Disclaimer: Los personajes de Inuyasha no me pertenecen.
Aclaraciones: [AU] Posibles Ooc en las personalidades de algunos personajes. Parejas incluidas: Kagura x Sesshomaru x Kagome, Miroku x Sango, Naraku x Kikyo x Inuyasha Clasificación T o M por el vocabulario y por otras cosas más…
Géneros: Horror/romance/ Sobrenatural/ Tragedia.
Summary: No siempre uno tendrá lo que quiere…o ¿sí? Todo para saciar un gran apetito.. Fic participa en el reto de Halloween 2015 del foro de InuYasha: Hazme El Amor.
Sangrienta tentación.
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Así comienza…
«Destruida por dentro»
No podía equilibrar su cuerpo, tras haberse levantado de tres caídas simultaneas. Esta vez, su cuerpo se movía automáticamente por sí solo. No era una buena idea caminar en el medio de la calle y todo para regresar a su casa, a donde pertenece. Sabía que no era buena idea quedarse hasta tarde en un cementerio, lo sabía pero no quería regresar porque había discutido con su abuela, de todo esto del comportamiento que iba sobrellevando al estar con una "mala junta".
Nunca se había sentido más viva que antes. Su cuerpo se mantenía de pie pero se sentía tan flexible, tan llena e satisfecha por el momento…
Su vestimenta estaba manchada de sangre, que ni ella se esperaba este cambio tan repentino. Ese extraño ser que entro en su interior, la estaba consumiendo de apoco, la estaba rejuveneciendo ya que se había llenado con su primera víctima, un guardia del cementerio. Ese ser que entro en ella, tenía una tés de pura maldad y de deseo… ¿Qué clase de deseo? Es fácil, alimentarse de sus víctimas, primero seduciéndolas y después comérselas. Cada vez que limpiaba las manchas de sus mejillas, más sangre se juntaba en su vestimenta, que se trataba de unos jeans ajustados y una camisa blanca e transparente, que dejaba ver su brasier negro.
Ese monstruo o más bien, el sacrificio le ofreció una vida distinta y todo para que logre llegar a su objetivo principal: Sesshomaru Taisho, aunque otros obstáculos podrían presentarse en su camino, otros chicos de las cuales podría divertirse un poco, Inuyasha, Miroku, Koga y Naraku. Alimentarse de sus deseos más profundos e íntimos con tan solo mirarlos a los ojos y todo para que termine en una trampa…
Ella no dejaba de reírse a carcajadas. Su cuerpo estaba satisfecho por unos momentos ya que probó el dulce éxtasis de aquel color carmesí, hasta sintió la necesidad del deseo sexual y del hambre, obviamente, no podía borrar de su mente ese rostro perturbador del guardia. Ni siquiera sabía lo que estaba haciendo, pero al oír esas vocecita en su interior de apoco tenía sentido. No era ella sino, era la otra. La otra se caracterizaba por algo impuro, un ser maligno llevando la apariencia de una mujer: un súcubo. Este monstruo había ingresado en su interior y todo para ofrecerle algo distinto a su vida patética e aburrida…
«De día una y de noche es otra…»
Se relamía los labios para saborear la sangre que cubría por su mentón, de noche ya ciertos rasgos físicos de la joven estaban cambiados, tenía más atributos, sus ojos se volvieron carmesí cosa que anteriormente eran cafés, una cola larga y unas alas como de murciélago, su lengua se alargo un poco y sus dientes se volvían bien afilados. Primera noche y su físico ya estaba cambiado, pero esto sucedía en altas horas del cielo nocturno mientras que, de día era la chica testaruda, seria e algo simpática cuando quería, obediente a veces cuando se presentaba ciertas cosas…Se volvía algo torpe al notar la presencia de Sesshomaru Taisho.
—"Nadie sabrá esto, ¿Entendido?" —en su mente le hablaba su otra yo. —Claro, nadie sabrá de nuestra unión. —"Me parece perfecto."
