Renuncia de responsabilidad – No tengo el derecho de copia de los personajes, etc. Sólo los tomo prestados durante un tiempo. La historia se desrrolla después de la primera temporada de la serie.
Es una historia totalmente independiente de "El Engaño." Sin embargo, contará con Cassie, de esa historia. Si no has leído "El Engaño" y te gustaría leer esta historia necesitas saber que Cassie fue introducida en ese relato. Es una camarera de una cafetería frecuentada por Harrison y está empezando su propio negocio de diseño de interiores. También es la nueva novia de Harrison.
Me encanta oír a la gente que lee cualquiera de mis relatos, así que aseguráte de dejar una revisión si lees esto. He dejado a propósito un C2 de Tru Calling por si quieres comprobarlo en mi perfil. Si te gustan los relatos enfocados en Harrison, espero que consideres suscribirte.
Traducción por STCF
¡Gracias y pásatelo bien!
La Maldición
Parte Uno – Una Llamada para Despertar
El sonido del teléfono sonando despertó a Harrison, que gruñó y se puso la almohada sobre la cabeza. Todavía estaba oscuro fuera. Nadie en sus cabales estaría llamándole por teléfono a esta hora de la mañana. Si lo ignoraba quizá dejaría de llamar.
El timbre siguió sonando.
Harrison iba diciendo palabrotas a la vez que se acercaba al recibidor. "Será mejor que sea una emergencia de vida o muerte," musitó cuando contestó a la llamada.
"¿Harrison?" La voz de Tru llegó de la línea, a duras penas conectada.
"No está aquí," musitó Harrison.
"Harrison, necesito un favor," continuó Tru, ignorando su comentario como sólo una hermana mayor puede hacer.
"Son las cuatro de la mañana," protestó Harrison. "¿Qué tipo de favor necesita un principio tan madrugador?"
"Lo siento, no estaba segura de qué hora es," la contestación de Tru sonó a disculpa. "Estoy en el aire en este momento."
"¿Estás llamando desde un avión?" preguntó Harrison, ligeramente más despierto ahora, y preguntándose a qué tipo de desastre iba a ser arrastrado.
"Harrison, es un día revivido. No puedo contactar con Davis y nadie contesta en el depósito," Tru parecía frenética ahora que la línea empezaba a cortarse.
"¿Empezaste tu día repetido en el avión?" preguntó Harrison. "¿Cómo sucedió eso?"
"Sabes que vuelvo a la última vez que me desperté. Bueno, pues la última vez que me desperté estaba en mi vuelo de regreso de Europa."
"Déjame adivinar," suspiró Harrison. "Llegaste aquí, saliste del avión, te fuiste directa al trabajo y a revivir el día?"
"Lo has cogido," confirmó Tru. "Pero estoy atrapada en el avión en este momento y no seré capaz de llegar a la víctima a tiempo. Fui al depósito directamente desde el aeropuerto y la estaban trayendo. De modo que necesito que tú y Davis os hagáis cargo hasta que yo llegue."
"¿No puedes simplemente pedirles que hagan que el avión vaya más rápido?" preguntó Harrison mientras volvía a caer sobre la cama.
"No seas idiota," dijo bruscamente Tru. "¿Tienes un bolígrafo a mano?"
"No," contestó Harrison. "¿Qué estaría haciendo con un bolígrafo a las cuatro de la mañana?"
"Bueno, pues coge uno," le ordenó Tru. "Y rápido, la línea se está perdiendo."
Harrison encendió la luz al lado de la cama y parpadeó ante el súbito resplandor. Abriendo el cajón, revolvió la porquería de la que parecía estar lleno hasta que encontró un pedazo de papel y un bolígrafo lleno de chicle.
"Vale," se apresuró Harrison mientras cogía el teléfono otra vez.
"Su nombre es Veronica Carter, es una vendedora de antigüedades en la Tercera. No tenemos ni idea de la causa de la muerte. Davis ya la había examinado cuando llegué y no pudo determinarla. Está entrando en los cuarenta, pero con su pelo totalmente blanco parece mayor. Deberías ser capaz de encontrarla con facilidad. Necesito que le eches un ojo hoy. ¿Estás escribiendo esto?"
"Claro," musitó Harrison mientras apuntaba la dirección que Tru le había dado rápidamente antes de que la línea se perdiese por completo.
Miró el auricular en su mano y frunció el ceño. Deseó tener el número de teléfono de la casa de Davis para poder telefonearle y sacarlo también de cama. Colgando el teléfono, apagó la luz e intentó dormir unas horas más.
Media hora más tarde se levantó y encendió otra vez la luz. No valía para nada. Estaba perfectamente despierto ahora gracias a su hermana y a su dudoso don. Ahora podía levantarse.
Una hora más tarde Harrison vagaba por las calles de la ciudad, sorprendido e la cantidad de actividad desarrollada a su alrededor. Era raro que estuviese despierto a las cinco y media de la mañana y más raro todavía que estuviese totalmente despierto.
Finalmente hizo alto ante un familiar edificio de apartamentos. Se preguntó si Cassie estaría ya despierta. Habían estado saliendo durante casi tres meses, al menos si contaba el periodo de tiempo en el que habían estado pretendiendo salir para convencer a Tru y a su ex de que estaba siguiendo adelante con su vida. Lo cierto es que sólo habían estado saliendo en serio unas pocas semanas. Se preguntó si le importaría que apareciese en su puerta tan temprano. ¿Se molestaría? Trabajaba en una cafetería, razonó. Tenía que empezar a trabajar por la mañana temprano. Probablemente estaría ya despierta y preparándose para el trabajo. ¿A qué hora se despertaba la gente cuando tenía trabajo?
