Hola a todo el mundo, ¿qué tal están? Yo estoy bastante aburrida y sin ningún tipo de quehacer. Me quise hacer una promesa y era que no subiría ningún fic a no ser que estuviera acabado pero no puedo hacerlo, si lo hago así soy capaz de pasarme todo el verano sin escribir, últimamente mi imaginación está chamuscada y bueno, no sé qué os parecerá este fic. Os aviso, es un fic que puede llegar a ser algo más dramático que el anterior que escribí "Dos meses", se me da mejor hacer dramas así que espero que no os importe. Os quiero deleitar con otro fic que es recién salido (y que no ha parado de dar vueltas) de mi cabeza. Espero que os guste y ya sabéis que me gustaría que me dejárais vuestra opinión para saber qué pensáis de él. Así pues, os dejo con el fic. Os aviso, no soy buena para los prólogos. ¡Muchos besos!
~Esperanza De Vida~
PRÓLOGO
Se sentía sola y aburrida, no quiso ir a la fiesta pero tampoco quería estarse todo el día sola en casa, sus padres estaban cumpliendo con la tradición de quedar con las familias Akimichi y Nara el día antes de la navidad mas todo aquello se le volvió aburrido, Shikamaru estaba demasiado ocupado con los trabajos que la señora Tsunade le enviaba (hacía casi dos semanas que no sabía nada de él) y el tiempo que estaba en Konoha, se lo pasaba con la kunoichi de la arena (pues parecía que la villa se le había vuelto su nuevo hogar). Se maldijo, no entendía el porqué después de haber estado luchando durante tanto tiempo él no le había correspondido algo habría ido mal en todos esos días que habían estado compartiendo momentos que solo serían para ellos dos. Se mordió el labio inferior. Y luego, Chouji, él tenía nuevas preocupaciones, había conocido a una buena muchacha y ella era el centro de su atención.
Se sentó en la llanura oscura de aquel prado, quería pensar en todos los cambios que se habían producido en su vida: Shikamaru se había enamorado de la de la arena, Chouji de una chica –que no le quería presentar- y ella se había quedado sola, desamparada, a la espera de que un haz de luz le llegara y le guiara por dónde llegar.
—Dime, Asuma-sensei, ¿Shikamaru está enamorado de ella? Je… es que no sé, no me siento cómoda ante la idea de que puedan estar besándose de que pueda llegar un día en que consoliden su amor con un "Sí, quiero" o mil cosas más… Jo, Asuma, siempre he estado soñando ese momento con alguien especial, con alguien que me enseñara que lo que de verdad importa es lo de dentro… ¿Qué digo? No lo sé, perdona Asuma-sensei, pero sigo siendo la misma chica débil que antes, dijiste que no debía dejarme vencer por Sakura pero ahora… he perdido la importancia a las cosas, creo que he tenido una especie de premonición… —Acabó susurrando con los ojos muy abiertos, ese tema era tabú en Konoha, nadie creía en esas cosas por eso, se le consideraba que a la mínima, una estaba loca—. Es como si me fuese a pasar algo malo, ¡muy malo! No sé… Mm… ¿Me va a aplastar un carro? ¿Una misión difícil? Mm… No lo sé tampoco, Asuma. Ahora que lo pienso, sí que te echo mucho de menos, más que un sensei parecías nuestro confidente, dijésemos lo que te dijésemos siempre tenías algún consejo para nosotros… —Sus lágrimas empezaron a caer poco a poco—. Ahora mismo me siento vacía… Y result…
—¡Ino! —Le grito una voz de detrás suya—. ¡Ino! ¡Soy yo, Kisho! Ya ves, como mi nombre dice "Dueño de mi mente" jajá… —Su sonrisa se apagó—. Es un chiste malo, típicos míos. —Concluyó—. ¿Qué haces aquí a estas alturas de la noche? —Preguntó curioso.
Se enjugó las lágrimas antes de empezar a hablar—: Hola, Kisho, ¿qué tal? No… nada, he venido a felicitar la navidad a Asuma-sensei, más tarde no podré así que he venido nada más empezar el día veinticinco para felicitársela.
—Entiendo. Debe ser duro que se marche el único sensei que ha podido entenderte, ¿cierto?
Levantó los hombros, le daba igual todo, desde el sueño de la noche anterior todo había cambiado, como si alguien hubiese tocado un interruptor y con ello, había cambiado todo el mecanismo que mantenía en pie toda su vida, su cuerpo, sus pensamientos. Todo había cambiado, dándole desconfianza y pavor ante todo lo que la rodeaba, Kisho era extraño con ella, la protegía, la cuidaba, le hacía sentir bien los días "Tal y como lo hacía Shikamaru…" Se sobresaltó, ¿por qué había conjugado el verbo en pasado? ¿Es que eso era lo que la premonición le había dicho? Negó, sin duda alguna, se estaba volviendo loca, Shikamaru era libre de hacer con su vida lo que quisiese ella no entraba pues nada, no pasaba nada, el mundo no se acababa por no ser correspondida una vez. Pero, ¿debería pararse cuando no se es correspondido por el amor de tu vida? Por aquella persona con la que solamente quieres estar.
