Este es una segunda historia que me gustaria que leyeran, es una historia que hice hace como 5 años, claro que le cambie el nombre a los personajes y la adapte, espero la difruten y pues como siempre digo qeu estos personajes no me pertenecen solola historia es mia.

CAPITULO 1

SESHOMARU

Hace 50 años que no lo veo, aunque sé que me busca y no tardara mucho en encontrarme, siempre lo hace. Pero esta noche no voy a huir, ni mañana, ni pasado mañana. Esta vez lo voy a enfrentar, como hace tanto tiempo debí de haberlo hecho, -en vez de huir como lo hice- y mientras espero a que llegue, les contare mi historia para que me comprendan, para que piensen en mí y me juzguen, porque necesito que sepan lo que he hecho – y tal vez lo que voy a hacer-… aunque no quiero adelantarme a los acontecimientos.

Lo amo no lo niego, pero también lo odio, lo odio porque me quito lo que yo más amaba y arranco de mi lado al hombre de mi vida… pero lo amo porque salvo mi vida. Es tan contradictorio que cae en lo absurdo pero ustedes queridos lectores ya lo sabrán más adelante. Comenzaré a platicarles esta historia como él me la contó y como yo la recuerdo. La noche es larga, así que no tengo prisa, solo un vació que tal vez ponto se irá; como sea, aquí comienza mi historia…

Tenía seis años cuando me encontró, él era el amo de la noche, gobernaba en una mundo en tinieblas, él es un vampiro, un ser inmortal que vaga, vive y mata bajo el manto de la noche; él era el más poderoso de los de su raza, - tal vez el más viejo no lo sé- era temido su palabra era ley; gobernaba con mano de hierro, se le odiaba al igual que se le respetaba. Un día mataba a un anciano, al siguiente un niño o una mujer preñada o a un demente perdido, le daba igual, para él solo era alimento y nada más, no tenía compasión ni remordimientos, los había olvidado por completo, pero un día se topó con una niña, una pequeñita de seis años con grandes ojos chocolate y largas trenzas, no le hizo daño, algo en él no pudo reaccionar, tal vez una extraña alquimia había funcionado al ver su reflejo en aquellos grandes ojos.

Estaba a la orilla del río lanzando piedras al agua, mi padre de nuevo había llegado ebrio a casa y dormía, así que aproveche la oportunidad y salí, al principio no lo había visto, pero al encontrarlo entre los arbustos le sonreí, era extraño ver a un hombre escondido y por alguna extraña razón me gustó pensar que hasta los adultos jugaban a esconderse. Él capto mis inocentes pensamientos y se acercó… fue la primera vez que vi esos ojos dorados y me perdí en ellos.

Me observó largo rato y se sentó a mi lado, le extendí un puñado de piedritas y arrojé una para que él hiciera lo mismo, así permanecimos sin hablar un tiempo, de pronto volteé a verlo y me di cuenta de que no sabía cómo se llamaba mi nuevo amigo,

- ¿Cómo te llamas?

Él volteo a verme con extrañeza y sorpresa, creo que hacía mucho tiempo que no le preguntaban su nombre.

-Seshomaru Taisho- respondió

-Mucho gusto el mío es Aome- y le estreche la mano del mismo modo que hacían los adultos; sentí su fría mano abrazar la mía, me sorprendí, era muy fría en realidad. Saque un pequeño pañuelo azul para cubrir sus manos.

-¡Te vas a enfermar, tienes las manos frías!

Él sonrió por primera vez en años, tomo el pañuelo y lo envolvió en su mano.

-Gracias.

-De nada… bueno tengo que irme.

-Adiós Aome.

-Adiós Seshomaru.

Me levante y caminé por la orilla hasta llegar a unas piedras que parecían un puente natural y me perdí en la noche. Nunca me di cuenta de que me siguió hasta mi casa – una pequeña cabaña en el bosque. Cuando entré mi padre había despertado y bebía de nuevo, pase de largo sin tomarle mucha importancia, siempre bebía, pero el destino quiso que ese día se pusiera más violento de lo acostumbrado. Entro en la única habitación de la cabaña, me tomó del brazo y me arrastró hasta que quedé frente al fuego, sus ojos centelleaban de odio y dolor.

-¡Tú, maldita, tú la mataste!

De pronto sentí su mano que se estrellaba en mi rostro, ardor, calor, dolor y sangre brotaron de mi boca y nariz; estallé en llanto y traté de zafarme, grité, supliqué, de pronto volví a sentir su mano estrellarse de nuevo en mi rostro… sangre de nuevo… obscuridad, silencio, algo se rompía, pero ya no sentía dolor, mi madre me observaba de lejos.

Cuando desperté, vi el rostro de Seshomaru, me tenía entre sus brazos, comencé a llorar de nuevo, la cara me dolía al igual que los brazos; él me apretó contra su pecho muy suavemente para no lastimarme, trató de calmarme.

-Tranquila Aome, ya estás a salvo.

El sueño me venció, el cansancio y el dolor contribuyeron. Cuando volví a despertar, me encontraba en una gran habitación, la cama tenía un dosel y una cortina blanca, los cuadros de las paredes estaban enmarcados en dorado, el papel tapiz de flores hacían el efecto de un gran jardín encantado, me incorporé y Seshomaru estaba sentado a mi lado, en un sillón de terciopelo rojo; al lado de la cama había una mesita con unas velas para iluminar la habitación, al ver que despertaba se acercó y me sonrió,

-¿Cómo te sientes pequeña?

-Mejor ya casi no me duele.

Me lleve las manos a la cara y toque mi labio hinchado, al igual que mis pómulos, y el ojo derecho lo sentía un poco pequeño.

-¡No te toques!, puede infectarse, eso fue lo que dijo el médico.

-¿Dónde estoy?

-En mi casa dormiste mucho tiempo, el médico te curó, ya no hay nada que temer.

Escuche sus palabras, pero de nuevo el sueño vino a mí, aunque no tenía la menor idea de que había pasado con mi padre, dormí tranquila, y a partir de ese momento mi vida ya no sería la misma.

continuara...

Espero que si les guste este primer capitulo, espero sus reviews para saber si la cantinuo o de plano la corto aqui, pero ojala les guste.