Con las ideas claras, entró en el edificio y subió las escaleras hasta el apartamento de Cassie.
Llamó con los nudillos a la puerta y esperó que ella llegase y le dejase entrar. La puerta se abrió tras un ruido de cadena y vio a Cassie esforzándose por mirarle. Parecía medio dormida. Quizá había juzgado mal la hora a la que la gente se despertaba para trabajar. Cerró la puerta y sacó la cadena de seguridad antes de abrir la puerta por completo para dejarle entrar.
"¿Tienes idea de la hora que es?" preguntó Cassie, tapándose la boca mientras bostezaba.
"Temprano," dijo Harrison. "¿Te he despertado?"
Cassie enarcó una ceja ante la ridícula pregunta. Estaba allí en bata de casa, con su pelo oscuro todavía enredado y no llevaba maquillaje. Frunciendo el ceño, se dirigió al sofá y se arrinconó en él.
"Estaba por la zona," explicó Harrison mientras tomaba asiento a su lado. "Pensé en parar y echarte un ojo."
"¿Echarme un ojo por si tenía otra cita?" preguntó Cassie con una adormecida sonrisa.
"No," dijo Harrison con una mirada hacia el dormitorio. "Pero no la tienes¿verdad?"
"Sólo la inesperada que está sentada a mi lado," contestó Cassie con una sonrisa.
Harrison sonrió y la atrajo hacia sí. "Bueno, entonces está todo bien," dijo mientras la acercaba más y mordisqueaba su labio inferior.
"¿Y qué está haciendo aquí? En serio," preguntó Cassie cuando se separaron unos minutos más tarde. "No tienes trabajo¿verdad?"
"No," exclamó Harrison con horror. "Pensé que podría ser romántico ir a ver el amanecer."
"Prueba otra vez, Harrison," se rió Cassie. "No esperas que realmente me crea eso, incluso tan temprano¿verdad?"
"Merecía la pena intentarlo," contestó Harrison. "No, sólo es que recibí una llamada telefónica muy temprano y no podía volver a dormir."
"Encantador," Cassie puso los ojos en balnco mientras se levantaba. "Te sacan de cama con el alba y decides hacerme el mismo truco a mí. ¿Café?"
"Claro," contestó Harrison.
"¿Y de quién era la llamada?" preguntó Cassie unos minutos después cuando traía dos tazas de café caliente mientras Harrison esperaba en el sofá.
"Tru," dijo Harrison mientras cogía una de las tazas de Cassie.
"Creía que estaba en Europa," se cuestionó Cassie. Harrison se dio cuenta de que todavía estaba siendo muy cuidadosa de no pronunciar el nombre de Lindsay. Ambos sabían que Tru estaba visitando a Lindsay y a su reciente marido, pero realmente ninguno quería meter a su ex en la conversación.
"Está camino de vuelta, me llamó desde el avión."
"¿Va algo mal?" preguntó Cassie mientras se sentaba.
"Sólo necesita que le eche un ojo a alguien hoy," le dijo Harrison, mientras que se preguntaba en silencio cómo explicar la habilidad única de su hermana. Lo habían tocado una vez antes, cuando la vida de Cassie había sido la que Tru tuvo que salvar, pero Cassie no había creído que estaba en peligro hasta que lo tuvo encima. Los había echado a Tru y a él de su apartamento y sólo fue después que había dicho que creía que Tru había sabido de antemano que algo iba a suceder. Harrison nunca había tenido que evitar explicar exactamente cómo era que Tru sabía lo que sabía. Tomó un sorbo de café en un intento de paralizar el tiempo.
"Esto no será algo parecido a cuando Tru supo que yo estaba en peligro¿no?" preguntó Cassie.
Harrison asintió con un movimiento de cabeza como respuesta. Quizá sería mejor si no tenía que explicarlo todo. Era un secreto que su hermana tenía que contar y en realidad no había ninguna razón para contárselo a Cassie. Lo último que quería era que ella lo echase de su apartamento una segunda vez.
"Es una vendedora de antigüedades," explicó Harrison. "Tru quiere que le eche un ojo hasta que ella vuelva."
"Suena bastante sencillo," comentó Cassie.
"¿Quieres ayudarme cuando salgas del trabajo?" preguntó Harrison dubitativamente. No estaba seguro de si Tru aprobaría que arrastrase a Cassie en sus problemas de rebobinar el día. Pero se conocía lo suficiente para saber que era fácil que se aburriese y se distrajese. Al menos con Cassie con él parte del día podría tener una oportunidad de no liar las cosas.
"No tengo que ir a la cafetería hoy," respondió Cassie.
"¿Tienes el día libre?" preguntó Harrison con el ceño fruncido. "¿Y no me llamaste para planear algo?"
"En realidad ya tengo planes," sonrió Cassie. "Finalmente estoy consiguiendo despertar algo de interés con mi negocio de diseño de interiores. Iba a ir a una subasta o dos y comprobar las acciones."
"Eso está genial," respondió Harrison con una amplia sonrisa. "Puedes venir conmigo y hablar con la mujer acerca de muebles y esas cosas. Trabaja en antigüedades, de modo que conocerá a todo el mundo y puede lanzarte."
"Si no supiese lo desorganizado que eres, juraría que tenías esto planeado," Cassie se levantó con una sonrisa y agitando la cabeza.