—Me preocupas, ¿en qué piensas? —Le preguntó dubitativo.
Se aclaró un poco la voz, el frío siempre le jugaba malas pasadas con la garganta—: No es nada… Es que verás, cuando una mujer o un hombre no son correspondidos no pasa nada, la vida sigue, pero la cuestión está, ¿y si ese amor es el de tu vida? ¿Qué pasa? ¿Qué se debe hacer? —Preguntó frotándose las manos.
Suspiró—. ¿Cómo sabes que es el amor de tu vida? Y si lo fuera, ¿no deberías luchar por él? No sé, si te soy sincero, pocas veces me he enamorado sin embargo, te aseguro al cien por cien que lo estoy y que soy capaz de dar toda mi vida para que esa mujer sea feliz a mi lado. Soy bastante patético en el tema del amor, me rijo por lo que de verdad quiero y por lo que de verdad deseo, así me enseñó mi padre, que en paz descanse, claro. —Acabó sin apartar su mirada de la de ella.
—Soy feliz con el padre que a mí me ha tocado, pero por desgracia el mío no me ha enseñado a saber cómo amar de verdad o qué se siente. Creo que lo hizo una vez mi madre, pero no resultó factible. Aunque ahora dudo de todo, siento que todo va a cambiar, que mi vida va a dar un giro de trescientos sesenta grados sin pensar en si lo quiero o no. Es extraño. —Susurró posando su mentón entre sus rodillas.
La abrazó sin pensar en lo que vendría después, sobre el tema no entendía mucho pues sabía que Ino era bastante arisca a sentir que su cuerpo era invadido por extraños, mas al ver que no se quejó supo que ese era el mejor momento para seguir con su plan aquel podría ser su mejor noche de Navidad.
—Te aprecio mucho, Ino, eres una mujer fantástica, de esas por las que de verdad vale la vida vivir por las que te dan esperanzas de vida, aquellas que con una mirada te dicen que puedes. Si no eres correspondida, no debes sufrir siempre somos correspondidos, el caso es que muchas veces no sabemos cómo interpretarlo. —Le susurró mientras se apartaba de ella—. Eres joven, no debes de amargarte pensando en por qué si o por qué no, sólo vive tu vida día a día, de lo contrario tu vida pasará y cuando pienses que ha llegado el momento de disfrutar habrá sido ya demasiado tarde. —Sonrió.
—Ya, entiendo, pero resulta tan difícil poder llevarlo a cabo… No está en tus manos ni siquiera puedes decidir si de verdad quieres que todo esto siga por ese rumbo. A veces me gustaría cambiar todo lo que hay a mi alrededor, que las cosas no cambiaran. Siento que no me gustan los cambios ya que en cuanto sucede alguno, me cabreo o incluso me empiezo a comportar como una niña pequeña… Shikamaru me dice que soy problemática, Chouji en cambio, piensa que quiero llamar la atención, mis padres… Creo que están acostumbrados y los demás… Llevo tiempo sin fijarme en lo que piensan los demás de mí. —Explicó sin apartar la mirada de aquella lápida blanquecina la nieve se había encargado de darle un toque más abandonado, apenas se leía el nombre y ella ya había dejado de llevarle flores ¿de qué le servía? Si de todas formas nadie iba a agradecérselo y su ex-sensei no iba a estar allí para darle las gracias. Escondió su cabeza entre sus piernas, aquello no era justo tenía demasiado miedo.
—Seguro que habrá alguien que logre amarte tal y como tú quieres, sólo tienes que esperar a veces, las esperas son muy buenas ya que te dan lo mejor. Estás pasando por malos momentos, ya casi nadie te mantiene en cuenta y hasta hace unos meses todo el mundo te insistía para ir a dar una vuelta con ellos y ahora, les basta una vez e incluso, desean que les digas que no sólo para no tener que aguantarte… No les hagas caso, ellos también estarán pasando por malos momentos. —Habló mientras acariciaba su pelo húmedo por la humedad que en ambiente reinaba—. He de marcharme mas quiero que sepas que estaré a tu lado para protegerte y ayudarte en todo lo que necesites, Ino. No lo olvides. —Se despidió a la vez que se levantaba, había hecho una promesa y era no llegar tarde en aquella víspera de navidad, desde el fallecimiento de su padre, su madre le hacía prometer cada día que no la iba a dejar sola. Era agobiante y en muchas ocasiones, él hubiese hecho lo posible por hacerla callar sin tener que prometer tanto, al fin y al cabo para él las promesas no tenían ningún tipo de valor ni emocional, ni sentimental ni nada de ese tipo.