~Flash Black~
No era fácil. Estuvo llevando una vida pesada últimamente, después de la trágica muerte de sus padres, no le quedaba nada: excepto su abuela y su hermana menor, Kanna. Tal vez ya se mayor de edad pero tenía ciertos asuntos personales que no las toleraba, ejemplo; las discusiones que tenia con Nana, todo relacionado con su estudio y la mala junta. Obviamente, ella ignoraba todo, fingía no oír nada…
Pero ahora, la misma discusión de todos los días sobre paso el limite, —"Ojala no hubieras nacido, ni Kanna, ni tú… ¡Tus padres murieron por su culpa!" —lo que le habían dicho, dolió, le quebró su frágil corazón. —Nana. —estaba triste, deprimida.
Del otro lado del cementerio, un pequeño grupo compuesto por tres personas: uno de ellos era un señor mayor, de aproximadamente treinta años y el resto eran dos jóvenes adultos cerca de los veinticuatro años. Este grupo solía reunirse algunas veces en el cementerio, todo para ofrecer algo a una estatuilla que tenía como referencia a la parca, ellos hacían sacrificios a este "santo" para ser alguien importante en la vida de cada uno, aunque tuvieran una vida ya equivocada por el lado del crimen.
—Hey! Yukiteru ¿Crees que nos concederá este deseo? —pregunto uno de los jóvenes adultos, este era pelirrojo y de ojos cafés, era un poco gordito de rostro e físicamente, tenia cicatrices entre la frente y el ojo izquierdo. —Se que pudrió los alimentos que le ofrecimos pero lo que quiere ahora ya es mucho.
— ¿Tienes miedo, Tom? —preguntaba el segundo muchacho, era pelinegro de ojos grises, su ojo derecho estaba ciego. —Además, ¿A dónde vamos a encontrar a una muchacha virgen?
Los dos hombres se detuvieron al ver como el mayor detuvo sus pasos. Volteo ligeramente hacia ellos para hacerles un gesto de silencio con su dedo índice.
—Shh…Encontramos a una. —hablo Yukiteru al sonreír de lado, viendo otra vez a Kagura.
Acercándose cuidadosamente hacia ella, aprovechando la ocasión; porque quizás era casualidad de encontrarse con una joven tan bonita para un sacrificio tan satisfactorio para ellos, además le darían fama a cada uno…
— ¡Te tengo! —exclamo este al cubrirle la cabeza de la joven, sus compañeros lo ayudaron en arrastrarla hacia otra tumba, donde se llevaría a cabo el sacrificio. Kagura se resistía pero sus gritos se ahogaban en la bolsa de plástico.
— ¡Mátala de una buena vez! —ordenaba uno de sus compañeros, estaba desesperado para que su sueño fuera realidad. — ¡Mata a la virgen! —repetía Tom, al ver como el mayor sostenía un cuchillo.
— ¿Virgen?
Cuando destaparon el rostro de la joven, el pelirrojo le pregunto por su nombre mientras que, el segundo hombre ponía música instrumental; Kagura trato de gritar pero su boca estaba tapada con una tela, aunque los sujetos se lo quitaron por unos segundos y todo para hacerle una pregunta:
—Eres virgen ¿no?
— ¡No me hagan daño! —exclamo alterada, recibió una bofetada. — ¡Contesta la pregunta mocosa! —escucho después del golpe. Ella asintió con la cabeza.
— ¿Cómo te llamas? —pregunto el pelirrojo.
—K-Kagura. —respondió con voz quebrada. Estaba entrando en pánico, aunque solo sus lágrimas lo demostraban. — ¿Qué me van hacer?
—Solo vamos a cumplir un deseo. —Aclaraba el sujeto mayor, —A veces necesitamos borrar algunos errores de nuestro pasado. —Y ¿lo van hacer así? —oía su voz femenina.
—Lo lamento, nuestro "santo" nos pidió algo diferente. —musito Tom, al sonreír de oreja a oreja.
