultura.
-Vamos a acampar aquí para pasar la noche; salgan de fase para que pueda ponerles sus collares de nuevo. Y sin trucos raros ¡o se encontrará con el final de mi látigo!-De sumisos sus vidas no valían nada y, aunque eran bastante caros, nadie era penalizado por matar a uno de ellos. El líder de la caravana sólo tenía que reembolsar al propietario por lo que pagó, pero esto era algo que ningún transportista pensaba hacer.
Los tres sumisos en la caravana pasaron de nuevo a sus cuerpos humanos y esperaron de rodillas al transportador para que les colocara los collares de nuevo en su lugar. Después que cada collar hubo hecho clic en sus cuellos y asegurado con la llave especial hecha de forma individual para cada collar, se les permitió ir hacer sus necesidades y lavarse.
Los sumisos que estaban destinados a ser esclavos, su objetivo principal era para aplacar las necesidades sexuales de sus propietarios, mejor conocidos como "maestros". El día que un sumiso era equipado con el collar en su cuello, era el último día de su vida y el primer día de su existencia.
El collar estaba hecho de una aleación de hierro especial, muy fuerte e irrompible, pero lo suficientemente flexible para tener forma de círculo. En su momento los seres humanos lo utilizaban en aviones debido a su resistencia y peso ligero. Cualquier esclavo que trataba de entrar en fase mientras usaba el collar era decapitado por este mismo debido a la forma en que les calzaba. Lamentablemente, en los últimos años esta había sido la forma más común que tenían los sumisos para poner fin a sus miserables vidas. Si un esclavo sentía que no podía seguir, simplemente cambiaba y en pocos segundos todo había terminado. Seth pensó en ello más de una vez; la primera había sido durante su iniciación como un sumiso, una ocasión de su vida que prefirió enterrar en lo más profundo de su mente.
-¿Sabes quién te compró?-Susurró un hombre que se había presentado como Embry.
-No, ¿y tú?-Pregunto Seth, en el mismo tono bajo.
-He oído que algunos nombres antes, pero no sé quién va con quién.
-¿Qué nombres escuchaste?-Le pregunto un joven tosco, con una profunda cicatriz en el lado derecho de la cara. Los lobos habían aumentado su resistencia a las enfermedades pero, a diferencia de los dominantes, los sumisos aún podían quedar con cicatrices si la herida era profunda o si eran quemados severamente. Se presentó como Michael.
-Escuché Black y Uley, y había un tercero, pero se dieron cuenta de que estaba escuchando y me dieron un manotazo para que me alejara.
-Mierda, espero no irme con los Black-Añadió Michael.
-¿Por qué?
-El padre, William, es bastante decente, ni siquiera toma sumisos; pero él da libre reinado a su hijo, Jacob, es una pesadilla lo que hace. No tiene ningún problema en durar más que un par de semanas con un sirviente, algunos ni siquiera unos pocos días, es una de las razones por las que hay escasez de sumisos.
-Todos son lo mismo, te golpean y te joden-Intervino Seth tristemente.
-No Black, él es un monstruo. Conocido por reducir a un sumiso a papilla por apenas levantar la mirada o hablar sin permiso.
-¡¿Quién demonios les dio permiso, hijos de puta madre, para hablar?!-El transportador empezó a golpear a los tres con un bastón rígido que hacia un ruido espantoso cuando se movía a través del aire, cada impacto de los golpes los obligo a quedar tendidos en el suelo. Se sentía como el fuego y el relámpago que golpeaban a la vez, borrando cualquier otro pensamiento o sensación.
-Si fuera por mí les pego un tiro aquí, pero sus propietarios me pagamos por adelantado para librarte de ustedes.
Los tres metamorfos cojearon y se arrastraron hasta el campamento, donde el líder del transporte arrojó un pedazo de pan y un poco de carne en el suelo para cada uno de ellos. Tomaron su miserable cena, trataron de limpiar la mayor cantidad de suciedad de su comida como pudieron y comieron lo que se les dio en silencio, con la espalda aún palpitante a causa del castigo más reciente.
América del Norte y Canadá estaban unidos como un solo país y divididos de manera desigual en dos territorios: el este y el oeste. Aunque lograr aquella división no fue sencillo, sucedió después de mucho derramamiento de sangre y dolor. En cierto modo la batalla había sido similar a la guerra civil que se libró por los seres humanos casi once siglos en el pasado. Al final, el Este, que cubrió los tres tercios del territorio, fue reclamado por la familia Black, eran guerreros sin miedo y la pérdida de la matriarca de la familia a manos del enemigo encendió la llama que les impulsó e infundio fuerza, otorgándoles la victoria. El señor William Black, junto a su hijo Jacob, formaron la manda más poderosa y temida en América.