Escuchó como los pasos se iba alejando cada vez más le agradaba la compañía de Kisho era como un Shikamaru a su lado, estaba ayudándola en todo y había recurrido a él un par de veces y siempre estaba sonriente y cariñoso. Sonrió aunque lo estuviera pasando mal y aunque aquel sueño se le repitiese todas las noches.
Se levantó, debía volver a casa pronto sino su madre se encargaría de darle una buena reprimenda por haberles hecho esperar. Suspiró, no soportaba que su madre la siguiese tratando como una niña pequeña ella tenía ya veinte años y sabía cuidar muy bien de ella misma, por eso vivía sola y se había comprado una casa, seguir con ellos allí sería mortal para su ser interior.
Levantó la vista y no tardó en ver a una persona correr hacia ella, era un anbu y parecía tener bastante prisa. Se paró en frente suya.
—Buenas noches y feliz víspera, señorita Yamanaka. —Saludó aquel anbu. Sólo respondió con una reverencia—. Tengo órdenes inmediatas del comandante Hayato, debe reunirse con él lo antes posible y mejor, si me acompaña. —Le comunicó inmutable.
Suspiró cabreada, otro cambio había sucedido en su vida sin que nadie, le hubiese preguntado—. Señor, mis padres me esperan para celebrar la víspera de navidad, no puedo hacerles esperar…
—No es mi problema.
—¡Ya sé que no es su problema, pero no puedo dejar a mis padres en la estacada! Déjeme al menos ir a decirles que no podré ir. —Le rogó con su voz temblorosa, últimamente se había vuelto demasiado sensible y no podía discutir sin al menos dejar caer un par de lágrimas.
—Lo siento, esas no son mis órdenes, Hayato me ha ordenado eso, es mi jefe y yo, como anbu debo cumplir todas las peticiones. Así que por favor. —Acabó mientras la cogía de la muñeca.
Resopló sin parar, aquello era inaceptable, desde que ese loco de Hayato había llegado las cosas en los altos cargos habían cambiado demasiado ya nada iba como antes, las quejas iban aumentando sin parar. Cuando antes, a un pobre anciana se le perdía las llaves el Hokage enviaba a un genin para poder ayudarla, o simplemente, cuando se producía un robo en un establecimiento el rango seguía en genin. Todo cambió, ese tipo de problemas fueron considerados "culpa individual", nadie más que el afectado debía cumplir con el problema provocado, sólo los más importantes eran cuando aquel desagradable jefe del equipo militar de Konoha se molestaba en mover algún que otro grupo, sólo para aparentar. Le detestaba, sin duda alguna.
—No entiendo cómo desde que llegó Hayato, el Hokage ya no tiene la misma fuerza que antes. ¿Me lo puedes explicar? —Preguntó enfadada, el Hokage era el Hokage ¡nadie podía quitarle su puesto y su autoridad!
—Yo tampoco lo sé, Hayato es una persona muy fuerte, mucho poder militar y grandes amistades con altos rangos de diferentes villas y países, supongo que eso es lo que hace que el Hokage se desvanezca y quede inferior al propio Hayato. Si puedo, quiero darte un consejo, no hables. Estás en grandes problemas, Yamanaka, no sé mucho, pero me lo supongo, estaba enfadado y su gran amigo, el del clan de los Toyoda, ha venido a verle… Han pasado un gran rato hablando y bebiendo pero no he podido enterarme de la conversación, sólo he escuchado tu nombre en unas cuantas ocasiones. Llévate cuidado.
Su corazón empezó a latir con fuerza ¡qué significaba eso! ¿Y quién era el del clan de los Toyoda? No conocía a nadie que fuese de ese clan y mucho menos, sabía nada de qué clan era.
—Toyoda… —Susurró. ¿Quiénes eran? ¿Y ella qué tenía que ver en todo aquello? Se maldijo, todo iba mal.
—Es un clan no muy conocido, yo tampoco sé mucho de ellos sólo que todos les temen y que son bastante fuertes más, nada. Lo siento, me gustaría ayudarte pero que un clan se mantenga en el anonimato tal y como lo hacen los Toyoda es bastante inusual. Mira, sé que me meto en un lío por decirte esto pero no me gusta ni un pelo Hayato y tampoco el de los Toyoda, llévate cuidado, si necesitas algo sólo debes preguntar por mí, "Tako1". —Habló dejándola en la entrada del cuartel militar—. Te dejo aquí, ya sabes "Tako" —Finalizó mientras se marchaba.
Todo aquello era el colmo, sabía que un anbu jamás debía de decir su nombre, aquello rompía con lo pactado no obstante, le había dicho el nombre de un animal "tako" y sabía que si por alguna razón debía de ir a buscarle, jamás debía decir aquella palabra podría buscarle la ruina y él se marchó asustado por si aquello pasaba.