Guiándose con la música instrumental, entre ellos tarareaban una canción mientras que, volvían a taparle la boca a Kagura. Su cuerpo estaba metido en el poso que esos sujetos habían cavado en el cementerio. La observaron de pies a cabeza, era y será hermosa pero tenía que hacer esto.
Yukiteru movía su muñeca para jugar con un cuchillo que sostenía en su mano derecha, de apoco, fue apuñalando a la muchacha, sus gritos se ahogaban en la tela; la sangre salpicaba en las manos y en el rostro del asesino, su mirada era tan escalofriante que no lo olvidara, esa sonrisa sádica le asustaba…
Iba cerrando sus ojos, hasta dejo de gritar. Lo último que escucho fueron sus risas psicóticas. Desde entonces, ahí fue el final de la muchacha o quizás ¿no?
…
Su cuerpo había sido enterrado. Algo raro le había sucedido, estaba viva. Se sentía más flexible, porque pudo salir de la tumba de donde la habían enterrado, saco su mano de la fría e húmeda tierra.
— ¿Quién anda ahí? —oyó una voz masculina. Una sonrisa siniestra se dibujo en sus labios, tenía hambre, además sintió un cambio en su cuerpo como que le otorgaron algo pero necesitaba descubrirlo. — ¡Mátalo! —una voz le hablo en su mente.
Moviéndose ágilmente hacia el guardia del cementerio. Fingiendo ser una mujer perdida, aunque al hacer eso le llamaba mucho la atención del joven.
—Señorita, ¿Qué hace usted aquí a estas horas de la madrugada? —Le pregunto confundido, —Ya no es hora de visita.
—Lo lamento, me perdí. —contesto al ir acercándose. — ¿Puede guiarme? —su voz era seductora.
— ¿E-Eh? Claro, claro señorita—respondió de forma ingenua. —La guiare a la salida.
—Gracias señor.
Cuando vagaron por el oscuro cementerio, se encontraron con una capilla: estaba abandonada, las puertas estaban abiertas y no había tumba alguna.
— ¿Podemos quedarnos? —interrogaba la joven al estar cerca de la entrada.
—N-No se puede—respondió con voz temblorosa. —N-No estoy acostumbrado a quedarme mucho por aquí.
—No se preocupe, me tiene a mí. —musito la pelinegra manteniendo ese semblante seductor. —Solo déjese llevar por la tentación. —hablaba para guiar a su presa en la capilla y todo para que entrara allí.
Sus manos se deslizaban por debajo del uniforme, este hacia lo mismo con ella, sus labios se unían en un fogoso beso, tan hambriento, tan sediento que se descontrolaba. Lentamente se iban desvistiendo, manteniendo el jugueteo de manos e besos apasionados, no le importaban el frio del lugar: ambos se mantenían cálidos con sus cuerpos unidos…
«Estúpido humano, cegado por la tentación.»
Una parte de su conciencia estaba reaccionando de otra manera, no era la que siempre conocía, la que opinaba de otra manera. Esta conciencia era diferente. Le nublaba su mente con otros pensamientos más oscuros, ¿Cómo ha llegado a este punto? Esa no era ella. — ¡Mátalo, mátalo! —esa vocecita le estaba ordenando a hacer algo malo pero también, su estomago le hablaba, tenía hambre en un momento como este…
Distanciando al guardia, empujándolo para que su cuerpo desnudo chocara contra la pared. El solo sonrió porque sintió a una joven muy traviesa, él creía que ella se estaba haciendo la difícil. Obviamente, estaba muy equivocado, la distancia se debía a otra cosa.
La iluminación que generaba la luna llena en aquella escena, hacia relucir una tés blanca en la piel de Kagura, su cabello suelto cubría por ambos lados sus senos. Por cómo iba acercándose con pasos lentos, moviendo de un lado a otro su cadera, resaltando su hermosa figura; estaba excitando al muchacho, que la observaba con deseo, quería poseerla e hacerla suya.
— ¡Oh, Mierda!