Todo había cambiado; la sociedad tenía nuevas normas y divisiones. La posición más alta pertenecía a los dueños de la tierra, en el caso del oriente, eran los Black. Justo por debajo de ellos estaban las hembras, que, aunque eran tratadas como muñecas de porcelana, tenían que dar a sus compañeros a tantos niños como sus cuerpos les permitiera. Cualquier hombre que tuviera una hija inmediatamente escalaba un peldaño en la escala social. Debajo de las mujeres estaban los oficiales de alto rango del ejército, especialmente los dedicados a la protección de loa terratenientes. Los soldados fueron seguidos por el grupo más grande: los criados.
Los sirvientes trabajaban en las pocas industrias que todavía funcionaban. La agricultura, la ingeniería y como ayuda en las fincas. Los Black controlaban la industria de la carne y los productos lácteos; además de la carne de vaca, proporcionaban leche y huevos para toda la región oriental y partes de América central. Esta fue la industria más prolífica, ya que constaba de los principales alimentos consumidos por los cambia formas. Además, también poseían miles de hectáreas dedicadas al maíz, papa, trigo y heno.
No había celebridades, no había deportes profesionales, ni televisión, ni radio ni Internet.
La industria de la comunicación se hizo obsoleta y se consideró innecesaria, ya que los metamorfos de la misma manda podían comunicarse telepáticamente a través de miles de kilómetros de forma automática. Aun si el cambia forma fuera de un grupo diferente la comunicación era todavía posible, pero no era inmediata. Cuando los licántropos reconstruyeron el mundo que necesitaban dando prioridad a la comida y la defensa, estas se convirtieron en las industrias más importantes.
Después de terminar su cena los sumisos fueron atados a un tronco de árbol grueso usando el bucle que cada uno de ellos tenía en sus cuellos. Tenían que dormir en el suelo en una posición semi sentada porque la cadena no era lo suficientemente larga para permitir que se acostaran. Todos estaban desnudos, ya que nadie se había molestado en darles algo para cubrirse con desde la subasta.
A pesar de todo era una hermosa noche; la oscuridad aterciopelada del cielo nocturno estaba llena de millones de diamantes brillantes, bailando entre sí de alegría interminable. Seth miró hacia el cielo preguntándose cómo tanta belleza podría ser testigo de los horrores que él y los otros tenían que pasar de forma diaria.
-¿Alguna vez te asustas Seth?-Pregunto Embry; esta sería una de esas raras ocasiones en que sería capaz de hablar con otra persona, alguien que entendiera exactamente cómo se sentía.
-Sí, todo el tiempo, a nadie le gusta el dolor, ya sabes, ¿y tú?
-Por supuesto…-Embry se detuvo un minuto-Seth ¿cuántos años tienes?
-No estoy seguro, hace mucho que deje de recordar mis cumpleaños, no hay nada que celebrar todos modos. Si tuviera que adivinar, diría que estoy cerca de veintinueve. ¿Y tú?-Al igual que cualquier otro esclavo, la edad de Seth no era evidente en su apariencia. Su apariencia física se había congelado a la edad en que cambio por primera vez. En el caso de Seth, siempre iba a parecer un chico de catorce años.
-Tengo veinticuatro, mi viejo maestro se enamoró del capitán de la guardia y decidió venderme-Explicado Embry.
-He tenido a dos amos. La primera vez me fue muy mal, casi me mató en varias ocasiones. Fue horrible para todos, no sólo yo, incluso su padre fue víctima de su ira muchas veces. Como era de esperar fue asesinado durante un viaje de caza, nunca se encontró a la persona que lo hizo, pero nadie estaba buscando realmente un culpable, todo el mundo se alegró porque se había ido, sobre todo yo. Estuve con él durante cinco años, pero los sentí más, como cincuenta. Con el segundo no fue tan malo, sólo el habitual dominantes rico. Al menos sus palizas nunca se fueron de sus manos, y me entrenó para ser todo lo que se puede esperar de un sumiso. El primero nunca me entrenó, lo cual era darme una paliza cada vez que he cometía un error… Se casó con una mujer de Brasil y ella le exigió que se deshiciera de mí.
La espalda de Seth estaba adolorida de los azotes que recibió antes y frotarse contra el tronco de un árbol no estaba ayudando a sanar lo suficientemente rápido:
-Mierda mi espalda me está molestando-Dijo mientras volvía a acomodarse lo mejor que pudo.