Sonrió nerviosa, ya no sabía quién de los dos se había vuelto loco, si el mundo o ella. ¿Cómo iba a ser posible que un anbu le diera su apodo? Volvió a sonreír, de sobra sabía que era novato.
Entró nerviosa ya habían demasiadas incógnitas en su cabeza, el clan Toyoda, aquella persona que había ido a hablar con Hayato, el propio Hayato, lo que le sucedía, lo que le iba a suceder… Todo era una locura.
—Vaya, por fin llegas, señorita Yamanaka, he estado esperando quince minutos aunque no sé por qué me quejo si de todas formas, aquel novato ha cumplido con su primer trabajo a la perfección ¿no crees? Jajá, pobre iluso, no sabe cómo enfrentarse a la sociedad por eso quiso ser anbu… Idiota, tendré que ponerle a trabajar más duro. —Carcajeó fuerte sin apartarle la mirada a aquella joven de semblante serio—. Vaya, ¿no te hizo gracia? Es una pena, no te vendría mal reírte un poco, puede que sea la última vez que lo hagas… —Susurró mientras la empujaba hacia su despacho.
Su corazón latía con mucha fuerza ¿qué significaba todo aquello? ¿Y ese empujón? Rezaba una y otra vez porque todo fuese a salir bien. Su pulso no dejaba de temblarle y sus lágrimas empezaron a caer con fuerza ¿qué demonios estaba pasando? Se preguntaba una y otra vez.
—Siéntate. —Escuchó que le ordenaba mas sus piernas estaban paralizadas y aquella orden no la podía cumplir—. ¡SIÉNTATE! —Gritó con todas sus fuerzas mientras la cogía del brazo y la sentaba con fuerza.
Lloró, nadie la había tratado así. Tenía miedo y sólo deseaba que aquella noche pasara. No podía evitar sentir que aquella premonición en sueños se había comenzado a cumplir.
—¿Tienes miedo? Jajá, vaya, así que has dejado de ser valiente ¿no esperabas que te fueramos a descubrir tan pronto, Yamanaka? —Carcajeó con fuerza.
—¿Des-descubrirme q-qué? —Tartamudeó sin dejar de temblar.
—El rollo… El rollo maldito de Konoha, Yamanaka, este rollo que te has encargado de robar esta noche. —Susurró mientras lo sacaba del cajón que había debajo de su escritorio.
Su corazón dejó de latir por un momento, aquello era más que de locos ella no había robado nada y mucho menos iba a robar algo que era tan importante para la villa que la vio nacer. Gritó con fuerza:
—¡No he robado eso! —Su respiración no tenía compás y sus temblores se iban incrementando cada vez más.
Se acercó a ella—: Lo sé. —Carcajeó de nuevo— pero es que eres perfecta para ser nuestra culpable. Eso sí, no te lo tomes como algo personal, ya ves, tómalo como un simple favor ¿eh? —Acarició su mejilla— Además, no estás pasando buenos momentos, dices que ves a una mujer correr detrás de ti que te dice que te marches de allí, que no saldrás viva, que no aceptes esa petición… Es duro ¿cierto? Y por si fuera poco, tomas tranquilizantes y no sales de casa. Y en tu ficha pone "no apta para misiones" ¿Qué te pasa, preciosa? ¿Lo estás pasando mal porque el Nara no te hace caso? Oh… Eso no es bueno… Sin embargo, todo tiene un lado bueno, así llamarás su atención.
—No es justo… —Susurró una última vez ya iba a luchar de todas formas, nada le salía tal y como ella quería.
Volvió a carcajear, ya estaba bajo su poder. La primera parte del plan había sido cumplida con éxito. Se levantó sin apartar la mirada de aquella rubia que no dejaba de temblar y de llorar.
—Así nos será mucho más vulnerable y más fácil de controlar —Se dijo a sí mismo. Abrió la puerta y dio la orden de arresto a la Yamanaka—. Ya verás como todo irá tal y como dice tu "premonición"
Notas adicionales~
Sé que me he centrado sólamente en Ino en este prólogo pero no me veía capaz de meter a nadie más, espero que no os importe, poco a poco irán apareciendo más personajes e incluso, habrá capítulos en los que se irán intercalando. No pretendo que esto sea un fic corto, me supongo que será algo largo así que espero actualizar pronto. Muchas gracias y ya sabéis, me gustaría saber qué pensáis.
Siento si no es de lo que os esperábais, me ha costado mucho hacerlo, no sabía por dónde empezar ni cómo hacerlo pero en fin, el principio de un fic es para mí, lo peor. Sé que he empezado duro, drama desde el principio hasta el final, como yo sé, jajá. ¡Muchos besos y gracias por leer!