Lo que no se esperaba es ver como unos ojos rojizos brillaban, su rostro fue cambiando: tenía miedo, estaba temblando. Ella demostró una sonrisa diferente, su boca se estaba quebrando de una horrible manera, una gran sonrisa de oreja a oreja dejando ver unos dientes afilados. Luego, se dirigió hacia el chico de forma brusca e hambrienta, el momento de la seducción ya termino, ahora tenía hambre… Mordiéndole en el cuello, arrancándole una gran parte de la piel haciendo que se desangre gravemente, continuaba introduciéndole sus manos: trapazándole con sus uñas afiladas. Gritos de desesperación, gemidos de dolor rebotaban por esas cuatro paredes, la agonía era lo que después iba a llegar…
—¡A-Ahh, auxilio! —sus gemidos de dolor, al igual que sus gritos se ahogaban en la espesa sangre que sobre salía de su boca.
—…Que delicia. —decía la joven al ir masticando los dedos de las manos de su víctima. — ¡Sigue gritando, que me gusta!
La sombra demostraba las atrocidades que le estaba haciendo al pobre guardia, que solo tenía una edad aproximada a los veinte tres años. Le fue quitando algunos miembros de su cuerpo, como el brazo izquierdo y todo para devorarlo sin ninguna preocupación, la pared era testigo de las salpicaduras de sangre…
— ¿Virgen? —en su mente repitió esa palabra, nunca lo fue. Lo perdió por la culpa de uno de sus amigos, Naraku. Sin dudas, aquel sacrificio hacia la parca le ofreció algo del más allá, o eso era lo que suponía ella. —Mi pansa está llena. —hablo al chuparse los dedos, teniendo al frente el cadáver con las tripas sobre salidas de su panza. —Debería llevármelo pero creo que a Nana, no le agradara verlo.
Prefirió dejar el cadáver ahí, para no cargar con nada pesado en su espalda. Agarro sus cosas que también estaban manchadas y salió de allí para no levantar sospechas… Esto era el comienzo, de un cambio en su vida. Tal vez sea su primera víctima, pero aun no se sentía satisfecha…
~Fin del Flash Black~
Al día siguiente…Cada quien por su lado. Una vocecita siempre le hablaba desde lo más profundo de su conciencia, una parte le decía que no lo haga y otra le decía que lo haga, muchas contradicciones e indecisiones se presentaban y ella no sabía cómo empezar las cosas. Tal vez, le gustaba esa persona pero no se sentía lo suficientemente valiente para hacerlo, aunque siempre lo veía rodeado de ciertas mujeres; una era Kagome Higurashi, una compañera del aula, también era su amiga y nada más. Se llevaba bien con ella no tenía nada en contra o tal vez un poco, porque esa chica solía ser acompañada entre otros compañeros, uno es InuYasha Taisho, fue su ex novio y ahora se convirtió en su mejor amigo, el resto se componía de los siguientes compañeros de la joven, Sango, Miroku, Koga, Ayame y sobre todo, la persona que más le importaba en su vida, Kagura, estaba enamorada de Sesshomaru Taisho, ¿El sentirá lo mismo por ella? Quizás, hayan intercambiado un par de diálogos entre ambos pero sus charlas no duran mucho ya que Naraku, un viejo amigo, interrumpe su conversación.
En el aula donde Kagura cursaba, estaban compuestos por diferentes grupos de estudiantes; todos los nombrados anteriormente, son sus amigos pero estaba integrada a su grupo y si lo estuviera seria a causa de convencer a Sesshomaru. No era el líder, InuYasha si lo era. Naraku tenía su grupo aparte, Kikyo Higurashi y por último, estaba ella. Anteriormente, había otros compañeros en su grupo pero al pasar los años tuvieron que cambiarse de carreras, yendo a otras universidades por cuestiones de la distancia…
— ¿Han visto las noticias? —preguntaba Kagome al dirigirse a Sango, de apoco se iba formando un circulo para hablar entre ellos.