-Acércate un poco-La petición de Embry era extraña, pero Seth no lo cuestionó, años de obedecer las órdenes hicieron de él alguien programado para obedecer sin rechistar.
Seth sintió una mano cálida en su espalda deslizándose, siempre tan suave sobre la carne magullada. Una ola de alivio le envolvía, el dolor disminuyo hasta que sólo sintió una ligera molestia. Volvió la cabeza hacia Embry, con sus ojos muy abiertos por la sorpresa y el asombro.
-Eres un sanador-Susurró Seth. Embry asintió afirmativamente con miedo a reconocer su don-¿Nunca se le dijiste a tu amor?-Pregunto.
-Él lo sabía, pero me prohibió decir nada. Mi única suposición es que él no quería perderme, yo siempre hice lo que me pedía y así es como él me pagó-El dolor y la tristeza se marcaban en las facciones de Embry mientras contaba la historia de lo que él, obviamente, consideraba una traición.
-Tú le querías-Seth pronunció aquellas palabras con miedo de decirlas en voz alta. Era contra la ley que un sumiso a enamorase; si lo hicieran, podrían morir en el acto. Sin hacer preguntas. Incluso si era sólo una sospecha; cuando se trataba de los sumisos, los derechos civiles eran inexistentes. Una vez más, Embry asintió con la cabeza mientras se limpiaba una lágrima.
Seth estaba perplejo; nunca había conocido a nadie tan fascinante como Embry. Incluso después de todos los años de abuso, Seth mantuvo su humanidad; negándose a ser convertido en un animal. Su compasión no conocía límites y se sintió extrañamente atraído por el hombre a su lado. No una atracción sexual, sino una fraternal. Compartieron un vínculo que había sido grabado en su propia piel al igual que las muchas cicatrices que tenían. Embry mantuvo su cabeza agachada mientas gruesas gotas saladas caían de ella. Seth simplemente agarró su mano entrelazando sus dedos y acomodo la cabeza de Embry en su hombro. La sed de Embry para el contacto humano le permitió aceptar el don de la amistad que Seth le estaba dando, aunque fuera sólo por una noche. Los sumisos nunca formaban lazos con otros sumisos, sabían que la persona a su lado de podría ser asesinada delante de sus ojos y no había nada que pudieran hacer al respecto, excepto sufrir en silencio.
-¡Levántense y brillen mis meaos!-Gritó el transportista, al mismo tiempo que él y sus ayudantes orinaban sobre los tres sumisos. Ellos fueron tomados por sorpresa y amordazados mientras sentían como algunos de los líquidos pútridos caían en sus bocas. Los hombres sólo se rieron de ellos, luego los soltaron y llevaron al arroyo para que se lavaran. Ellos sabían que no podían entregarlos apestando a orina o no recibirían el pago total por sus servicios. Era ridículo que pudieran ser entregados con moretones, pero no apestosos o jodidos. Esa era la única razón por la que no fueron violados la noche anterior como los transportistas querían, sus propietarios podrían inspeccionarlos tan pronto como llegaron a su destino y si había evidencia de actividad sexual reciente, les habría sido reducido una parte del dinero.
El aroma de los huevos y el tocino alcanzó los tres sumisos e hizo sus bocas se hicieran agua y sus estómagos se quejan en voz alta. Pero no quisieron darles ningún alimento, estaban programados para llegar antes del mediodía y si sus propietarios querían darles de comer que eso incurriera en sus gastos. Después de todo, estaban asquerosamente ricos y tenía dinero para gastar en comida para los perros.
Después de correr durante tres horas llegaron a la propiedad de la Uley´s. Su propietario, Sam Uley, era un socio de los Black y el mejor amigo de Jacob desde la infancia. Era tan guapo como cruel; sin querer una esposa, a pesar de que podría haber tenido cualquier mujer que quisiera. Él nunca le importó casarse por qué prefería permanecer soltero, dispuesto a aceptar a un compañero masculino o femenino. Era una torre de metro ochenta y nueve de puro músculo, lo que le otorgó el apodo de "La Gran Muralla". Sus padres habían muerto durante la pandemia, pero William Black básicamente lo habían adoptado como otro de sus hijos, compartiendo su riqueza con él.
Un soldado los interceptó cuando se acercaron al borde de la propiedad. Los soldados eran demasiado entusiastas cuando se trataba de la protección de las fincas y los terratenientes. Ellos eran muy conscientes de la humillación diría que recibiría un soldado inútil: serian despojados de su rango, tendrían que unirse a los sirvientes y convertirse en un ciudadano normal sin los privilegios que ser militar proporcionaba.
