PRÓLOGO:

Es una época oscura en Hogwarts, cuando, a escondidas de los profesores, los alumnos organizan duelos que a veces acaban con desgracias desmedidas. James, Sirius, Remus, Peter, Lily y sus amigas... todos viven este desmadre en la escuela de magia y hechicería que hasta ahora era la más prestigiosa del mundo. Pero gracias a los misteriosos acontecimientos, muchos padres han sacado a sus hijos del colegio, y el director se plantea seriamente cerrar el internado.

Grandes bandas merodean por las noches escabulléndose de las vigilias de los profesores. Y aquí ninguna casa se salva por su valor, su astucia, su inteligencia o por su trabajo duro.

En Gryffindor, los Ángeles Caídos son temidos por su falta de piedad y sus pocas bajas.

En Slytherin, los corbatas blancas, serios, austeros. Si te metes con ellos, cuídate de que te ataquen durmiendo o planeen la mejor venganza de la década.

En Hufflepuff, con fama de tranquilidad y serenidad, los Reyes dorados, esparcidos por todo el terreno de Hogwarts, y con el mejor sistema de comunicación.

Por último, los Tritones Negros son famosos por sus golpes certeros y poderosos, pertenecientes a la casa Ravenclaw. Estas son las más importantes, pero no son las únicas, y las demás, aunque más pequeñas, no son por ellos menos peligrosas.

Los profesores están desesperados y atemorizados. Nunca pueden ver ni detener las peleas y batallas, solo llegan a ver al herido o herida que haya sido vencido en un duelo ilegal. Los estudiantes no se conforman con los hechizos que aprenden en la escuela y empiezan a inventar. Fegarteé, por ejemplo, inventado cierta persona de los Reyes Dorados, es un secreto de Hufflepuff que levanta la piel de las manos.

Nuestra historia en estos tiempos de guerras de colegio empieza en un dormitorio de chicos de Gryffindor, a las dos de la mañana. Alguna lechuza llega ahora a la lechucería para esperar la hora de reparto. Aparte de eso, ningún ruido se oye en Hogwarts, parece haber una tregua y esta noche no hay alumnos disfrazados mágicamente en los pasillos.

Sirius Black, un alumno brillante de quinto curso, de cabello oscuro y ojos azules, respetado por su altivez y su gran porte, se encuentra ahora en una delicada situación. Arrodillado en el suelo, desarmado y con una daga mágica en el cuello. Sus compañeros de dormitorio han recibido sendos somníferos y no pueden ayudarle.

—Así que me mentiste— dijo Sirius.

Su atacante sonríe bajo la luz blanca de la luna y asiente.

—Te engañamos en todo— afirma la voz.

Sirius parece rendirse un momento, pero enseguida se recupera y mira amenazante al agresor.

—Pues venga, clávame el cuchillo en el cuello. Nadie te lo está impidiendo. Créeme, no tendrás otra oportunidad parecida en mucho tiempo.

—Je.

—¡Vamos, ya!