—Sí, claro. ¿Quién fue capaz de hacerle eso a un pobre muchacho? —contestaba la castaña percatada del asunto.
— ¿Hablan de la tragedia en el cementerio?—interrumpió InuYasha, estando de brazos cruzados. Miroku lo estaba acompañando.
—S-Si, InuYasha… Fue horrible esa masacre. —respondió la azabache con voz temblorosa.
— ¿Tragedia? —repitió Sesshomaru en su mente mientras que, por fuera fruncía el ceño. —Sesshomaru—una voz femenina le llamo la atención. —…Kagura. —suspiro al nombrarla.
— ¿Interrumpo algo?
—No. —fue cortante con su respuesta. —Detesto los rumores.
— ¿A qué te refieres con eso?
—Por todos lados hablan del asesinato al guardia. —aclaraba con voz frívola. —Esta clase de noticias por lo menos duran una semana y no un mes.
—En eso tienes razón. —afirmaba la pelinegra estando seria. —Pobre muchacho. —fingía sentir lástima pero en su interior, sabía que la complació en su apetito. — ¿Estas asustado?
—No, solo me sorprende algunas cosas. —respondió secamente, levantándose de su asiento: paso desapercibido al frente de Kagura, quien trataba de mantener una conversación larga con él pero no podía.
Inclino la cabeza al ver como la azabache se le acercaba a su chico, hasta que hizo un chirrido con sus dientes, aguantando que su compañera se llevara toda la atención de Taisho, también del medio hermano. Se miro por unos segundos en su pequeño espejo para arreglarse su flequillo, aunque por unos segundos se asusto al ver que sus ojos brillaron de un color carmesí muy intenso…
« ¡Solo tienes que matarla!»
Esa vocecita de nuevo. De apoco se tenía que ir acostumbrando de ello pero esto era el comienzo de una búsqueda, de un objetivo claro y de lo que más quiere, puede que hasta de una lucha y de una situación amorosa…Sintió el tacto de una mano tocar su hombro, al voltearse ligeramente, se dio cuenta que se trataba de Naraku.
— ¿Qué onda? Estas como distraída. —le hablo en tono burlón. —Lo que quieres, no podrás conseguirlo… —le susurraba en el oído, como si la estuviera desafiando.
—Que gracioso eres, Naraku—le decía en tono sarcástico. —Sesshomaru será mío. —le recordaba su conciencia.
Continuara…
Según en el Word 2.783 palabras
N/A: Hola a todos/as, espero que les haya gustado este primer capítulo, al principio estaba indecisa sobre el personaje "malvado/a" va tomar como protagonismo en este fanfic de Halloween. Adoro las cosas relacionadas con el género de terror jajaj, debería escribirlo seguido jajajaj :3 …En fin, quería aclararles que los personajes que aparecieron en el cementerio se trata de Oc, además estuve informándome por ahí sobre ese "santo" que tanto mencionaba, bueno, creo que algunos conocen esas cosas de brujería, este fanfic tendrá algo sobre eso… Aparte me inspire tanto en ciertas películas, como "Diabólica tentación" (es una película que tengo como favorito) pero el resto de la trama me pertenece :D, probablemente habrá lemmon mas adelante…
Si habrá gore xD. Esto es como una pequeña introducción de cómo empiezan ciertas cosas jejej… Si quieren pueden tomarlo así, después vendrá algo más intenso creo… Sobre Naraku & Kagura (en este fic) no serán como hermanos, pero Kikyo y Kagome son hermanas gemelas, Kaede será una la ultima niña de la familia y Souta va ser un poco mayor que ella… :D
Ya he participado en el reto del año pasado que hice sobre hombres lobo, por cierto el fic se llama "La silueta", en este año elegí sobre el súcubo por pensé en agregar hmm un Incubo pero no sé, creo que con el súcubo solo, estará bien xD…
Espero que les haya gustado, nos vemos en el próximo capítulo.
¡Saludos y cuídense!
Atte.J.H ©