-¿Qué negocio tienes aquí?-Preguntó el soldado.
-Estoy entregando unos sumisos para los señores Uley y Black; los compraron en las subastas en Georgia y dieron instrucciones para uno de ellos de ser entregados aquí. Tengo todo el papeleo.
-Así es, el último murió hace una semana. Espero que éste dure más porque él se pone de un humor de perros cuando no tiene un sumiso que joder.
-Yo no le doy ninguna garantía, acabo de transportarlos. Es suficiente con tener que aguantar a estas criaturas.
-¿Cuál es el suyo?
-No me importa, que elija; de cualquier forma, para mis son todos iguales.
-Tú…-El soldado señaló a Embry-Espero que tengas el culo listo, porque tu nuevo amo no te va a soltar hasta que no puedas caminar, o hasta que mueras.
Seth se encogió ante la idea de Embry muriendo a manos de su nuevo amo, pero lo único que podía hacer era dar una mirada de reojo a su nuevo amigo antes de que se alejara con el líder de la caravana.
¿Quién sabe?, tal vez el muerto en pocos días sería él, como el transportador, dijo: no había garantías.
Corrieron durante una hora antes de llegar a una hermosa propiedad, rodeada de robles altos y acre tras acre de hermosos campos verdes. Había varios graneros de heno de hasta treinta o cuarenta pies, junto a estanques y árboles frutales. Al igual que en la propiedad Uley, un soldado les interceptó al instante en que pusieron una pata en la tierra.
-¿Qué deseas?
-Estoy entregando estos dos sumisos, el señor Black los compro-El soldado miró desinteresado y disgustado a los dos sumisos restantes, Seth y Michael.
-Sígueme, debe ser para Jacob; Carlos, su sumiso, murió hace cinco días, supongo que Jacob se entero que alguien más lo estaba cogiendo y lo mato.
-¿Cómo le mató?-Preguntó uno de los ayudantes con la única intención de asustar a los sumisos.
-Se lo follo continuamente hasta que su cuerpo termino con hemorragia masiva; incluso se nos invitó a algunos de nosotros para unirnos a la diversión-Todos se rieron cuando el soldado hizo un recuerdo mental de la apariencia del cuerpo cuando él y otros dos lo llevaban para quemarlo. Seth y Michael sintieron un escalofrío comenzar en el cuello y terminar en la espalda baja cuando dieron cuenta que estaban destinados a la misma suerte cruel.
Corrieron dentro de los límites de la propiedad a lo largo de otros treinta minutos, viendo varios caseríos que por su cuenta parecían pequeños barrios. Todos ellos tenían hermosos jardines; uno con juguetes en el patio, Seth no pudo evitar el anhelo y tristeza en su corazón al verse frente a eso. Él siempre soñó con tener una familia propia, sabía que era imposible, que el hogar probablemente pertenecía a un oficial de alto rango o a un héroe de guerra y nunca podría pertenecer a un sumiso. Los jardines estaban repletos de árboles de manzana y derivas de lavanda, el aroma era dulce y tentador.
El grupo estaba en asombro cuando la casa más hermosa que alguno de ellos había visto nunca apareció a la vista. Sólo podría ser descrita como salida de un cuento de hadas. Esa mansión habría puesto el castillo de Cenicienta en vergüenza. Tres pisos de altura, cinco torres y un techo empinado. El exterior consistía en ladrillos grises con ventanas pareadas establecidos en arcos y combinados con grandes ventanales. Había varios balcones de las que sólo podría ser las principales habitaciones de la mansión. Exuberante vegetación a su alrededor con líneas de cedros sobresalían a cada lado de la casa. Un bosque denso se pudo observar a un lado de ella.
La vista en el patio delantero habría convertido a cualquier hombre en piedra. Había un par de lobos masivos que luchaban o jugaban, era difícil ver la diferencia. Uno de ellos era una bestia de plata con un rostro negro; el otro era aún más grande que el primero y tenía un color muy singular, marrón rojizo.
A medida que el pequeño grupo se acercó, dejaron sus juegos bruscos y se volvieron hacia ellos:
-Señor, este hombre y sus compañeros traen a los sumisos que su padre compró recientemente.
-Ya era hora que llegaran; estoy teniendo un serio caso de bolas azules-El pensamiento vino de parte de la bestia rojiza-Fuera de fase. Quiero verles como seres humanos-Su voz mental goteo con autoridad.
Ninguno de los sumisos dijo o hizo nada, solo se quedaron de rodillas con los ojos clavados en el suelo hasta que el transportista les puso los collares. No se les permitió levantar sus ojos para mirar a los dominantes, ya que se consideraba una falta de respeto. Con el rabillo del ojo que pudieron ver como los lobos, el de plata y el rojizo, cambiaban de nuevo a su forma humana.
Los dos hombres delante de ellos sólo podrían describirse como los ejemplares más perfectos de todas las criaturas míticas. Ambos comparten las características de los nativos americanos, claro signo de su ascendencia. Ambos tenían la más hermosa piel color caramelo con espeso pelo negro y una nariz orgullosa. El lobo de plata era un hombre apuesto que no aparenta más de dieciocho años, un poco más de seis pies de altura, brazos fuertes y una fuerte mandíbula. Tenía el ceño fruncido permanente en su rostro y una postura que gritaba que no era uno de retroceder de una pelea.
El lobo rojizo estaba cerca de los dos metros de altura, con grandes brazos fuertes, labios carnosos y una expresión intimidante en su rostro. Su aspecto joven, sin parecer de más de dieciséis años, en marcado contraste con la oscuridad en su expresión. Seth había sido siempre muy perceptivo, lo que probablemente le salvó la vida en varias ocasiones. Era una habilidad muy conveniente para poder predecir el estado de ánimo de los maestros, sus necesidades y deseos. Eso, además de su comportamiento dulce, representaba su vejez. Sintió que el lobo era un individuo verdaderamente preocupado, un alma perdida incapaz de encontrar la paz dentro de sí mismo. Para la mayoría de la gente que parecería ser cruel; para Seth, una víctima de su reputación.
Lo que hizo aún más aterrador para los sumisos fue el hecho de que estaban muy bien dotados. Más temprano que tarde iban a experimentar de primera mano esos monstruos enterrándose profundamente dentro de ellos. Seth se estremeció ante el recuerdo de todas las veces que había sido abusado sexualmente.
-De pie-Ordeno un hombre con una voz profunda. Se dieron cuenta de que venía del más alto de los dos.
-Mierda, que son dos cosas pequeñas y escuálidas-Dijo el rojizo con una expresión de disgusto. Caminó alrededor, inspeccionándoles como si fueran caballos. Él pinchada y tocaba de la forma más humillante, haciéndolos inclinarse para asegurarse de que no habían sido violados en el camino.
-¿Debo llamar a Carlos señor?-Preguntó uno de los otros soldados.
-No, voy a elegir el mío y te llevaras el otro a su habitación. Le está bien por optar a tomar una siesta en lugar de unirse a los ejercicios.
-Lamento decir esto Jacob, pero tu padrino es un vago perezoso-Comentó el lobo de plata.
-Lo conozco, Paul.
Jacob siguió dando vueltas a ambos sumisos que para ese momento estaban temblando como hojas durante un huracán. Él estaba inspeccionándolos, decidiendo cuál sería su próxima víctima.
-Quiero que esta-Jacob dijo apuntando hacia Seth.
-¿Puedo preguntar por qué señor? Él es más pequeño que el otro-Interrogado uno de los soldados.
-Exactamente Jared, por lo que es seguro asumir que va a ser más fuerte-Él se unió al otro en una sinfonía de risa maliciosa-Llévenlo adentro, aféitenle la cabeza y consigan limpiarlo. Entonces llévenlo a mi habitación y encadénenlo. Estaré allí en breve para tomar lo que es mío.
-Toma el otro y llévalo a la habitación de Carlos; no sé si también quiera deshacerse de esa fregona sucia en la cabeza, que lo decida él.
Un sirviente se acercó a Seth y, agarrándolo del brazo, tiró de él hacia la casa. Con el rabillo del ojo Seth vio a su nuevo amo mirarlo lujuriosamente mientras que el lobo llamado Paul, le dio un codazo en las costillas mientras compartían una risa maliciosa. Seth sabía que su destino estaba sellado; él tenía un nuevo amo, Jacob Black, el maestro más despiadado en el mundo dominante
Siendo su único consuelo la posibilidad de que su sufrimiento podría terminar muy pronto.
Continuara…
Wauh, traducir es mas cansado de lo que parece... Pero estoy satisfecho con mi trabajo hasta ahora. Me gustaria saber sus opiniones al respecto, ya saben, un review que diga que les parece la historia, o si hay partes que no entendieron, o en donde me equivoque; toda critica es bien recibida n_n
Hopelees-chan! espero leer tu opinion pronto, nos leemos la proxima semana con el proximo capitulo!
